Capítulo 9

Ezequiel...

Un intenso dolor de cabeza se me alojaba detrás de la cabeza y el ruido de una licuadora me provoca más dolor . Era extraño escuchar tanto escándalo en mi apartamento cuando soy solo yo quien vive allí.

Me levanté de golpe y miré alrededor reaccionando después analizar como por diez segundos. Me llevé las manos al pecho asustado al darme cuenta que no estaba en mi casa.

-¿Dónde estoy?

-Hola, bello durmiente - pegué un brinco y volví a llevarme las manos al pecho.

-¿S-stephanie?

-Tanto tomaste que te olvidaste de mi - fruncí las cejas -. Toma esto te ayudará.

-¿Que es? - dije observando la taza con una mueca.

-Solo tómalo y ya.

-Bien - dije bajito, sintiéndome regañado -. ¿Dónde está calceto?

-En la habitación de Jane - tenía el codo apoyado en el respaldo del sofá y su cara cargada en su puño.

Me mirada detenidamente con una media sonrisa y eso me hizo cuestionarme.

¿Qué tanto...me mira?

-¿Y no vas a preguntar por Jane?

-¿Ah?

-La pobre creyó que te había dado algo cuando te desmayaste, casi llama a emergencias.

Ni siquiera estaba escuchando, estaba recordando lo que había hecho anoche.

Oh, no.

-¿Qué? -miré a stef, ella me miraba fijamente, como si sospechara algo.

-¿Que, que?

-¿Por que abriste los ojos como platos de repente? - mi corazón empezó a latir y ya no sentía dolor de cabeza.

-Olvide que tenía un examen - dije poniéndome de pie torpemente -. ¿Qué habitación es la de Juliet?

-¿Quien?

-Tu amiga - froté mi frente exasperado. Por qué nunca recuerdo su nombre -. Jane.

-Allí -apuntó.

Mis pies estaban descalzos, el frío se coló por mis medias. Caminé hasta la habitación de.... ¡Joder! ¿Por que nunca me acuerdo de su nombre? Y me detuve allí, a pocos centímetros con una puerta de color blanco invadiendo mi campo visual.

-Hey, mago - miré por encima de mi hombro -. Aquí no funciona la magia, tienes que girar la perilla.

-Oh, Gracias - dije sarcástico.

Cuando siento que estoy solo y lo confirmo, recuesto la cabeza sobre la puerta.

-Dios mío que hici....- la puerta se abrió sin aviso y me fui encima de juliet. Ella intentó frenarme colocando sus manos en mi pecho pero mi cuerpo es mucho más pesado que la tumbe y nos fuimos al piso.

Su cuerpo quedó debajo del mío, mi cara y la suya tan cerca que nuestros labios se rozaron levemente.

Sus ojos me miraban fijos al igual que los míos, no pude evitar desviarse hacia sus labios. Los recuerdos de anoche llegaron a mi memoria. Mis músculos se tensaron, no podía moverme, ni evitar ruborizarme, tampoco podía creer que anoche le di un beso a Juliet

¿Qué hice?

Me levanté del sueño cuando sentí que me observaban. Miré por encima del hombro. Stephanie me sonrió de manera significativa.

Otra vez esa mirada.

Tomé a calceto sin decir una palabra y salí del apartamento a la velocidad de la luz.

****

-¿Tanto escándalo por un beso?

-Besé a mi amiga.

-¿Y?

-Pues los amigos no se besan en la boca.

Sonrió malicioso.

-Al menos que sean amigos con derecho -negué con la cabeza - . Deja de preocuparte. Tu chica se acostó con un tipo...bueno, si es que fue el único.

-Yo no puedo actuar igual.

Adrián rodeo los ojos exasperado y dejó caer su cabeza en el respaldo de su sofá.

-Pareces el típico protagonista donde todo el mundo sabe que su novia es una villana menos él.

Nos quedamos callado un momento y mi mente volvió a trasladarme a esa escena.

-¿Crees que se acuerde?

-¿Ella tomó?

-Si - arrugó el entrecejo.

- Espera, espera ¿La chica de Venezuela bebe?

-No pero, quiso pertenecer al club.

-¿Cuál club?

-Uno que inventamos su amiga y yo - alzó las cejas sorprendido.

-¿Cómo se llama?

-A ti que te importa - me lanzó un cojín a la cara disgustado. Lo miré fulminante y se le devolví, dándole justo en la nariz.

Rei victorioso y quite la cabeza cuando vi que venia otro directo hacia mi.

Formamos una guerra en la que Miguel intervino, no para unirse, si no para interrumpir la guerra de cojines que Adrián y yo comenzamos. Sin embargo Adrián y yo no le prestamos atención y continuamos, lo involucramos y la sala se volvió nuestra zona de guerra.

A veces pienso que tenemos el cerebro de un niño de seis años.

Cuando por fin nos calmamos regresamos al sofá, Miguel me miraba curioso y Adrián parecía querer soltarle la bomba.

-Algo que quieran decirme.

-Nada que te importe.

-Wuaa ¿Tomaste anoche? - exclamó disgustado -. Hoy has estado muy amargado para mí gusto.

-Desde está mañana anda así y es por la venezolana, creo - el rostro de Miguel se giró hacia mi como la chica del exorcista.

Fulminé a Adrián.

-¿Que? - se hizo el angelito -. Yo solo estaba contestando a vuestro buen amigo Miguel porque razón estabas con cara de perro todo el día.

-¿Y que ocurrió con la chica de Venezuela?

-Nada - dije seco, mirando amenazante a Adrián que no se aguantaba para confesar.

-Zequi...

-Cállate.

-La.

-Adrián, no lo hagas.

-Be..

Le apreté las bolas.

-¡La besó! - le di justo en la garganta y comenzó a toser. Pero eso no fue impedimento para reír de su logro.

-¿¡La besaste!?

Me levanté del sofá irritado. Pasé a la cocina sintiendo la mirada de ambos detrás de mi nuca. Abrí la nevera pero como no ví cerveza, la cerré de golpe.

-¿Que?- dije al darme la vuelta.

-¿Vas a contaros cómo fue? - miré a ambos. Los dos estaban arrodillados en el sofá esperando mi respuesta -. ¿Fue normal?

-¿Apasionado?

-¿Con lengua?

-¿Se metieron mano? - ambos se miraron.

-Con esos atributos quien no le metería mano - se muerden los labios.

-Yo lo haría

-Y yo - alzó la mano Miguel.

-Nada de eso ocurrió.

-¿Tu has estado con una latina? - le preguntó Adrián a Miguel, ignorándome.

Bufé.

-He estado con una chica en la tina pero con una latina no - aclaró y los dos empezaron a reírse como dos retrasados.

-Anda cuenta como fue el beso - insistieron después de reír un milenio.

A veces me preguntó si son normales.

-En primer lugar nunca debí besarla - levanté mi dedo -. Y... Casi no me acuerdo cómo fue - miento. Claro que lo recordaba, mis labios aunque mantienen su sensación -. Y segundo lugar...

-¿Te encantó?

-¿Te removió algo?

Negué.

-Te zampó una cachetada.

-Chicos...

-Fue horrible, si seguro no le gustó

-Haber - reclamé ofendido.

-A ella no le gustó.

Respiré hondo.

-¡No se están dando cuenta que está mal!- alcé la voz para que se callarán.

-Mal para ti pero para Susan no fue - froté mi cara, iba a ir a la nevera pero recordé que estos idiotas no tenían una cerveza.

Rebusqué en mis bolsillos y conseguí tres preciosos cigarrillos.

-Voy a la terraza.

-No hay terraza.

Me detengo en seco frente a la puerta, me saqué el cigarro de la boca.

-¿Qué?

Me giré en redondo.

-Bienvenido a la pobreza Ricki Rincón.

Hundieron los labios como si lamentaran no tener una terraza.

-Voy al balcón.

-¿Qué te tiene tan irritado? - sus ojos observan la forma que estoy fumando -. Ya sabemos que no es por la resaca.

-¿Estas dolido por qué besaste a Jane? - simulé que me picaba el ojo para secar la lágrima que estaba a punto de escapar.

-¿Te sigues sintiendo mal? - miré de reojo a miguel y tragando despacio asentí.

-¿Y crees que ella se colocó así cuando tuvo sexo con otro? - respiré hondo, el brazo de Miguel recorrí mi hombro -. ¿Crees que pensó en ti? Ella pensó en ella cuando te lo propuso, porque sabía que sucedería.

-Si no es que ya sucedió y esto solo fue un pretexto - añadió Adrián -. ¡Deja de sentirte culpable!

Tenía ganas de llorar, y no estaba siendo fácil aguantar.

-Vamos amigo - me quitan el cigarro y lo lanzan por la ventana. Casi le cae a alguien por la cabeza.

-Ops, perdón.

-¡Gilipollas!

-Te quiero - le gritó Adrián y el señor nos sacó del dedo del corazón.

-Si amigo - Miguel palmeó mi espalda -. A ella le dará igual cuando le digas qué besaste a Jane. Se pondrá contenta y le dará más motivos para acostarse con quién le de la gana. Porque claro es el acuerdo. Un acuerdo a su conveniencia. Para justificar sus infidelidades.

-El que ama de verdad no propone estás mierdas hombre- tragué lento escuchando a Adrián y respiré hondo.

-Y no te sientas mal - me dice Miguel -. Si la tía tomó, no debe ni de acordarse y tú has como si nada sucedió y ya.

Jane....

Simón y matteo me miraban raro. Las chicas españolas también. He confundido los pedidos tres veces y Tamara me miraba con cara de pocos amigos las veces que llevé por error el pedido.

-¿Qué te pasa hoy? - me miró de arriba abajo -. Estás...¿Qué te pasa?

Mis ojos se agradan y casi dejo caer la charola que tenía en las manos.

Otra vez.

Es la cuarta vez que veo entrar Zequi a la cafetería. Pero obvio no es él. Solo que los que han ingresado se parecen mucho a él, alto, medio delgado, cabello amarillo - teñido, porque es rubio oxigenado - ojos azules, casi verdes más tatuajes en el brazo. Me tiene con los nervios todos alterados.

Claro estos no tenían suéteres, solo chaquetas pero se parecían mucho.

-Pareces alterada - detalló - . ¿Segura que te encuentras bien?

Asentí fingiendo una sonrisa y me llevé un crespo detrás de oreja. Ella volvió analizarme de arriba abajo.

-Si, si estoy bien -sonreí mostrando los dientes y por el resto de horas pude calmarme, pude bloquearme mentalmente y concentrarme que si me despiden por andar pensando en Zequi, en el beso, en el sueño que tuve anoche, en lo que sucedió está mañana cuando me cayó encima no podré irme a los Estados Unidos.

Los colombianos me dejaron en frente de mi edificio como todas las noches. Creí que me iban a investigar. Estuve a la expectativa escuchando sus conversaciones a acerca de futbol, pensando que en cualquier momento uno de los dos me iba a interrogar. Por suerte ninguno de los dos lo hizo.

Estaban más concentrados quien era mejor si, Pele o Maradona.

Hombres..

Mike me saludó con un ademán en la mano mientras se fumaba un cigarrillo. Estaba recostado cerca de la entrada de mi edificio y me miró con una sonrisa de costado mientras me miraba de arriba abajo.

Se acercó, casi obstruyéndome el paso. Mi corazón se detuvo y justo recordé las palabras de mi papá cuando en el edificio que vivimos había un tipo de este mismo mundo.

No demostrar miedo.

-Hola Jane.

-Hola Mike.

-¿Mucho trabajo? - asentí, rodeando los ojos con cansancio. Tratando de parecer normal.

-Muchísimo - finjo mi voz cansada -. Un viaje de gente que no imaginas.

-¿Viaje?

-Quiero decir, mucha gente - dió un paso hacia mi.

-¿Cuándo me aceptas una invitación a salir?- trató de llegar a mi manos y crucé los brazos fingiendo frío para que no me toque.

-Ahorita no tengo tiempo - sonrió de costado, le dio una calada a su cigarrillo -. Gracias por la invitación.

-¿Y si me aceptas ahora? -levanta la vista hacia su edificio -. Podemos pedir comida, ver películas, quizás un masaje en los pies.

-Gracias pero no - noté como su sonrisa se esfumó, es la cuarta vez en la semana que me invita a salir y la excusa es la misma -. En serio estoy cansada. Buenas noches Mike.

Entre rápido al edificio y saludé a la señora Shon, ella me llamó haciendo un ademán con la mano y sabía para que me llamaba.

-Sé que estoy atrasada con el pago pero le doy mi palabra que el martes le entrego todo el dinero que falta - ella me sonrió y me confesó algo que me dejó sin aliento.

-¿C-cuando estuvo aquí?

-Hace lato subió a su casa- ella río cuando mis ojos se agrandaron y sentí cosquillas en el estómago.

-¿Verdad?

-Si, joven Jane.

Aclaré la garganta.

-Ah, bueno - ella me dedicó una sonrisa - . Entonces...nos vemos el siguiente mes.

-Si señolita.

Entré al ascensor y me llevé las manos a la cara cuando las puertas se cerraron.

Me sentía nerviosa y al mismo tiempo molesta, pero más nerviosa.

¿Cómo voy a mirarlo a la cara después de lo que sucedió anoche y esta mañana?

Estuve mal en el trabajo literalmente por su culpa porque no he podido sacarme el beso de la cabeza. Tengo la sensación viva en mis labios y la imagen de él, tan cerca de la mía tampoco.

Nunca había experimentado esto, solo lo veía en las películas. En mis primas, en mi ex-amiga en todo el mundo menos en mi y ahora entiendo como se sentían.

Tenía que haberme alejado o no se haberle pisado un pie. Lo que sea. Pero haber evitado ese beso.

Es que todo fue tan repentino, tan inesperado.

Todavía no me lo puedo creer.

Las puertas del ascensor se abrieron, me quedé allí varios minutos, impidiendo que la puerta se cierren.

¿Y si me quedó aquí y espero hasta que se vaya?

Igual no se puede porque Stephanie comenzará a preocuparse por mi.

Estoy jodida.

Introduje la llave en la cerradura y sentí que todo a mi alrededor se silencio. Mi corazón latía con demasiada fiereza y mis manos no dejaban de temblar.

Tengo que calmarme o van a sospechar, él va a sospechar.

Giré el pomo, empujé la puerta y la abrí completamente.

-Dolcezza

-Hola - saludé.

Ezequiel dejó la atención en su teléfono y me miró.

Pasé despacio.

-Hola Juliet - dijo natural, saludándome desde el sofá.

-Zequi, hola - dije intentado parecer tranquila.

Si muchooo, se notó.

-Que bueno que llegaste - dijo Stephanie con una sonrisa.

Tenía la mirada puesta en ella pero sentía que Zequi no apartaba la suya de mi. Quise comprobar. Así desvié la vista unos segundos y me di cuenta no, que solo eran imaginaciones mías.

Él no se acuerda, estaba muy borracho y tú tienes que fingir que no pasó nada.

Cerré la puerta detrás de mi intrigada, sintiendo otra vez la misma sensación.

-Hoy es la premier.

Fruncí las cejas.

El deseo de saber si él me está mirando, vuelve a nacer.

-Sííííí - chilló -. Harry Potter ¿recuerdas?

Asentí perdida, no me acordaba.

-Bueno en realidad para nosotros no es premier - señaló a Ezequiel y aproveché para hacer lo que tanto me carcomía.

Él sacudió la cabeza como si hubiese salido de un trance y miró a Stephanie.

Te estaba mirandoooo, intensamente, con esos hermosos ojos azules. Creo que sí se acuerda.

No, no, no.

-Para Juliet es exclusiva.

-¡Que emoción! - Ezequiel soltó una risita y se volvió hacia mi.

Es tanta la tensión que yo sentía, que no me había dado cuenta que ambos tenían túnicas negras.

-Solo veremos dos - advierte Ezequiel que me saca del trance - . Mañana tengo trabajo, entonces no me puedo trasnochar.

-Y el otro fin de semana podemos ver las siguientes - él acepta - . Y luego le hacemos la prueba.

-Ya la veo con la túnica amarilla.

-Roja.

-Amarilla.

-Ella será Gryffindor.

-En tu sueños.

Y de nuevo están peleando. Aproveché para escabullirme y escapar de mi dilema, ingresé a mi habitación sin que se dieran cuenta y finalmente pude respirar. Seque mis manos en la tela de mi pantalón y me dispuse a cambiarme de ropa.

Cuando me quedé en pijama que por cierto, pude comprarme unos muy bonitos me quedé en frente de la puerta analizando si, enfrentarme a zequi.

Él actuaba normal, como si nada hubiese sucedido, como si esta mañana casi no nos damos un beso. Quizás yo exageré, quizás mis ojos visualizaron lo que no era.

Porque...digo yo. Si él estuviese incomodo no me vería directo a los ojos y tampoco hubiese venido.

Cálmate Janet, cálmate.

Respiré profundamente y salí de mi dormitorio. Mientras me acercaba podía escuchar como seguían discutiendo sobre que casa me conviene mejor. Dejaron de discutir cuando me senté en medio de los dos, ambos me miraron y detallaron mi pijama.

-Lindo pijama - aduló zequi.

-Gracias.

-¿Y por qué el Grinch? - indagó, señalando una de las caritas.

-No me gusta la navidad.

-¿Por qué? - estaba mirándome, de nuevo mi corazón se acelera y los recuerdos me invaden.

Sobre todo el sueño.

¿Por qué tuve ese tipo de sueño?

-Jamás recibí lo que pedía en las cartas.

-Oh, dolzella -me abrazó por el costado.

-¿Y que pedias en las cartas? - preguntó Zequi.

-Muchas cosas - no era capaz de enfrentarlo y él no parecía tener ningún problema mirarme directo.

Creo que fue mala idea sentarme en medio, él estaba lo suficientemente cerca como para analizar cada gesto que haga mi rostro.

-Tranquila, en navidad te llenaré de muchos regalos nuestro arbolito - dice Stephanie abrazándome de nuevo.

Zequi se dio cuenta de mi gesto. Me da tanta cosa con ella. Tiene tantas ilusiones que me quede cuando eso no será posible. Tiene que ser un motivo muy grande para que lo haga porque ya tengo varios motivos para no estar aquí.

-No te vas a quedar ¿verdad? - nos quedamos solos, Stephanie fue a buscar mas cervezas y por un largo minutos nos habíamos quedado silencio hasta que el mismo rompió el silencio.

-No lo creo - dije dubitativa - . Tiene que haber una razón muy grande para que lo haga y hasta ahorita no la hay. Solo encuentro razones para irme.

Me refería a Mike.

-Espero que de esas no este yo eh -me dio un mini empujoncito por el hombro que me animo a mirarlo.

Rei y negué.

Le estaba manteniendo la mirada, tenia que demostrar que no ocurrió nada anoche y lo que pasó esta mañana fue...producto de imaginación.

-¿Y cuál es esa razón?

-El hecho de estar sola en este pais.

-No estas sola -me interrumpió - . Tienes a Stephanie y.... también me tienes a mi.

Mi pecho se hundió y no pude evitar sonreír.

-Sé que tenemos poco tiempo conociéndonos pero puedes contar conmigo en lo que sea.

-Gracias Ezequiel.

Arrugó la cara.

-No por favor, no me llames así - reí, viendo su cara de horror - . Es...tan muggle.

-Ustedes y sus palabras raras.

-¿Enserio nunca has visto harry potter?

-No nunca.

-Y en que mund...- se calló así mismo - . ¿Por-por que?

-Porque vengo de una familia donde no habían muchas posibilidades para nosotros -aclaré - . Disfrutábamos con lo que se podía , pero nos perdimos mucho.

-O sea que nunca fuiste a un cine.

-Si, claro que si pero...muy escasamente.

-Entiendo -murmuró pensativo.

-Toda mi vida quise un gameboy, pero no se pudo.

-Esos eran lo máximo - asentí - . Yo tuve uno pero mi padre casi no me dejaba usarlo, decía que era un estúpida distracción, al igual que la música.

Cuando me mencionó a su madre la primera vez lo hizo con orgullo, pero con la mención de su papá tenia apreciación distinta. Como si tuviera mucho rencor hacia él.

No quedamos en silencio y el volvió a romper el silencio.

-Te van a gustar las películas - aseguró - . Aunque los libros son mucho mejor.

Pongo una mueca.

-¿No te gustan los libros?

-No.

-¿Películas?

-Si, pero soy muy selectiva - confieso - . Tiene que llamar mucho mi atención.

-Has visto...- se queda pensando.

-Las de Tarzán si - interrumpí y su boca se entre abrió, reí al ver su cara - . También me gusta Shrek, las animadas son mi favoritas, bueno no todas.

-Rek es lo máximo.

Parpadeé.

-¿Cómo dijiste?

-Rek - repitió.

-Así no se dice - dije horrorizada.

- Ese es el nombre - negué.

-Pero lo estas diciendo mal.

-Claro que no.

-Lo estas pronunciando mal.

-No, tu lo estas diciendo mal.

Boté un aire exasperado.

-Es shrek, con Sh no con R.

-Pero lo dicen los americanos.

-Porque así es como se pronuncia, yo no sé nada de ingles pero se que con R no se dice.

-Rek - dijo a propósito después de quedarnos en silencio un par de segundos y hice un ademán con las manos estresadas.

Stephanie llegó con las cervezas, mas comida, nos dio una mirada juguetona que colocó a ambos obviamente incomodos y se sentó en medio para tratar de descubrir si habíamos hecho algo malo.

Como en los libros que tanto le gusta leer y no deja de hablarme de ellos. Como uno que esta leyendo en este momento. Se llama Falling y esta enamorada del protagonista llamado Jack grey.

Los tres estamos sentamos en el sofá, con tres tazas grandes llenas de cotufas o palomitas de maíz por si no saben como le decimos en mi pais, mas las cervezas. Yo no quise, hoy no quiero entrar al club porque las de anoche me cayeron muy mal y no quiero repetirlo, es desagradable.

La película empezó y este par dejo de jugar con las cotufas. Ambos me miraron entusiasmados cuando el logo de Warner brothers y un poco de lechuzas aparecieron en pantalla.

Todo empezó bien. Un hombre de enorme barba blanca estaba de pie y de repente con un aparato, le quitó las luces a los faroles, después le habló a un gato y entonces...se transformó en humano. Juro me impresionó y sentí la mirada de ambos sobre mi cuando solté una exclamación.

-¿Ya te atrapó? -preguntó zequi, stef pausó la peli para saber-. Te llamo la atención.

-Si, bueno hasta ahora.

-Lo que sigue te encantará -prometió y le creí.

-Ya huelo por aquí una gryffindor - dijo Stephanie maligna.

-Todavía no cantes victoria.

Negué y antes que comenzaran a pelear le di continuar a la película.

A la mitad de la película me estaba durmiendo, juro que lo intenté, le di la oportunidad pero no pude. Me aburrí y ya no quería verla, estaba fastidiada y no sé si era por el doblaje pero es que no le veía emoción, todo era tan plano, las voces y no, no me gustó.

-¿Y qué tal? - la pregunta quedó en el aire. Ambos me miraron expectantes.

-Bueno...

-¿Te gustó?

-Yo...

-¿Que piensas de voldi?

-La verdad...

-¿Que piensas de Hagrid?

-¿Quieren mi opinión sincera?- alcé mi voz. Ambos asistieron, Zequi colocó sus manos manos sobre los hombros de Stef y alineó su cara con la de ella - . No me gustó.

Sus sonrisas se desvanecieron y me miraron como si les hubiese herido el corazón con una daga.

Se quedaron en silencio y se miraron mutuamente, pasmados.

Rei internamente.

-¿En serio no te gustó?

Mordí mi labio y negué.

-Miren quizás fue porque estaba doblado en español de España y yo como estoy acostumbrada al doblaje latino..

-El doblaje latino es horrible - abrí la boca ofendida mirando a Zequi.

-El doblaje le lleva una morena al doblaje al español y no estás listo para discutirlo.

-Por supuesto que no, el doblaje español es mucho mejor.

Levanté las cejas.

-¿Lo dice quién le dice rek a Shrek?

-Doblaje español.

-Latino.

-Español - Stephanie nos miraba divertida, comiendo cotufas.

-Y por eso me gustó Harry Potter- ironicé.

-Será por qué no prestaste atención suficiente - se acercó.

-Es por el doblaje.

-No, no lo es.

-Si, si lo es Ezequiel.

Me miró ofendido.

-Chicos..

-Español.

-Latino - nuestras narices estaban a punto de tocarse cuando Stephanie nos separó y propuso volver a ver la película pero en mi doblaje.

-¿Cuanto quieres apostar que no te gustará? - otra vez estamos frente a frente. Yo subida en el mueble y el de pie frente a mi.

La discusión seguía y Stephanie se divertía con nosotros.

-Una semana limpiando mi apartamento - me propuso.

-Y tu una semana lavando mi ropa.

-Trato.

-Trato - estiró el brazo y estreché su manos sin meditar, sin creer la forma que estaba actuando.

Sonreímos a gusto casi al mismo tiempo y aparté la cara cuando ví que se había acercado demasiado.

Sentí mis mejillas ruborizadas y decidí bajarme del sofá. Me acerqué hasta la cocina, mientras sentía su mirada perforándome el cuello. Abrí la nevera y saqué la jarra del agua.

- Ya debo irme chicas - anuncia - . La pasé bien, bueno casi bien - sentí su mirada, se refería a mi.

-El otro fin de semana veremos la segunda - le dice Stephanie -. Todo depende de Jane.

-Ah si - dijo seco, lo miré. Tenía sonrisa divertida, le puse mala cara.

-Doblaje latino.

-Español.

Rodé los ojos.

-¿Lista para limpiar mi apartamento? - reí sarcástica -. ¿Y la ropa?

-¿Que?

-Era solo el apartamento.

Encarcó los hombros.

-Bueno, entonces...

-Nada - me cortó e hizo un ademán con la mano para despedirse -. Hasta pronto querida maga - le dijo a Stephanie y me miró -. Hasta pronto muggle.

Abrió la puerta despidiéndose sólo de mi amiga y despareció después de sacarme la lengua.

-Esto es tan wattpad - suspiró con las manos en el pecho, casi flotando sobre sus pies.

Negué.

- ¿A dónde vas? - investigó cuando me dirigí a la puerta.

-Olvidé una cosita.

-Pero...- cerré la puerta detrás de mi y bajé las escaleras rápidamente.

Zequi estaba por salir cuando lo detuve por el brazo y lo frené a tiempo.

Este chico no camina, vuela, casi que no llegó.

-¿Que? ¿vienes a admitir que el doblaje español es mejor que el latino? - me abracé a mi misma.

Olvidé traerme un suéter.

-No - digo y no quería entrar en discusión, solo quería hablar con él - . Solo quiero saber por qué lo hiciste.

Sus mejillas se tornaron rojas y se pasó la mano por el cabello nervioso.

-Agradezco la ayuda pero no debiste hacerlo.

-Ah, eso - sonrió aliviado. Fruncí las cejas -. Yo bueno, lo hice porque queria ayudarte.

-Pero había dicho que no.

-¿Y tenías todo el dinero?

-Si - menti y entre cerro los ojos incrédulo -. La señora Shon me iba a dar más plazo.

-Aqui no dan plazos Juliet, pagas a tiempo o te echan.

-Pero...pero yo no quiero estar en deuda - confesé mi disgusto -. Te devolveré el dinero en cuánto lo tenga.

-¿Y quien te lo está pidiendo? - mi quijada empezaba a temblar -. Por favor deja ayudarte.

-Ya lo has hecho demasiado y no quiero incomodar.

-¿Crees que eso a mí me molesta? - preguntó y la verdad es que nunca he visto que le disguste -. Lo hago porque quiero ayudarte. Para esos son los amigos... Los verdaderos amigos.

Asentí sintiendo los ojos cristalizados y me lancé a su pecho. Lo abracé sintiendo tan solo unos segundos su calor, su olor y me aleje cuando apenas sus brazos me rodearon la espalda.

-Gracias zequi.

-Estas helada.

-Estoy bien - crucé los brazos debajo de mis pechos.

-A ti solo se te ocurre salir así - murmuró y se quitó el suéter que llevaba. Me colocó antes que pudiera protestar y se burló de mí sin piedad.

Quedé toda despeinada.

Arreglé mi cabello después de meter los brazos por las mangas. Este tenía su calor y empecé a sentír que se regularizaba el mío.

-Tienes que cuidarte de este frío, en diciembre es nefasto - asenti.

-¿Tu tienes para abrigarte?

-Si - dijo, y recordé por qué le llaman el chico de los sueteres - . No te preocupes.

Bien, es hora de volver.

-Te veo luego.

Asiste.

-Buenas noches Zequi - pensé que solo iba hacer un ademán con la mano. Mi cuerpo se paralizó cuando me dió dos besos en la mejillas

Sonreí nerviosa mirando sus ojos azules.

-Buenas noches, Juliet.

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