5.

-Entonces, Señor Crystal, ¿Cómo van las cosas?- Preguntó su terapeuta.

Habia pasado exactamente dos semanas desde su última cita, la mujer tenia en manos su libreta y desde antes estaba apuntando cosas, quizás lo que observaba en el exterior.

-Van bien.- Respondió sin mucho lío.

-¿Seguro? Eso es bueno, lo noto más relajado, ¿Ha seguido la rutina del antiestrés?-

-Sí, eso hice.-

-Y cuenteme, ¿De qué tipo es?-

-Es... Un peluche.-

No era un peluche, el lobo lo sabia, pero no iba a decir la verdad o podría quedar mal.

-¿Y el peluche está bien?-

Aquella pregunta hizo que Jimmy se sobresaltara, tuvo miedo un momento, juraba que la mujer sabia la verdad, pero era imposible. Ante la mueca perdida del lobo, la mujer siguió hablando para explicarse.

-Me refiero, siempre rompe todo como una manera de liberación, solo me preguntaba si el peluche estaba bien. El punto es que solo use uno, si lo rompe no le está funcionando, piense que es único, debe tratarlo bien porque lo está ayudando, se supone que debe calmarlo. -

-...Entiendo.-

-Entonces, ¿Está bien?-

-Supongo.-

-Eso es bueno. Pero debe mostrarse más seguro. Cuídelo.-

-Bien, bien, eso haré.-

-Nos vemos la próxima vez, Señor Crystal, tiene una buena mejora.-

¿Cuidar al peluche? Sonaba muy raro, pero cuando lo decía así, tenía sentido.

Quizás... Deba tratar diferente a Moon.

Solo por la terapia.

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