1.

Jimmy Crystal no podía sentirse más humillado, aún con el hecho de que quedó bien a los ojos del público, personalmente se sentía angustiado.

No, angustiado no era la palabra, era humillación, y mucha rabia ante eso, tuvo que soportar que Moon hiciera lo que deseara en su teatro, aun así le hizo saber que quería ver a Calloway, además de que todo salga perfecto. Aparte de eso, su hija volvió a ser aceptada, aunque con otro papel.

Y por su parte, le dijeron que se alejara del estrés y se concentrara en su terapia, porque de no tener avances, sería tratado seriamente al punto de que le quitarían su propio trabajo, debe ser una estúpida broma.

Sin embargo, tuvo que escuchar cada palabra de su terapeuta, la cual le daba charlas y seguía escuchando sus respuestas, Crystal nunca se detenía a pensar en su vida, solo avanzaba.

Siendo diferente a Calloway, por supuesto, por mucho.

Jimmy Crystal ha sido un hombre solitario que se encargó de cuidar de su hija, solo, sin saber desde el pequeño como funciona el amor y por ello su propia relación fue un desastre, su esposa se separó de él y no quiso saber más tras llevarse una gran suma de dinero, abandonando a la pequeña Porsha de tan solo un año.

Pero él no sabía amar, tampoco demostrar, solo sabia enfocarse en el futuro, aquella industria, su propia vida lo terminaron por volver loco, siempre sintiendo mucha presión en sus hombros, sin poder relajar su ceño fruncido. Era tan...

-Miserable.- Fueron las palabras de su terapeuta, quien estaba frente a él, ambos sentados en su consulta.

-¿Y?-Preguntó Crystal, no le interesaba pensar en su pasado, necesitaba enfocarse, necesitaba seguir trabajando. -¿Podemos terminar esta estupidez?-

-Tiene graves problemas, señor Crystal. Espero que tenga cambios significativos en su mejora o tendré que notificar a las autoridades.-

Era una amenaza, una jodida amenaza, ¡Dios! Tenía tantas ganas de solo ahorcarla hasta matarla o... Maldita sea, otra vez.

-Ya lo sé. Solo estoy apurado.-Dijo Jimmy, inquieto, su pie no paraba de golpear el suelo insistentemente como un tic nervioso.

-Si es sobre su trabajo, puedo hablar para que se tome vacaciones.-

-Retiro mis palabras, por favor, continue.-

-Dejeme decirle que tiene una gran determinación, pero su propio presente lo esta ahogando, señor Crystal. Necesita saber lidiar con ese estrés, calmarse. Le puedo recomendar algunas cosas.-

-La escucho.- Entre más rápido de una respuesta, más rápido se iría.

-¿Ha escuchado el término "Antiestrés"? Así se le denomina a objetos que ayudan a lidiar el estrés. Algunos tienen unas bolas suaves las cuales presionan para calmarse cuando sientes estres, otros solo pintan y...-

-No me interesa nada de eso.-

-No es que sea de su interés. Hay muchas otras formas, hay peluches, lo que sea. Solo considere una de las opciones por internet. Si le gustan las cosas esponjosas, seria un gran tranquilizante. -

-...¿Cosas esponjosas?-

El lobo ártico solo pensó en eso, sonaba estúpido, pero tampoco era tan malo, ahora que lo pensaba, alguna vez sí tocó algo esponjoso: Moon. Aquella vez que le dio unas palmaditas, ese gesto.

Él era pequeño y esponjoso, casi un peluche, ¿No serviría?

-Veo que ya tiene algo en mente.- Dijo la terapeuta al verlo pensativo. -De ser así, daré por terminada la sesión y espero que para la próxima su antiestrés de un buen resultado, solo debe usarlo cada vez que lo necesite.-

-Entendido.-

No esperó más para retirarse, era libre otra vez.

Aunque, comenzó a pensar en eso, ¿Usar a ese koala como un antiestrés? Bueno, su terapeuta no dijo nada de no usar cosas vivas, y así podría usar a esa pequeña molestia para su bien, como una venganza, tal vez.

Solo quedaba ver que tal resultaría.

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