Reflexión
Aquellas palabras la habían dejado pensando, sentía correr el viento frío de la madrugada en sus blancas mejillas... Ella, Karin Shiba, la que nunca en sus largos años de vida se había interesado en un chico, incluso cuando era admirada y querida por varios varones, nunca se interesó en ninguno, ¿Enamorarse a primera vista? caer ante la simple presencia y curiosidad de un humano. Debía ser una broma muy cruel del destino.
Sin darse cuenta que rumbo estaban tomando sus pies, llego a las afueras de la casa de Toshiro, basta con decir que se sorprendió al verse ahí además de maldecirse por no fijarse por donde iba. Se quedó parada ahí, en los aires mientras era cubrida con el manto oscuro y estrellado de la noche... Quedó pensando nuevamente, tal vez era cierto lo que decía su hermana Yuzu, se había enamorado a primera vista, llego inconscientemente a la casa de aquel humano ¿Que más pruebas quería?
—Hey, Diosa de la muerte —eschucho. Levantó su mirada rápidamente hacia donde provenía la voz, era él— ¿Que haces frente a mi casa? —ahi estaba su última prueba, sentir como su corazón se agitó con solo escucharlo, sentir su presencia y verlo. Confirmado, pero no actuaría como una chica enamorada, sería como ella siempre sería ante un chico, con uno que le cayera bien— ¿Y? ¿Que dices Karin? ¿Aceptas mi invitación?
—Claro... Por qué no —dijo tranquila, acercándose a la ventana de donde él la había llamado, el dándole espacio para que entrara. Ya dentro de donde parecía ser el cuarto de él, miro las paredes blancas, con varios cuadros y pósters de bandas— ¿Es tu habitación? —pregunto mientras lo miraba, tuvo de respuesta un asentimiento— Es justo lo que me imagine... —penso.— ¿Y bien? ¿A que se debe la invitación?
—Bueno, pensé que ahora podrías aclarar mis dudas... —dijo mientras se sentaba, Karin siguió su ejemplo, sentándose ambos en la cama.— Dijistes que las ibas a aclarar, creo que ahora es momento antes de que vuelvas a desaparecer... —"tan obvio era?" Pensaba ella; claro que lo era, era algo claramente efímero.
—Entiendo. —cerro los ojos y sonrió— Claro, te lo diré ahora pero antes... —lo miro y se acercó un poco, hablando más bajo— Nosotros estamos hablando como si fuera plena tarde, ¿Que pasa si nos oyen tu familia? —Se levantó nuevamente, con aires de grandeza mientras seguía hablando— Bueno, a ti, creerán que estás loco... A mi nadie me escuchará al menos que logren - —interrumpida.
—Estoy solo, no hay nadie en casa —se sorprende. Pero inmediatamente vuelve canchera.
—¿Cómo son capaces de dejar a un niño solo? Que clase de familia tienes —decia burlándose.
—Aja, jajaja —risa sarcástica— Que graciosa, ¿Por qué solo algunos pueden verte y tocarte?
—Okey, al punto —suspiro.— Los humanos tienen algo que se llama "poder espiritual" Y algunos como tú, lo tienen muy alto, que son capaces de ver hollow, almas plus y shinigamis... Todo se debe a tu poder espiritual —Toshiro estaba algo sorprendido, pero por que "algo"?.
—¿Con el poder espiritual puedes crear esferas de energía? —pregunto secamente.
—¡Exacto! —dijo animada pero inmediatamente se le corto el chorro— Espera ¿como lo sabes?... ¡! —se sobresalto. Inesperadamente una mano fría había tocado su mejilla y otra su mano, sentía arder su rostro no podía articular una palabra, reunió las letras y tomó aire— ¿Q-que haces?
—Perdón —desvío la mirada, ocultando un sonrojo— Quería probar que me decías la verdad, pensé que solo podiamos tocar tus manos —ya no tocaba su mejilla, su mirada estaba hacia abajo, mirando lo que sus, ahora ambas manos frías sobaban la mano cálida de la morena— Son muy tibias... Pensé que no tendrían temperatura...—levantó la mirada chocando con el color ónix de los ojos de la shinigami, decorando sus mejillas con un tono carmesí muy potente.
El chico se levantó muy rápido, fue en dirección hacia una pequeña estantería blancuzca, con varios libros y cómic, buscando el más grueso que había ahí. Tardandose a propósito para poder calmar su corazón, ese rostro, era una pintura muy hermosa, le pareció pintada con los colores de los dioses. Miro de reojo hacia atrás para ver a la morena, tenía ambas manos juntas sobre su pecho, mientras botaba aire por la boca, el aliento fue notable para él, la ventana dejaba entrar todo el frío...
Volvió a sentarse en la cama, ya más tranquilo y le entregó el libro— Este libro dice muchas cosas, en su mayoría paranormales y espirituales... —Karin leería de pasada mientras él seguía hablando— Es el volumen I escrito por el fallecido Genryusai Yamamoto, un escritor famoso en Japón especializado en libros espirituales y de terror
La Morena estaba boquiabierta, por lo menos el 60% del libro era cierto, y ese porcentaje tenía mucho que ver con el Hueco Mundo y la Sociedad de Almas, pero con métodos antiguos por lo menos en el mundo de los shinigamis. — Dijiste que este es el primer volumen ¿no?
—Así es. El segundo volumen lo escribió la esposa del hijo de Genryusai, Yachiru Kenpachi, Nombre artístico "Retsu Unohana" El esposo se llama Zaraki Kenpachi —Karin estaba apuntó de interrumpirlo, pero este peliblanco leyó sus pensamientos— Se lo que piensas, él se cambió el apellido cuando tenía 18 años en señal de rebeldía... El último volumen lo escribió la hija adoptiva de este matrimonio: Yachiru Kusajishi
—Son tres volúmenes... ¿Donde puedo encontrar los otros dos? —pregunto sería.
—Suerte para encontralos —le dijo el peliblanco. — Fueron publicados en muy pocas copias, y fueron vendidos de antemano... Pude conseguir el segundo volúmen, debería llegar a mi tienda 24hrs el día de mañana.
—¿Te importa si me lo llevó? —le preguntó la morena mientras levantaba el libro— Te lo devolvere, lo prometo.
—Esta bien —le respondió. — Confío en tus promesas —se levantó y saco una bolsa de género que tenía doblada encima de su pequeña biblioteca, tomando libro mientras pasaba a rozar nuevamente las calidad manos de ella. — Puedo prestarte el siguiente volumen si se te apetece —le preguntó mientras metía el libro dentro de la bolsa.
—¿En serio? —el asintió— Muchas gracias —sonrió y se levantó recibiendo la bolsa, rozando otra vez sus manos. Parecían no darse cuenta.
—Así nos veremos otra vez mañana —Karin lo miro sorprendida, le emprestaria el libro sin antes leerlo el?.— Es tarde y te pediré que te vayas, mañana tengo un partido de fútbol, necesito descansar —Toshiro abrió la puerta de su habitación para que saliera la pelinegra.— Aun tengo dudas que necesito que aclarar.
Karin sonrió. — Esta bien, nos veremos mañana nuevamente... —subió a la ventana— Pero saldré por donde mismo entre... Reflexiona, tal vez no quieras y no debas saber ya nada más
La shinigami se fue, esas palabras dejaron en haque a Toshiro. ¿Le estaba advirtiendo? No le tomaría atención, pero debió hacerlo.
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