~CAPÍTULO 5~

Shanea

No podía describir el miedo tan intenso que sentía en mi pecho, mis manos sudaban al mismo tiempo que temblaban, seguía llorando sin importar las tantas veces que me habían amenazado para que dejara de hacerlo. La camioneta frenó en seco haciendo que me fuera de golpe contra el frente, mi cabeza se dio un fuerte golpe haciendo que lo frente sangrara, pero eso solo hizo que aquellos hombres rieran burlonamente sin importarle mi bienestar; sin embargo, debía admitir que tenía más miedo por mis padres que por mí, a mí me podía pasar que lo que sea, pero mis padres lo eran todo para mí, si me pasaba algo, ellos morirían de hambre.

Sentí como unas manos frías y gruesas tomaron mi brazo obligándome a bajar de la camioneta, forcejé lo más que pude, pero todo fue en vano, aquel hombre tenía mucho más fuerza que yo y era poco lo que podía hacer contra eso. Pasaron algunos minutos y luego me sentaron en una silla atando mis manos y pies, después de eso se escuchó un silencio en lo que parecía una habitación, el saco de mi rostro aún no había sido retirado, pero algo se alcanzaba a ver, realmente todo me daba mala espina ¿Acaso iba a morir aquí? Eso era algo que no quería.

—Así que tú eres la chica de la que tanto hablan —dijo un hombre con voz coqueta—, permíteme darte la bienvenida a ésta humilde mansión.

Sentí como el saco fue retirado de mi rostro, poco a poco fui abriendo mis ojos encontrándome a un hombre musculoso y algo feo, su sonrisa pervertida me daba asco y no podía evitar sentirme incómoda cuando sus ojos recorrían mi cuerpo.

—Espero que disfrutes esto tanto como yo —sus manos viajaron hasta sus pantalones, desabrochó los botones y poco a fue sacando su pene—. Al jefe no le molestará que yo lo haga primero, me imagino que para esto te trajeron, para darnos placer.

—Aléjate —balbuceé debido al trapo que tenía en la boca.

—Shh —puso su dedo en la boca en son de que hiciera silencio. Yo dirigí mi vista a su paquete y rápidamente hice un gesto de burla— ¿Qué? Lo que importa es el movimiento no el tamaño.

No pude sentir reír, tal vez lo hice por lo nerviosa y asustada que estaba, pero no me esperaba el golpe en mi rostro con el cinturón que se había acabado de quitar, con eso acabó con mi estúpida burla, me lo merecía, no era un momento para reír. Sus manos fueron directamente a mis senos, no eran muy grandes, pero tenían un buen tamaño. No pude evitar sollozar al sentir sus manos sucias sobre mis senos, traté de quitar sus manos, pero no podía hacer nada, estaba atada y no podía defenderme.

En un momento de excitación, el hombre rasgó mi vestido e introdujo mi seno desnudo a su boca, lo mordía con brusquedad haciendo que jadeara de dolor, me estaba lastimando y no cedía a mis súplicas, solo logré que lo hiciera más fuerte y más rápido, con su mano derecha manoseó mi otro seno, me sentía sucia y mal, quería irme a casa. Dejó a un lado mis senos y abrió mis piernas lo más que dejó las sogas, bajó mis bragas y tomó su pene, pero cuando se iba a introducir en mí, la puerta se abrió de golpe haciendo que el hombre se alejara de mí.

—¡¿Pero qué estás haciendo?! —gritó un hombre de mayor edad haciendo que el otro bajara la cabeza.

—Lo siento jefe, usted sabe que soy hombre y la chica está realmente buena —sonrió. Él hombre golpeó el rostro de éste haciendo que cayera al suelo.

—Eres un incompetente —musitó haciendo una mueca de asco—. Le pediré a los guardas que te ejecuten.

—¡No por favor! —suplicó—. Perdoneme jefe, por favor.

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