Capítulo 6


Ezequiel...

Cuando llegué a la casa de las chicas, la venezolana fue quién me abrió la puerta, sus ojos grandes y redondos me miraron con alivio mientras delineaba una sonrisa de costado.

Me dió un abrazo corto que apenas pude procesar y me invitó a pasar en el acto.

Ella aún cargaba mi suéter puesto y verla me recordó la conversación que Susan y yo tuvimos hace un rato.

En mis piernas había un perrito dálmata de collar rojo. Miré a Juliet totalmente perdido. Ella me hablaba pero no entendía lo que me estaba diciendo.

-Cuando te comuniques con ella le entregas esto, lo intenté muchas veces pero no respondio - sentí un peso en mi mano, eso me hizo reaccionara por completo. Miré hacia abajo y vi que su mano pequeña de sobre la mía -. Eran setenta dólares y ellas me dió trescientos, más dinero europeo.

Lo tomé entre mis dedos, notando que tenía sus dedos rozándome los nudillos.

-¿Por que...- ella miraba mis manos cuando levanté la vista, aclaré mi garganta intencional para atraer su atención. Se quedo ensimismada observando mis cicatrices -. ¿Por qué no te lo quedas? Despues de todo lo que te hizo esperar.

Apartó la vista y me miró.

- ¿Quedarmelo?

Subí y bajé los hombros.

- Nooo, no, no- frunci las cejas, su rostro era como si fuera algo muy atroz.

-¿Por que?

-Es injusto.

-Injusto es que a mi nunca me llegó la carta hogwarts.

- ¿Ah?

- ¡Muggle! -miró a la rubia quien nos observaba desde el sofa. Tenia un libro en la mano, y en el otra una taza grande.

Me volvi hacia ella despues de leer la portada del libro y espere que se girara.

- Tomalos -le regresé el dinero - . yo me encargo de devolverle el dinero a daniela.

- ¿¡Estas loco!? - me lo pasó, otra vez
- . Yo sé que dure horas esperandola pero eso no me da derecho de tomarme un dinero que no es mio. Entragale todo. Y dile que no me agarré nada.

- ¿Tu no quieres irte a los estados unidos?

- Si, obvio - se llevó un crespo detras de su oreja- . Pero quiero hacerlo por mi esfuerzo, no asi. Y yo no me quiero meter en un peo y menos en este pais.

Parpadee desconcertado.

- ¿Peo? - sonreí, otra palabra nueva. Bueno en realidad no es pero por qué usaría esa palabra - . Traducción por favor.

- Si por favor - su amiga detuvo su lectura para investigar.

Juliet....jane, es Jane ezequiel se pone roja como el color del cojin que tiene al lado.

-¿Es una groseria? - pregunté divertido.

Se puso mas roja.

- Lo es -pinche su hombro.

- Si, mas o menos.

- Quiero grabarla - saqué mi telefono y busque la grabadora - . ¿Que es lo que significa?

- Problema - asenti y la motive para que me dijera mas. - Tambien la puedes usar como.. que no te metas en mi vida.

-Ejemplo...

-Ay no zequi.

-Vamooos - otro empujocito de motivación.

-Yo tambien quiero - le doy gracias a su amiga.

-Dios.

Rei.

-Significa conflicto o problema y cuando no quieres que se metan en tu vida, reemplazas esa palabra.

-Ejemplo...

Rodó los ojos.

-No me hagan decirlo.

-Si, si lo haremos.

-Vamoos -apoyé.

Negó por un momento. Estaba renuente pero al final aceptó.

-Es mi peo - alce las cejas interesado - . No te metas en mi peo. Bueno ya.

Acerqué mi teléfono y grabé.

-¿Vas a grabar todo lo que diga?

-Mientras sean palabras nuevas, si - guardé el teléfono en el bolsillo de mi pantalon de nuevo.

-¿Y cómo vas con la banda Zequi? - preguntó la Italiana.

-Muy bien - me giré hacia ella -. Ha ido creciendo.

-Lo que tocaron aquella noche estuvo genial.

Sonreí agradecido.

-Muchas gracias.

Estuvimos hablando un poco y luego decidí irme. Tenía que estudiar y además seguir ensayando. Lo que está pasando con Susan me ha tenido muy desconcentrado y necesito enfocarme.

Juliet me acompañó. Bajamos las escaleras juntos en silencio. Yo iba adelante con el perrito de Daniela en mis brazos y ella detrás de mi tratando de seguirme el paso.

Cuando estuvimos afuera, sentí el aire frío recorrer cada parte de mi sistema. Mi cuerpo tembló en el acto y no fui la única que exclamó por lo bajó.

Juliet igual.

Quise decir las nuevas palabras. Solo para molestarla pero no sé por qué razón no lo hice y preferí hacerlo para mí mismo.

Me ayudó a subir a calceto - admito, me gusta más ese nombre -. Al auto y se despidió de mi haciendo un ademán con la mano dando paso hacías atrás.

Casi se cae.

Rei sin discreción, ella se colocó mucho más roja que hace unos minutos.

-Soy un poco torpe.

-Casi no se notó - evadió mi mirada unos segundos y se volvió hacia mi -.Espero que cuando te vayas te lleves lindos recuerdos de aquí.

-Jamás olvidaré quienes me dieron la mano en este país- sonrió -. Y prometo visitarlos las veces que pueda.

-A mi primero ¿eh?

-Oh, si, tu serás el primero en mi lista - sonreí-. Es más le diré al piloto que se estacione justo en frente de tu casa.

-Seria lo menos.

Carcajee cuando subió ambas cejas.

-Buenas noches Zequi.

-Buenas noches Jane.

Jane...

Estaba escribiendo en mi diario cuando senti que Stephanie se acercó. Lo escondí rápidamente bajo mi almohada y esperé que su presencia apareciera.

-¿Quieres ir un rato a la azotea?

Stephanie me dedicó una sonrisa cuando llegamos arriba. Mi boca se abrió por completo al ver lo que había en frente de mi.

Su mano envolvió mi muñeca suavemente y me arrastró hasta el orillo de la azotea. Sentí vértigo al ver lo alto que estabamos. Quería disimular, pero Stephanie se dio cuenta de inmediato.

Esta chica nota hasta los mínimos detalles de mi.

-Ahora entiendo por qué no te acercas mucho a la ventana.

Di varios pasos hacia atrás lejos de aquel orillo sintiendo como si el precipicio estuviese detrás de mi. Mi corazón estaba algo acelerado y algunas gotitas de sudor bajaron por mi cien.

-Entonces no puedes subirte a una noria ¿verdad?

-¿Noria? - fruci las cejas -. ¿Qué es eso?

-Es la rueda esa grande que gira en círculos pero muy lentamente - explicó -. Está en las ferias.

-Rueda de la fortuna - comprendí y sus cejas rubias se fruncieron.

-Rueda...¿que? - rei -. ¿Así le llaman en tu país?

-Si, así le decimos.

-Oye pero guay suena, me gusta más como le dicen ustedes.

-A mi también me gusta como le dicen ustedes.

Hace una mueca con desaprobación de manera divertida.

-Me gusta más la tuya.

-Vale.

-Es hermoso ¿verdad? - preguntó con la mirada puesta en la ciudad.

Le di un vistazo largo y profundo.

-Si, lo es.

-Supongo que en Estados Unidos tendrás una mejor vista que está - dice con humor -. Cómo allá todo es mejor y mas moderno.

-Quizas...- rasqué mi nuca -. Pero no creo que consiga otra amiga así como tú.

Se llevó las manos al pecho girandose hacia mi. Me arrastró hasta su pecho y me dió un abrazo de oso, muy apretado.

-Quiero llevarte de paseo y conozcas todos los lugares bonitos de Barcelona - nos apartamos a la vez -. Para que te lleves un lindo recuerdo antes de irte.

Mis ojos se cristalizaron y yo le di un abrazo. Ella soltó una risita sorprendida y me respondió.

Estuvimos en la terraza como le dicen ellos durante varias horas. Conocí un poco más de ella. A parte de leer cientos de libros románticos, le gusta surfear, le encanta cocinar y el maquillaje es su pasión, sueña con tener su propia marca y que todo el mundo la conozca. Le encanta el fútbol y su comida favorita es la japonesa.

De mi supo un poco también. Le dije que jamás había leído un libro y tampoco es que me interese. Le comenté que estaba estudiando pedagogía pero que he congelado para trabajar.

Confesé que mi deporte favorito era el automovilismo desde que tengo uso de memoria, que me gustan las películas de Disney - casi todas -. Y mi instrumento favorito es el piano pero jamás he tenido la oportunidad de entrar a una escuela de música y menos tener un instrumento. Mi comida favorita son las empanadas con una malta y algo así extranjero es el pasticho, que otros países le llaman lasaña. También me gusta ir a la playa y bueno me gusta salir un poco de mi casa, al cine, los centros comerciales.

-Tu y mi hermano se llevarían muy bien, le encanta ese deporte y su ídolo es Carlos sainz - me contó -. Si vieras su habitación, lo decoró del equipos Ferrari porque no pudo.

-¿Y que edad tiene tu hermano?

-Hace poco cumplió los dieciséis. A lo mejor viene el otro fin de semana a pasarla conmigo. Cuando se entere que le gusta su deporte favorito se pondrá muy feliz.

Sonreí.

-¿Y... A Ezequiel no le gustará ese deporte? - se preguntó -. ¿No le has dicho?

-No - sentí mi cara tensa de repente -. Hemos hablado muy poco. Solo lo esencial.

-¿Cómo, qué?

-Me preguntó a qué parte de los estados unidos me iba, que estaba estudiando y así -omiti la parte donde me preguntó si en mi país habían universidades.

-¿Es todo?

-Eh...si - dije, ella hizo una mueca de aburrimiento.

-Pensé que el sexy Zequi era mas divertido.

-Lo es - sonrió, ahora sí creo que me sonrojé -. Quiero decir .. este... Hoy pasé una mañana muy divertida cuando me llevaba a la casa de su amiga Daniela.

-¿Y qué hicieron? - subió las cejas juguetona.

Negué evadiendo su mirada, imposible de ocultar mi sonrisa y le conté en medio de una lucha de risas genuinas lo que había hecho está mañana.

-Que divertido - comentó -. Aparte de ser muy majo es muy guapo.

Parpadee.

-¿Majo? ¿Que significa eso?

-Eso significa alguien agradable o cariñoso.

-Vale.

Creo que también voy a optar por grabar.

-¿Y no te parece guapo?

Se me detuvo un segundo el corazón y no fui capaz de responder.

-Anda, no seas tímida, lo que me digas jamás saldrá de aquí.

-Es lindo.

-¿Solo lindo?

Miré hacia la ruidosa ciudad y con las mejillas sonrojadas admití que lo veía hermoso.

-Esa es la palabra - reí cuando busco mi mano para chocarla -. Mira, he conocido muchos chicos lindos en toda mi vida pero jamás habia visto alguien así tan... Joder. Sé que su cabello no es natural y que obvio se lo pinta sin embargo no le queda nada mal. ¿Y sus ojos? Casi me pierdo en ellos.

No paraba de reír.

-Tu tranquila¿eh? Que ese es todo para ti - negaba mirando a otra parte -. Yo ahorita no estoy interesada en nadie. Hace poco tuve una relación no muy buena y bueno quiero gozar de mi soltería por ahora.

Me volví hacia ella, su cara reflejaba el horror y esas actitudes -que ya le visto en varias personas -. Me hacen cuestionarme mucho y sinceramente me da miedo. Jamás he tenido novio y mi mayor temor es que cuando lo tenga, me consiga con una persona mala.

A veces me da la vena melancólica que no he tenido novio y es probable que no lo tenga, pero después razono todo lo que escuchado de como empiezan y como termina y se me pasa.

Y en estos momentos no tengo pensado tener novio. Mi único propósito ahorita es salir adelante. Terminar mi carrera y tal vez... Bueno si llego un día enamorar a un chico.

-Si, es hermoso.

Otra vez me encuentro escribiendo en mi diario. Reía mientras lo hacía, mientras recordaba como me había sentido en ese momento. Me hubiese gustado integrarme más, pero no sé por qué todo me da pena. Quisiera ser un poco como Stephanie. Quien se expresa sin pena delante de desconocidos, yo para hacer eso tengo que tener mucho tiempo de haber conocido a la persona.

Cómo con Gina, con ella puedo hablar de lo que sea, hacer muecas pero con alguien que apenas conozco no y bueno lo hacía con Antonella pero ya no cuenta.

Terminé de escribir y metí mi diario debajo de la almohada. Otra vez me veo oliendo el suéter de Zequi y sonriendo como tonta. Hice una negación al meditar lo que estaba haciendo y me acosté a dormir.

Stephenie llegó de correr mientras yo me terminaba de tomar el café, nos saludos con un ademán con la mano y me fui a despedir de ella después de lavar lo que utilice.

Me deseó suerte antes de irme y besé mi medalla en cuanto voy de salida.

La señora Sho me saludó con una sonrisa, le respondí igual deseándole un buen día. Ella me miró ceñuda pero no de forma molesta si no más bien admirada.

Me recordó que ya me acercaba el pago del alquiler, asenti segura que le iba a pagar sin seguridad si podré encontrar ese trabajo que tanto necesito.

-Buenos días - me saludaron, y miré a todas partes casi dibujando una sonrisa. Creí que era Zequi, pero cuando giré por completo me di cuenta que no lo era.

-Ah - aclaré mi garganta - . Buenos días.

Un hombre joven como de tres cabezas más alto que yo, estaba a mi lado. Cuando lo miré, me sonrió y me analizó de arriba después sonrió. Tenía como mi edad, vestía un suerte gris, con pantalones de algodón. Era blanco, ojos grises cabello oscuro y un lindo rostro, bastante ejercitado para mí gusto.

A mí me gustan más delgaditos.

Cómo Ezequiel.

-Eres... La nueva ¿no? La chica de venezuela.

Asentí intrigada.

-Mucho gusto me llamo Mike.

Estreché su mano cuando me la ofreció y me sentí incómoda por algo inesperado que hizo. Llevó mi mano hasta su boca y le depositó un beso.

-Yo vivo en el edificio de al lado - señaló -. Si necesitas algo no dudes en llamarme.

-Gracias.

Aparté mi mano que todavía tenía sujeta y me limpié en la tela de mi pantalón disimuladamente. Él me dió una inspección de arriba abajo antes de guiñarme el ojo e irse.

Una sensación extraña me recorrió la piel, no quiero ser paranoica pero no me gustó para nada la mirada de él, tal vez estoy pensando mal pero no sé, no me gustó.

Espero que solo sean, ideas mías.

***

Entre a una cafetería a comer cuando ví un anuncio donde necesitaban una mesera. Mi corazón se acelero de emoción y sin pensarlo demasiado me acerque a la cajera para hablar sobre el anuncio que estaba pegado en la pared.

Ella me afirmó que estaban necesitando alguien quién ayudará a repartir el café y que no importaba la nacionalidad.

Hiperventilé y le pedí al universo, a todos los santos existentes que me dieran el puesto.

La muchacha me hizo señas con la mano, me levanté de la silla temblando de nervios. Me dijo que siguiera por la puerta que me señaló y que esperara a tamara.

Eso hice. Ingresé por un pasillo corto, giré a la derecha y entré a una oficina pequeña pero con muchas fotos de mariposas.

Aguardé en la silla hasta que escuché que alguien entró. Tragué despacio y respiré hondo cuando la mujer que debo suponer que es Tamara pasó por mi lado.

-Buenas tardes - saludé primero, estaba demasiado nerviosa.

-¿De dónde eres? — preguntó directamente.

Lamí mis labios.

-De... Venezuela.

-¿Cuál es tu nombre?

-Janette Benavides.

-¿Y que edad tienes?

-Diecinueve.

-¿Has trabajado alguna vez?

Asentí varias veces, mirando directamente sus ojos verdes. Era una mujer delgada, como unos cuarenta años, cabello rojo y largo, piel pecosa y casi rosada. Parecía irlandesas o rusa. Tenía un rostro simpático aunque siento que algo... Dura.

-¿En qué?

-Trabajé vendiendo ropa y después en una pizzería, luego vendiendo empanadas en la calle y helados.

Eso pareció gustarle, porque ha sonreído.

-Entonces tienes un poco de experiencia con la atención al público.

-Si señora.

-¿Hablas inglés?

No, mierda.

-No es necesario el idioma, es solo una pregunta de rutina.

-No señora, no hablo inglés - asistió. Espero que sea para bien.

-Solo te aconsejo que lo estudies a veces llegan Estadounidenses y les molesta que no le hablen en su idioma, entonces para evitar malos ratos, aconsejo a todos mis trabajadores que estudien un poquito inglés.

-De acuerdo.

-Solo necesito tu identificación, la dirección donde vives y un número donde pueda llamarte. El pago es en efectivo. Se trabaja de nueve de la mañana hasta las ocho de la noche de lunes a sábado.

Mi corazón latía con más fuerza.

-Cerca de aquí hay un local donde sacan copias - dijo amigable y estiró el brazo -. Bienvenida a aroma a café.

-Gra-gracias - estreché su mano, la cual estaba temblando de la emoción.

-Empiezas mañana ¿eh? - me limpié el borde de mis ojos -. Has lo que te pedí y vuelves. Te presentaré a tus compañeros.

-Bien, enseguida vuelvo.

-Dale querida, y bienvenida a España.

-Gracias.

Conocí a mis compañeros de trabajo después de entregar los papeles que la señora Tamara me pidió. Todos me dieron una recibida calurosa. Habían dos chicos que eran de Colombia, Mateo y Simón. Las otras dos chicas eran propiamente de España pero de otros estados.


Me llevaron a recorrer la cafetería y que conociera el ritmo de trabajo. Anoté todo en mi teléfono para que no se me fuera a olvidar y antes de irme me asignaron un uniforme nuevo. Solo faltan colocarle el nombre.

Volví a casa feliz y llena de dicha, en la soledad de mi habitación hice mi baile extraño y no tarde en llamar a Gina para contarle.

Ella se alegró mucho y me dijo que le daba un alivio grande. Me confesó que todavía no ha podido reunir el dinero, que la disculpara. Estuvimos hablando un largo rato y después hablé con mi Papá, él estaba muy contento. Pude escuchar a mi madre gritar que apenas reuniera el dinero me devolviera a Venezuela y me olvidara de mis estúpideces cosa que hice omiso, no pienso devolverme.

Mi meta es irme a los Estados Unidos y no hay que haga cambiar de opinión.

Después de hablar con mi progenitor, la noticia también se la di a Ezequiel pero él no me respondió, miró los mensajes pero no contestó, supuse que estaba ocupado así que le resté importancia.

Tomé mi diario, lo abrí y comencé a escribir en una página nueva.

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