2.
-¡MOON!-
El grito del lobo ártico se escuchó en su oficina, no hizo falta que sus guardias que estaban fuera de allí entendieran eso, significaba que debían buscar al koala.
Rapidamente fueron al teatro, Buster solo pudo sentir temor al saber que el señor Crystal deseaba verlo, solo se puso a rezar mentalmente y repasar todo lo que hizo para ver que hizo mal.
Fue casi arrastrado hasta entrar en la habitación, donde fue dejado solo con el lobo, de verdad que jamás se acostumbraría a la tensión que le generaba estar allí.
-¿Acaso me llamó, señor Crystal?...-Preguntó con muy baja voz, lejos de su escritorio.
Le daba terror aquel frente a él, en especial porque tenía un rostro nada feliz.
El gran lobo se levantó de su asiento y se acercó al koala, cada paso que dsba solo hacia al pequeño temblar más, ¿Qué hizo mal? Todo su cuerpo le decía que debía irse corriendo de allí.
-¿Cómo van las cosas, Moon?-Preguntó, claro que se referia al teatro. El lobo simplemente daba pasos a su alrededor, sin verlo, solo viendo su propis habitación, detalles.
-Todo bien, señor. Yo... Hablé con Calloway, creo que saldran bien las cosas, uhm... Una de nuestras integrantes decidió quedarse con él. -
-Entiendo...-
¿De verdad Jimmy Crystal solo lo había llamado para eso? ¿Nada más? ¿Eso significaba que podía irse?
Como si el lobo supiese lo que pensaba el pequeño, siguió hablando.
-Te llame por algo, Moon.- Jimmy se detuvo, viendolo de frente.
-Oh... E-Entiendo... ¿Y eso es...?-
-Quiero comprobar algo.-
Desde que entró alli, Crystal estaba a un paso de volverse loco, sentia una gran rabia encima y solo pensó en probar el antiestrés.
Buster solo vio como el lobo acercaba su mano, ¿Lo iria a ahorcar? No pudo evitar cerrar los ojos por el miedo, pero lo único que sintió fue unas palmaditas en su cabeza, lo que hizo que abriera los ojos, confundido.
Entonces, las palmadas se convirtieron en caricias, el mayor estaba tan concentrado en eso, Buster no podía creer como incluso el lobo había dejado de fruncir el ceño.
-Uhm... ¿Señor Crystal?- Quiso llamar su atención, no entendia la situación, pero no era molesto.
Como si volviese a la cruda realidad, Jimmy se detuvo y volvio a fruncir el ceño, alejó su mano y le dio la espalda, poniendose firme otra vez.
-Es todo, puede irse. Quiero la obra pronto.-
Buster deseaba preguntar, pero no lo hizo, y, por otro lado, el lobo, volvio a su asiento y miró su mano, aquella con la que pudo sentir lo esponjoso que era el koala.
Cuando sintió aquello, toda la rabia se fue como por arte de magia.
Sí, Buster Moon era un excelente antiestrés.
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