Una Carta al silencio

De: Meliodas

Para: una diosa en el cielo.

"Te fuiste primero, como siempre te llevaste la delantera mi cielo, pero no lloré de tristeza como quisiera ya que sé que en la otra vida me esperas.

Tú me dejaste una última sonrisa yo te doy la mía para tu camino, una maleta pequeña para una larga odisea sin destino fijo. Lo siento, no te hice sentir en vida que se sentía indagar el cielo, pero al menos recorrimos el mundo entero.

Tuvimos una buena vida, cumplimos metas y sueños, vimos a nuestro hijo crecer, caerse levantarse cuando aprendió a caminar y correr, cuando aprendió a ir en bicicleta, cuando fue a la escuela, cuando se le declaro a la niña que le gustaba...

Lo vimos con su novia y en situaciones muy incomodas, recuerdo como morías de celos por Isolda alegando que a tu hijo se roba. Como no lo querías soltar cuando se casó, y como lo ayudaste cuando no sabía cuidar de sus hijos solo.

Toda una aventura llena de retornos y parafilias de una vida difícilmente sencilla.

¿Recuerdas cómo nos conocimos?, bajo un farol de medianoche como simples desconocidos de mismo camino a pesar de ir en sentido contrario.

¿Recuerdas nuestro primer baile?, bajo la luz de una luna celosa que terminó en noches de lluvia. Me resfríe un poco, pero valió la pena después de noches en vela.

Un noviazgo inesperado después de tener el corazón destrozado, un matrimonio apresurado y aventuras en la noche como amantes desesperados...

Temí cuando dijiste que esperabas a mi hijo y yo solo desmayándome del susto; cuando di un brinco al decir que estabas a punto de dar a luz y yo dejé en mis ojos abierto el grifo. Fue el día más aterradoramente feliz, si es que se puede decir así.

Sin embargo, los sentimientos acaban y el silencio forma posada en nuestra estancia de sonrisas forzadas. Con los años tu y yo caíamos sin paracaídas a la monotonía y a la costumbre de solo hacernos compañía.

King y Diane fueron aquellos que solo se miraban sobre el hombro en las mañanas con ocio preguntándose "¿Por qué seguían juntos, si era obvio que después de tres hijos ya no sentían lo mismo?; o Ban y Elaine que su soñado matrimonio terminó en un insomnio con nombre de "divorcio" por falta de comunicación.

Yo no soporte verte cada vez más indiferente en las mañanas, solo dejándome un café amargo a pesar de las dos cucharadas de azúcar usuales. Recuerdo tu expresión de intriga cuando comencé a dejarte cartas debajo de la almohada antes de irme y como tus zarcos volvían a su enfoque después de crecer tener un amor inerte.

Las flores marchitas eran cada semana reemplazadas por alcatraces y tulipanes, las rosas eran de todos los días en las noches, hasta que te levantaste de malas cuando te llevé borracho a las altas horas de la madrugada una bella serenata de voz desafinada.

Cuando llegué con barajas en la mano y te propuse aprender a jugar póker y Tristán terminó humillándonos a ambos con nuestro dinero apostado.

Como esperábamos a que se fuera a dormir para quedarnos a solas en el sillón con uno de esos programas de televisión, una pillería en el rostro diciendo: un" capítulo más y dormimos", sabiendo con una sonrisa que solo nos mentíamos y terminaríamos las noches con un nuevo amanecer entre extrañas manías.

La vez que Tristán salió con sus amigos y tu apareciste frente a mi en la cocina con un pequeño vestido proponiéndome hacer el amor en ese momento y yo como loco enamorado y, a pesar de tu cuerpo con los años en forma de defectos, yo te seguí admirando como el más bello de los monumentos arrullándome entre tus pechos.

Recuerdas que usé mis ahorros para ese viaje a Venecia y como casi caías al agua cuando te pedí nuevamente que conmigo te casaras. Cuando recorrimos el cielo parisino queriendo una velada en el Sena y terminamos perdidos en la plaza de la Concordia. Como quería darte un beso francés en la punta de la torre Eiffel, pero terminé con un vértigo llorando por el miedo a caer.

Quisimos aprender a cocinar, a andar en bicicleta, a tocar la guitarra, pero terminamos entre las manos del contrario porque no podía quedarme quieto teniéndote a mi lado mirando el firmamento de tus ojos.

Volvimos a tener la llama que coloreaba tu faz, la monotonía tomó sus maletas y buscó a otra pareja para molestar sabiendo que tú y yo no la íbamos a dejar ni con estos años encima.

Tu físico solo era el reflejo mismo de tu alma benevolente que los años jamás opacó; al contrario, tus líneas faciales solo hablaron de cuanto habías sonreído, tus ojos en parpados caídos, pero iris azules aun con joven vida. Tus manos ya no eran tersas, pero siguieron cálidas entre sonrisas hasta que llegó el día en que partirías de esta vida.

Me dijiste: "nos volveremos a ver, hasta entonces esperaré". Solté una lágrima al saber que habías tenido una vida llena de alegría, solo me tocó consolar a Tristán para que no se preocupara mientras en tu lecho de muerte te acompañaba.

Han pasado al menos unos años, a nuestros nietos lo vi crecer llenos de historias de nuestras tonterías. Sin embargo, yo di todo lo que pude dar mientras terminaba mi estadía y mi hora llegó en este día. Mi diosa, como la primera vez me extenderás tu mano como invitación a bailar en el cielo donde en esa vida seremos eternos.

Espero tu sonrisa, anhelo tu compañía, vocifero un suspiro ansioso por volverte a ver, a pesar de que me despediré con una sonrisa y ellos con agonías. No los culpo, es difícil dejar ir, pero mi camino llego hasta aquí.

Nunca olvidaré que siempre fuiste dulce en otoño, enojona en la primavera, friolenta en el verano, derramaste lágrimas en las sequías, el color del arcoíris de mis alegrías, sobre todo lo cálida que fuiste incluso antes del invierno lleno de sonrisas.

Elizabeth, mis sentimientos no necesitan ser proféticos para adivinar que siguen siendo sinceros y conexos llenos de anhelos. Te sigo amando y será eterno como el mismo cielo donde esperaré verte de nuevo.

Con amor, Meliodas".

Meliodas Demon murió por causas naturales media hora después de escribir su carta de despedida, fue velado entre sus seres queridos y enterrado al lado de su siempre amiga, esposa, amante y diosa: Elizabeth Goddess. 

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Nadie me quitaba la idea de la cabeza y realmente ya tenía más de un mes con ella. ¿Qué les pareció?

La verdad es que las metáforas me llegan como locas en la cabeza y no tengo como sacarlas, así que aquí la historia de un matrimonio cayendo en monotonía redactado en una carta de reencuentro UwU

La verdad quería hacerla una historia de cartas según cuantos días van quedando de vida a Meliodas, pero nhel, me dio pereza :p

De mi parte es todo, espero le haya gustado; sin más gracias por leer.

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