~CAPÍTULO 30~

Shanea

Mi cabeza dolía demasiado, sentía que todo a mi alrededor me molestaba, incluyendo la voz de mi madre la cual me llamaba desde el comedor. Me levanté lentamente y me acerqué al espejo, me veía realmente mal, mis ojos estaban rojos e hinchados, tenía bolsas moradas bajo mis ojos los cuales los hacía ver realmente cansados, mi piel estaba pálida, pero no un pálido bonito de esos que solían tener las modelos, si no un pálido que tiraba a verde y morado, como si estuviera a punto de morirme ¿Tanto había llorado? Me sorprende que mis padres no me hubieran preguntado nada anoche, pero realmente se los agradezco, no quería hablar de eso, ni ahora, ni nunca.

Salí de la habitación y fui directo al comer, nada me apetecía, no quería comer, solo quería seguir durmiendo hasta que dejara de dolerme el alma, hasta que Jeison volviera a ser el mismo. En este momento lo necesitaba demasiado y era justo el momento en el que no estaba ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no vino en la noche? Me paré del comer rápidamente sin probar bocado, tenía miedo de que algo le hubiera pasado.

—¿A dónde vas? —preguntó mi madre al verme tomar mi abrigo.

—Tengo que salir. —respondí sin ánimo.

—Pero no has comido nada. —dijo mi padre preocupado.

—No tengo hambre. —susurré para luego salir de la casa.

Tomé un taxi y me dirigí a la casa de Jeison, era la primera vez que me subía a un taxi, siempre tuve que caminar debido a lo pobre que éramos, pero Jeison había llegado para cambiar eso y era algo que siempre le iba a agradecer. En un parpadeo llegamos a la casa de mi esposo, le pagué al conductor, le agradecí y me bajé, entré rápidamente a la casa, los guardias no pusieron resistencia, sabían que yo era la esposa de Jeison y eso me hacía sentir bien.

Entré y empecé a llamarlo por todo el lugar, pero no hubo respuesta, subí al segundo piso y empecé a abrir puerta por puerta, no recordaba cual era su habitación así que no había de otra. A la final quedaba la última, la abrí poco a poco y en ese momento sentí algo romperse, era mi corazón el cual había quedado roto en mil pedazos diferentes. Mis lágrimas no tardaron en salir y no pude evitar sollozar con fuerza haciendo que Aurora se despertara.

—¿Shanea? —preguntó adormilada— ¿Qué haces aquí?

No pude responder, sentía que mi voz no salía, quería salir corriendo de allí, pero mi cuerpo tampoco respondía. Aurora se encontraba completamente desnuda junto al cuerpo desnudo de Jeison, la sábana blanca cubría el cuerpo de ambos, aunque desde aquí podía ver uno de los senos de Aurora completamente desnudo, era la escena más asquerosa y destructiva de mi vida, los odiaba con todo mi corazón ¿Cómo me habían hecho esto? Creía que Jeison me quería, pero solo había sido utilizada para su beneficio.

—Me sorprende que estés aquí. —comentó Aurora sacándome de mis pensamientos— Nataniel me había dicho que ustedes ya no tenían nada.

—¿Él te dijo eso? —pregunté en un hilo de voz. 

—Sí. Él no quiere a una mujer vacía y yo le puedo dar el hijo que él tanto desea. —suspiró con emoción— no tienes nada que hacer aquí, Nataniel es mío. Nunca nadie me había hecho el amor como él, Dios, sentía cada parte de mi cuerpo ardiendo en llamas, éste hombre lo hace de una manera que de tan solo pensarlo. —gimió— me prende.

Salí lo más rápido que pude de ahí rota en llanto. Ese vacío en el pecho que se sentía cuánto acabas de perder a la persona que amas, te roba el aliento, la felicidad, la vida y solo deseas desaparecer para evitar sentir el dolor, ahora mi sufrimiento era doble, ahora solo quería morir, mierda.

Noooo 😭😭😭

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