Ella-Capítulo 1: Los de mi alrededor
Cuando abrí mis ojos descubrí un mundo diferente, un campo lleno de flores gigante, enseguida me di cuenta que no existía lugar alguno que sea así, entonces ¿en dónde estaba? , ese lugar que me llenaba de paz y tranquilidad ningún otro me lo traía, antes miraba un paisaje y no me producía nada en cambio este era especial, intente recordar como pude llegar allí pero no podía recordar nada, mi mente estaba en blanco, sin embargo empecé a observar de lado a lado el lugar y de apoco comencé a recordar.
Mucho antes de haber llegado a ese lugar, yo estaba en mi casa sentada en la mesa de mi comedor, sola pensando ¿dónde están todos? no había nadie en esa casa desolada. Me levante porque había prometí a mi pareja encontrarnos en la nueva plaza que habían reconstruido, al llegar allí espere unas horas pero él nunca llego, soy una persona observadora así que mire la plaza y me di cuenta que un niño se encontraba solo llorando porque se había separado de su madre, me acerque para ayudarle pero el salió corriendo asustado, era normal una extraña le estaba hablando ¿cómo no podía asustarse? , el niño cruzo la calle rápidamente sin mirar a los costados, abrí mis ojos muy grande y sorprendida vi como un auto se acercaba, sin pensarlo empuje al niño y yo recibí el impacto.
Ya consiente en el hospital , el doctor me diagnostico algunas heridas leves pero que estaría en observación , no sé qué quiso decir con eso pero yo solo le trasmití mi consentimiento , pasaron unas horas y nadie había venido , le pregunte al doctor si tenía permiso de tener visitas y el me confirmo que sí , entonces pregunte si habían avisado a mi familia y el me volvió a confirmar lo mismo pero si yo quería llamar me alcanzarían un teléfono , accedí y llame , sin embargo nadie contesto en casa.
Deben estar por venir ―pensé― llame a Yanina, mi amiga, y me dijo que no podía venir, tome mi última opción y aunque todavía estaba un poco enojada porque me dejo plantada en la plaza, yo no quería estar sola, así que llame a Jonatán, mi pareja, sin embargo quien me atendió fue una mujer.
― ¿Quién eres? ― le pregunte.
Ella respondió ― la novia del dueño de este celular ― y me corto
Me quede pensando un rato y de pronto escuche mi nombre.
― ¡Naiara! Naiara ¿Puedo pasar? ― pensé que alguien había venido a verme pero solo era la enfermera.
Me sentía tan sola así que cuando se fue la enfermera me levante, me saque todos los aparatos que tenía y me fui del hospital sin que nadie se diera cuenta, ni siquiera los médicos se enteraron ¿realmente parezco un fantasma?
Caminando toda con ropa de hospital al fin llegue a casa, pero la casa seguía desolada. Ya era de noche así que me fui a dormir, al día siguiente mi madre llego de una fiesta. Ella estaba borracha y parecía sin rumbo alguno, la mire fijamente ¡y me di cuenta! , ella había sacado plata de la caja en donde guardo mi dinero , puesto que soy la única que trabaja en esta familia luego de que papá murió , soy yo quien mantengo todo esto y esta es como si fuera mi casa más que ella ¿Por qué me roba? ¿Por qué en vez de visitarme al hospital se fue de fiesta? pero no la podía echar, era mi madre. Soy una mujer que tiene 26 años ¿porque lidiar con una de 48? que encima no se cuida, no me ayuda y tampoco se preocupa por mí. Estaba cansada de verla ahí bailando sobre la mesa sin prestarme atención, así que termine de vestirme y fui a ver a Yanina.
Cuando abrió la puerta , se estaba riendo y no se había dado cuenta de que era yo , no prestaba atención de quien tenía adelante, puesto que estaba hablando muy feliz con un tipo que se escuchaba desde adentro , asome un poco la cara y ella junto con él se podían ver claramente pero no era cualquier tipo , era Jonatán. De pronto me callo la ficha, la que había contestado el teléfono de Jonatán en el hospital fue ella, Yanina me había traicionado, cuando se voltio para ver quién era, su rostro se quedó pálido, ni se logró dar cuenta que se delato sola, ella no pudo decir nada porque me di media vuelta y me fui. Jonatán me siguió media cuadra, luego me detuve, lo abofetee y salí corriendo, no me molesto tanto que el me haya engañado nuestra relación no era tan buena, ni siquiera creo que había amor en ella, lo que en realidad me molesto es que Yanina me había traicionado. Sin embargo pasaron los días y ninguno de ellos insistió por mi perdón, mi mundo comenzó a romperse a pedazos pero yo no llore.
Unos días después volví a encontrarme con el niño y éste me señalo una persona, era su madre. El niño me mostro que la había encontrado y me sonreía muy feliz. Por mi mente pasaron muchos pensamientos tales como: La alegría de ver que estaba bien, el alivio de que ya no estaba solo y también un horrible pensamiento oscuro, pequeño pero oscuro, el cual todos conocemos como la envidia. No podía soportar el hecho de que todo mi entorno era feliz menos yo. Mi madre borracha que siempre está bailando y festejando sin ningún sentido, mi amiga y mi ex novio que se reían de mi a mis espaldas, los médicos y enfermeros que seguían sus vidas como si yo no existiera y ahora este adorable niño.
¿Cómo es posible que sienta este sentimiento? Puedo entenderlo por los otros pero... ¿Por qué sobre este niño? Él no me ha hecho nada, el me agradecía por haberlo salvado, él es solo un inocente pequeño. Así que deje de pensar, me di la media vuelta y me fui.
Mientras caminaba por la calle mis lágrimas caían sin detenerse ni un instante, lloraba y lloraba, no podía parar de llorar. Me sentía sola en el mundo, nadie que me llamara, nadie que me esperara, nadie que me buscara, solo yo y mis lágrimas. No quería volver a mi casa, así que tome el dinero que tenía en mi cartera y me fui a un hotel. Tenía bastante ya que el viernes había cobrado el sueldo de mi trabajo como administradora de ventas en la empresa de un conocido. Entonces me di cuenta ¿Por qué no llamarlo? Aun no era muy tarde y yo necesitaba hablar con alguien, de la nada contesto rápido, su nombre era Esteban, su voz sonaba muy agradable y me pregunto.
― ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
A lo que yo le respondí.
― No ―
Hubo un silencio eterno y yo no podía hablar, de verdad me sentía mal, lo único que pude pronunciar luego de eso fue.
― ¿Venís? ―
Sin pensarlo Esteban vino y me volvió a sorprender. Apareció bastante rápido, me hizo un té y se sentó al lado mío. Aunque no trasmitimos palabra supe que esa noche no estaría sola.
Luego de esa noche nos hicimos bueno amigos, de verdad creí que las cosas estaban mejorando, nunca considere a Esteban como alguien cercano pero esa semana nos volvimos más que unos meros extraños, incluso creo que un pequeño sentimiento comenzaba a nacer gracias a él, un sentimiento de tranquilidad y felicidad, aun no estaba segura si era amor o solo un sentimiento mas pero Esteban si sentía amor hacia mí, puesto que se me declaro luego de esa semana de amistad. Decidí no apurarme y le pedí un poco de tiempo para pensarlo, al cual el accedió amablemente. Mientras esperaba mi respuesta seguimos pasando tiempo juntos y lo disfrutábamos.
Un día cuando regresaba del trabajo llegando a casa, nuevamente volví a encontrar a mi madre borracha que al parecer había vuelto de una fiesta y no se podía levantar, la ayude a entrar y la senté en el sillón mientras me insultaba. Cuando estaba a punto de deprimirme de nuevo, sonó el teléfono, era Esteban, sin pensarlo le dije.
― ¡Voy para allá! ― y deje a mi madre en el sillón con sus malditos gritos.
Toque el timbre de la casa de Esteban y cuando el abrió la puerta lo abrase, ese día no volví a casa.
Comencé a vivir con él, ya no más sufrimiento, ahora éramos solo nosotros dos, oficialmente éramos una pareja. Al fin había reconocido mis sentimientos y hasta llegue a pensar que estaría siempre con Esteban pero la vida no es para siempre.
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~ ¡Y entonces lo recordé! Recordé como había llegado a este lugar mágico y hermoso, en realidad tuve que pasar por muchas cosas más para llegar aquí, cosas que uno no se puede imaginar con solo pensarlo, uno lo tiene que ver para estar seguro de que es real y de que te puede pasar a ti, por eso desde ahora respirare hondo, aguantare la presión en mi pecho, el dolor de mi cabeza y recordare realmente como llegue hasta este punto. ~
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Era un día como cualquier otro, yo estaba en la casa preparando el desayuno para Esteban, lo llame para que se despabilara y desayunáramos juntos, tardo un poco en levantarse pero desayunamos a tiempo para ir a trabajar. De pronto Esteban se largó a reír yo estaba confundida y no sabía porque se reía pero de pronto lo supe. Mire el almanaque y era feriado, entonces comencé a reírme con él. Las risas inundaban la casa y estábamos lo más bien pero de pronto sonó el timbre, no esperábamos a nadie así que nos sorprendió y Esteban se dirigió a la puerta. Era su hermano, se llamaba Juan, era un hombre bastante alto y vestía un traje formal para solo visitar a su hermano menor. Yo estaba emocionada era la primera vez que conocía a alguien de la familia de mi pareja y encima tan pronto, puesto que solo llevábamos un tiempo como novios y aunque nos conociéramos desde antes esto significaba otra cosa pero pronto mi emisión se fue yendo ya que Juan no era tan agradable como parecía, siendo que algún secreto estaba escondiendo. No dio muchas explicaciones y empezó a vivir con nosotros, yo no podía oponerme, era una "ocupa" como el, con la diferencia que Juan traía gente extraña a la casa, no eran chicas tampoco amigos, supuestamente eran negocios.
― ¿Qué clase de negocios? ― eso pensaba.
Sin embargo no me atreví a preguntar y al parecer Esteban no le daba curiosidad así que decidí ignorar esas raras situaciones que ocurrían en la casa.
Un jueves llegue temprano a la casa luego de trabajar y Juan al parecer estaba con otro de sus supuestos negocios, lo ignore como siempre, mire el reloj y aún faltaba para que Esteban volviera de sus horas extra que hace poco le habían agregado en el trabajo.
Me preguntaba.
― ¿Por qué no lo había esperado? ― ya era demasiado tarde para arrepentirme, así que me puse a preparar la cena.
Juan exclamo.
― ¡Mm huele bien!
Observe que las personas que estaban allí se retiraban, así que pregunte.
― ¿puedo sacar lo que hay en la mesa?
A lo que él respondió.
― ¡Claro, adelante!
En ese momento no se si lo dijo porque era un inconsciente de sus actos o lo dijo apropósito para que yo viera lo que había en la mesa.
Quitando los vasos y galletas, lo que quedaba era un papel, apenas lo levante, Juan me detuvo, ni había llegado a verlo bien que él me lo arrebato y me miro con unos ojos amenazantes.
― ¿Lo leíste? ― pregunto muy enojado.
A lo que yo respondí.
― No ― con una voz muy baja.
Y el grito.
― ¡¿Qué?!
Y volví a responder.
― ¡No! ¡No he leído nada! ― aumentando mi voz gradualmente.
Se hizo un pequeño silencio y él sonrió, me acaricio la cabeza y dijo
― Buena chica.
Juan realmente daba miedo, daba más miedo que sonriera de esa manera que cuando me grito. Dejo de tocar mi cabeza y me siguió mirando, los dos nos mirábamos fijo, el comenzó a acercarse, yo retrocedí.
En ese momento llego Esteban, me alivie, sonreí y fui corriendo hacia el exclamado.
― ¡Bienvenido!
Nos sentamos los tres en la mesa y comenzamos a comer.
Juan volvió a decir.
― ¡Mn huele bien! ― y agrego con su nueva sonrisa macabra ― ¡esta delicioso, probare mucho más de este festín!
No sé si sus palabras llevaban algo indirecto o no pero lo que si sabía era que no volvería a quedarme a solas con él, no mientras pudiera evitarlo.
Sin embargo luego de ese episodio, Juan estaba más cerca de mí, me hablaba más, me seguía mas, incluso aunque yo lo evitara el siempre encontraba la forma de estar cerca de mí y Esteban comenzó a darse cuenta de su hostigamiento.
Entonces se le planto.
― ¿Qué pretendes con mi pareja, Juan?
― Nada ― le respondió mirando hacia otro lugar.
― ¿Te gusta Naiara?
― Es una linda chica pero nada más.
Esteban se estaba poniendo de los nervios, así que intercedí
― No pasa nada, es solo un malentendido.
Juan sonrió con esa sonrisa que daba miedo y Esteban exclamo.
― Retírate, hasta que no se aclare todo no puedes quedarte aquí.
― No puedes echarme así, no te lo permito.
― Ándate Juan ― dije también.
No tuvo más remedio que irse.
Esteban me miro a los ojos y me pregunto.
― ¿Por qué no me dijiste que te estaba molestando?
Baje la mirada.
― Ya te dije que fue un malentendido.
Esteban se me acerco, levanto mi cara y dijo.
― Mi hermano es de hacer este tipo de cosas así que...
Pero yo lo interrumpí con un beso y le respondí.
― Lo siento, tienes razón ― y nos volvimos a besar.
Luego de esa escena romántica, los días lindos terminaron, en efecto, yo tenía razón, el hermano de Esteban andaba en cosas turbias. Un día sin razón alguna Esteban desapareció y como una ráfaga rápida de viento me culparon a mí por su supuesto asesinato. Sin explicación entre a la cárcel de mujeres y ni bien llegue tuve una visita, era Juan de nuevo con su maldita sonrisa. Apareció para hablarme y lo primero que dijo fue.
― ¡Estoy disfrutando este festín!
― ¿Te estas burlando de mí? ¿Qué hiciste con Esteban?
Encendió un cigarro y siguió hablando.
― Si, si, muy delicioso ― me respondió ― tú lo mataste ¿No te acuerdas?
Volví a repetir.
― ¿Qué hiciste con Esteban? ― aumentando mi voz.
― Esteban, Esteban ¿Es lo único que sabes decir? Esteban murió ¡Ya olvídalo!
― ¿Lo mataste? ― le dije muy seriamente.
― ¿Por qué me molestas? ― se hizo un silencio y continuo ― eso nunca lo vas a saber, el desapareció, murió, se fugó ¿Quién sabe? Lo importante ahora es ¿Viste el papel?
― Otra vez con eso ¿Esto es todo por ese estúpido papel?
Yo ya estaba enfurecida y ya no hablaba bajo, mis nervios estaban que explotaban y quería llorar pero aguante para decir algo más.
― ¡No vengas más, mafioso!― me levante y me dirigí a la puerta para llamar al guardia pero me detuvo.
― Mi intención no es ser tu enemigo, solo hice esto para vengarme un poco por haberme tratado mal la última vez que nos vimos.
Juan dio a entender que era el culpable de todo esto, realmente era un mafioso, yo estaba muy sorprendida y aterrorizada, no sabía qué hacer, así que volví a llamar al guardia pero Juan siguió hablando.
― debes portarte bien y muy pronto saldrás de aquí.
No sabía si se refería a buena conducta en la cárcel o que quería que hiciera algo por el pero le dije.
― No me importa lo que digas, me voy y no vuelvas.
― Otra vez con tus frases de irse, de echar ¿queres que haya otro desaparecido? ― volví a llamar al guardia pero el continuaba ― vos misma lo dijiste, soy todo un mafioso, el guardia no va a venir si yo no lo llamo.
Entonces le conteste.
― ¿Qué queres?
Me miraba pero no decía nada.
Comencé a llorar y le pregunte de nuevo.
― Por favor, decime ¿Qué queres?
Y él respondió.
― Una cómplice.
Se hizo un silencio y el me miraba fijo, se acercó pero luego se dirigió a la puerta y llamo al guardia, entonces se fue.
Esa noche no podía dejar de pensar que quería decir con eso y tampoco podía dejar de pensar en el lugar horrible en el que estaba, aunque había algo diferente en mi celda, era para una sola persona, incluso me mantenían aislada de las demás reclusas. Había algo diferente en el trato hacia mí, no era malo ni bueno puesto que era una cárcel pero al mantenerme aislada de aquellas personas, estaba a salvo ya que todos los días se escuchaban enfrentamientos entre ellas y seguramente si yo era incluida con esas reclusas también tendría que pasar por eso, pero no, entonces entendí, Juan estaba detrás de todo esto y es más me lo confirmo cuando vino a visitarme por segunda vez.
― Ya estas más tranquila ¿Vez que no soy tan malo? Yo te estoy cuidando
― Tu hermano te lo pregunto una vez pero quiero escucharlo de nuevo ¿yo te gusto? ―le pregunte con intriga.
― ¿Esperas que te responda que eres una mujer linda y nada más o quieres la verdad?
Le pegue un cachetazo y le grite.
― ¡psicópata! ― me levante de la silla, me acerque a la puerta y le dije ― ¡dile al guardia que me abra!
Su sonrisa macabra volvió a aparecer y respondió.
― Me encanta cuando te enojas ―acaricio con su mano la mejilla que le había abofeteado y continuo― aah cuanto me encanta ―cerrando los ojos exclamo― mucho, mucho, mucho― repitió muchas veces.
Realmente era un psicópata pero se levantó y llamo al guardia, antes de irse dijo
― Lo que mi princesa desee, nos veremos pronto.
No quería verlo más, no quería seguir en ese lugar, no quería que todo el mundo siguiera en mi contra, no sé si me había vuelto loca o no pero esa noche me suicide...
O eso creí, en realidad no estaba segura puesto que robe uno de los cubiertos que me daban para comer y recordé como en un programa había muerto una mujer, de esta forma me introduje el cuchillo sobre las venas de mi brazo izquierdo de arriba para abajo, la sangre corría por todo el suelo, me fui desvaneciendo poco a poco y sin darme ni cuenta cerré mis ojos y mi mente ya no estaba allí, en ese mundo que me hacía sentir pésimo, lo último que llegue a decir fue.
― Lo siento Esteban ― y unas lágrimas cayeron por mis ojos.
Ya no me podía arrepentir, ni aunque él estuviera vivo o muerto, yo ya lo había hecho.
Sin embargo a la mañana siguiente desperté pero la celda se veía diferente, como si lo de mí alrededor y los de mí alrededor, no fuera ni fueran, lo mismo que fueron siempre.
― ¿Estoy muerta? ¿Estoy viva? ― Cuál es la verdadera respuesta.
Pero la sangre no estaba allí y si estaba realmente muerta ¿Dónde estaba el cuerpo? Se supone que soy un alma o se supone que fue todo parte de mi imaginación.
Pero no podía ser porque el cuchillo si estaba allí y yo me encontraba aturdida, veía todo de otra forma, como si el lugar brillara. Pero si estaba muerta ¿Por qué no puedo atravesar la pared? ¿Porque no he ido al cielo? ¿Realmente estoy muerta? ¿No será que he pecado por haberme suicidado? Cuál era la verdadera respuesta.
¿Sera que muerta los que estarán a mí alrededor también me ignoraran o me trataran mal?
Deje de hacerme preguntas, me senté en la cama y decidí esperar al guardia que siempre me trae la comida para saber la verdad.
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