❝Jodamos al mundo reiniciando la fábrica❞

                    En los tejados solitarios, airosos y frívolos, quienes construyeron una guerra falsa para cambiar el modo de vida de otros, se reunían antes del momento crucial de su trato.

    Recién había llegado el hombre más temido que alguna vez se pudo conocer, escuchando los suaves e infantiles tarareos que seguían sonando a pesar de su llegada, siendo movidos por el viento. 

     Eto miraba la lejanía, apreciando las luces de los rascacielos que no descansaban pese a las altas horas de la noche. Movía sus piernas de un lado a otro, sin temerle a la abismal altura en la que estaba, manteniendo un aire calmado. Arima distinguió que incluso la mujer de un ojo había ido fuera de lo que acostumbraba, pues sus vendajes estaban desordenados, permitiendo ver gran parte de su rostro y piel.

   —¡Segador! Qué bueno verte por aquí —musitó tras finalizar su canción, esbozando una sonrisa que se marcó perfectamente en las diversas vendas que cubrían casi toda la superficie de sus labios—. ¿Vienes a entregarme tu testamento como confidente de tu corona? 

   —Quizás sea un buen momento. 

     Arima habló con serenidad, permaneciendo de pie mientras observaba a Eto en silencio, admirando su perfil, hasta que la mujer dejó de ver la llamativa ciudad, pasando sus verdosos orbes hacia los grises de Kishou.

     En un movimiento de manos bastante flojo y aniñado, le indicó al hombre que se acercara y se sentara a su lado. Al albino no le agradaba la idea de sentarse, pero aun así se acercó, cumpliendo con una parte de lo solicitado de la mujer, manteniendo su silencio imperturbable. 

     No era una reunión de viejos amigos, tampoco de amantes prohibidos y mucho menos de simples conocidos. Eto, percibiendo las cosas desde su lado literario más pasional, veía ese encuentro tan inusual como una mezcla de todos los sucesos anteriores, dejando como resultado el encuentro de reyes con coronas falsas a punto de formar una nueva y válida corona. En su mente, se le hacía fascinante el pensamiento, pues Arima era un hombre interesante, de los más interesantes que había conocido, al nivel de decir que le gustaba de una forma singular. 

     Finalmente, como sobrante de esos pensamientos, soltó una risilla que sería su pase para conversar con el segador. 

   —Pronto todo lo que construimos llegará a su final. 

     El ansia se sentía. Habían encontrado y acabado con tantos, habían causado tanto dolor y daño que, en algún punto, el deseo de que su fase final llegara a su éxtasis rebosaba con fervor. Ambos asumían su culpa y de una forma u otra, estaban preparados para que un castigo carmín los azotara. 

   —Ya no será divertido sin alguien al cual enfrentar —susurró Eto una vez más, siendo escuchada con atención por el callado investigador—. ¿Con quién podré emocionarme de tal modo si no es con el Segador de la CCG? Es una pena. 

     Yoshimura nunca perdería ese toque de sadismo cargado en jocosidad, decorado con palabras crueles y exageradas, pues era su sinceridad en su máximo estado. Sus verdades eran dolorosas e inefables, tan únicas que en cierta parte parecían bellas; Arima parecía entender bien eso.

     Así era. Puede que sus juntas sean escasas y poco prolongadas, pero en el corto tiempo en el que se encontraban, había una dinámica tan vigorosa que ninguno pasó por alto. 

     —Arima-san, ¿qué flores te gustarían recibir?

     —Lirios estarían bien.

     —Lirios blancos, ¿verdad? —murmuró, alzando su cabeza para mirarle de nuevo—. Sí, combinan perfectamente contigo... En mi próximo libro, haré que el protagonista muera con una corona de lirios blancos.

     Eto realizó el gesto con sus manos, riendo por lo bajo ante la mirada impasible del hombre.

     —Es una pena que no pueda leerlo.

     —¿Por qué? El libro trataría sobre ti. No sería nada que no conozcas, Arima-san.

     Arima calló un segundo, observando las vigorizantes luces de Tokyo y escuchando el poco bullicio nocturno.

     —Incluso si yo soy el protagonista, me encantaría conocer de qué forma narrarás los sucesos, cómo los decorarás y llenarás de tu talento —contestó con calma, devolviendo su vista a Yoshimura—. Si eres tú quien la escribe, me gustaría volver a conocer mi historia.

     Eto sonrió con calma, jugueteando con sus manos y pies.

     —Ya que no puedes quedarte a leer, ¿por qué no me colaboras con el material? Si me inspiras, haré que sea el mejor de mis trabajos, señor rey —musitó con energía, echándose hacia atrás para ver la prominente figura de Kishou—. Tienes hasta antes del amanecer... ¿Aceptas?

     Arima sonrió por lo bajo y casi imperceptible, tomando finalmente asiento junto a la mujer de cabellos verdes, dejando sus piernas colgar de la misma forma.

     —¡Estoy tan emocionada! Dime, ¿cómo comenzó la historia del legado del primer rey de un ojo?

     —Fue gracias a una mujer de cabellos verdes.

     —Interesante comienzo.

     Arima guardó en su memoria la risa humorística de Eto, una risa que era suave y poco escandalosa a comparación de otras, única en su tipo.

     Quizás en otra vida hubiesen podido conocerse mejor, bajo circunstancias en las que no tuviesen que cargar con una cumbre de cadáveres, donde fuesen personas comunes, fuera del odio con el que estaban acostumbrados a vivir.

     Lamentablemente, ambos solo tenían hasta antes del amanecer para disfrutar una última vez de la compañía del otro, a pesar del sentimiento de tristeza les dejara una marca.

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wenas ¡!
Kay presente, Kay
al habla / wink.

esta  vez  traigo  un
pequeño   one-shot
dedicado    a    estos
dos 💕  ,, un  ship  al
que  le  falta un poco
-bastante- de amor ✨

¡ además !
es   un   pequeño   regalo   para  mi
preciosa Betty. espero que disfrutes
de este pequeño y humilde one-shot,
esperando   que   sea   totalmente  de
tu agrado / shy.

espero la pases muy bonito,, babe 💕

━━ txmushh  ｡