~CAPÍTULO 29~

Aurora

Nataniel seguía negándose a que yo lo llevara a casa, pero a la final accedió a que yo manejara, ni siquiera era capaz de sostenerse de pie por mucho tiempo, así que manejar sería como un suicidio. Debía admitir que me sorprendía la actitud de Nataniel, yo crecí junto a él y siempre creí que sería igual a su padre, pues él se crió viendo como su padre asesinaba a personas de manera asquerosa e inhumanas y sobre todo, creció viendo como su padre se aprovechaba de niñas y mujeres inocentes, las violaba a tan grado de matarlas de dolor.

No sabía cuánto tiempo había estado sumergida en mis pensamientos, pero mis mejillas se encontraban humedad debido a las lágrimas, pues yo fui una de las víctimas de aquel despiadado hombre. Mis padres estaban en quiebra, la única solución fue pedir dinero prestado y el padre de Nataniel fue el único que accedió a dárselos, pero a cambio de algo, a cambio de mí, yo solo tenía ocho años y no entendía nada. Aquel hombre entraba en mi habitación cada noche y me tocaba de una manera que no me gustaba, me lastimaba y por más que le rogaba que no lo hiciera, no me hacía caso, siempre despertaba con mi intimidad irritada y con rastros de sangre, eso es algo que no se lo deseo ni a Shanea.

—Hey —susurró Nataniel—. Ten más cuidado, acabas de pasar un semáforo en rojo.

—L-lo lamento. —musité.

—Hubiera manejado mejor yo. —bufó.

Decidí olvidar mis pensamientos y concentrarme en mis planes, debía aprovechar que Nataniel se encontraba en un estado completamente vulnerable. Después de un viaje completamente silencioso, llegamos a la casa, como lo suponía, Shanea no estaba allí ¿Acaso habían peleado? Sí era así, sería mi oportunidad de conseguir algo y por fin vengarme de su padre. Salimos del auto y ayudé a Nataniel a entrar a la casa, fue un poco difícil, ese chico pesaba demasiado, pero logré acostarlo en su cama.

Salí rápidamente de la habitación y busqué un botiquín de primeros auxilios, saqué un poco de algodón y lo bañé en alcohol, seguido a eso empecé a curar la herida de Nataniel mientras me encontraba sentada en su regazo, estaba segura que si alguien nos viera, pensaría de todo.

—¿Me vas a contar qué pasó? —pregunté con curiosidad.

—Maté a mi padre. —murmuró de la nada. Me sorprendí por lo que dijo, esperaba todo menos eso.

—¿Solo eso? —pregunté nuevamente.

—Shanea estaba embarazada y mi padre la hirió. Perdió al bebé y jamás podrá volver a ser madre. —comentó con dolor, realmente le había afectado tan asunto.

—Tranquilo, yo aún puedo darte un hijo —insinué mientras quitaba mi blusa y dejaba a la vista mis grandes senos.

Empecé a besar su cuello mientras movía mis caderas encima de su miembro, pero cuando lo miré fijamente, éste ya estaba dormido, maldecí por lo bajo mientras me sentaba en la cama, en ese momento se me ocurrió una idea.

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