Capítulo 18 "Cielo lúgubre y Tierra seca"
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ANTIGUAS Y NUEVAS ESTRELLAS
Capítulo 18 "Cielo lúgubre y Tierra seca"
—¿Kirito—kun?... —le colocó ambas manos sobre las rodillas.
Durante la pesadilla... las ramas del retoño se activaron de una manera monstruosa... y me di cuenta... que aunque PoH lo estuviera manejando... todo ese horror provenía de mí... de mi necesidad de saber y entender el misterio de ese árbol que me asfixiaba... porque estaba seguro que solo esa persona podía haberlo regresado a la vida... al tener un Release Recollection parecido al mío.
—¿Esa persona?... —bajó la mirada ante él, entendiendo con su mención de lo que hablaba.
—Te pedí por favor que no te acercaras a él...
Sus manos apoyadas en las rodillas de su amado, de retiraron.
—Kirito—kun... ya hemos hablado de esto... él no es una mala persona... y yo... necesito entender su presencia en este mundo. —No entendía aquella terrible opresión en el pecho al mencionarlo, no se trataba de ninguna persona ajena a ellos y su voluntad... aunque como Caballero de la integridad estuviera acostumbrado a seguir las órdenes directas dadas por Administrator... ¿Cómo hacerle entender que simplemente no podía retirarse porque se trataba de él mismo?...
—¿En verdad eso es lo que piensas?... —se levantó con cuidado de su herida de la cama y caminó hacia la ventana en pasos cortos, asomándose al balcón para entonces entrecerrar los ojos. El viento le pegaba directamente en la cara sacudiendo sus cabellos, mismos que se mecían a cierta distancia sobre el piso de hierba junto a la capa oscura que ondeaba con la brisa.
Cual lo hubiera sentido, acudió a su encuentro, encontrando al caballero observándolo.
—¿Qué haces? Puedes lastimarte... —llegó en su ayuda a mantenerse en pie, su amada, notando entonces lo que su amado había salido a mostrarle. —¿Qué hace aquí?...
—Dudo mucho que se haya movido de aquí en toda la noche... me da la impresión... —apretó los dientes, negándose a si mismo la teoría fraguada.
—¿Qué cosa?...
—¿Podría él tener algo que ver con lo que está pasando?... ¿Acaso no es solo una especie de copia sin recuerdos?...
La frialdad con que describió al de armaduras oscuras, la hizo observarlo extrañada. ¿Por qué?... Si él amaba y respetaba toda forma de vida, natural o no... —No me gusta que hables así... tú no eres así...
—Es que yo... aún no comprendo muchas cosas... —se disculpó, pero sin retirar sus palabras y colocó las manos en la baranda de mármol.
Lo habían hablado desde hace mucho tiempo atrás cuando en su sorpresa, la reina descubrió la identidad del Caballero de la integridad número 33 y tras el despertar de su amado por la imposición de la campana de Stacia se lo mencionó, aquel ser le había ayudado en todo, hasta un punto del camino en que terminó por desaparecer, pero sin tener la menor idea de cómo había logrado ingresar dentro de su mente y apoderado de su cuerpo en ciertos momentos. La idea lo repudió, pensar que la había obligado a depender de esa otra persona tan extraña y cuya procedencia desconocía... y más aún en aquel estado tan vulnerable en que se encontraba su cuerpo era inconcebible. Pero le debía la vida... por lo que tenía una deuda que saldar con él. Sin embargo, sus asuntos no tenían por qué envolver a su esposa.
¿Qué quería con ella?... ¿Estaba en riesgo su seguridad?... ¿Y si todo era una trampa?...
El elemento Aerial lo envolvió en un reflejo verde luminoso despegándolo del suelo sin apartarle la mirada al otro de cabellos negros.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó con suma seriedad desde las alturas.
—Tengo... dos mensajes. —La pose de batalla se hizo presente en su figura ante la rudeza de la mirada del rey que poco a poco descendió hasta pararse frente a él. Era la primera vez que lo veía tan de cerca, tragó duro al verlo tan idéntico a él.
Mientras la reina al ver la reunión inesperada en el jardín corrió hacia adentro para bajar por las escaleras.
—¿Mensajes de quién?... No hay nadie en Underworld con el que pudieras haberte aliado con quien me interesara hablar. —Sentía que sus palabras se extralimitaban, por supuesto que siempre dejaría una puerta abierta, pero los nobles habían insistido tanto en su desacuerdo y él al estar de su lado en la incentivación contra el reinado, parecía ilógico trajera cualquier cosa importante.
—Dice que su nombre es Eugeo... —el movimiento de sus labios con el pronunciar de aquel nombre pareció lento ante la mirada azul acerada, que cual puñalada inesperada, terminó por exhalar el poco aire que retenía y sujetarse la costilla al sentir la afectación.
La reina que llegó al jardín en el instante de la mención logró ver como la espalda de su amado que se había levemente inclinado hacia adelante, volvía a erguirse.
—Que bajo... —sonrió tratando de permanecer altivo. —¿Quién te crees al venir ante mí con semejante invento? ¿Crees que venir a calumniar con el nombre de mi amigo es gracioso?
—No sé si es su amigo o no, no sé tampoco quién sea él... lo único que puedo asegurar es que siempre que lo necesito está ahí... y sus palabras esta vez... fueron las siguientes "Stay cool"
—¡Infeliz! —poco importó el dolor en el momento que sus ánimos lo dominaron, recorriendo la distancia que los separaba y tomándolo por el cuello de la túnica lo observó con las intensiones de golpearlo retenidas en sus dientes apretados.
—¿Por qué no lo hace?... —preguntó con estoicismo, provocando al rey que lo soltara. Era verdad... escuchar aquel nombre sin duda lo descontroló, pero había algo... por ínfimo que fuera, una pequeña luz de esperanza que sus palabras fueran reales, y debía descartarlo.
Al verlos separarse, Asuna suspiró. No estaba segura de que forma debía intervenir.
—Fue hace cinco años... —empezó su explicación, cuando desperté... del ritual de la imposición de la campana de protección de la diosa de la vida y la creación. —Miró entonces hacia su diosa, reverenciándola al colocarse de rodillas con el rozar de la tela oscura a sus espaldas contra el pasto.
El rey estelar pareció querer mencionar palabra, pero se abstuvo, observándolo, arrodillado hacia su mujer. Acto que día a día observaba millones de veces, porque para aquel mundo ella era sagrada y había aprendido a que sus vidas de ahí en más serían así... una diosa y un rey que tomados de la mano sacarían ese mundo adelante, sin embargo... verse en un reflejo como tal era demasiado extraño, pero debía comprender que ese ser... en verdad se pensaba un caballero de la integridad, por lo que lo respetó.
—Me encontraba tan débil y herido que la persona que me cuidaba decidió hacerse cargo de mí esos días... gracias a que ese hombre intercedió en mí. Dijo que el nombre de la mujer era Tieze y el hijo que llevaba en su vientre era suyo.
La noticia no sorprendió a ninguno, estaban conscientes del hijo que dejó aquel caballero de hielo. Procurándolos a él y a su madre desde la corte como su familia, pero lo que no tenía idea es que mantuviera contacto con el Caballero de la integridad número 33. ¿Por qué Tieze nunca se lo mencionó?...
—¿Y dices... que él te habla? —Llegó a pararse al lado de su amado, la diosa y colocándole la mano sobre la espalda baja, lo miró, cual buscara su complicidad a su intromisión a la plática a lo que su rey asintió.
—Desde esa vez... llegué a pensar que era una especie de maleficio... uno de los fantasmas que vivían en la mente del rey que se había escapado y venido conmigo... pero su presencia es tan cálida y dulce... que no es posible sea un demonio.
¿Acaso era posible?... ¿Junto a la copia de su ser... se hubiera transferido también la copia de las memorias de su amigo que anidaban en su mente?... —El rey sintió le faltaba el aire de imaginarlo. Se había despedido de él aquella vez... un poco más de cinco años atrás cuando con su ayuda logró derrotar a aquel ángel asimilador de almas... Y desde entonces lo llevaba en el corazón como parte de lo que él mismo significaba, sus memorias estampadas en su ser como el tiempo de su juventud que junto a su mejor amigo pasó por tanto...
Pero estaba muerto...
Lo había dejado descansar... finalmente, después de llorarlo tanto.
Y de nuevo estaba presente... con aquel mensaje que solo podía venir de él... ¿Acaso Eugeo tenía idea de lo que estaba sucediendo?... ¿De la cantidad de problemas con los que lidiaba día a día?... ¿De que PoH había regresado?...
Un Stay cool como un mantra de la seguridad que todo estaría bien si así se lo proponía.
—Gracias... —mencionó con simpleza el rey a pesar de que su interior se había revuelto con la noticia. Y Tras un suspiro prosiguió. —¿Y el segundo mensaje?...
Con la pregunta que fue abordado, bajó levemente la mirada para levantarla entonces hacia la reina, actitud que el rey notó.
—¿Qué sucede?
—Debe... proteger a la Diosa...
Ante su advertencia, no pasó un segundo cuando el rey yacía con la mano alzada al llamar a su espada con el poder de la encarnación que en un parpadeo, estuvo empuñada en su derecha.
—No soy yo al que debe de temer...
—No te tengo miedo...
—Lo que quiero decir... es que jamás levantaría la espada contra Mi Diosa... ella lo sabe...
—¡¿Tu diosa?!
—¡Kirito—kun, basta! —detuvo la repartición de frases que para ella no tenían sentido. Era ridículo que se enfrentaran, aunque fuera verbalmente entre ellos. Pero el recuerdo de lo que había ocurrido minutos antes en su alcoba al llamarla de tal forma, yacía en la mente de su esposo.
Aún así la respetó y bajó la espada.
—¿A qué te refieres con eso? ¿Hay alguno de los nobles amenazándonos? ¿Has escuchado algo?... —prosiguió la reina hacia el caballero.
—No estoy seguro de eso... lo lamento tanto Mi Diosa... —la reverenció en disculpa. —Pero el informante... dijo que, aunque el objetivo del ataque era el rey... lo más importante era proteger a la Diosa...
—¡¿Ataque?! —preguntaron ambas majestades a la vez.
—¿Quién demonios te dijo eso?... ¡Si es verdad que estás del lado de la diosa habla ahora!
—No pude ver su rostro... Pero era un hombre que parecía entender a la perfección lo que estaba ocurriendo o más bien... lo que estaba por ocurrir... dijo que el rey debía recordar su infancia en Rulid y proteger a la Diosa, señora de todos nosotros.
—Eso no tiene ningún sentido... —frunció el entrecejo el espadachín negro.
—Tal vez... si lo tenga, Kirito—kun... —lo tomó de la mano su esposa. Por lo que ambos de cabello oscuro pusieron su atención en ella.
—¿Por qué lo dices?... —preguntó con suavidad su amado, pero sin perder la rudeza de su expresión alerta.
—Es por lo ocurrido ayer... hice la inspección en la zona alta... pero los sembradíos empezaron a reportar problemas cerca de la Sierra Fronteriza... por lo que fui al Dark Territory... —sus manos se apretaron más por lo que estaba por rebelarle. —No había tenido oportunidad de mencionártelo...
—¿Qué sucede, Asuna?...
—Todo provenía del pequeño árbol del demonio...
—¿Qué?... Pero... ¿Tenía algún cambio o algo por el estilo?...
—En realidad... bueno, sabes bien que las tierras rojas son infértiles... pero se observaban aún más resecas... y el árbol... parecía... —al recordar la vivencia se soltó de la mano de su amado para llevarse ambas al rostro a cubrir la mirada.
—Por favor... dime qué sucedió ahí... ¿te acercaste?... —la volteó hacia él, el rey, mientras el caballero observaba incrédulo.
—Lo toqué... era como si... no pudiera controlar el deseo de mi mano por poner la mano sobre la corteza... —le mostró la mano entre temblores.
—Tranquila... —la atrajo hacia su pecho en un abrazo protector a pesar del dolor de sus propias injurias, solo deseaba brindarle el apoyo que necesitaba.
—Escuché su voz... se reía de mí... pude sentir como su odio recorría el lugar... —mencionó contra la tela del pecho de su amado, quien le acarició el cabello para entonces levantar la mirada y encontrarse con la del mismo tono del caballero del cielo lúgubre, cual se formara una unión tácita por acabar con aquello que la había aterrado de tal forma.
—Un leñador... a eso se refería esa persona... —mencionó el rey, separando a su amada para que lo viera. —El intento de talar el cedro Gigas... ahora renace como la necesidad de talar ese árbol maldito...
—¿Talar?... —la esperanza renació en los ojos avellana de la reina. Era obvio... para deshacerse de un árbol, lo que debe hacerse es talarlo.
—Sí... —sonrió con la confianza que aquel momento ameritaba.
Compartió el apoyo con su amado, para entonces buscar la faz del caballero mensajero. —No podemos dar parte a la armada...
—Es verdad... a pesar que muchas personas conocen de un caballero de armadura negra que ronda por las cercanías y causa revuelos... nadie ha visto jamás su identidad... —comprendió el rey la petición de su amada, sugerencia tácita de que fueran a aquel lugar los tres. —Además no quiero preocupar a Liena—senpai ni a los demás...
—¿Están seguros?... —los observó enceguecido con la profundidad de su espíritu, juntos parecían ser más fuertes que un muro. Después de todo se trataba de los reyes... algo dentro de su pecho se apretó al pensarlo, cual la fuerza del ejercito y el mundo entero yaciera tras ellos sin necesidad de verlos físicamente ahí. Por un momento se sintió fuera de lugar.
.
La idea de pisar el territorio oscuro le parecía repugnante, debido a las leyes que prohibían los enfrentamientos entre el Imperio Humano y los habitantes de aquellas tierras rojizas. Aún no comprendía cómo se planeaba poder convivir con semejantes criaturas... y más aun con la evidencia frente a sus narices de la maldad impuesta por aquel árbol al que se dirigían a destruir.
Pero ellos parecían tan tranquilos que no podía sino desviar la mirada por la ventana de aquel carruaje que los acercaba cada vez más a la frontera.
Perdido en sus pensamientos durante el trayecto, terminó por encontrarse con la mirada de la diosa que había estado pronunciando su nombre por algunos segundos, indicándole que estaban próximos a llegar.
—¡Kirito! —sus orbes de cristal azulino se posaron en ella, aquel llamado, aunque fuera el nombre que se le había brindado al ser clamado a ese mundo, en los labios de la reina se sentía tan distante.
—Señora...
—Estamos por llegar... —con el gesto de sus manos en señal que debía cubrirse con la capucha, así lo hizo. Para entonces poner las botas en el piso, siguiendo el andar de los reyes estelares.
A pesar de que la luminosidad de la Diosa Solus alimentaba con gran fuerza aquellas ramas, muy poca vegetación se observaba a los alrededores, solo aquel árbol retorcido yacía erguido en medio de todo.
Los recursos de muerte que lo rodeaban eran abismales.
—¿Por qué Iskahn no nos ha dicho nada al respecto de esto?... —caminó sobre aquella tierra áspera el rey, acercándose rápidamente hacia el árbol oscuro.
—Muy probablemente ni él esté consciente de esto... apenas ayer estuve aquí no lucía de esta manera... es como si se hubiera complicado exponencialmente en tan solo unas horas. —mencionó su amada, caminando tras él.
—Este árbol... es... una terrible concentración de energía maligna... no creo que sea conveniente que se acerque más Mi Diosa... —al escuchar la advertencia la reina se detuvo, pero al encontrar su mirada con la del caballero en ella no había más que paz.
—Lo que mencionas es cierto... pero hay algo importante que dejas de lado... y es posible que nosotros lo hayamos pasado de largo también y es que esto es nuestra obligación, pero no la tuya... Perdónanos por haber dispuesto de ti de esta forma.
—Por favor no me mal entienda... toda esta preocupación es precisamente porque soy su más fiel seguidor... se lo dije antes, el último en pie seré yo... porque mi pecho será el escudo que la guarde y es mi obligación advertirle... por favor observe...
Tomó los lados de la capa que cubría su armadura oscura que para el momento de develarse ante los monarcas parecía haber cobrado vida, cual un sin límite de recursos de oscuridad circularan por ella que los absorbía, reflejado en el rostro del caballero que tuvo que sacar su espada y apuntándola con fuerza al suelo la enterró para poder sostenerse.
—¡¿Qué es eso?! —corrió en su auxilio la reina, mientras que el Star King la observó desde la distancia al entrecerrar sus ojos, todo ante él parecía cobrar un nuevo sentido, los recursos que flotaban en el ambiente eran atraídos por el árbol y procuraban su bienestar, pero al encontrarse con otro ser que acarreaba los mismos era posible que se debilitara... pero no podía depender del Caballero de la integridad número 33 para lograrlo... En primera... ¿Por qué su armadura actuaba como un objeto divino?... Tal vez la respuesta se encontraba dentro de él mismo, después de todo era una copia suya, ¿no?...
La diosa había corrido hasta alcanzarlo y sacándole la capucha lo despejó, cual su energía estuviera siendo drenada, pero sin intenciones de separarse de ella.
—¿Qué está sucediendo?... —buscó su mirada baja, mientras el pequeño recuerdo de su recién visita el día anterior acudía a su mente como un complemento a la vivencia. Tras utilizar su Release Recollection en volver a la vida a sus cielos de diamantina... ¿por qué no le prestó atención entonces?... la armadura del caballero había reaccionado de la misma manera, absorbiendo los recursos de muerte...
—Es la bendición con que fui convocado a este mundo... Stacia—sama...
—¿Bendición?... ¿Qué clase de bendición es esta que te deja tan mal?...
—El cielo lúgubre... el firmamento repleto de oscuridad... pero no lo considere un castigo... la divinidad de estas ropas de caballero yace en su poder para concentrar los recursos malignos a los alrededores... despojar de la oscuridad a todo lo que le rodea... ser el yugo que cargue con ella, y la transforme en luz como lo que soy... Un caballero de la integridad...
—Debes... ¡Debes salir de este lugar ahora mismo! —buscó levantarlo por el brazo.
—No me iré sin usted...
La diosa al escucharlo volteó hacia su amado rey, en busca de su opinión, encontrándolo respirando con profundidad para entonces exhalar. Antes de partir había recibido dos mensajes... que debía seguir y tal vez era el momento oportuno para ambos, deshacerse de aquel árbol y permanecer fresco ante la situación por muy perturbadora que pareciera.
—El caballero del cielo lúgubre no está aquí de casualidad... esa persona... contactó con él para darnos su mensaje porque... entendía lo que iba a suceder... o al menos esa es la impresión que todo esto me da... —se había acercado poco a poco hasta quedar junto a ellos.
—¿A qué te refieres, Kirito—kun?...
—A... que si su armadura es capaz de absorber los recursos de oscuridad... lo que tenemos que hacer es brindarle la suficiente durabilidad para poder absorber lo más posible y despejar la zona... para cuando llegue el momento de talar el cedro, no se disperse como miasma.
—Como una cadena... —lo comprendió su amada.
—Exactamente... pero solo de dos eslabones —la sonrisa juguetona de siempre se traslapó a la decisión de un rey por el bienestar de su pueblo, dejándola con el sentimiento de exclusión palpitante.
—¿Y... eso quiere decir?... —preguntó sin protestar, pero tratando de encontrar su lugar en el plan a lo que su amado sonrió.
—Que cuando el árbol esté talado, utilizarás la manipulación de terreno para separar la tierra y deshacernos de las raíces.
—Entendido. —mencionó cómplice.
—¿Tú estás de acuerdo?... —la mirada del rey buscó la del caballero que terminó por tenderle la mano.
—Haré lo que sea por la Diosa...
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Cual la predicción se hubiera realizado a la perfección la cadena de poder que se formó, brillaba en la oscuridad disipándose en partículas luminosas, oscuridad purificada en recursos de vida que cual diminutas estrellas volaban entre los dos de caballos oscuros. El caballero Kirito Synthesis Thirty Three con la mano sobre el cedro y el Star King con ambas manos extendidas al caballero conduciendo el conjuro de sistema de transmisión de durabilidad de la unidad al siguiente.
Mientras la diosa esperaba su turno desde más atrás, esperando con su brazo extendido para actuar en el momento preciso, cuando una vez más la velocidad de sus movimientos pareció ralentizarse... tal como en el último y terrorífico sueño.
—¿Qué están haciendo... Destello?... —No.... ¡No de nuevo! La voz de Vassago inundó el ambiente a los alrededores de la reina. —¿Acaso creen que con solo eliminar unos pocos recursos podrán contra mí?... ¡¿TAN IDIOTA ME CREE BLACKY QUE USA EL MISMO TRUCO BARATO?!
—¡Kiriiiiito—kuun! —trató de expresar con el temblor de su voz, pero sus palabras no sonaban.
—Gracias por traerlo hasta aquí... ja ja... ¡JA JA JA JA JA! ¡NO IMPORTA CUANTOS RECURSOS ELIMINEN SI EL MÁS IMPORTANTE YO! ¡YO VIVO EN ÉL! Es mío... y voy a procurar que así lo sienta...
Con la mención tensora de su declaración la tierra a los alrededores del árbol pareció cambiar de consistencia, que cual arena movediza engulló a los dos cercanos al cedro, separándolos, envolviendo de inmediato al rey entre lianas y atrayéndolo hacia el interior de la tierra y empujando al caballero en dirección contraria.
—¡NOOOOOOOO! —gritó con la preocupación atravesando las barreras impuestas por el poder de PoH y corriendo para acercarse comandó con el himno de aurora la separación de la tierra para sacar de la misma a su amado, pero no estaba... por lo que volvió a hacerlo levantando la tierra en dirección contraria, encontrando solamente la tierra roja revuelta en la oscuridad. —¡¿Kirito—kun?! —volvió a mover las capas de tierra.
Y una vez más... y otra más, hasta que su cabeza la llevó a desistir por un segundo, pero volvió a hacerlo, cual el coro de aurora sonara una y otra vez sin parar.
—¡Mi Diosa! ¡Ya basta! —la abrazó por la espalda el caballero, apretándola contra su pecho en medio de la locura que la bañó de tierra e inundó su rostro en lágrimas de desesperación.
—¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está Kirito—kun?! —gritó al desgarrarse la garganta.
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Continuará...
Dios... esta idea me va a terminar matando... pero moría por ponerme manos a la obra con ella, mi idea era darle la importancia que se merece a la diosa en este arco que como siempre en un escrito mío será ella la que tenga que sufrir por su princeso xD jajaja amo poner en situaciones tan fuertes a Kiri, gomen.
Y pues... ella es tan fuerte y luchadora, tan linda y tan buena que le debía pasar por algo como esto (nuevamente) para demostrar su valía y por qué adoro el KiriAsu.
Estoy muy emocionada con esto!!!
Dedicado al cumple de Asuna!!! (Pensé que no podría traerlo).
Gracias por todo geme!!!
Gracias por leer!!!!
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