+18 AlissaxBattista

Este Capitulo va luego del capitulo 22 de Doble Filo, luego de que Amaris y Battista tuvieran la pelea. Esta narrado por Alissa



Amaris se había retirado dejándome sola con el chino en su casa. Luego de su baño él se había encerrado en su habitación demostrándome que aun estaba molesto por haber dejado entrar a su potencial atacante a su hogar.

Pronto se haría de noche y aún no había podido hablar con él. Pensé en simplemente retirarme a mi propio hogar pero el cariño que sentía por él no me permitía irme sin mas y dejar las cosas como estaban. Si bien... el no me había demostrado si me correspondía o no, no podía calmar mi corazón sino hablaba con él.

Pase por el pasillo que dirigía a su habitación, justo a lo mas profundo de aquel lugar, una gran puerta doble de madera lo protegía del resto. Golpee pero decidió ignorarme, entonces apretando el picaporte con un poco de molestia yo decidí ignorar su privacidad y entrar de cualquier forma.

El militar estaba recostado, sostenía un libro con su mano derecha sobre su rostro y con su brazo izquierdo moldeaba un apoyo bajo su cabeza. Baje la mirada hacia su abdomen sintiéndome avergonzada de solo hacerlo, cada musculo de su cuerpo estaba perfectamente definido y delimitado, ya vestido se notaba pero ahora; viéndolo casi desnudo su musculatura parecía el triple de impresionante.

—Deja de mirarme, acosadora —Murmuró el chico.

Desvíe la mirada completamente avergonzada hacia el ventanal del costado, aquel militar tenía un serio problema con su gusto por los ventanales. El chico de ojos rasgados dejo el libro de lado y se cubrió con las sabanas que tenía a un lado.

  Volví la mirada hacia él cuando lo creí correcto, mentiría si dijera que no sentí la humedad y las ganas de tirarme sobre él al verlo nuevamente. Battista era poseedor de una belleza increíble, era afrodita echo hombre, la sensualidad personificada, y a su cuerpo y su rostro se le sumaba la inteligencia fría y calculadora que lo hacían único. 

—Chino yo... quiero pedirte disculpas —comencé a hablar sin saber realmente que decirle.

Battista se levantó, ignorando mi presencia y se colocó una bata que cubrió su casi completa desnudes, para luego acercarse hasta estar frente a mi.

—Una disculpa no me basta... estuviste meses fingiendo ser un zombie —El chico negó con la cabeza y tomó mi rostro en su mano izquierda— pase meses arriesgando todo para encontrar algo que te liberara, y resulta que nunca estuviste presa de nada...¿Debo pensar entonces que te gustaba fingir esa condición?

Intente encontrar algún tipo de excusa pero en realidad no la tenía, me había quedado y había fingido aquello porque algo en él me había cautivado, antes de que pudiera responderle él acarició mi rostro con su mano, su dedo índice acarició mi labio y siguió lentamente por mi cuello, pasando por mi clavícula hasta llegar a lo más profundo del escote de mi vestido.

Sentí un temblor en las piernas y un cosquilleo en los pechos, mientras él mantenía su dedo allí justo donde se volvía mas prominente, mirándome con una sonrisa como si estuviera retándome, casi podía imaginarlo "Veamos cuanto tiempo aguantas con mi dedo ahí sin mojarte"

—¿Me detengo? —Consultó en cambio, agachando la cabeza para estar casi a mi altura.

Me relamí los labios temiendo que estuvieran resecos y termine con la distancia entre nuestros rostros. El comandante besaba con experiencia y dominio, como todo lo que hacía, sus brazos me atraparon y me pegaron contra su cuerpo mientras su lengua se abría paso hacía mi boca.

Aproveche entonces y metí mis manos bajo la bata, abriéndola de una vez por todas, apoye mis manos en su pecho recorriendo con los dedos los limites de sus pectorales, pasando luego por sus abdominales y terminando en la V llevando las manos hasta la parte que cubrían sus boxers. Battista no se quedó atrás, al mismo tiempo él había trazado un camino bajo mi ropa hacía mi pezón apretándolo suavemente mientras continuábamos con el beso.

Él rompió el beso alejándose de mí, dedico una rápida mirada a lo que había estado ocultando mi vestido  y luego camino hacia el ventanal, cerrando las cortinas rápidamente. Tomo su bata por sus hombros deslizándola hasta quedar solo en ropa interior. Observé su espalda y su trasero, que no tenían nada que envidiarle a sus abdominales (sin desmerecerlos).

Me acerqué a él justo cuando termino de deshacerse del boxer negro, acaricie su espalda y le bese el cuello sin poder resistirlo más, dude un segundo pero lleve mis manos hacia su miembro tomándolo al fin. Apoyé la frente en su espalda con los ojos cerrados, concentrándome en el tacto de aquello que tanto había imaginado, tenía un buen miembro aunque no del todo erecto aun, lo tome con la mano derecha y comencé a masajearlo, alejando la mano de la base y volviendo a ella un par de veces. Battista había apoyado una mano sobre la pared conteniendo su peso en ella, mientras soltaba pequeños gruñidos a medida que aumentaba la velocidad.

Luego de unos momentos pude apreciarlo completamente duro, en todo su esplendor y largo. Battista se volteo hacía mi decidido a terminar con aquella previa sexual. Volvimos a besarnos mientras él se deshacía de mi vestido y mi ropa interior.

—Es mi turno de prepararte —Murmuró una vez estuve desnuda.

Se acercó a mi y agachándose me tomo por las piernas hasta subirme a su pecho. Mis brazos envolvieron su cabeza y mis piernas su cintura, podía sentir el roce de la punta de su miembro en mis nalgas mientras él hundía su rostro entre mis pechos sosteniéndome por los muslos. Deje caer la cabeza hacia atrás mientras disfrutaba de aquellas sensaciones.

Luego de unos momentos dio unos pasos, recostándome en el borde de su cama, abrí las piernas dándole paso cuando entendí lo que quería y me aferre a las sabanas que tenían un indiscutible olor a Battista, un exquisito y varonil perfume que ya solo me recordaba a él. 

Cerré los ojos y lo sentí.

El comandante apoyó la lengua primero tanteando el terreno, buscando el lugar preciso para hacer mas presión, una vez que lo encontró comenzó a hacer circulitos sobre ese punto, dando delicadas lamidas entre series de circulitos, en algún momento comencé a suspirar y luego a gemir del gusto que me estaba dando. Mas temprano que tarde él había logrado meterme un dedo y luego de unos minutos otro.

La humedad era cosa del pasado, en ese momento tenía un rio saliendo de mí, Battista continuaba enceguecido lamiendo la punta del clítoris mientras continuaba con el mete y saca con los dedos, parando cada tanto para dar besos al rededor de la zona.

—¿Me detengo? —Pronunció él.

Abrí los ojos para encontrarlo sobre mi, exponiendo aquel magnifico cuerpo y una erección completa, negué con la cabeza sin poder recuperar el aliento.

—Bien —Soltó el con un pequeño suspiro.

Entonces apoyó la punta de su miembro en mi entrada, empujó un poco mientras con una de sus manos continuaba jugando con mi clítoris. Solté un gemido llena de satisfacción cuando sentí que había terminado de entrar, él movió las caderas a los costados como haciendo aun mas lugar para la penetración que iría a continuación. Pegó su pecho contra el mío apoyando sus codos a los costados de mi cabeza y dejando antes un  pequeño beso sobre mis labios comenzó lo tan esperado.

Lo sentía empujarme una y otra vez en los mas profundo, chocando su ingle contra mis nalgas en el proceso. Yo estaba gimiendo y suspirando del placer, y Battista siempre competitivo me acompañaba con sensuales gruñidos casi imperceptibles. 

Cuando mi cuerpo termino de acostumbrarse a su tamaño lo empuje a un lado, dejándolo debajo de mi, una vez arriba me senté sobre su miembro cabalgándolo frenéticamente. Baje la vista y me encontré al comandante sonriendo perversamente embelesado con el ir y venir de mis pechos a nada de distancia de su rostro. Él estiro los brazos tomando mis pechos en sus manos, decidiéndose por el derecho para llevarlo a su boca, allí sentí el jugueteo de su lengua sobre mi pezón. Todas las sensaciones juntas me enloquecían.

En cierto punto él me tomó por las caderas acompañándome en le penetrada volviéndola mas fuerte, y unos minutos mas tarde me aviso que no aguantaría muchos más. Me tumbe a su lado y él volvió a posicionarse sobre mi, permitiéndonos más velocidad.

—No aguanto —Soltó nuevamente mirándome entre besos.

Bajó una de sus manos hasta mi clítoris y me masturbo mientras continuaba con el mete y saca. Sentí las palpitaciones y tuve un orgasmo en seguida, Battista me penetro aun mas fuerte potenciando aquel momento de explosión y justo cuando mi orgasmo estaba a punto de acabar él tuvo el suyo. 

Ambos nos quedamos unos segundos recobrando el aliento, aun en aquella posición. Su pecho subía y bajaba  y con su mano acarició mi rostro, para plantarme un nuevo beso en los labios aun dentro de mi.

Se dejó caer sobre mi sin apoyar todo su peso y nos mantuvimos abrazados unos momentos.

—Tengo que bañarme de nuevo —se lamentó luego de unos momentos. 

—Yo te ayudo —Dije con una sonrisa en el rostro, él respondió con una igual y partimos los dos al  baño.



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