Extra 2

Zequi...

Estaba en el estudio grabando nuestra próxima canción, mi teléfono no dejaba de vibrar dentro de mi pantalón y tuve que interrumpir la grabación para responder. Estaba molesto y contesté de mala manera. Llevamos horas intentando que la canción saliera bien y ninguno ha podido concentrarse. Si no era Spencer, era Samuel o yo, algo  ocurría. Es que el ambiente estaba como extraño.

—Zequi —era la voz angustiada de Candela. 

Mi respiración se detuvo.

—Candela..

—Es janet — mi sangre se congeló —acaba de romper fuente.

Cerré los ojos.

La cabeza me dio vueltas y sentí un nudo en el estomago.

—Ya-ya —apenas encontraba mi voz —. ¿tan rápido?

—¿Nueve meses no es suficiente?— me llevé una mano al pecho —. ¿Estáis muy ocupado? ella no ha dejado de llamarte.

—Estoy saliendo para allá — ingresé al estudio de nuevo y agarré mi chaqueta, los chicos me preguntaron que ocurrió y con torpes palabras le confesé que mi july estaba dando a luz o eso creí, bueno no lo sé.

Tengo que llegar rápido ella me necesita y quiero estar a su lado cada minutos.

Las manos me temblaban por la conmoción. Un manojo de nervios invadía mi sistema de pies a cabeza. Casi no me podía concentrar en el manejo. Pensaba en ella y en el bebé. Los siguientes meses Jul tuvo un embarazo delicado y debía tener mucho reposo. Así que para que no tuviera riesgos decidimos que lo mejor era quedarse hasta que tuviera a nuestro bebé.

Aparqué el carro y salí como una flecha de este. El corazón me va a reventar. Ingresé al quirófano luego que la enfermera me indicara lo que debía ponerme. Pasé despacio al ver tantos doctores dentro del misma habitación.

Saludé cordial y me acerqué a mi chica. Sus ojos se llamaron de alivio al verme. Sentí mi alma romperse. Nunca la había visto tan asustada.

—Tranquila— le dije besando su frente.

—Tengo miedo Zequi — sollozaba — .Quédate conmigo.

—No es conveniente que esté aquí — indicó el médico.

—Por favor doctor— suplicó su voz.

—Lo lamento joven pero él debe irse — Jul negó desesperada y me miró para que hiciera algo pero yo allí no podía intervenir aunque lo quisiera. Eran indicaciones médicas.

Antes de dejar el quirófano, la abracé. Ella me respondió con mucha fuerza y sentí algo extraño recorrer mi cuerpo. Cuando salí del quirófano la sensación no me dejaba. Había un nudo en la garganta y las ganas de llorar se hacían cada vez mas intenso.

Los demás llegaron y hemos estado esperando desde hace más de una hora. Tengo el cabello revuelto, las manos me sudan. La ansiedad, la incertidumbre y la desesperación me asfixia.

Fui a fuera a darme un respiro. Había demasiada tensión que tenia liberar. El abrazo de Jul me dejó preocupado y pensativo. Era como si.... ¡No joder!

Ingresé de nuevo al hospital corriendo. Le comenté a Candela lo que había experimentado con ese abrazo de July y ella no me respondió nada. Primera vez que no dice nada. Me dijo que fuéramos a la pequeña capilla a rezar por ella.

Las lágrimas no tardaron en empañar mis ojos. Me costaba respirar. Fuimos a la capilla y entre todo rezamos por la salud de ambos.

Yo no paraba de llorar. El miedo recorría cada partícula de mi cuerpo.

Jul no puede dejarme, tenemos una vida por delante. Tenemos metas y muchas.

No, ella no puede dejarme, no cuando estoy en el mejor momento de vida.

Las horas transcurrían y de jul no sabíamos nada. Joder, ¿cuánto tiempo dura un puto parto? Los chicos que al principio se veían serenos. La desesperación y el miedo comenzó a invadirlo.

Miguel estaba que explotaba y se hacia la misma pregunta que yo. Stef lloraba entre los brazos de spencer y Adrián y Samuel caminaban de arriba abajo.

Finalmente después de mierda, no sé cuántos horas. El doctor que atendió el parto de mi chica apareció y por su cara no parecía traer buenas noticias.

—¿Cómo están ellos?— pregunté, mi voz salió rasposa.

—El parto estuvo complicado pero ambos están bien—dijo con tranquilidad. El tormento que tenía hace unos minutos desapareció en un instante y me invadió una paz indescriptible — felicidades es una hermosa niña.

Sonreí entre lágrimas.

—Pueden pasar a verla pero no la hagan hablar, ¿de acuerdo?— todos asentimos, los chicos me abrazaron y antes de ir a ver a mi niña fui primero a saludar a mi chica.

—Hola — le digo haciendo un ademán con la mano. Ella me sonrió en forma de saludo y me acerqué para darle un beso en la frente. Sus ojos se veían pesados y se notaba cansada —¿Cómo te sientes?

Subió y bajó la cabeza indicio que está perfecta.

Me hizo señas hacia su vientre.

—Esta bien — le informé — los chicos ya fueron a verla. En un momento paso por allá. Vine primero a verte. Me tenían al borde de la locura. Creí que todo estaba saliendo mal porque joder, fueron demasiadas horas.

Solo me observó.

Suspiré.

—Me da gusto que estés bien —la abracé con cuidado para no lastimarla—. Me siento tan feliz, por fin esta con nosotros Rebecca.

Sus ojos se cerraron un poco y sus labios pálidos dibujaron una sonrisa. Intentó hablar pero la dejé. Me mantuve con ella hasta que la habitación fue invadida por los demás y mis queridos abuelos. Le trajeron globos y regalos. Tuve que dejarla para ir a ver mi becca. Me despedí de ella con un beso en la frente prometiendo que volvería enseguida y salí de la habitación. 

Rápidamente localicé a mi bebe. Una lagrima me rodó mi mejilla. Los últimos meses de jul fueron delicados. Queríamos tenerla en Estados Unidos porque ella está erradicada allá pero debido a este factor decidimos tenerlo aquí.

Le doy gracias a dios que mis nenas están bien pero me siento impotente que por culpa de mi madre y la tensión que impuso sobre mi chica hizo que se complicara.

Se ha vuelto tan insoportable que aunque no quiera, la estoy empezando a aborrecer. Al menos mi padre no volvió a interrumpir. Cómo ella no acepta a la niña como nieta pero mi madre no descansa y no hallo la hora para que Jul y ella se marchen. Están mejor lejos. Dónde sus insultos no le hagan daño.

Los planes que teníamos se fueron a la mierda y todo por culpa de ella.

A veces deseo que no sea mi madre.

Regresamos a casa después de dos días. Iba en la parte trasera del coche. Jul tenia recostada en mi hombro y becca iba en los brazos de spencer. Adrián manejaba y tenía música puesta porque quiere que mi nena sea cantante.

Spencer le colocó One direction y le susurró little things una de sus favoritas.

Mi representante nos dio tres días de descanso. Lo cual me alivia mucho. Porque no tengo la fuerzas para grabar en estos momentos. Supongo que ninguno ya que haya demasiadas emociones.

Ayudé a Jul a bajar del coche. Ella hace una mueca de dolor y mi corazón se enfría. La cicatriz. Me ha dicho que no le ha parado de doler al igual que sus pechos. Que becca la lastima a la hora de amamantar.

Acondicionamos la habitación que hace años le presté a Jul para la bebé pero ella quiso tener a la niña cerca. Entonces mudamos la cuna a nuestra habitación. Me pareció extraño ya que los bebés duermen en habitación separadas pero ella me confesó que en su país los bebés duermen cerca de los padres.

Hablando de padres. Él la llamó y tuvimos una cálida conversación. Cómo siempre. El hombre me cae bien y es muy carismático. Me trata como si fuera su hijo. Se preocupa por mi y él día que se enteró que Jul y yo volvimos me llamó y me dijo lo feliz que se sentía y que sabía en el fondo que íbamos a regresar.

Me pidió que la cuidara y que si la lastimaba. Volaría dónde quiera que esté y me mataría a martillazos. Lo más gracioso es que lo dijo de una manera sutil. Aunque sé que no lo estaba haciendo.

Él quería verla entonces llevamos el teléfono hasta la habitación. Jul enfocó la camara y la nena se movió un poco.

—Que fea.

—¡Papá!—  sonreí de oreja a oreja y la escondí como un rayo cuando se giró hacia mi.

—Estoy siendo sincero, tu también eras feíta pequeña.

Suspiré hondo y miré al techo para que lo viera que me estaba riendo ya que sus ojos grandes se enfocaron en mi.

Sentí un leve empujón por el hombro. Hablamos un par de minutos más y después de colgar la llamada decidió acostarse.

Me dijo que se sentía adolorida y quería acostarse.

Le ayudé a quitarse los zapatos. Ella se apoyó en el respaldo de la cama. Me hizo señas para que me acostara a su lado y dude. El rebote de la cama podía lástimarla. Sin embargo insistió.

Me quedé a su lado a tan solo unos centímetros. Su mano estaba entrelazada con la mía y nos mirábamos cara a cara. Me encanta detallarla. Jul tiene imperfecciones que la hacen ver bonita.

Acaricié sus mejillas, su mentón. Sus párpados se veían pesados. La recosté hacia mi pecho y ella me abrazó. Aspiré de su delicioso aroma y nos quedamos así hasta que la escuché roncar suave.

Dormí unos minutos y desperté para ir a beber agua. Justo cuando estoy terminando tocan la puerta. Todos giramos las cabezas. Creo que tuvimos la misma impresión. Eduard estaba abrazando a una chica que llevaba un hiyab azul. Era de piel morena, ojos grandes, cejas finas.

—Hola — le saluda con timidez y se veía un poco incómoda con el gesto de mi hermano.

—Pasa, pasa — enarqué una ceja. Mi hermano estaba emocionado.

—Gracias.

La muchacha del hiyab ingresó al apartamento junto Edu. Él inmediatamente la presentó. El impacto era notorio. La chica se llama bahar y  trabaja en su restaurante.

La chica pasó a visitar a Jul y yo no pude con la curiosidad. Quería saber si él está saliendo con ella.

—Que—me miró haciéndose el desentendido.

—No te hagáis el tonto conmigo — se ruborizó y me apartó la mirada —. ¿Qué onda con la chica?

—Somos amigos.

Reí sarcástico.

—Amigos mis huevos — lo empujé para que suelte —. Habla.

—Somos amigos.

Enarqué una ceja.

—Te gusta—dije con afirmación y no lo negó, sonrió ampliamente—. ¿y que dice la familia?

—Es buena gente—asentí —.Me aceptan como su amigo y...dentro de poco se va a casar y ella no quiere.

Silbé de la sorpresa.

—Y al parecer el tipo tampoco quiere.

—¿Y... entonces?— lo miré intrigado.

—Van hablar con sus padres — edu se notaba amilanado —, y si no logran convencerlos. Tendrán que casarse.

—¿Te gusta mucho ella, verdad?

Suspiró.

—No estaría preocupado si no.

—Tranquilo —lo animó —.Vas a ver que sus padres aceptaran y vas a tener que enfrentarte a mis queridos padres cuando lo sepan. 

Soltó una risita cómplice.

—Mamá ardera en llamas cuando lo sepa —no pude evitar reír —. Nosotros rompiendo las reglas. ¡Me encanta! otro fuera de la herencia.

No podía dejar de reír.

—Como si me importara — negó —.Ya hice mi vida, cumplí mi mas deseado sueño, soy tío y ahora falta que la chica que me gusta no se case.

—No lo hará —le asegure y me dio un corto abrazo —. ¿jugamos un rato?

—¿FiFa?

—Lo que quieras.

Janette...

Los llantos de becca parecen interminables. He llorado llamando a mi papá de la desesperación. La verdad es que  nunca imaginé que un bebe pudiera causar tanto. Llora por horas y solo duerme unos minutos. Y darle de comer es otra tortura. Duele muchísimo y cada vez que me toca alimentarla, me pongo a llorar. 

En las mañana nos levantamos de mal humor, no sé quien tiene las ojeras mas grandes, si Ezequiel o yo. Pero a pesar de todo esto que estamos experimentando, verla sonreír y hacer esos gestos tan tiernos con su boquita o cuando nos mira con esos pequeños ojos hace que los trasnochos y el dolor se te olvide.

Ezequiel ha aprendido controlar su temperamento, ya que los primeros días, no aguantaba. Hubo varias ocasiones donde me echaba la culpa y terminábamos discutiendo con el tema de quien fue de la idea.

Él terminaba saliendo de la habitación furioso y yo me quedaba llorando oculta entre mis rodillas. Luego regresaba a la media hora después arrepentido, pidiendo disculpas y diciendo que era su culpa porque era él quien deseaba tener un crio. 

—Nunca creí que tener un niño iba a ser tan jodido —expresó cansado, estamos en el mueble de la sala con la cabeza recortada al respaldo mirando el techo.

Hace menos de cinco minutos hicimos dormir a becca. Son las tres de la mañana y ninguno de los dos puede dormir.

—¿Acaso no hay manual?—agitó los brazos—.Me duele el culo y no sé cuántas veces le he cambiado el pañal.

—¿El señor quiere otro? —vacilé y sentí su mirada—.Porque recuerdo que hace años alguien me dijo que quería tener tres.

—¿Quién fue ese gilipollas? —preguntó y me hizo reír —.Para caerle ya mismo a martillazos.

—Ezequiel alias el Zequi.

Estalló de risas la cual ocultó entre sus manos. Ahogué un grito oprimiendo los labios para no despertar a la bebé. Zequi me había subido a su regazo y me tomó desapercibida.

Yo tenía puesta una bata color rosado. Era muy linda. Me llegaba por encima de las rodillas y tenía un bonito escote ovalado. Era lisa y muy suave. Cómo da para dormir y darle de comer a mi linda becca.

Zequi tenía puesta una camisa negra que hacían resaltar su piel pálida. El cabello era un desorden por tantas veces que se ha pasado las manos. Sus cuencas azules tenían un color rojizo y se veían hinchados, cansados y vidriosos. Aún así con todo el desastre que llevaba, lucia bien.

Jugaba con su cabello mientras el hacia muecas que me hicieron reír.

Me hizo dos trenzas mientras mirábamos la televisión. Matilda. Y no sé que era peor, los jalones de cabello oir el doblaje en español. Ezequiel se reía de la maldad de tronchatoro y repetía los diálogos eran tan diferente al doblaje latino. Lo dejé porque ya mucho sufrió conmigo con mi doblaje.

Me quedé dormida y al día siguiente desperté alarmada. Corrí hasta la habitación y me frené en seco al verlo en la cama dándole del biberón a mi pequeño retoño.

Le estaba cantando en susurro mientras ella con sus ojitos pequeños lo miraba con atención.

Capturé varias fotos y se las envié a Alex —quien también tuvo una niña—y ha estado escribiendo sobre la paternidad y lo mucho que ha llorado y lo irritada que se pone Gina.

Los cuatro estamos pasando por lo mismo.

Ingresé luego de lavarme la cara y los dientes. Zequi había acostado a nuestra nena en su cuna.

—¿Qué quieres para desayunar? —le pregunté en susurro mientras le ayudo a poner a becca la mantita.

—Ya pedí para los dos—respondió cerca de mis labios luego de robarme un beso—.Hoy mi mujer no cocina.

—¿Tu mujer?

Asintió y me pegó a su pecho. Bajó la mirada hasta ellos y los admiró con deleite.

—¿Desde cuando te crecieron tanto?

—Desde que me hice mamá—no apartaba la mirada.

—¿Y se quedarán así para siempre?

Miré hacia abajo y los detallé. Mis senos aumentaron de tamaño. Un día era plana cómo una tabla y de repente parece que me hubiese hecho cirugía.

—No lo sé—dije después de detallarlos—.Supongo que si.

Apretó mi cintura.

—Eso espero—besó mi cuello—.Porque me encantan.

Hice un puchero.

—Entonces mis limones no te gustan—eché la cabeza hacia atrás para dar acceso que muerda mi cuello.

Solté un pequeño gemido.

—Siguen siendo encantadores—bajó la tira de mi bata y empezó a dejar besos picantes en mi hombro —. Y si no me crees. Pregúntale a mis manos y boca.

—¡Zequi!

—¿Qué?—se hizo el inocente.

—La niña.

—Ella no entiende.

—Aquí no—lo reprendí y me cubrí los pechos con los brazos. Me había bajado la bata hasta el ombligo.

—Vamos a la otra habitación — dice desesperado y salimos de nuestra  a la que Edu solía usar.

Pero me le escapé y corrí hacia la cocina. Zequi me acorraló contra la barra y me subió a ella. Me agarré de sus hombros mientras cruzaba las piernas por detrás de su cintura.

Él se acercó hasta mi cara y sostuvo mi mentón. Yo esperaba que rompiera la tensión entre ambos pero noté que no se movía así que me acerqué. Deseaba besarlo, sentir sus labios y perderme en ellos.

Zequi se alejaba para probarme e imité lo que hizo. Le provoqué una sonrisa traviesa. Luego de jugar entre los dos finalmente nos besamos. Cuando su lengua exploró mi boca me agarré fuerte de su cabello. Mis pechos se pusieron duros y mi intimidad ardió.

La bata que era solo una tela suave se sentía pesada y molesta. Mis manos acariciaban su espalda, sus pechos y apretaban la parte de atrás de su cabello mientras él hacia maravillas con las suyas.

—D-debes protegerte—apenas podía respirar. Los besos y las caricias se volvieron tan ardientes que me dejaba sin aliento.

—Si, moana—él también estaba sin suministro de aire—.Espera un segundo.

Asentí y después de unos pequeños segundos, me pidió que abriera las piernas.

Su mano enrollo mi cabello y lo tensó hacia atrás produciendo que mi piel se erizara.

Abrí la piernas como indicó y recosté la cabeza hacia atrás sobre su hombro cuando hubo la invasión.

—Inclínate hacia adelante mi vida—su última palabra me hizo vuelco al corazón. Su voz rasposa y grave removió cada parte de mi sistema.

Me giré un poco para mirarlo. Fue tan lindo y él lo sabía porque me sonrió al coincidir nuestros rostros.

—Te amo—me soltó y beso mi mejilla—.Te amo mucho mi Jul.

—Yo también te amo Zequi —sonrió alegre y me dio otro beso en la mejilla y me volvió a susurrar que mi inclinara.

Lo hice y después de unos segundos mi cuerpo se vio sacudido por sus embestidas. Me aferraba a lo que podía mientras de mi boca salían gemidos. Me estaban volviendo loca, él me estaba volviendo loca y me encanta. De repente sentí una nalgada que me hizo salir unos segundos del trance y no pude evitar mirar por encima de mi hombro.

—¿Y...?—me interrumpió con un beso.

—Para darle mas emoción—gruñó perverso en mi oído y mordió mi lóbulo. No dije nada  y me volví hacia la barra de la cocina — .¡Ostia!, jul tu espalda es preciosa y tu cuello. Lo amo.

—Es tuyo —le digo y volvió a gruñir, mordió mi hombro y continuó destrozándome. Pasamos de la cocina a la habitación que era de Edu. En esa cama amplia, me cerní sobre él. Fue fascinante como sus ojos brillaron de satisfacción cuando yo había tomado la iniciativa. Lo amé y quería que se sintiera amado por mi, que se sintiera deseado. Entonces lo besé en la boca, en la oreja en el cuello y en el pecho. 

—Joder, jul —su voz casi no se encuentra y eso me encantó  — Mierda, july, ¡mierda!

Sonreí y continué destrozándolo, haciéndolo gritar, gemir de placer hasta que él decidió cambiar de posición. La pequeña becca nos ha consumido de tal manera que no hemos podido tener intimidad desde que llegó a nuestras vidas y no solo ella, también nuestros amigos que cuando queremos hacerlo sin saber nos interrumpen y eso enfada tanto a zequi que la cara de pocos amigos que les hace a todos es para enmarcar. A mi también me moleta pero yo disimulo mas.

Mis uñas arañaban su espalda y sus hombros. Estamos empapados, agitados, las gotas de sudor caen en mi frente. Sus ojos no se apartan de los míos, él se inclino para besarme y yo me levanté un poco para recibirlo. Mordió mi labio y yo los suyos. La llama recorrió nuestros cuerpos y yo quería quemarme con él. 

—Mas zequi mas — supliqué casi ahogada.

—¿Segura? 

—Mas.

Y como si fuera otro nivel zequi aumentó su ritmo. Los gritos y  los gemidos también subieron de nivel. Sonreí mirando sus rostro tenso y me respondió de la misma manera. Nos besamos delicado y con todo el sentimiento que nos rodea.

Ezequiel cayó sobre mi después de llegar al orgasmo. Una fina corriente acarició mi cuerpo mojado. Me faltaba el aire, cada parte de mi temblaba. Poco a poco fui recuperando la lucidez. Al fondo podía escuchar su respiración entre cortada. Su cabeza descansaba en mi pecho y sus manos apretaban mi cintura.

—Jul, mierda —cayó rendido a mi lado y dio un suspiró extasiado, lo miré y arrugué la nariz, me coloqué de pie y caminé alrededor. — ¿A donde vas?

Corrió hasta alcanzarme y caminamos abrazados hasta nuestra habitación. Becca estaba comenzando a llorar y no tardé en atenderla. Me coloqué ropa interior y me lancé una camisa de Ezequiel de su banda. Estaba me quedaba mucho mas arriba de las rodillas.

Tomé a becca entre mis manos y me reuní con zequi para que observara la carita que estaba que estaba haciendo.

—Pequeña bodoque —dije acercando mi nariz a la suya—. ¿Qué quiere mi reina linda?

—Ella es mushu.

—Mu...¿quien?— puse cara de horror.

—¿Has visto mulan? — elevó una ceja —. entonces la llamaremos mushu.

—¿Por qué mushu?—investigué, tengo la sensación que stephanie mencionó ese nombre alguna vez.

Subió y bajó los hombros.

Negué.

—Bodoque —repetí y besé su frente, por suerte mi nena volvió a quedarse dormida.

—Es el desayuno —señaló zequi saliendo de la habitación vestido. Dejé a mi niña otra vez en su cunita y salí a ver que había pedido. 

Arepas.

Mi chico de los suéteres me subió a su regazo y empezamos a comer viendo constantemente el monitor de becca. Seguía dormida. Hablamos de muchas cosas y tocamos el tema de la boda, en especial la lista de invitados. Me preguntó si Jacob era parte de ella y se lo afirmé entonces noté una sonrisa forzada.

—Que bien.

—Zequi.

—Estoy dándo de mi parte —se llevó una mano al pecho y respiró hondo —. Ese chico sigue enamorado de ti y no le perdono que te haya robado un beso.

—Pero eso pasó hace mucho...

—Si lo sé — dice irritado — pero esa noche sentí algo muy agudo dentro de mi cuando vi que lo elegiste a él en vez de elegirme.

—Tu estabas con celeste y eramos amigos — le pegué en el hombro y rodeé su cuello.

—Creo que en ese tiempo ya me gustabas — mi corazón se aceleró y entonces recordé cuando me reclamó. Negué mirando sus ojos azules. — solo que bueno me costaba admitirlo.

—¿Y ahora te gusto?

Pegué mi nariz con la suya.

—Me fascinas —reí y junté nuestros labios — ¿y dónde nos casaremos?

Me acomodé mejor entre sus piernas y crucé manos detras de su nuca. Zequi acariciaba mis muslos desnudos de arriba hacia abajo con sus manos cálidas.

—Tu elige el lugar.

—Quiero algo sencillo — asistió y me miró malicioso mientras subía más sus manos — Pero no sé dónde. ¿Tu tienes alguna idea? ¿Lugar?

—¿Las Vegas?

—¿E-en las Vegas?—sacudi la cabeza —. ¿Hablas en serio?

—Muy serio — dijo con una sonrisa y entre cerré los ojos incredula —. ¿Qué?

—Me estás vacilando.

—No—se rió y evadió mi mirada unos segundos. No le apartaba la vista. Estaba esperando que me dijera que era solo una de sus bromas. Se volvió hacia mi y me sacudió la cabeza en señal que dijera algo —. ¿No me crees?

—Es que...— aplastó sus labios con los míos.

—Será como tú quieras pero en las Vegas —mi corazón se detuvo —. ¿Te parece?

—Por favor dime qué no me estás chalequeando.

—Chale.. ¿que?

—Que si me estás...

—Esperad — cubrió mi boca —. Ahora, si. ¿Que significa chalequeando?

—Broma, vacilar, tomar el cabello — expliqué —. ¿Todavía vas a grabar mis frases?

—Siempre — llevó mi melena hacia atrás —. Y no, no te estoy chalequeando. Hablo en serio.

—No sé que decirte.

—Solo di si — dice sencillo y me miró fijamente —. ¿Si?

Lo tomé del cuello y estampé su boca con la mía.

—Si quiero.

--------

Holaaaa

¿Que tal?

Aquí está el segundo extra de nuestro niños.

Tuvieron una niña.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top