Capítulo 14 "Pan, crema y pecado"

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ANTIGUAS Y NUEVAS ESTRELLAS

Capítulo 14 "Pan, crema y pecado"

Sus pasos disminuyeron la velocidad al llegar al lugar que con desesperación deseaba alcanzar, los jardines traseros de la Catedral... su árbol de Glicinas... el que con tanta dedicación y esperanza había cuidado en su crecimiento para cerciorarse que podría ayudar a su amado a controlar aquellos sueños turbulentos, estaba marchito... su árbol que asemejaba a un cielo de diamantina púrpura... su sombra a la cual se entregaron aquel día... ahora no eran más que estrellas sin brillo en el suelo.

No podía más que dejar correr las lágrimas. ¿Qué estaba pasando?... calló de rodillas ante la desgracia.

Sin notar como desde metros atrás... la capa oscura de un caballero ondeaba, mientras la observaba. ¿Debía intervenir?... Si de solo observar el árbol caído sentía el mismo dolor en el pecho que ella... a pesar de que se tratara de una vivencia que sabía no le pertenecía... pero que sentía tan suya como su mismo respirar.

Sus cejas temblaban en indecisión. Esa tarde en medio de sus recorridos entre los nobles, había terminado pasando por la panadería, el olor le resultaba tan atrayente que su cuerpo solo se movió en la dirección de la misma Y estaba ahí, ahora... con la bolsa de pan de miel que había comprado para ella, sin saber el por qué.

Cada paso que daba la recordaba... cada cosa que hacía la evocada en su mente como la paz que lo invadía al recibir el roce del viento sobre el rostro. Más temprano había conseguido una botella de crema que podía perder pronto su durabilidad... y solo había gastado sus monedas pensando en ella... ¿Por qué?... ¡¿Por qué?!

Sus párpados se juntaron con fuerza, en un inicio su encarnación había atentado contra si mismo varias veces... desde aquel ritual de imposición de la Campana de la Diosa de la Vida y la Creación donde se sentía un ser indigno y falto a su propio juramento de proteger y servir ante todo a su Diosa por empezar a desearla... pero era imposible no pensarlo... y al tratar de dormir... en algunas ocasiones... en lugar de conciliar el sueño terminaba envuelto en su calor...

Pecador... maldito pecador...

Las marcas que se infligiera a si mismo, poco representaban al lado de la marca que sus encuentros dejaba grabado a fuego en su corazón.

Ya no importaba más...

La protegería como era su deber... aunque el simple hecho de tenerla frente a él le hiciera sentir el pecho se le partiera en dos. Porque ella era lo único que tenía en realidad... y ese pensamiento jamás lo abandonó.

Dolía... dolía demasiado...

Pero era peor la sola idea de no estar en su presencia nunca más...

Por lo que caminó hacia ella en un impulso. Al alcanzarla colocó la bolsa que llevaba en el piso.

Su Diosa yacía arrodillada en el pasto, sin levantar el rostro, con las manos estrujadas contra su pecho, demasiado dolida. Por lo que al alcanzarla, simplemente se paró a su lado, llamando su atención el par de botas negras que yacieron a su lado en ese instante, mientras el viento soplaba con fuerza desde el frente, obligándola a levantar la vista hacia donde una vez estuvo su árbol de diamante.

—Release... recollection... —pronunció con suavidad el caballero. Mientras los ojos coloridos cual miel, observaban con el aliento retenido el árbol levantándose entre los escombros, brillante como sus hojas purpurinas hasta recobrar su silueta acostumbrada, para entonces explotar en destellos que cual fuegos artificiales se transformaron en corrientes de luz que volaron en oscilación hacia la espada del cielo lúgubre. Sin lugar a dudas... no era la primera vez que observaba un fenómeno como tal... pero era diferente... ¿Qué había hecho?

Su pregunta estaba reflejada en su mirada que lo buscó en señal de necesitar una explicación. Por lo que el caballero como en muy pocas ocasiones, sonrió para ella, mientras los destellos del árbol relucían en su espada.

—Mi Hechizo de control absoluto... permite la recolección de recursos de recuerdos... siempre y cuando el objeto al que esté dirigido cuente con una cantidad importante de ellos... —tendió la mano para que ella hiciera lo mismo para él, a lo que ella no pudo más que acceder al necesitar terminar aquella demostración de poder que no comprendía del todo.

Una vez el de cabellos negros recibió la mano de la diosa la volteó para exponer su palma, elevó entonces su brazo derecho y terminó por colocar la punta de la espada sobre la mano de Asuna, quien lo la quitó, esperando.

Mientras la maravilla se apoderó de su expresión al ver como un pequeño retoño crecía en el aire sobre su mano, verde y brillante, recordándole al botón que sembró la primera vez.

—Este árbol no solo almacena sus recuerdos mi Diosa... sino que tiene los propios... la ama tanto como usted a él... está dispuesto a volver a crecer... este donde esté... aunque no sea esta su tierra... —el dolor en el pecho y las lágrimas por poco lo doblegan, pero no pudo más que sonreírle a su deidad al verla lagrimear de felicidad ante él. No tenía idea por qué aquellas palabras... aquel momento llenaran de nostalgia su corazón al punto de hacerlo derramar sus propias lágrimas... pero nada importaba con tal de verla tan hermosa y esperanzada ante él.

—Gr...acias... Gracias... —cerró los ojos con fuerza, llevando la pequeña rama contra su pecho.

—Es un placer poder servirla, Mi Diosa... —mencionó con una sonrisa tranquila para ella, al verla no podía evitar expresar su sentir... aunque a la vez tuviera que ocultar la condición de la ejecución de su hechizo de control absoluto, notándose en la opaca oscuridad que recorrió por segundos su armadura.

—¿Pero, qué haces aquí?... —preguntó buscando sus ojos acerados con aquel sutil color azul que tanto adoraba observar en su amado.

—Es que... —¿Qué pasaba? ¿Por qué no podía responder? Sentía la cara caliente y cual el aire le faltara. Quería decirle una mentira, pero no podía engañar a su Diosa. —Hoy compré crema y pan para usted...

—¿Qué?... —preguntó sin poder controlar la sonrisa que se formó en su rostro. No pudo evitar pensar que en verdad eran iguales... debía descubrir la conexión que los unía... en tantos años no había podido reunir la información que necesitaba... viéndolo tan esporádicamente... pero su sonrisa... su mirada esperanzada... era tan de su Kirito.

—Tome... recíbalos por favor... tenían ambos un olor y apariencia muy agradable. El pan está recién hecho, aún incluso caliente. —Sonrió agradecido al tocar la bolsa de que así fuera. —La crema tendría que revisar su durabilidad mi Diosa... ya tiene algunas horas.

—Gracias.... —Las tomó y acercó a sus rodillas sin soltar la planta. —Gracias por todo... pero... sabes que no debes estar aquí...

—Sí... el Rey o alguna autoridad del ejército del Imperio podría notar mi presencia... lo sé. Pero siempre debo cerciorarme de su bienestar... usted sabe que, aunque se encuentre con estas personas, su seguidor más incondicional soy yo. —se puso en pie.

—Gracias... —se limpió las lágrimas rezagadas, al verla el caballero sintió el impulso por colocar su mano en la mejilla de la diosa para dispersar aquellas saladas con su dedo y levantó la mano hacia ella, pero se detuvo al caer en cuenta de lo que estaba por hacer. No podía tocarla... no como lo hacía en sus sueños... no como lo deseaba.

Retrajo la mano y la reverenció.

—A su servicio, Mi Diosa. —Terminó por marcharse, prácticamente desapareciendo de la vista cercana de la vista como deidad.

—Pan y crema... —aunque sonrió... no entendía que podía hacer por él... ¿Qué era él?... Había sido el único que cinco años atrás pudo ayudarle a no perder a su amado en la colocación de su protección divina... porque pudo entrar en él... como él... ¿Era alguna especie de copia?...

Según entendía hasta el momento los caballeros de la integridad eran personas comunes... aldeanos que habían sido secuestrados y con la imposición de un módulo de obediencia en su recuerdo más preciado, eran controlados por Administrator... que su amado y Eugeo habían descubierto tal mecanismo al pelear con uno de ellos al escapar de prisión... confirmado después...

¿Entonces cómo?...

¿Por qué había en ese mundo un Integrity Knight llamado Kirito Synthesis Thirty Three? Si su amado... su rey estaba junto a ella...

Tomo sus pertenencias recién adquiridas y se encaminó dentro de la torre.

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Al entrar notó un poco de revuelo entre los colaboradores. Las puertas de la sala de reuniones yacían cerradas por lo que se detuvo unos segundos ante ella. El rey le había mencionado que no era necesario que se preocupara por eso, que podía controlarlo solo, por eso se habían divido las actividades y ella pasó el día entero en los terrenos, se sentía cansada y sucia, tal vez lo mejor si era retornar a su habitación como él se lo planteó. Debía pensar en como mencionar lo que vivió en las tierras más allá de la Sierra Fronteriza... PoH... le había hablado.

Se sentó sobre la cama y sostuvo entre sus manos el retoño de su árbol. —Tal vez... si estás más cerca de nosotros... —lo pensó en un pequeño árbol dentro de una maseta y sonrió, mientras se recostaba sobre la cama, observándolo.

—Eres como un bebé de nuevo... no permitiré que vuelva a alcanzarte... ni a ti... ni a ninguno de nosotros... —la imagen de su amado acudió a su mente mientras se llevaba una mano al vientre. Pero la sensación que le erizaba los bellos casi imperceptibles de sus brazos perduraba.

—Deees...tee...llo... ja, .... JA, JA, JA, JA...

Suspiró tratando de tranquilizarse, no podía dejarse llevar, se acomodó un poco más, mientras cerraba los ojos exhausta.

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Cuando el Rey estelar entró a la habitación se sacó la gabardina bastante estresado, quizás hasta molesto por los resultados de siempre, cuando al voltear de la percha, observó a su reina dormida sobre la cama apenas se sentó, hipótesis que se formó al verla con los zapatos puestos y la ropa imperial aún en su cuerpo, mientras junto a ella una bolsa de pan de miel, un tarro sellado de crema y una ramita brillante.

—¿Asuna?... —preguntó suave desde la distancia, para acercarse con suavidad, notando entonces el detalle de su mano extendida sobre su pequeño vientre plano, sintió un leve cosquilleo en el pecho y suspiró al recordar que esperaban a su hijo... a veces entre todo el ajetreo de Underworld se sumía tanto en sus ocupaciones que por momentos se olvidaba de pensar en lo verdaderamente importante.

Se acercó a ella y agachándose a su lado le colocó la cabeza sobre el abdomen, mientras cerraba los ojos, tal vez... era demasiado temprano para buscar algún indicio de vida en su interior, más allá de saber que existía... más allá del sin fin de cambios que lo delataban entre ellos como pareja... pero la idea de saber que estaba ahí... era tan abrumadora como hermosa. Jamás se había detenido a pensar en el hecho de un día poder ver embarazada a su esposa, sonrió al pensar que por fin tenían una vida que podrían compartir como siempre lo desearon.

Estaba embelesado en sus pensamientos, cuando escuchó un ruido en su interior, alertándolo, seguido del movimiento del despertar de ella.

—¡¿Asuna?! ¡¿Lo escuchaste?! ¡El bebé! ¡Hizo Grrrrr!

—¡AHHHHHHHHH! —gritó enrojecida y levantándolo de ella, se sentó, llevándose ambas manos al estómago. —Eso fue... yo... ¡Yo! —cerró con fuerza los ojos.

—¡¿Qué?! ¿Hay algo mal?... ¡La partera!

—¡Kirito—kun! ¡Es hambre! ¡TENGO MUCHA HAMBRE! —gritó sonrojada al punto de ver palidecer a su amado, cuando se levantó y corrió a encerrarse al cuarto de baño.

—¿Hambre?... —rio a carcajadas de pensar en lo tonto que debió verse ante ella. —Asuna, ven acá... —la persiguió.

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—Baka... —cortó una bolita de pan y se le tiró al rostro. Una vez regresaron a sentarse sobre la cama.

—Eso es Vicecomandante... gríteme... pégueme... pero no me deje...

—¡Ya! Eres un tonto... —no podía levantar el rostro hacia él aún enterrada en la vergüenza.

—Es verdad... fui muy idiota al confundir tu hambre con el bebé... pero Asuna... si tienes hambre puedo ir por algo... o si gustas bajemos a cenar... o... —Miró el pan de miel a esas alturas ya bastante frío. —¿Querías comer esto?... es delicioso la verdad. —Sonrió al tomar la bolsa. —Aunque pensaba que el de los antojos era yo...

—Sí... esta tarde... me encontré con alguien que me los regaló...

—Si es así ahora... ¿Te imaginas cuando los aldeanos sepan del bebé?... todos querrán llenarte de regalos.

—¿Tú crees?... ¿Crees que les de gusto ver que tendremos un hijo?... —bajó la mirada hacia su vientre al mencionarlo, encontrándose con la mano de su amado en el lugar.

—Lo he pensado... y creo que habrá de todo un poco... pero no debes preocuparte por eso... yo daría mi vida antes de que algo les sucediera a alguno de ustedes...

—No... no me gusta eso... no digas eso... —buscó colocar su mano sobre la de él, que al sentirla la tomó entre la suya.

—Todo estará bien...

—Sí... ¿Sabes?... creo que dentro de poco empezará a notarse y eso me tiene un poco nerviosa, porque siento como... llenito aquí... no sé cómo explicarlo. —Sonrió emocionada.

—¿Llenito?... —sonrió de igual modo al escucharla.

—Lo noté esta mañana durante el entrenamiento, me movía con libertad y ligereza, pero sentía algo más, algo que no sentía antes y creo es eso.

—Y yo arriesgándote en la pelea... —la miró preocupado.

—Fui yo quien intervino...

—Gracias... pero debes cuidarte más... así como hiciste hoy con la reunión... busqué tu presencia cerca de tu hora de llegada... y como estabas en los jardines de la Glicina pensaba que de ahí irías para la reunión, pero no lo hiciste, suspiré en paz al notarlo.

—No... cambies el tema...

—¿Sobre la pelea? ¿Había algo más?, lo lamento...

—No es exactamente eso... si yo tuve que intervenir... fue porque algo no estaba bien contigo. ¿Te has vuelto a sentir así durante el día?... —la preocupación era evidente, por lo que su amado negó con una sonrisa.

—Tranquila... tal vez fue un momento de falla del servidor o algo así... —volvió a acercarse para tomarla de la mano. —¿Ahora quieres que vayamos a comer?...

—Creo que el que tiene más hambre es otro...

—Siempre... —buscó su mirada ambarina, observándola con profundidad, encontrándola aún preocupada por él.

—Sabes que si me miras así mal entiendo... —sonrió conocedora de sus trucos por acercarse más a ella.

—Entonces... mal entiende... —se agachó despacio hasta rozar con tensión sus labios, cual deseara que fuera ella quien fundiera el beso, a lo que no tuvo que esperar nada, recibiéndola entre sus labios sabor a pan de miel, por los pequeños mordiscos que le habían arrebatado.

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Tras la cena habían regresado a la habitación, la planta colocada en un pequeño contenedor destinado para su crecimiento y el pan junto a la crema extintos como parte de su comida.

El día había sido agotador para ambos por lo que se acomodaron para dormir como de costumbre; El rey recibiendo a su amada sobre su pecho, sin embargo, el contacto pareció provocarle cierta molestia física, pero no mencionó nada, trató de soportar fingiendo que había sucumbido al cansancio sin mencionar más palabra, pero su esposa lo conocía demasiado, por lo que buscó encender la luz de al lado de la cama, para buscar su mirada en la oscuridad.

—¿Qué ocurre?...

—¿Mm?... —trató de fingir que podría soportar, pero no duró mucho. —Perdona... —se sentó mientras jadeaba. —Siento... —apretó con fuerza los párpados llevándose la mano al centro del pecho.

—¿Kirito—kun?... —preocupada lo vio sacarse las sábanas y torpemente intentar levantarse solo para caer al piso inconsciente.

—¡Kirito—kun! —se levantó o al menos eso pretendía, cual toda su energía hubiera sido reprimida, sus piernas no se movían con la velocidad que les solicitaba, al tratar de voltear hacia él, le costó la misma cantidad de tiempo, cual se moviera en cuestión de varios segundos por ángulo. —¿Kiri...? —no terminó de pronunciar al sorprenderse que las dos primeras sílabas no salían de su garganta.

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Continuará...

UFFFFFF se viene lo que tanto esperaba!!!! Jajajajajajaja.

Bueno este capítulo salió antes de lo imaginado porque mi geme me llenó la musa con todas sus historias bellas, regalitos para mí xDDD

Jajajaja Gracias gemelis!!!!!

Y bueno, aquí vamos!!!!!

Gracias por leer!!!!!

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