Capítulo 11 "Mi Kirito-kun"
A pesar que se sentía cansada, le preocupaba más que no despertara... pasó casi medio día desde que el ritual terminó. Lo sentía levemente afiebrado por lo que se quedó a su lado, tomándole la mano, como solía hacer en momentos así. Sin notar el momento en que sucumbió a su propia necesidad de descanso. Apoyó su cabeza frente a la de su amado y suspiró con alivio al cerrar los ojos.
No tuvo conciencia del paso del tiempo hasta que al empezar a sentirse repuesta, movió los ojos somnolienta, trayendo de inmediato las vivencias recientes a ella, por lo que buscó levantarse para asegurarse que su amado se encontrara bien, pero fue detenida por la misma mano con que se quedó dormida sosteniendo.
—Kirito...—kun... —buscó tocarle la piel del rostro, posándole la mano sobre la frente, percatándose que la fiebre se había ido.
—Te arriesgaste demasiado... —La mirada que le dedicó demostraba gran admiración en la agrupación perfecta con la angustia y el terror a que algo que ocurriera.
—Lo mismo harías tú por mí... —respondió con una sonrisa, sin moverse de la posición, viéndolo con detenimiento a los ojos, maravillada por sentirlo cerca y a salvo.
—Me viste desnudo...
—Eso no es novedad... —volvió a responder de la misma manera. —Además... que esta vez no... llevabas pantaloncillos... aún los llevas... —mencionó al tantear bajo la sábana y encontrarse con la cadera de su amado.
—Me viste más que desnudo... —se expresó con mayor seriedad. —Viste tanto que... pensé que podrías alejarte... te lastimé...
—Nunca... lo que vi... me enseñó tanto de ti... me llevó a comprender mucho más Kirito—kun... tanto que lo haría mil veces más... un millón más... millones de...
—Ya... —la detuvo con un beso robado, prácticamente impactándola contra la almohada, donde lo recibió con el cierre de sus ojos en la impresión del momento.
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ANTIGUAS Y NUEVAS ESTRELLAS
Capítulo 11 "Mi Kirito—kun"
Le resultaba imposible no recordar a aquel pequeño que consoló por la pérdida de sus amigos... al ángel que la rescató en el aire en camino a World End Altar, al impetuoso que la obligó a saltar a un acantilado y al dulce joven a quien se entregó por primera vez... vivencias tan fuertes que guardaba su corazón como un recuerdo que ahora compartían tan propio que parecía haber sido suyo desde siempre.
Era inexplicable como el sentimiento de unión se acrecentaba con el paso de los segundos, a sabiendas que dentro de él... en lo más profundo de su corazón que ahora yacía latiendo también dentro de su pecho, habitaba una parte de ella, un símbolo de su poder pero más allá de eso de su amor. El amor que lo protegería y abrigaría... El amor que ansiaba demostrarle en la piel, el amor que irradiaba en todas direcciones expelido por sus poros, el amor que con solo verlo la llevaba a desear su bienestar sobre todas las cosas y sus manos no podían esconderlo, entre besos lo había tomado por el cuello con ambas manos, sintiendo sus cabellos y manteniéndolo tan cerca que para separarse de ella, no pudo más que reposar sus labios sobre su mejilla llevándola a sentir sus respiraciones rápidas en busca de retomar el aliento.
—Ya está todo bien... tranquila... —mencionó con suavidad sobre su oído al sentir la necesidad que le expresaba con sus acciones. Sabía muy bien todo lo que guardaba en su interior... y que lo que ocurrió lo dejó expuesto completamente ante ella... tal vez... ser partícipe de todo ese cúmulo de sentimientos diversos había resultado demasiado extenuante y abrumador para ella... pero a la vez... lo hacía sentir inmensamente agradecido... de saberse comprendido y de poder compartir aún más con su amada, la única a la que se encomendaría por siempre.
—Lo sé... —deslizó sus manos de la nuca hacia adelante, quedando apoyadas sobre el pecho del espadachín principal. —Pero estoy tan agradecida con la vida... por la oportunidad... tuve mucho miedo... —mencionó con franqueza, no hubiera podido seguir adelante sola... y mucho más... si te hubiera perdido por mi culpa...
—No pienses de esa manera... es verdad que no pasó nada... y lo agradezco, porque no tienes idea de cuánto deseo vivir... para compartir todo contigo Asuna... —sonrió contagiándola. —Pero la realidad es... que si yo hubiera muerto... tú seguirías aquí... y lo harías muy bien... porque eres demasiado fuerte...
—No... no lo soy...
—Por supuesto que sí... te lo he comentado antes... te admiro tanto... —se inclinó sobre ella, volviendo a besarla. —En el mundo que sea... donde te encuentres, donde vivas o luches... das siempre todo de ti, al verte me he dado fuerzas a mí mismo...
—Dices eso... pero no tomas en cuenta que esta fuerza nace de ti... si mi corazón lucha valiente como dices... es porque no quiere más que seguirte... a cada mundo... a cada lugar...
—Y siempre me alcanzas... —la mirada plata azulina la observaba con dulzura, apreciando la brillantez de sus ojos de ámbar y sus cabellos que tanto le atrajeron desde siempre, hasta enfocar el enrojecimiento de sus labios propio de los contactos que él mismo le había brindado, llevándolo a desear continuar estimulándolos, asegurándose que sintiera lo que él al tocarla, por lo que volvió a besarla, cerrando los ojos al instante que ella y deslizando sus manos bajo la nuca recostada en la almohada, fue esta vez él quien la atrapó contra su rostro, mientras las manos de su amada recorrieron el camino de su pecho hacia su espalda atrayéndolo contra ella.
—No... ¡No, te caeré encima! —apenas y tuvo tiempo de expresarle contra los labios al sentir que pendió todo su peso sobre ella, alcanzando a escuchar un pequeño quejido seguido de risas por parte de ella.
—Se sintió estupendo...
—Asuna... déjame levantar... —mencionó entre su propia risa al sentirse apretado entre sus brazos contra el cuerpo de su amada.
—N..no... —mencionó apenas sin aire. —Puedo sentirte todo...
—Vicecomandante...
—La verdad es... que quería pedirte disculpas...
—¿Disculpas por qué?...
—Por la forma... —intentó continuar, pero el espadachín principal, empezó a levantarse para escucharla, quedando sentado a su lado. —Creo que fue muy cruel la forma en que logre acceder a ti... para que desactivaras la protección básica. —se sentó también.
Sus palabras le recordaron la serie de momentos previos a mencionar el arte que con su consentimiento abandonó sus labios.
—¿Estás así... solo por caminar conmigo a la cama?...
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—No... te quedarás ahí... no te moverás... Recuerda que hacemos esto para poder abrir tu corazón... si deseas que hagamos algo de esto después... sabes que en nuestra habitación siempre hay tiempo...
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—Kirito—kun... —le colocó ambas manos en las rodillas sin despejar su mirada de la plata azulada. —Me pasa exactamente igual... —Ya que el tema se había liberado debía profundizarlo para ayudarlo lo más pronto posible, por lo que con cuidado surcó un trazo con su dedo índice en su intimidad que resaltaba bajo la tela suave y estirada por el mismo estado, provocándole reaccionar al tacto brindado con un movimiento improlongable por la presencia de la tela, sacándole un sonido áspero al espadachín.
—dios...
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Sus palabras suaves y a sus oídos sumamente seductoras lo descolocaron, sintiendo la necesidad de acomodar sus piernas ante la inquietud de su cuerpo cubierto.
—Asu...na...
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—Es verdad... que fue... muy cruel... —bajó la mirada hacia si mismo, cual las palabras de su amada hubieran remembrado las sensaciones de las que ahora era presa.
—Fue muy duro para mí también... —le colocó la mano en la pierna, si no hubiera sido tan importante lo que debía hacer... hubiera dejado todo por seguir así contigo... —buscó acercarse un poco más hasta quedar sentada junto a él. —Te dije que iba a hacerte el amor... —pronunció suave sobre el cuello de su amado
—¿Ves a lo que me refiero?... quiero que lo sientas... como todo proviene del interior y me reclama...
Escucharla le transmitía los sentimientos que lo embargaron en aquel momento, sucumbir ante ella como su posesión... porque él mismo le había dado esa libertad... él sería suyo hasta el último de sus días. Y cuando la sentía acercarse de esa manera era imposible controlar sus reacciones, todo su ser la necesitaba. Notoria aparición de sus emociones cubierta por la tela expandida de su ropa interior que una vez más se hacía presente para ella.
—Déjamelo todo a mí esta vez... —pronunció suave aún husmeado en el cuello del que mantenía los ojos cerrados y separaba de a poco los labios sintiéndola besarlo entre pequeños acercamientos. —Mi Kirito—kun...
—¿Mm?... —descendió el rostro para enfocarla, al abrir los ojos para ella. ¿Cómo dijiste?...
—¡Ah!... —lo miró sin saber como pronunciarse por unos segundos, para entonces sonreírle y acariciarle el rostro. —Mi Kirito—kun...
—Eso me pareció escuchar... —la emoción en su mirada al ser reconocido como tal por ella, era notoria.
—Eres mío...
—Todo tuyo... —el sonrojo de compartir palabras en tono encantador se apoderó de ambos.
—Todo esto es mío... —mencionó recobrando la actitud de entrega al besar su hombro para entonces verlo esperando su reacción al posarle la mano con delicadeza en la saliente entre sus piernas.
—...Asuna... —contuvo la respiración. —Cuando haces eso... siento que algo se extiende dentro de mi pecho... que no me deja respirar...
—¿Es molesto?... —estaba por retirar la mano cuando su amado negó. —Muy por el contrario... creo que es... como una especie de deseo muy fuerte que se consuma... no tienes idea de la cantidad de veces que alucinaba con eso... desde hace tanto tiempo.
—Nunca me lo habías comentado... —tocó con suavidad el recorrido de su cuerpo atrapado en la tela tentativamente húmeda, sintiéndolo moverse hacia su mano con el roce.
Su amado apretó los dientes al verla ejecutar la acción sobre sí, para entonces continuar su explicación. —Para mí... todo lo que tuviera que ver contigo... era como un vuelco en el corazón...
—Igual para mí... —pasó de verlo a besar sobre su pecho.
—Creo que no logras dimensionarlo... tú eres el destello veloz... todos... absolutamente todos estaban enamorados de ti... Asuna es que... dios...
—Creo que lo comprendo... —dejó de besarlo para fijar su mirada en la de él. —Pero lo que no entiendes tú... es que podría haber miles de espadachines a mi derecha e izquierda... pero para mí... solo el de negro...
—¿Es verdad eso?... ¿Jamás te gustó nadie más?...
—¿Y esa pregunta?...
—Es solo curiosidad... o... un deseo por satisfacer mi propia necesidad de saber que soy el único desde siempre...
—Y para siempre... —afirmó pasando su mano con más fuerza sobre el camino marcado por su virilidad recubierta ante ella, adentrándose entre sus piernas para acariciar todo lo que ahí se encontraba, provocándole la reacción de estiramiento a la espalda de su amado, al que sujetó del costado para brindarle estabilidad.
—...Aa... —respiró por unos segundos con los ojos cerrados. —Creo que... el destino es impredecible... que cada quien labra su propio camino... pero a su vez... hay situaciones que están puestas a pasar... porque si no es así... no entiendo que clase de recompensa es esta...
—Pues... no sé si será el destino... pero sin duda la vida nos brinda una recompensa por tanto... y dejarla en mis manos para ti es como una bendición, por la que estoy tan agradecida... por tenerte aquí... junto a mí... entre mis brazos... y poder demostrarte todo el amor que te tengo... y hacerte sentir todo lo que deseo... quiero solo hacerte feliz y brindarte placer...
No pudo controlarse más y la tomó por el rostro con una mano mientras con la otra la apretó hacia si por el hombro, siendo recibido en el beso de unión, cual espíritu que los mimetiza y los siente, mientras transmitía entre ambos la radiación de las ondas eléctricas del amor y la necesidad.
—Kirito—kun... Kirito—kun... —lo llamaba en medio del beso, al sentirlo empezar a perderse en él. Al separarse lo sentía respirar con fuerza sobre ella. —Quiero hacerlo... quiero terminar lo que empecé... —se sorprendió al sentir el abultamiento que hace poco acariciaba con un aumento significante de tamaño y temperatura, tal como la última vez.
—Puedo... prácticamente verlo bajo la tela... —comentó asombrada mientras los delineaba entre su mano.
—...Vicecomandante...
—Estás temblando... —lo apretó más por la cintura hacia ella. —¿Es lo que me dijiste antes?...
—¿Antes?... —pensó sin recordar demasiado, guiado por lo que lo rodeaba de momento.
Al verlo sumido en la ansiedad de continuar sonrió, le encantaba saber que podía provocarlo de esa manera, que su amor podía transmitirse entre ellos de todas las formas...
—Que estaba apretado... —le susurró, comprobando como sus propias palabras la afectaban al acelerar su respiración.
—Sí... —respondió casi de inmediato, llevando una de sus manos a intentar descubrirse pero fue detenido por su amada, que le colocó la mano sobre la suya y esta sobre su intimidad, llevándolo a sentirse por si mismo.
—Oah... dios... mira como lo tienes... dijiste que era todo tuyo... por favor úsalo...
—Es como... cuando lo sumerges dentro de mí... —apretó sus propias piernas al mencionar, cual imaginara el momento de unirse con él sintiéndolo tan fuerte y radiante, capaz de hacerse con ella en un impulso, pero retenido por su amor... por complacerla, lo mismo que ella deseaba de él... por lo que introdujo poco a poco su mano bajo la tela negra que apenas y lograba estirarse con el movimiento de su mano sobre su amado, quien al sentirla exclamó sonidos entremezclados.
Acarició delicadamente en un principio, presionando entre sus dedos y su palma aquella porción tibia de piel, se sentía firme en su tacto, mientras continuaba subiendo y bajando, en un acto que comenzaba a invadirlos, que sumergía sus sentidos con el ronco sonido de sus gruñidos.
Sus reacciones entre movimientos y sonidos se transformaron en un deleite para ella, verlo feliz... sentirlo temblando entre sus manos... mojar su piel con el sudor que lo recorría... le provocaba querer adueñarse de él por completo cual el sonido que abandonada su garganta fuera un sonido dulce que a la vez pudiera degustar en el paladar, junto a las perlas que se deslizaban sobre la piel un tanto más oscura que la suya y las recuperar para sí con una lamida suave, el sabor de su amado era exquisito.
Por lo que buscó más... logrando atraparlo en un beso lleno de su sabor, entre sus gemidos retenidos.
—..As...u... —apenas y podía pronunciar al sentirla besarlo abandonando sus labios en el rumbo hacia su abdomen, donde al sentirla sus músculos se contrajeron.
—¿Vas... a terminar así?... preguntó con suavidad sin dejar de mirarlo, mientras bajaba por su vientre hasta posar los labios entre sus piernas. —¿Debería usar mi boca?...
Su pregunta lo dejó sin respiración provocándole un jadeo instantáneo. Deseaba sentirla aún más... suya... sin preocupaciones... mezclada con su ser... profundamente comprometidos y compartiendo el mismo sentimiento, por lo que asintió. Cerrando casi de inmediato los ojos y sintiendo su cuerpo revolverse al sentirse invadir el interior de la boca de su amada, quedando con el aire retenido y los innumerables sonidos que se le escapaban sin poder retenerlos al sentirse perder, cual estuviera realmente por terminar. Pero no podía ser así... la quería a ella... yacer dentro de ella...
—¡Asuna! —la llamó con todo su ser en una palabra. Encontrándose con los ojos ambarinos que lo miraban en medio del sonrojo de su propia estimulación. —Deja... de torturarme y ven aquí... que voy a hundirme dentro de ti... —cual mandato la tomó contra sí y la envistió con fuerza casi a la orilla de la cama, sintiéndola recibirlo en medio de las sensaciones desbordantes y su propio deseo por retenerlo, atrapándolo al instante entre sus brazos y piernas que lo rodearon de nuca, espalda alta, cadera y glúteos respectivamente, aferrándolo con suma necesidad a ella, mientras la unión se consumaba.
Estaba gritando... estremecida de tal forma que no podía controlarse, por lo que la besó con vehemencia, haciéndola sentir completa, mientras su propio ser parecía acapararla y envolverla en la plenitud, la unión de un corazón que yacía en dos pechos.
Nada había que pudiera separarlos...
Nada había que no hubieran hecho juntos...
Nada habría que quebrantara su paz...
Pensó el espadachín principal al yacer sobre los pechos de su amada que le acariciaba los cabellos luego de aquel acto.
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Continuará...
xD
Capítulo lemmónico especial por la Semana de Kirito!!!!!
Jajajajaa moría por escribir este cítrico uff...
Gracias por leer!
Gracias gemelita por ese pedacito de cielo de contribución en el lemmon!!
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