Shanea

El día había ido bastante bien, Jeison se había portado muy bien conmigo, aunque era un chico que trataba de demostrar frialdad y egoísmo, en su corazón solo había amor y calidez, además, no podía negar que empezaba a sentir algo por él, era la primera vez que alguien me trata como me trataba él, en aquel bar de mal a muerte, todos los hombres me veían como un objeto que podían tocar y seducir hasta llevarme a la cama, Jeison era diferente, tal vez era porque era virgen, aunque seguía sin creerlo, pero su actitud lo confirmaba muy bien.

Los invitados se encontraban disfrutando la fiesta mientras yo estaba en mi habitación empacando mis maletas, la luna de miel sería una sorpresa y para ser sincera, estaba realmente nerviosa. La puerta de la habitación se abrió dejando ver el rostro de Jeison, no pude evitar sonreír mientras le pedía que pasara.

—¿Estás lista? —preguntó con una pequeña sonrisa.

—Más que lista. —suspiré— ¿A donde vamos?

—Es una sorpresa. —dijo mientras guiñiaba un ojo.

Pronto salimos de la habitación con nuestras maletas, según Jeison, íbamos a ir a una pequeña isla fuera de la ciudad donde podríamos conocernos mejor, me gustaba mucho la idea, pero aún seguía teniendo esa sentimiento extraño en mi pecho, como si algo malo fuera a pasar y esa fuera la advertencia. El taxi pronto llegó y ambos subimos, Jeison le dio la dirección al chófer y tomamos rumbo al lugar.

—Jeison —llamé atrayendo su atención— ¿Por qué las personas que te conocen te llaman Nataniel?

—Ese era el nombre que mi madre quería para mí. —musitó mientras desviaba su mirada de mí— mi padre era un violar, sedujo a mi madre y la embriagó. De esa noche nací yo.

—¿Qué ocurrió con tu madre? —pregunté mirándolo fijamente.

—Mi padre la mató una vez que yo nací, por esa razón juré nunca tocar un arma, me cambié el nombre para no recordar aquella trágica historia y odie a mi padre por encima de todo. —respondió con algo de dolor, había pasado mucho tiempo, pero la herida seguía intacta y yo la había tocado.

—Lo lamento —susurré—, no era mi intención... —me interrumpió.

—Tranquila, me hace bien tener a alguien a quien contarle esto —suspiró—. Eres la primera persona que sabe la historia tras mi verdadero nombre.

Un pequeño sentimiento nació en mi corazón, Jeison había tenido que pasar por muchas cosas y me daba emoción saber que confiaba en mí para contar aquello que tanto lo acomplejaba. Las horas seguían pasando en un rotundo silencio, hasta que Jeison lo rompió informando nuestra llegada.

—Al fin hemos llegado ¿Lista para viajar en bote? —sonrió burlonamente.

—En teoría.

A las primeras dos personas que cometen YO los etiquetaré en los próximos capítulos.