~CAPÍTULO 34~
Shanea
Traté de resistirme todo lo que pude, pero nuevamente me vi envuelta en sus brazos, mi mente viajó a aquella noche en la que hicimos el amor olvidando todo por completo, no recordaba mucho de ello, pero algo dentro de mí me decía que había sido perfecto. Quería nuevamente entregarme a él, pero sería como perdonar su traición, además ¿Qué podía reclamar yo? Solo acepté ser su esposa a cambio de las vidas de mis padres, él prometió dejarme libre después de la luna de miel, entonces ¿Habría razón para continuar con esto? Mi corazón estaba confundida y no sabía cómo se encontraba el de él.
Decidí ir en contra de todos mis deseos, caminé hacia la puerta lo más rápido que pude, pero Jeison fue más rápido y sujeto mi manos con su corbata, éste sería mi fin. Traté de soltarme y le rogué que me dejara ir, pero a cambio de eso, tomó un pañuelo y lo ató en mis ojos evitando que pudiera huir.
—No te atreverías a violarme. —susurré en un hilo de voz.
—¿Violarte? —preguntó soltando una risita—. Tú serás la que suplique por tenerme dentro.
—¿Qué pasó con aquel chico inocente que conocí? —cuestioné mientras sentía como mi cuerpo iba quedando completamente desnudo.
—Quiero compartir mis últimos días contigo pequeña y quiero hacerte sentir mujer. —respondió abriendo mis piernas.
—¿Q-qué quieres decir con último días?
—Solo olvídalo.
Quería insistir, quería saber la verdad tras aquellas palabras que parecían afectarle mucho, pero mi mente se perdió en aquel placer que empecé a sentir en mi parte íntima gracias a Jeison. Su lengua húmeda empezó a jugar con mi clitorís haciendo que una corriente eléctrica recorriera mis piernas, empecé a gemir suavemente mientras sentía como mi cuerpo se estimulaba mojandome por completo, también podía sentir mis pezones erguidos debido al tacto de las yemas de los dedos de Jeison, ese idiota me había engañado, no era un chico inocente, sabía muy bien cómo darle placer a una chica y de la mejor manera.
Uno, dos dedos fueron los que Jeison introdujo en mi interior mientras seguía jugando con mi intimidad, podía sentir el placer recorrer todo mi cuerpo, estaba apunto de estallar y lo único que podía hacer, era gemir como agradecimiento por aquellas sensaciones. Mi intimidad empezó a palpitar indicando que me iba a venir en cualquier momento, pero cuando estaba a punto de hacerlo, Jeison retiró sus dedos y su lengua de mí, haciendo que quedara con un orgasmo pendiente.
—Dilo. —murmuró en mi oído— di que me necesitas dentro de ti.
—Te necesito Jeison, te necesito. —dije con mi respiración echa una mierda. Ni siquiera sabía de donde había sacado el valor para decirlo.
—Eso era todo lo que quería escuchar.
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