Extra 3
Janette...
Miraba a Candela discutir entre Gina y Stephanie acerca de mi vestido. Estoy a punto de colapsar. He perdido la noción del tiempo. Estoy que renuncio. Becca no deja de llorar y creo que la encargada está a nada de echarnos.
Todas tenían una opinión diferente y ninguna llegaban a una decisión. Solo oia, largo, corto, sin escote, perlas, encajes. Yo no quería algo estrafalario. Simplemente un vestido que no llevará tanta cosa porque al fin y al cabo no lo volveré a poner.
Mientras ellas discutían cuál era mejor para mí. Me reuní con mi pequeña bodoque. Ella dormía plácida en su coche. Hace noches estuvo mal. Tuvo fiebre y lloraba sin parar. Zequi y yo no sabíamos que hacer. Hicimos todo lo que su pediatra indicó pero no funcionó. Estuvimos a nada de salir corriendo al hospital cuando Ezequiel llamó a su madre en un momento de total de desespero.
Creímos que no nos iba a contestar pero lo hizo y para sorpresa de ambos estuvo llamando por varios dias para saber de la salud de la pequeña bodoque. Después de eso no volvió hacerlo. La última llamada nos dejó desconcertados, enfurecidos y llenos de impotencia. Pensamos que con lo que pasó con becca las cosas iban a cambiar, que finalmente la señora Rosmery dejaría todo atrás y comenzaria a aceptarnos pero no fue así, sigue con la misma actitud. Lo que no dijo en la última llamada era para saber de qué color había salido la niña.
Fue tan de mal gusto su pregunta que aunque me cuesta creer que después de tantos años, siga pensando y actuando así.
Si supiera que mi pequeña tiene un color único. Su tío Edu le dice dálmata. Porque mi chiquita es blanca con pequitas marrones en todo su cuerpo. Su cabello es marrón como el mío y lacio como de Ezequiel. Sus ojos brillan como luceros y los dos son de distintos colores. El izquierdo es azul grisáceo y el derecho avellanedo como los míos, jamás imaginé que tendría los ojos así.
Es fascinante.
Dejé a mi niña y me reuní con la empleada que me hizo señas para que me acercara. Ella me mostró uno y quedé encantada al instante. Era como lo quería. Me alegré tanto que no esperé y me fui corriendo al vestidor a probármelo.
Sonreí al espejo mirándome satisfecha. Se ajustaba bien a mi cuerpo, más de lo que yo creía. Me quedaba un tanto largo pero creo que lo pueden arreglar.
Salí con la emoción corriendo por mis venas y me subí al escalón redondo. Los espejos que rodeaban el pequeño salón me daba una mejor vista. La piel se me hizo chinita. Todo quedaba bien.
—Es perfecto — le digo a la empleada quien se sentía orgullosa. Se le veía la emoción.
—Podemos ajustar el largo si lo desea.
—Si — dije batiendo la falda y recordándola un poco. — no me quiero caer en plena ceremonia.
—No se preocupe, le ajustaremos como usted lo desee.
—Gracias — la miré con una sonrisa y ella me la devolvió.
Suspiré y me volví hacia los espejos. Detallé cada punto y otra sonrisa se dibujó en mis labios.
Las chicas seguían discutiendo. Las llamé pero ninguna me prestaba atención.
—Janette quiere algo sencillo — recordó Gina.
—Pero no tanto — refutó candela —. Ella debe llamar la atención. Recuerden que ahora pertenece al medio y todos están sobre ella.
—¿Y, que? — miré a stef—. Dolzella se puede vestir como quiere. Hasta desnuda si lo prefiere.
—Chicas.
—A mi me gustó el vestido con encaje — dijo Gina definitivo.
—Es muy antiguo — terció candela —. Yo voto por el estraple.
—Uh, no — exclamó stef con horror —. Es una novia no una prostituta.
—A mi me pareció sexy —candela —. Y a Zequi le gustará.
—A quién le debe gustar es a Janet no a Ezequiel — Candela viró los ojos y volvieron a discutir.
Respiré hondo y negué mirando el techo. Esperé que se calmaran poco y las interrumpí.
Ellas tres giraron al aniso y abrieron su boca en secuencia. Di giros como Dayana Mendoza y me coloqué las manos en la cintura.
—¿Y que les parece este?
—¡Oh, por dios!— exclamaron las tres, me di vuelta otra vez y esperé que salieran de la conmoción.
Verlas de ese modo hace que se me acelere el corazón y me de ganas de hacer pis.
Todavía no me lo creo, todavía no asimilo que esté aquí en las vegas probándome un vestido con mis dos mejores amigas y mi querida prima.
—Te ves increíble — dice cande admirada, no despegaba sus orbes de mi.
—Es espectacular — sonreí tímida a stef — Zequi quedará sin aliento.
—Todos quedarán — solté una risita.
—Si, le queda muy bien — dice la empleada con la misma impresión de todas.
—Me lo llevo —dije al fin después de casi tres horas.
—Perfecto — dice la empleada — se le harán los arreglos que necesita y mañana mismo puede venir por el.
—Esta bien —me bajé del pequeño escalón circular y me fui a los vestidores a cambiarme. Me coloqué el pantalón y la camisa en un santiamén y me reuní de nuevo con ellas.
Fuimos al centro comercial donde todos nos habíamos puesto de acuerdo en reunirnos. En el camino no dejaba de pensar acerca de la boda. Mi mente estaba abarcada de emocionantes pensamientos.
¿Casarme?
Mi abuela siempre me lo dijo pero no le creí, siempre me lo repetía y yo no le creía porque si no me prestaban atención en Venezuela menos me iban a prestar atención en otro país. Me encantaría que estuviera aquí conmigo para que viera cuanta razón tenia.
Los chicos nos esperaban cerca de la tienda de bebes. Spencer se acercó y me mostro lo que le había comprado a becca. Adrian y Samuel se arrodillaron cerca de ella y edu y miguel los empujaron para inclinarse también.
Ezequiel me envolvió en sus brazos y me apretó fuerte hacia su pecho. Yo aspiré su delicioso aroma y acaricié su espalda con mis manos. Levantó mi rostro y me dió de quejas, comentarios burlescos dejó esparcidos besos por toda mi cara y de último mis labios.
—Te extrañé—me susurró en oído, estaba un poco sudado en la parte de atrás de su cabello. Lo sacudí para secarlo —. ¿Sabes cuántos trajes me tuve que probar?— no sonaba muy feliz.
—¿Cuantos?
—Como diez—bramó—y estos ineptos no se ponían de acuerdo con nada—me reía escuchando sus quejidos, —.casi les modelos a esos hijo de putas.
Estaba furioso, un poco más y echa humo por la nariz.
Acaricié sus brazos y hombros para que se relajara. Estaba muy tenso.
—¿Pero elegiste uno?
—Si — respondió virando los ojos y me puse de punta de pies para besar su nariz. — es más abajo.
—Uno.
—Que seas tres—me acercó por la cintura y compartimos tres besos cortos —¿Y tu vestido?
—Mañana me lo entregan.
—Quiero verlo.
Negué.
—¿Por qué?
—Es de mala suerte ver el vestido de la novia antes del matrimonio.
—¿Quién dijo eso?—sacudió la cabeza extrañado.
—Lo he oído y he visto en las novelas— me sacudió el cabello y me acercó otra vez a su cuerpo y buscó mis labios para besarme.
—Esas son estupideces, Jul.
—Dicen que es de mala suerte.
—Por favor —se burló y atacó mis costillas para hacerme cosquillas.
—¡Deja!—forcejee con sus manos y me vi caminando hacia atrás. Mi espalda dió contra un muro frío y rasposo.
—Al menos dime cómo es—insistió y le dije todo lo que las chicas me habían dicho y se lo creyó todo. Los ojos le brillaron y una sonrisa perversa se dibujó en sus labios. Me acercó hasta pegar cuerpo con el mío y junto nuestros labios.
Mi vestido es blanco y largo que cubre mis pies, la cola es algo larga pero tiene forma ovalada. Es tallado desde mis pechos hasta un poco más arriba de mis muslos. El escote es discreto, es forma de ancha y las tiras son delgadas. En las parte de atrás también es forma de V y la espalda tienen un hermoso bordado hecho de piedras grises brillante.
Espero que lo sorprenda más que la combinación de lo que le dije.
Estuvimos recorriendo el centro comercial. Spencer y stef llevaban a becca, los demás miraban la vitrinas y Ezequiel y yo caminamos tomados de las manos un poco alejados de los demás.
Su brazo cruzaba por encima de mis hombros y el mío alrededor de su cintura. Zequi llevaba puesto un sueter color champán y pantalones negros. En su cabeza reposaba unos lindos lentes oscuros y sobre su oreja una pequeña flor que se consiguió en la calle.
Se veía tan atractivo. Volvió a tener su cabello castaño casi rubio. Tal como lo conocí y aunque me gustó cómo se tiñó de amarillo. Admito que este es mi favorito. Yo llevaba una blusa blanca cuello alto sin manga y una linda falda de jean. Mi cabello lo tenía suelto y colocado sobre mi hombro derecho. Y de mi cuello colgaba la cadenita de corazón que mi querida amiga Stef me regaló.
Mientras los chicos iban a adelante jugando y compartiéndose a becca — que por cierto Alex no pudo venir y se quedó casa y almita está con los abuelos—le he mandado mensajes de pronta recuperación. Mi querido amigo se lastimó un pie y no puede caminar. Espero que se recupere y pueda asistir a mi boda. Zequi jugueteaba conmigo, me daba besos en las mejillas, me pinchaba mis hoyuelos y me quitaba los lentes para ponérselos él.
Me abrazó por la espalda y se hizo el dormido. Tuve que arrastrarlo varias tiendas porque no quería caminar.
Hablamos un poco de la boda y después de mi deporte favorito. Volvimos a darnos abrazos, jugar y besarnos hasta que unos de los chicos reclamó y me alejó de él.
Cosa que no le agradó y estuvo con mala cara en todo el recorrido. Fuimos a comer helado y por más que intenté cambiar su temperamento no pude. Zequi no le apartaba la mirada a Adrián de encima quien Lucia muy feliz con su hazaña.
Esa misma tarde hicieron las pases y no hubo rencores.
Ingresamos al hotel y nos tumbamos sobre la cama. Había una carga de energía ligera y bonita en la ciudad del pecado. Sinceramente me tiene fascinada. Llevamos tres días aquí y ha sido encantador.
Suspiré hondo y llevé la vista hacia arriba. Zequi rodó sobre mi como si fuera una aplanadora y con una sonrisa juguetona fue poniéndose arriba de mi cuerpo.
—En dos días seremos marido y mujer — dice con una sonrisa alegre, mi corazón se llenó de gozo — ¿lo imaginabas? ¿Imaginaste alguna vez casarte?
—No, nunca—soy sincera.
—Es increíble como la vida puede derrumbarte y levantarte al mismo tiempo y puede darte mejores oportunidades—deslizó un dedo por mis labios entre abiertos.
—¿Algunas vez imaginaste esto conmigo?
—No —rió al mismo tiempo que yo. Después hizo una mueca como si lo que me fuese a molestar y lo capté enseguida.
—Con Susan si.
Asintió con resignación y gruñó, acuné mis manos entre su rostro.
—Contigo creía que solo íbamos a ser amigos —sonrió divertido y comenzó a dejar besos en mi cuello— pero resultó mejor de lo que esperaba. Mucho mejor — susurró en tono ronco en mi oído y aplastó sus labios con los mios.
Solté una risita al sentir que empezamos a rodar. Quede encima de él y me sostuve de los codos a centímetros de su rostro. Colocó su mano detrás de mi nuca y me quiso acercarme pero puse resistencia. Sonreí maliciosa al ver que no podía conmigo y lo hice padecer un poquito mas. Cuando accedí puedo sentir su risa campante, lo golpee por el hombro y eso solo le causó mas gracia.
Me había dormido en su pecho. Me despertó su voz. Estaba hablando por teléfono, no quise moverme, ni que supiera que me había despertado para quedarme otro rato entre su calidez. Cerré mis ojos y escuché con atisbo de sonrisa su conversación. Hablaba con su representante y no parecía muy contento. Debe volver a España a seguir grabando el nuevo álbum y cumplir con los compromisos que tienen pendiente. Me llena de tristeza escucharlo y no poder irme con él. Quiero decir que, de poder puedo, solo que no quiero. Su familia no deja de molestarme y no quiero vivir más estrés con la presencia de ellos.
Me quedaré en casa de Gina mientras tanto tengo varias solicitudes listas para enviar en cuanto Becca ya no necesite tanto de mis cuidados. Alex dijo que no me preocupara que podía quedarme el tiempo que lo quisiera y que si no lo quería mudarme que no lo hiciera.
¿No es un amor?
Ezequiel prosiguió con la conversación con su representante hasta que se dió cuenta que no estaba dormida. Ahogué un grito y le mordí el brazo cuando hizo de mi cabello un nido.
—¿Podemos hablar luego? — le informó y me pongo de pie enseguida para escapar —. Es que tengo un asunto importante que atender. Hablamos cuando esté en España ¿vale? — solté una risotada y escuché claramente como decía, ven aquí chismosa.
Me alcanzó tan rápido que me impresionó. Traté de soltarme pero su fuerza obviamente era mayor a la mía. Cómo un saco de papas me llevó de nuevo a la cama y todo se volvió una lucha de cosquillas.
Guardemos silencio al escuchar a becca llorar y corrimos hasta ella a ver qué sucedía pero no era nada de que preocuparse. La niña solo estaba dormida y al parecer está teniendo pesadillas.
Espero que no sea como las mías.
Zequi preocupado le puso la mano en la cabeza y preguntó si la deberíamos despertar.
—Tranquilo — dije en voz baja para no despertarla —. Son solo sueños.
—¿Y si son como los míos?— rascó su cuello preocupado—. ¿o los tuyos? — lo miré.
—Esta muy chiquita para eso—recosté mi cabeza en su hombro y su brazo rodeó su cintura hasta acercarme a su cuerpo.
—¿Segura?
—Si—musité contemplando su carita dormida—. Es un bebé.
—¿Puedes creer que sea nuestra?— alcé la vista para buscar su mirada. Sonreí viendo su cara llena de impresión —. Hice un trabajo genial.
Borré mi sonrisa y le templé la oreja.
—¿Qué?
—¿Solo, tú?—reclamé — yo también puse de mi parte.
—Casi nada — abrí la boca indignada y le pagué en hombro —. La mayoría salió de mi. Y será linda por mi.
—Espero que no sea igual de sifrina como tú.
—Es la esencia de los Muñoz —me guiñó el ojo y me volvió a agarrar como un saco de papas — los tíos más guapos de este puto planeta.
—Ugg, bájate de esa nube don egocéntrico — carcajeó y correteó por el cuarto conmigo encima. Luego fuimos al balcón. La noche había caído y una brisa cálida se colaba por mis cabellos. Aprecié con admiración todos los edificios emblemáticos que representan la ciudad.
Ezequiel entrelazó nuestras dedos y compartimos una larga mirada. De repente lo veo hincarse en una rodilla y sacó algo de atrás.
—Sé que las vez que te pedí matrimonio no fue la forma más romántica — me llevé ambas manos a la boca — y sé que es muy inusual hacerlo dos días antes de nuestra boda pero no quiero que le cuentes a nuestra hija como fue que su descarado padre le pidió matrimonio a su madre.
—A mi me pareció tierno.
Me miró con cara de horror.
—¿Tierno? — asentí y mis ojos se desviaron hacia la cajita en forma de corazón de terciopelo. Mi corazón dio un vuelco y traté de disimular mi asombro —. Jul no te conformes con menos. Mereces una propuesta digna no una con un tío medio tomado y dentro de un puto carro y lo peor, sin anillo.
Oh dios.
Ezequiel abrió la cajita y una precioso anillo brillaba invadió mi campo visual.
—Lo único bueno que resultó está salida ridícula entre los colegas fue haberme tomado el tiempo de escoger el anillo más lindo que hubiese en la joyería — negué incrédula, mis ojos comenzaron a cristalizar. Él vio mis lágrimas rodar y me dió un beso antes profundo antes de volver a ponerse sobre una rodilla.
—Jul...
—¡Si! — soltó una risotada.
—¡Espera que termine la frase!— pidió y solté un sollozo en medio de una sonrisa — Jul, mi vida, mi querida chica selectiva. ¿Te quieres casar conmigo? — me quedé paralizada y rompo a llorar. Zequi borró su sonrisa y se levantó en el acto —. ¿Qué pasó mi moana? — preguntó enternecido y me abrazó.
Traté de hablar pero no pude la emoción no me lo permitía.
—Que pasó mi reina — seguía preguntando balanceándome de lado a lado — Tranquila — se reía y acariciaba mi espalda — ¿está es tu otra manera de aceptar? Porque creo que me gusta más que la primera — vaciló y en medio del llanto solté una carcajada.
Lo intenté de nuevo y fracasé.
Quería gritarle que si, quería hacerlo y no lo logro y no podré. Lo que me queda besarlo lo más profundo y fue lo que hice.
Después de eso Ezequiel se alejó para ponerme el anillo. Lo detallé unos instante y me lancé a sus brazos.
—Te amo—dije por fin y sentí que su cuerpo se estremeció — te amo mucho.
—Yo también te amo, te amo demasiado.
—Zequi — dije con la voz ronca y me alejé para admirar mi anillo. Lo lucí dando saltitos y reí entre sus brazos cuando me envolvió.
—Ven — susurró —. vamos a descansar — me alzó entre sus brazos y volvimos a dentro.
Debajo de las cobijas nos acomodamos hasta quedar cómodos. Él apoyó su cabeza en mi pecho y yo hundí mis manos entre su cabello.
Estuvimos hablando en susurro hasta que ambos conciliamos el sueño. La tranquilidad quedaron en el olvido dos días después.
El estrés y los nervios estaban a flor de piel. Mi corazón latía con más fuerza de lo normal. Las manos me sudaban y estaba hiperventilando.
—Deja de moverte — me decía la Cassandra la estilista que Gina contrató para que me maquillara y todo eso.
—Perdon— dije poniéndome tiesa como una piedra — ¿cuánto falta?
—Faltaria menos si no te movieras tanto — masculló y decidí que darme quieta antes que me diera con el cepillo.
Las horas transcurrieron y yo estaba lista. La cara de las chicas lo decían todo y yo estaba muerta de la ansiedad por verme. Ninguna me dejaba y me sentía molesta pero a la vez muy emocionada.
—Ya puedes verte — anunció candela y Gina juntas encontrando su voz.
Alcé mi vestido y me acerqué hasta el espejo que el equipo de Cassandra había traído. Toda una artillería.
Abrí la boca impresionada y mis ojos empezaron a picar. Gina y Candela quienes ya estaba listas me abrazaron por los hombros.
—Te ves hermosa primita — oprimi los labios para no romper a llorar y dañar el maquillaje.
—Zequi quedará loco. — dice cande negando con fascinación en sus ojos — y más con lo que vea debajo.
—Lo matarás — añadió Gina haciendo sonrojar —. ¿Quien lo creería? Mi primita casándose. Te felicito por todo lo que has logrado.
La miré fijamente recordando todo lo que ella había hecho por mi y la abracé. La abracé en agradecimiento. Si no fuese por ella, no se que hubiese hecho de mi.
Todo se lo debo a ella.
—¿Una foto?— dice stef en un mar de llanto y como siempre empezó a hablar cosas en italiano. — esto es tan hermoso.
—Si, lo sé — apoyó Cande.
—Tal como en los libros — hipeó — . Tal como en los libros de romance.
Todas reímos ante el drama de mi mejor amiga y las cuatro nos dimos un cariñoso abrazo.
—Bien — decretó limpiandose las lágrimas y nos reponemos —.Demonos prisa o Ezequiel va a creer que te escapaste con Jacob.
—¿Que?
—Spencer — masculló Stef negando con la cabeza — le dijo a Zequi que si, tu no aparecías es porque te habías escapado con Jacobo.
—No —me cubrí la boca con ambas las manos y negué —. Voy a llamarlo.
—Dejalo — intervino Cande con una actitud maliciosa — deja que sufra un poquito.
—Ay no — dije con el corazón partido.
—Un poquito de tensión no estaría nada mal —la acompañó Gina uniendose y negué en desacuerdo y me apresuré en salir.
Ojalá que no se lo haya creído.
Ezequiel....
El corbatín me molestaba y me lo aflojé un poco para poder respirar. No sé cuántas veces me pasé las manos por el cabello pero creo que ya me despeine. Una voz me deci que no le hiciera caso a las mierdas de spencer y al mismo tiempo otra me decia lo contrario. Esa maldita voz me tenía loco y la que me tenía en esta hija de puta incertidumbre.
¿Y si de verdad se fue con él?
¿Pero, por qué lo haría?
Anoche me dijo que me amaba y antes de abandonar el hotel me lo volvió a decir.
¿Y si se arrepintió?
¿ Y si Jacob le propuso algo mejor?
¿Como el tiempo de estar juntos?
Se que estoy paranoico y quizás solo está atascada en el tráfico y yo creyendo otra cosa.
Además Jul ha sido sincera conmigo y estoy seguro que ya me lo hubiese dicho, ella es sincera y... Joder no creo que me lastime, ella no es así, mi chica selectiva no haría daño. Ella me conoce y sabe lo que...
—Aprieta el culo chaval que ya llegó y no te vengas antes de siquiera decir si — me informó Adrián en el oído y como si hubiese salido de las profundidades del mar reaccioné.
—¿Que?
—Solo voltea.
—Vol...—me giró y sentí que todo a mi alrededor desapareció cuando la ví entrar. La angustia, la intriga y las dudas me abandonaron en el momento que sus ojos y los míos se conectaron.
Sentí algo muy profundo en el pecho que me hizo sonreír de forma automática y se que ella también pudo sentirlo porque desde mi sitio ví como esos ojos vibraron notoriamente.
Pasé mi mano por el cuello varias veces, mi abuela que estaba a mi lado. Bajé la vista y ella con una gran sonrisa asintió.
Mis padres y ninguno de mis familiares quisieron asistir a la boda. Me lo dejaron claro desde el primer día y trato que me afecte pero me hubiese gustado verlos allí.
Sin embargo un pedacito de mi familia está aqui y eso es más que suficiente.
El padre de Jul la acompañó y al igual que yo estaba deslumbrado, no le apartaba la mirada. Ella parecía una princesa, no, no una reina.
—Tu futura esposa parece una reina— dijo mi abuela y su voz me trae de vuelta —. Es demasiado bonita.
—A que si, ¿eh?
—No la pierdas — me susurró y la miré, besé su frente y negué.
—Casi la pierdo una vez y no volveré a repetir abu—le aseguré.
El padre y Jul se plantan enfrente de nosotros. El señor no era tan alto, unos cuantos centímetros más que mi chica selectiva. Era muy parecido a ella y llevaba elegante traje negro.
Él me sonreía pero había un atisbo de tristeza en sus ojos. En el momento que me entregó las manos de su hija, agarró las mias y me dijo algo que me hizo pasar lento.
—Solo una cosa te voy a decir — su voz se entre cortó —. Si algo no nada bien entre ustedes, si el amor en tu corazón se acaba por favor te pido que no la lastimes.
Mierda, mierda.
Mis ojos están empañados.
Todo el mundo lo está llorando, podía oír como aspiraban la nariz.
—Aqui te dejó mi pichón — me giré un poco hacia mi chica y tomé sus manos — .Cuidala.
Asentí.
—Les deseo una bonita relación mis niños adorados. Cuidaos unos a otros y quieranse mucho y sean felices—nos dijo mi abuela y se dirigió hacia mi chica —. y tu mi nena linda jamás te sientas menos de tu procedencia y de tu color. Eres valiosa. Dejalos que hablen al final y al cabo todos iremos al mismo lugar. Bajo tierra.
Jul asintió y las dos se dieron un cariñoso abrazo.
Cuando mi abuela y su padre nos dejaron solos ella me dedicó una sonrisa tan inmensa que mi corazón casi se desploma.
Todos los recuerdos llegan como si se estuviera reproduciendo una película en mi cabeza. Desde el primer día hasta anoche cuando estuvimos hasta dar la media noche.
Joder, jamás imaginé que la chica que casi se muere porque perdió un perrito en su primer día de trabajo se convertiría en mi esposa.
Dios, el mundo da muchas vueltas y te sorprende de mil maneras.
—Estas hermosa — le susurré en el oído mientras avanzamos hacia el atril, dónde el padre y los padrinos nos esperaban.
—Gracias — musitó —. Tu también te ves guapo.
—Lo sé — dije humilde y noté como negó con la cabeza —. Mi espejo lo confirmó.
—Debi suponerlo.
Rei y llevé el dorso de su mano hacia mis labios.
El padre dio su ceremonia. Hablo de la vida y del matrimonio. De vez en cuando compartia miraditas con Jul y me acercaba a su oído para decirle cosas que la hicieran sonrojar y perder la concentración.
Yo perdí la mía en sus ojos. Otra vez mi mente se hundió en los recuerdos. Su mano me hizo regresar y vi como el padre parecía impaciente. Tenía una ojo más grande que el otro.
—Señor Ezequiel — asenti — acepta o no por esposa....
—Desde luego que si — la miré — no me cabe deudas.
—Y usted señorita acepta...
—Acepto — dijo sin dejar de culminar la frase al viejo calvo con un ojos más grande que el otro.
Me giré quedando frente a ella y esperé la típica frase "puede besar a la novia" y no pasó mucho cuando lo hice y en un parpadeo tenía a Jul entre mis labios.
Alguien nos llamó y refunfuñé molesto. Me giré y un hombre de cabello castaño y rizado, alto y de ojos color esmeralda tenía una cámara entre las manos. Este nos hizo señas para que nos juntaramos y luego se acercó para acomodarnos.
—¿Y tu eres?— no pude evitar preguntar, no recuerdo haber contratado ningún fotógrafo.
Al menos que sea un paparazzi infiltrado.
Mierda.
Yo tuve el mayor cuidado en ello, no quería que el gente el medio estuviera aquí.
Es una boda privada entre familia y amigos.
¿Cómo es que...?
—Un gusto —me dió la mano, parecía apresurado creo que vió mi cara confundida —. Soy Jack Grey. Fotógrafo profesional. Es un placer conocerlo y lamento la interrupción. Creo que debí presentarme primero.
—Es el mejor fotógrafo de los angeles — me informó Jul, el hombre llamado Jack sonrió con humildad —. Gina me habló de él. Vi su trabajo y es increíble.
—Lo mejor es que no cobro mucho — vaciló y se me acercó para darme un vistazo — observe usted mismo.
—Esta bien, está bien — me disculpé —. Espero que no sea un infiltrado.
—De ninguna manera — dió su palabra —. ¿Puedo?
Reaccioné y sacudí la cabeza.
—Adelante. — rodeé la cintura de mi esposa y sonreí al foco de la cámara.
Cuando Jack se fue a seguir con su trabajo ví que stef se acercó a toda maquina. Dijo algo sobre el chico que estuvo aquí y la reacción es de asombro.
—Es él — decía stef que no sabía que hacer — ¿será que lo golpeo?
Pero...¿que?
—¿De que hablan?
—Jack Grey es real — las dos murmuraron — . La historia que leí es real. Oh dios mío.
—¿Lo escribiria ella?
—Hijo de put...
—¡Stef! —Jul la prensó su muñeca —. No es nuestro problema.
—Es que...—la miró impotente —. Él hizo sufrir a mi niña. Y merece ser quemado en la hoguera.
¿De que están hablando?
—Stef eso fue historia — hizo un puchero y miró hacia donde estaba el fotógrafo —. A lo mejor es casualidad.
—¡Pero lleva el mismo nombre! — seguía sin entender —. Es mi oportunidad para golpearlo.
—¡Olvida eso!
—Oigan — agité la mano — sigo aquí.
—Es solo un nombre — insistió jul — no cometas una locura.
Stef mordió labio inferior y respiró hondo.
—Tienes razón — dijo resignada— creo los brownies me están haciendo efecto.
Jul y yo intercambiamos miradas.
—Es lindo ¿no? — observó.
—Si, demasiado — aclaré fuerte la garanta.
—Ugg— sonrei a stef — .El patrón de los celos apareció.
Carcajee.
—Solo iba a decir que yo soy más guapo que ese fotógrafo.
—Sueña — me dijo stef y abrí la boca ofendido —. Los dejo.
—Ster, calmate.
—Si, no te preocupes dolzella — le dió dos besos en las mejillas — nos vemos al rato.
—¿De que estaban hablando? — interrogué y me explicó rápidamente lo que sucedia —.¿Será él?
—Es una casualidad.
Le di un vistazo, el tipo seguía haciendo su trabajo.
—Si puede ser—dije volviendome hacia ella y suspiré.
—Stef está loca
—¿Hasta ahorita te das cuenta? — me pegó en el hombro y reí maléfico, me incliné para darle un beso y mordi su labio inferior —. Si no fuéra por la fiesta, en estos momentos estuviéramos follando.
—Ay, Zequi — me miró con horror.
—¿Que? — la pegó a mi cuerpo — ¿no es lo que hacemos?
—Si pero no le digas así — rei y mordí su mejilla — es ordinario.
—¿Te gusta, polvo?
Rodó los ojos y la hice girar para envolverla entre mis brazos. Apoyé mi barbilla en el espacio de su cuello y hombros.
—O cositas ricas.
Negó riendo entre dientes.
—¿Nos escapamos? — propuse.
—¿Y la fiesta?
—Mejor es la que vamos hacer en la cama — cerré los ojos al sentir su codo en mi estómago.
—Quiero bailar — me dice — hace mucho que no meneo el cuerpo y recuerda que unos días vuelves a España.
Volqué los ojos y gruñi.
—Tienes razón — le di la vuelta —. pero volveré, siempre lo haré.
—Y yo siempre te esperaré.
—Te amo —le digo pegando su frente a la mía.
—Te amo.
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¡Hola!
❤️Otro extra por aquí ❤️
Espero que les haya gustado.
Ya se pasaron por.
¿Y llegaste tú?
Un abracito.
Lasss amo.
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