Capítulo 12 "Pequeño árbol del demonio"
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ANTIGUAS Y NUEVAS ESTRELLAS
Capítulo 12 "Pequeño árbol del demonio"
AÑO 385 CALENDARIO DEL IMPERIO HUMANO —CENTORIA
Cual fuera observado por los ojos de otra persona, era consciente de lo que estaba ocurriendo a pesar de no estar presente. Inmóvil y sin voz... como un espantapájaros que yace en medio del campo y soporta el sol constante, mientras las aves oscuras como sus cabellos le arrancan los ojos. Era testigo de cómo su amada peleaba a viva voz con Subtilizer y PoH.
—Y deberás aprender a vivir con eso... lo único que puedes hacer es resignarte... y ser lo que debes... una diosa para nuestro pueblo... El mismo que por fin estará nuevamente en paz... por supuesto... siempre y cuando desees que se conserve... por lo menos estos 200 años más...
—No... ¿Y ustedes cómo sabes eso?... ¡¿Qué están haciendo ustedes aquí?! ¡¿Dónde está Kirito—kun?!
—¿Cuál de todas las palabras que mencioné no entendiste?... Pensaba que como estudiosa de las escrituras sagradas eras más diestra que esto... —habló el rubio.
—Por favor... —el sonido lastimero de su voz lo detuvo en el camino que trazaba para dejarla en la habitación.
—Está muerto, Destello... —respondió el líder del gremio de PKs.
—Llévame con él...
El una vez dios de la oscuridad sonrió, volteando sobre sus talones para caminar diligente hasta ella y agacharse, ante la figura derrotada de la diosa.
—No podrás hacer nada... siquiera tú... diosa de la vida... —la tomó del mentón para que entendiera que aunque se resistiera, de ahí en más se cumpliría solo su mandato. —Una vez el alma abandona el cuerpo no existe en este mundo manera de devolverla... solo saborearla... —la soltó para nuevamente ponerse en pie.
—¿Dónde... lo tienes?...
—¿Y qué te hace pensar que sigue aquí?... como la basura... ha sido desechado con los cerdos... —Ante el horror que sus palabras provocaron en los ojos de mujer con super cuenta de diosa, salió finalmente de la habitación. No sin antes observar a su principal socio y con la mirada encargarle a la recién llegada.
La respiración quejumbrosa e inmensamente entristecida de la deidad, le obligaba a verla con el paso de los minutos.
—Ya deja de llorar... —sonrió en burla cual las palabras que estaba por mencionar le llevaran a una hazaña mejor. —Lo que dijo Subtilizer... no es verdad... —la artimaña de sus palabras la llamó de inmediato.
A pesar que entendía lo peligroso que era... por muy pequeño que fuera el rayo de luz al que afianzarse a seguir, lo intentaría.
.
Mientras su ser completamente ajeno a lo que su amada pasaba y la completa desesperación que sentía... se encontraba ahí... ante sus ojos de miel, que temblaron incrédulos frente a lo que tenía en frente...
¿De qué se trataba ese sitio?... No recordaba una cámara de tal extraño interior en la iglesia.
Se adentró aún en contra de la intriga que le causaba, ya que si su amado en verdad había sido confinado en el lugar... debía correr el riesgo... estaba oscuro... a pesar que afuera reinaba la luz del día, apenas identificada por los leves rayos solares que alcanzaban a traspasar entre las ramas...
Cual se tratara de una enorme enredadera... cuya base principal parecía venir desde mucho más al fondo del lugar, con algunas pequeñas hojas colgantes ... extrañada del fenómeno tocó con cuidado cual pudiera llegar a quemar el material, reteniendo el aliento al reconocerlo al tacto de inmediato.
La sensación de haber tocado el mismo con anterioridad le recorría los dedos, junto al recuerdo del espadachín negro que la estremeció en temor sobre lo que pudiera haberle ocurrido. Ese árbol...
"Te quedarás aquí por mucho tiempo... crecerás como un pequeño árbol del demonio... y quien sabe, es posible que los niños vengan a talarte"...
La sentencia del espadachín de doble empuñadura había sido escuchada y recibida por todos los presentes.
No podía hacerse una idea clara... pero si esa enredadera gigantesca era... parte de ese árbol y estaba relacionado con su amado... debía averiguarlo a como diera lugar lo más pronto posible. Dejó atrás los modos y los temores que tal situación le provocaba, para correr con todas sus fuerzas entre las ramas endurecidas cual marfil, muy profundo...
Tropezó un par de veces por la misma oscuridad del ambiente, hasta que sus pies pisaron lo que parecía ser una zona pantanosa... no estaba segura... pero sus zapatos se pegaban a la viscosidad del suelo. Pero no pareció importar... no podía dejar de observar lo que encontró en aquella gruta.
Las lágrimas se resumieron en sus ojos y descendieron sobre sus mejillas con las respiraciones aceleradas. ¿Qué había pasado?... ¿Qué le habían hecho?...
—¡Kirito—kun! —gritó con toda su garganta esperando obtener respuesta pero no lo logró. Estaba ahí... quieto... suspendido entre las ramas, no podía creerlo pero... Las ramas que había tocado desde la entrada... llegaban hasta el cuerpo del espadachín envolviéndolo al surcar su figura. Se habían enraizado sobre la zona volviendo el lugar una especie de nido... o tal vez... ¿Una semilla?... En realidad es lo que parecía... un fruto muerto del que se desplegaban las ramas de la vida en todas direcciones. Circundando desde su cabeza hacia el techo, cruzados sobre sí, a los lados... al frente... por atrás... bajo él y sobre él, incluso entre sus propias extremidades.
—Kiri... —logró acercarse lo suficiente como para llegar a tocarlo... con las manos temblorosas al sentirlo en extremo frío. —¿Kirito—kun?... ¿Cómo?... ¿Qué puedo?... —sintió la miseria de su pobreza al no tener con qué ayudarlo o la idea de cómo hacerlo... —¡AAgh! —lo abrazó con fuerza al cerrar los ojos, pero no duró mucho el tiempo hasta abrirlos... no latía... ¡Su corazón no se sentía! Por lo que pensó en el propio, cómo era posible que dentro de su pecho aún se sintiera el golpeteo...
Se separó rápido y lo tomó por el rostro con ansiedad. —¡Kirito—kun! —las lágrimas no paraban mientras poco a poco entendía que las palabras de Vassago eran ciertas... lo había perdido...
—No.... —negó con la cabeza mientras buscaba levantarle el rostro hacia ella. —¡Kirito—kun, despierta!, ¡¿Kirito—kun?! —lo besó con esfuerzo, cual buscara que sus labios le transmitieran la energía que había perdido. Fue entonces cuando lo comprendió... las ramas... seguramente había esperanza si lograba desprenderlo de ellas... si sus suposiciones eran ciertas y buscan en él el actuar de una semilla... las raíces se harían con su energía. ¿Pero cómo?... si parecían tan firmemente adheridas a él... su espada... las cortaría como fuera...
—Ya lo ves... —la voz del otro SAO survivor la obligó a voltear.
—¿Qué es lo que sucede con él?...
—Destello... debes hacerte a la idea... de que lo que ves ahora frente a ti no es más que una vasija... el cimiento del nuevo mundo, la base del que un día será conocido como el gran árbol de la creación... el inicio y el fin de todo... lo que él deseó para mí... y que ahora compartimos...
—Más... pareciera el árbol de un demonio... —mencionó tales palabras en su alusión.
—Aunque no estás del todo errónea... pues es verdad que ha sido erguido en la base de un demonio... un ser maldito de nacimiento... y maldito por elección... quien diría que una persona puede llegar a sufrir tanto por su propia voluntad... y a la vez ser la esperanza del mundo... y la mía propia...
—¡No te permito qué! —se le acercó demasiado, molesta y sin pensar.
—¡¿Qué?! —la tomó del brazo, sacudiéndola demostrándole su poderío. —Ya no estás en posición de reclamar ni decidir o mucho menos permitir nada... ¡Si te dejé venir hasta aquí y verlo fue para que te convencieras de una maldita vez que lo suyo que terminó! ¡Es mío ahora! —gritó con furia, cuando el destello del reflejo del anillo de bodas que llevaba en el dedo, lo obligó a buscar la fuente del resplandor.
Al notarlo apretó los dientes con desdén, buscando enseguida quitárselo.
—¡No!
—¡Basta! —La tiró contra el piso una vez se lo sacó. —¡Se acabó este juego absurdo! ¡Se acabó el romance de los héroes! ¡Vicecomandante de KoB!
Todo su reclamo podía escucharlo y estaba segura de protestar... jamás lo aceptaría... pero... escucharlo mencionarla de tal forma... le provocó un nudo que no dejaba pasar el aire a sus pulmones, era imposible no mezclar el dolor y la ira que le provocaba al recordar la sonrisa de su amado mencionándola como tal, cuando al inicio del día se habían prometido uno al otro... el amor eterno al enterarse de que esperaban un hijo.
El mundo había cambiado tanto o... quizás no... más bien la que había cambiado y en gran medida era ella... por lo que su mundo había dado un brinco, de esos que recogía su vestido para poder darlo en las hermosas praderas que surcaba con él.
Pero le parecía tan atractivo y divertido... tan estimulante y libre... que no dudaba en que era eso lo que necesitaba. Un mundo así... el mundo que él le dio...
El mundo donde él existía y la necesidad de verlo y devolverle cada una de sus sonrisas la engullía sin darle tiempo a respirar, volviéndola una joven terca que buscaba las maneras de escaparse con verdades a medias en un inicio, cuando no tenía el permiso de su madre para poder encontrarse con él... para poder disfrutar de su compañía... de su voz... de sus ojos que parecían la luna... brillante y hermosa que jamás se cansaría de mirar, cual día con día buscara una luz nueva y al encontrarla contaba rayo a rayo una vez más.
Un mundo donde pasaba horas escribiéndole en la intimidad de su habitación, en su diario, las mil cosas que vivía a su lado...
El príncipe del que tanto se hablaba... con el que todas las mujeres soñaban... y que en realidad había llegado a ella vestido de negro y con dos espadas empuñadas...
Su príncipe que no era más que un hombre común... cuyas manos calentabas las suyas en un agarre suave pero firme...
Cuyos cabellos de despeinaban con facilidad al viento y aún así no perdía su preciosa expresión...
Quien había demostrado tantas veces sus sentimientos buscando el refugio que su pecho y regazo le brindaban entre caricias acallando sus temores...
La persona que le había brindado todo de sí para recibir todo de ella... el primer y único cuerpo que había explorado, descubriendo entre su calor la necesidad de compartir más allá del dar o recibir...
Su amado al que le adornaría con flores la vida...
El sí rotundo con el que aceptó compartir la vida a su lado durante esos 200 años o más... y de quien llevaba el fruto de la vida en el vientre.
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—Déjala... ¡No la involucres en esto! ¡No le hables así a ella! ¡Suéltamee! —gritaba con rabia desde su interior, pero solo podía sentir las ramas afianzándose con fiereza contra su cuerpo. Mientras visualizaba el momento en que todo aquello comenzó.
Yacía dormido sobre su cama... sin percatarse que las raíces de aquel árbol endemoniado se enrollaban poco a poco en el camino hacia su habitación, atravesando sobre la alfombra y llegando a enrollarse en las patas del mueble donde yacía acostado.
Subiendo hasta él, cual tuvieran vida y pensamiento propio, buscando hacerse con su cuerpo, se perfilaron entre sus piernas, deslizándose cual serpiente sobre él, tentáculos enraizados cuyo propósito no era más que apoderarse de él, dejando a Underworld sin rey.
Pasaban bajo su espalda sujetándolo de la cintura, mientras continuaban el recorrido sobre su abdomen hacia su pecho, llegando a elevarse cual cuchilla afilada frente a su rostro.
—Eres mío ahora... héroe que no es más que un muñeco...
Tenía razón... podía escucharlo pero su cuerpo no le respondía...
—¡Heyyyy Blacky! ¡¿Esto es lo que querías no?! ¡Un árbol del demonio! ¡Pues aquí lo tienes! ¡Ya lo olvidaste! ¡Nos disfrutaríamos durante la pelea! ¡Pues te digo! ¡It's Show time!
—Kirito—kun... —la voz de su amada, lo llevó a abrir los ojos en medio de la vivencia.
—No... ¡No la escuches! ¡Eres mío! ¡Estoy aquí contigo! ¡Siénteme!
—¡Kirito—kun! —el llamado más violento lo sacó de aquel estado, despertándolo con brusquedad en su habitación. Respiraba agitado y temeroso por impulso se levantó observando en todas direcciones y se quitó la sábana con rapidez para observar si había ramas recorriéndolo.
Era la primera vez que era consciente de aquel sueño terrible... pesadilla que durante semanas lo había estado aterrorizando pero al despertar no era capaz de mencionar de qué se trataba.
—Asuna... —la abrazó con fuerza contra si. —¿Estás bien?... —le colocó la mano en el vientre entonces, prácticamente hundiéndola en la tela del camisón de tela ligera. —¿Están bien?...
La mención de su embarazo aún la tenía un tanto descolocada, inacostumbrada al pensar que dentro de ella llevaba una vida moldeada por ambos, un ser que crecía fruto de su amor, del que se enteraron apenas días atrás.
—Sí... —respondió simplemente para darle espacio de respirar.
Tal vez la sorpresa lo seguía afectando... pero como siempre esperaría a que él le comentara.
Habían pasado cinco años de pruebas y de llevar a su mundo por el camino que consideraban más correcto, sin embargo, aún existían más acontecimientos que superar y puede que se sintiera cansado... ella lo estaba un poco. Sin contar con las semanas de labilidad emocional por las que habían cursado, la resolución de problemas que siempre era el fuerte de la corte que se había fundamentado en ellos como los reyes de Underworld y el sostenimiento de la vida a través de leyes justas que todos respetaran pero no eran bien vistas por algunos sectores de la sociedad.
Y en esos momentos... pensar que ellos mismos traerían al mundo a otro ser... era indescriptible la mezcla de felicidad absoluta, la incredulidad y el miedo... al qué sucedería con ese bebé... crecería bajo las leyes que ellos mismos comandaban y viviría su existencia allí... pero... ese mundo... terminaría para ellos en algún momento... pero estaba pasando... el bebé se estaba formando... no había marcha atrás...
Sabían que los nacimientos eran parte de la vida normal del lugar, por lo que prosiguiendo el método natural, con el paso de los años siguiendo su propio calendario, habían logrado sortear los momentos de mayor fertilidad. ¿Qué había ocurrido entonces? ¿Había fallado?... ¿Su cuerpo se había descompensado?...
No lo comprendía. Pero si de algo estaba segura... era que amaba a ese pequeño en su interior como a nada en el mundo... sonreía consigo misma al recordar las palabras de Tieze... a quien con la guía de Ronye, ella Y Kirito habían logrado encontrar y salvar del castigo de un noble, sometida a trabajar en un burdel por su fallo a la palabra de casamiento.
—Tieze... —se sorprendió al verla en tal estado, mientras la peliroja simplemente sonrió, notándose hermosa y radiante, aún en aquellas fachas y lugar.
—Por favor siéntense... —les pidió a los espadachines principales que se miraron preocupados por ella y asintieron.
—¿Quién te hizo esto?... —preguntó dolido Kirito. Mientras Asuna la observa de la misma forma.
A lo que ella negó, sin borrar su sonrisa. —No deben preocuparse por eso... porque aunque el padre de mi hijo ya no esté... tengan por seguro que fue engendrado con amor... el amor más puro... que me hace adorar a este niño... aún cuando no lo he visto jamás... solo saber que existe me hace inmensamente feliz...
Asuna cerró los ojos y colocó su mano sobre la de su esposo que estrujaba su vientre.
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Un tanto retirado de la ciudad central un columpio parecía flotar de lo alto que llegaba, o al menos esa era la percepción del pequeño que yacía sentado en él, cuyos cabellos rubios se movían con el viento, despeinando sus leves rizos.
Mientras camino a la montaña, un hombre alto vestido con la armadura que representaba a los Caballeros de la Integridad caminaba en rumbo a la pequeña casa. La capa negra ondeaba con el viento, mientras en mano llevaba una canasta.
—¡Mamá! ¡Mamá! —empezó a gritar el niño, cual hubiera visto algo maravilloso que deseaba mostrarle a su progenitora, mostrando una sonrisa inmensa al ser que al llegar a su lado detuvo el columpio con una mano enguantada de negro.
—Te traje pan de miel... Eugeo.
Al escucharlo, los ojos verdes del pequeño brillaron de emoción y recibió la bolsa, para entonces bajarse de la silla y arrojarse a sus brazos, siendo recibido al agacharse por él el caballero.
Mientras la madre que al escucharlo, salió por la puerta del jardín, encontrando la escena.
—Él... sigue viviendo a verlo... Eugeo...
Y es que era imposible que no lo hiciera... si desde aquella vez al despertar, luego de ayudar a su Diosa a entrar nuevamente al subconsciente del Espadachín Principal, despertara en medio del dolor, siendo ayudado por ella...
Se sentía frío y entre temblores logró ubicarse nuevamente en la habitación, su cuerpo yacía lastimado, comprendía que por él mismo... en un modo de autocastigo por sus deseos impíos hacia su Diosa, sintiéndose desolado y fuera de lugar, ella estaba ahí con él... la muchacha peliroja que había tratado mal antes... quien al no haber notado su despertar aún, yacía enjuagando en el balde las vendas ensangrentadas con que le curaba.
—Tú... —estiró el brazo hacia ella, quien sorprendida, le cogió la mano, conexión que parecía comunicar sentimientos entre sí, al percibir las emociones de llevar a su bebé en el vientre y el dolor de tener que hacerlo de tal forma.
—Ella es Tieze... Kirito... —La voz que escuchó presentándosela le sacó un par de lágrimas al instante. ¿Quién era?... ¿Cómo podía comunicarse con él?... Pero más allá de eso... ¿Por qué dolía tanto?...
—¿Tieze?... —preguntó entonces.
—¿Kirito—senpai?...
Con el tiempo aprendería que no se trataba de él... aunque lo pareciera... y puede que en parte lo fuera... ¿Cómo una persona podía tener el mismo rostro que otra en aquel mundo?... Sin estar emparentados... sin conocerse... siendo uno el Star King y el otro un Integrity Knight.
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Continuará...
Bueno capítulo de transición entre arcos, dejamos atrás la imposición de la Campana de protección divina y vamos por lo siguiente!
Explico un poco, han pasado cinco años, en los que ahora Kirito y Asuna ya son reyes en UWO y esperan un bebé, para mayor información al respecto llevo un pequeño escrito paralelo llamado Cielo de Diamantina.
Y bueno el IK 33 sigue vivo!!!! Y ahora es amigo de Tieze por su bebé Eugeo!!
Gracias por leer!!!!
Gracias por todo el fangirleo loco gemeeeee
Seguimos en la semana de Kiritoooooooooooo
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