Capítulo 38
Janeet
Zequi me esperaba en la cafetería recostado a su coche, lo detallé unos minutos antes de salir de la cafetería y negué de frustración. Las palabras volvieron a invadir mi mente aunque traté que no lo hicieran, pero fue mas fuerte .
Ella tiene razón.
Yo... no tengo nada que ofrecerle, porque estando aquí o no, no tengo nada. Vengo de una familia de bajos recursos, la cual ha vivido de esfuerzos y muchos sacrificios. Mi infancia y adolescencia no fue como la de otros chicos. Por mis ojos vi pasar la impotencia de no poseer los que otros si podían. Era triste e insoportable tener que aguantar que algunos de tus compañeros te humillaran o se burlaran de ti por tener las facilidades que ellos si.
Esa era una de las tantas razones por las cuales quería irme. Quería avanzar, progresar, no quería caer en lo mismo y menos con la situación de mi paisa que cada día empeora, alli no tenia futuro y no quería caer en lo mismo. Brindarle a mi familia lo que ellos no pudieron y que mis hijos, si un día llego a tenerlos — y si no salgo embarazada antes — hacer lo mismo y que ellos no pasen lo que yo viví, obviamente no darle todooo, pero si llevarlos al cine mas seguido, un fin de semana en la playa, llevarlos a comer helado y regalarles una navidad como la que siempre quise.
Aunque a mi no me guste, mis niños si lo harán.
Sus brazos me envolvieron cuando estamos cerca un del otro. Su calidez me provoca una sensación de tranquilidad y sus labios me hacen olvidar la batalla de mi cabeza.
Es tan lindo lo que Ezequiel me transmite que no se cómo explicarlo pero es... Fascinante.
Él me besó como si hubiese esperado tanto que lo hiciera. Jugo, mordió y bromeó con mis labios está hacerme reír y no pide besarlo como tanto quería.
—Hueles horrible —es lo primero que suelta a centímetros de mi boca —. ¿Te vomitó un niño o qué?
—¡Zequi! — reclamé incomoda cuando posó sus manos en mis hombros para alejarme.
—Tienes que darte una ducha — dice después de reírse de mi un siglo y vuelve a tironearme hacia a él para captar mis labios pero lo esquivé. Su cara se arrugo con disgusto y lo intento otra vez —,¿Que pasa?
—Huelo a vomito —dije separándome y dirigiéndome hacia la puerta del copiloto de su auto. Sentí profundidad de su mirada sobre mi y pegue un gritito en medio de risas. Me envolvió nuevamente en sus brazos y llenó de besos mis mejilla, mientras murmuraba cosas sobre en ella.
—Que te parece si...nos — beso —. nos damos un baño.
—Pero si tu no hueles a vomito —me hice la tonta y lo miré por encima del hombro solo para ver su reacción. Sus ojos estaban achinados y me dio una mala cara — . ¿Sabias que en mi pais hay que ahorrar el agua? ¿Aquí harán lo mismo? ya sabes, ahorra porque es escasa y llega tres o cuatro meses al mes.
Sonrió perversamente al captar la indirecta y no tardó un segundo para alzarme, abrir el coche y lanzarme dentro, correr como desquiciado para llegar al otro lado y pisar a fondo hasta llegar el apartamento.
Del mismo modo ingresamos a la casa, por suerte aun no había nadie. Me aferré a su camisa para no caerme porque corría como una bestia y sentí profundos regocijo en el estomago cuando ingresamos al baño.
—Si Spencer nos interrumpe le arranco los huevos — bramó contra mi boca mientras nos besábamos, no dije nada, solo continué el beso que habíamos comenzado en el coche.
El ruido de la bañara llenándose acelero mis laditos y erizo mi piel. Risitas nerviosas salían de mi boca, Zequi estaba batallando con quitarme el uniforme y no dejaba gruñir. Él ya estaba sin ropa, simplemente en boxers. Mis ojos se daban un festín mientras expulsabas groserías muy marcadas a la españolas.
—Me cago en dios — abrí la boca indignada y le pego en el hombro, eso hace que se detenga y alce la vista hacia mi —.¿Eh?
—¿Cómo que me cago en dios? — repetí consternada — .¿Estas loco? a dios no se le insulta.
Comenzó a reír de repente y apuntarme con sus dedo, lo mire incomprendida y sus risas ya que me estaban haciendo enojar.
—Es un expresión jul — explico — no estoy insultado a nadie, es una manera de expresar impotencia.
Arrugue la cara.
—¿Es enserio?
Asintió con veracidad con los labios entre abiertos, volviendo a atacar mi delantal con mucho mas calma. Noté como sus ojos brillaron de satisfacción y así mismo hizo con todo lo demás. Hasta solo quedar en ropa interior.
—Como expresan ustedes cuando están impotentes — interrogo y se salió un jadeo cuando solté mi melena risada y apestosa, él olor llegó hasta sus fosas nasales — hueles a café podrido.
Rodee los ojos y le conté que una mujer, me trató horrible, me llamó sudaca, me mando a la mierda, me dijo que era una delincuente y por ultimo, le echo su café en la cabeza.
Los músculos de su mandíbula se tensaron e hizo una negación de impotencia, me abrazó y me susurro que solo era un vieja antaña y resentida, que no le hiciera casos a los comentarios retrógrados de la gente. Asentí a sus concejos y sonreí cuando levanto mi mentón entre sus dedos.
—Ustedes los latinos tienen ese no se que que alegra la vida — lo miré con ternura —. Y sin ustedes, este pais seria aburrido, mas aburrido de lo que ya es.
Arrugué la nariz con una sonrisa.
—Y como expresan ustedes su impotencia —investigó con curiosidad — que palabras usan o mejor que groserías, mejor dímelo en groserías porque se que deben tener.
Rodé los ojos.
—No voy a decirlas.
—Oh, vamos jul — entusiasmó mientras nos acercamos a la bañera lista y cubierta de espuma. Suspiré disimuladamente y exclamé por lo bajo cuando juntos ingresamos agarrados de la mano. Zequi sonreí a gusto, mientras sacudía la cabeza de lado a lado y llevaba su cabello castaño hacia atrás.
Me quedó contemplándolo mientras jugaba con la espuma formada por el agua y jabón. Memoricé a su madre y todo lo que me había dicho en la cafetería, me pregunté tantas cosas que me perdí y su mano sobre mi mejilla y sus labios sobre los míos me sacaron de aquel trance.
Directo a los ojos me investigó y no pude ocultarle lo que había estado atormentando mi cabeza. Al principio se quedo inmóvil mientras le relataba cada una de sus palabras. Podía ver los músculos de su rostro tensarse. Estaba molesto, indignado y lleno de decepción, me arrepentí en el momento que ella me había dicho que no era nadie, porque eso lo hizo molestarse mas pero no podía seguir ocultando que me ha estado presionando el pecho.
—Es...— sonrió con amargura, a tiempo que sus ojos se cristalizaban — me cuesta creer que sea mi mama, te lo juro. Esta versión de ella tan...oscura no la conocía. ¿Solo por que eres latina? es lo mas absurdo que he oído.
—Y no solo eso — sus manos estaban a cada lado de mis mejillas sosteniendo mi rostro, mi cuerpo estaba sobre él y mis manos se apoyaban de sus hombros —. También mi posición social y...
—A mi me importa una ostia de donde vengas jul — levantó mi mentón para que lo mirara —. A mi me vale huevos, me importa una mierda, mi madre puede meterse sus prejuicios y su mierda por — tragué lento y vi como se retuvo a continuar — Jul no la escuches, a ninguno de ellos te lo pido, no dejes que se metan en tu cabeza. Mira, lo único que importa aquí es lo que yo te diga, ignóralos a todos. Sin vienen a joder, tu finge demencia, ¿Vale? —asentí mas tranquila y lo abracé — . Él dinero no lo es todo en la vida y ¡joder! si tengo que trabajar y quemarme las pestañas lo hago, no estoy solo. Tengo una gran luchadora que no se rinde con nada y eso es suficiente para mi.
Sonreí en su hombro y hundí cara en su cuello, borré de mis mejillas las lagrimas que se me escaparon. Me volví hacia el frente de él y retoqué su cabello hacia atrás con mis dedos, le hice peinados extraños delante de sus ojos.
—¿Cómo me veo? — dice tratando de mirarse.
—Precioso — aplasté sus mejillas y junté sus labios con los míos.
—Y tu te ves malditamente sexy — reí.
Por primera vez teníamos la casa sola — sin descartar a calceto, quien de su dueña jamás se volvió a acordar — mejor, el pequeño ya se acostumbró a nosotros y no creo que reconozca a su antigua dueña y se siente extraño no tener la compañía de los demás, sin embargo me siento a gusto compartir con Zequi este momento a solas.
Eduar me escribió que le guardara empanadas porque estaba en casa de un amigo y me dijo que regresaba un poco tarde y Spencer...en casa de Stef quien le esta haciendo una limpieza facial. Los demás no se donde estarán y Zequi se encontraba realizando un trabajo por la universidad. Yo me encontraba en la cocina, friendo mis ya conocidas y apreciadas empanadas, tenia música de fondo y bailaba mientras le daba vueltas sobre el sartén.
—Como se llama esa canción jul —me giré — me gusta.
Sonreí de punta a punta y le hice una señas con las manos, coloque la ultima empanada en el papel absorbente. Apague la estufa y me acerque llevando mi teléfono conmigo. Su mirada se levantó hacia mi, su cabello húmedo y desprolijo lo llevo hacia atrás. Zequi usaba el primer suéter que me regaló.
—Esa canción se llama déjala que siga andando de Hector Lavoe — sus cejas se elevaron con confusión cuando extendí mi mano hacia él.
—¿Qué-que? — soltó con nerviosismo, tratando de entender que es lo que intento hacer.
—¿Qué quieres moana?
—¡Párate! — le digo animándolo y se colocó de pié enseguida con la cara llena de confusión. Enrollé su muñeca y lo arrastré conmigo hasta un espacio donde pudiéramos bailar.
—¿Eh...?
Reí cuando coloqué su mano y la mía en mi cintura y tomé la otra en lo alto. Su cercanía de la mía le encantó, y le proporcionó una sonrisa. Antes de indicar que íbamos a hacer, me besó y el cuello fue su lugar favorito ya saben para que.
—¡Zequi!
—Si no me dices que vamos hacer.
—A...bailar...eso que — lo empujé y rió malicioso. Mi respiración estaba entre cortada — eso que está sonando.
—¿Y si mejor bailamos otra cosa? — lo detuve con el dedo por la frente y trató de morder los otros con sus dientes.
—No — lo frené — no hasta que sepamos el resultado de la prueba.
Me puso mala cara y se la borré con un beso.
—¿Piensas que con eso me vas a poner feliz?
Otro beso.
Me miró orgulloso.
Negué y junté otra vez nuestros labios, más profundo y más... sensual.
—Eh...— sonrió embobado —. Todavía no me convence.
Sonreí negando con la cabeza y está vez besé su mejilla. Él sonrió genuinamente colocando sus brazos a mi alrededor.
—¿Zequi?
—Mmmmh.
—Me estás pisando los pies — dió un salto hacia atrás — me clavaste tus lanchas en mis pobres deditos.
—Perdón Jul — se disculpó entre risas y me levantó del suelo para ponerme en el mesón largo que divide de la cocina a la sala.
Zequi me quitó el zapato derecho para revisar mis dedos. Antes de hacerlo se rió de ellos hasta más no poder, diciendo que todo en mi era tan pequeño que daba ternura.
—Algún día me voy a burlar de ti — le digo toqueteando su mentón con mis dedos.
—Jamás pasará — enrolló mis piernas alrededor de su cintura, sin despegar su mirada seductora y presumida de mi —, soy increíblemente perfecto, no tengo ningún defecto.
Rodé los ojos y lo empujé, me bajé del mesón y volví a tomar su mano.
Sin decir que me recupere de su pisotón. Hice que me tomara otra vez por la cintura bajo su curiosidad. Volví a darle reproducción a la canción de Hector Lavoe.
Se colocó rígido y no me seguía como se lo pedía. Estaba apenado y miraba como si lo estuvieran viendo.
—Yo no se bailar esto.
—Tu solo sigue el ritmo — dije moviendo mis pies, mis caderas y mi cintura al ritmo de la música —. Dime qué es lo que pasa que tú amor tu pecho abraza. Quiéreme así, con frenesí mi amor como yo a ti.
—¿Para que me sirve esto? — Refunfuñó arrugando los labios, mientras hago que se mueva, pero era más tieso que un yeso.
—Para que presumas de ello con tus amigos —sonrió presumido — no solo las frases también en el baile.
—Me gusta, me gusta.
—¿Va?
Asistió convencido.
—Va.
Y por varios minutos estuvimos bailando salsa en la sala. Con la música a todo volumen y los ánimos más que alegres. Juro que me olvidé de absolutamente todo. Sus padres, el viaje, mi madre, mis hermanos, todo me olvidé. Solo éramos él y yo disfrutando de nuestra soledad.
Los vecinos vinieron a reclamar y Zequi los mandó a la mierda. Casi se le tira a uno encima si no intervengo. Bueno... El tipo se lo merecía porque comenzó a decirme obscenidades y creyó que yo era una chica de la vida fácil.
Pero el chico se acobardó y salió huyendo como la propia gallina.
Después de ese altercado, prendimos la televisión que está en la sala y llevamos las empanadas hasta la mesa de estar, junto a las maletas — que ahora Zequi mantiene en la nevera para mí y también los chocolates sambas — colocó la aplicación de Disney y comenzamos a pasar la lista de películas.
—¿Mmmh has visto El reino de Simba?
—Si — dije, mi cabeza estaba recostada a su hombro — mi prima tiene todas las películas de Disney y cuando la visitaba, me las ponía.
—Y si vemos...— siguió pasando la lista —. ¿Hércules?
—Mmm — hice una mueca pensativa y entonces recordé — ¡Shrek!
—¿Ah?
—¿Recuerdas el reto? — se quedó en silencio — si admitías que Shrek era más divertido en lenguaje latino te ibas a pintar el cabello.
Comenzó a reír con falsedad.
—Que yo iba hacer... — levanté la mirada hacia él y rodó los ojos con fastidio — , ya lo recordé.
—¿Hacemos el reto? — le pregunté y una sonrisa maléfica dibujo sus labios —. Ni lo pienses, dijimos que no.
—Moana — lloriqueó — queda poco para que te vayas, por favor, déjame disfrutar estos días antes de irte.
—Pero Zequi...— rozó mi pierna
—Me vas a decir que no te gusta, que no lo disfrutas, que en las noches no te agrada que mis dedos — tapé su boca con ambas manos.
—Los días pasan rápido — hizo una mueca de disgusto — después de eso podemos hacerlo cuando quieras. Además mucho de algo no es bueno.
—El sexo te rejuvenece — balbuceó en medio de mis manos — y tú me tienes loco Jul, tu cuerpo, tus besos, tus labios, tus otros labios, esos que me gustan tanto besar — ladeó una sonrisa perversa y me removí inquieta a su lado. Cómo que de pronto empezó hacer calor. Sus ojos lujuriosos me detallaron mi movimiento significativo —. ¿Acaso es mucho pedir?
—Luego de la prueba —digo controlando mis impulsos — después de ella... Has lo que quieras.
Cruzó los brazos como un niño caprichoso y se alejó de mi.
—¿Cuál vamos a ver? — pregunté ignorando el deseo de mi cuerpo.
Frunce las cejas y hace un puchero.
—Ya no quiero.
Rodé los ojos y seleccioné Sherk pero está no estaba en Disney, si no en Paramount.
Zequi la miró con recelo pero lo ignoré, me acomodé sobre el sofá y fui notando a medida que pasaban los minutos como el gruñón se acerca hasta quedar juntitos.
Me dejó un beso en la sien y luego cruzó su brazos por detrás de mi espalda.
—¿Lista para perder?
—Lo veremos.
—Voy seleccionar el color de pintura.
—Ya tengo uno pensando para ti.
Ambos reímos y compartimos un beso.
La película transcurrió y pude apreciar como intentaba retener las carcajadas pero yo sabía que no iba a poder. Lo sabía. Las voces de los personajes y los chistes son increíblemente gracioso.
Al final terminé ganando y él cada vez está admitiendo que nuestro doblaje es mejor.
Zequi no parecía importarle, porque cuando festeje el sonrió a gusto y me dijo que desde hace tiempo quería pintarse el cabello.
Recogimos todo y dejamos la cocina limpia. Dejé a Spencer y Eduard tres empanadas a cada uno para cuando regresaran.
Subimos a la azotea y allí Zequi me comentó sobre el cumpleaños de su abuela. Me dijo que quería que fuera y su confesión me dejó muda.
Y creí que me lo decía en broma, pero su rostro serio me dijo lo contrario. Los dos estamos acostados en el suelo. Mi cabeza estaba recostada en su abdomen y sus manos en el mío.
—Zequi pero ir a tu casa es como meterme en una cueva llena de lobos — negué — tus papás no me soportan.
—Pero a mi abuela le vas a encantar.
—Eso mismo me dijeron tus amigo de tu mamá y mira.
—Ella si es distinta — negué incrédula, nos quedamos callados.
—No quiero problemas.
—A mi me encantan los problemas — sonrió ladino —. Jul, ellos van a tenerse que acostumbrar que tú eres mi pareja, les guste o no.
Mordí mi labio inferior, sintiendo frío por mi espalda de solo pensar, las caras de sus papás cuando me vean.
—Vamoooos — entusiasmó — ¿acaso no te gustaría ver algo más de diversión? Solo ver las cara de ellos.
—¿Y si me echan?
—¿Conoces el poder que tiene el poder una abuela? Estoy seguro que Emma no le dejara que te saquen.
—Emma es tu abuela.
Asintió.
—Entonces...— subió y bajó los hombros — .¿te animas? La pasaremos bien.
Suspiré y rasqué mi cuello meditándolo. Luego de unos segundos me encontraba aplastada por el cuerpo de Zequi después de aceptar.
Ezequiel....
Jul aceptó mi invitación. Spencer no estuvo muy de acuerdo con hacer esto pero no puedo ocultándola para que mis papás no le digan nada. No. Ella me va acompañar a todos los lugares les guste o no. Además mi abuela Emma es genial y sé que no está con esa estupidez de las clases sociales y todas esas mierdas estúpidas. La va aceptar tal y como es. Se la van a llevar muy bien, estoy seguro.
Antes de emprender el viaje. Fuimos al centro a comprar un regalo para ella. ¿Y saben que es lo más increíble que creo que no le he dicho a Jul? A ella también le gusta la fórmula uno y se que al entera ese que le gusta el mismo piloto van hacer match.
Jul compró una linda bufanda de... Ferrari y yo no tenía nada así que uní a ella para dársela.
En el camino se mantuvo en silencio, no dijo nada cuando casi atropello a un perro, tampoco me pidió que bajara la velocidad. Se mantuvo callada y con la vista perdida. Traté de distraerla, tocando cualquier tipo de tema pero nada la sacaba de su mortificación.
Cuando llegamos a la hacienda, escuché que expulsó un aire pesado. Apagué el motor y me giré hacia ella. Acerqué inclinándome y la rodeé con mis brazos su cuerpo.
—Moana — musité.
—Crees que haya sido buena idea.
—La mejor de todas — mordió su labio dudosa y pasó rasco su frente, estaba tensa — relájate ¿si? Cómo te dije. Ignora comentarios estúpidos que si le pones cuidado nunca serás feliz.
—Es que...— expulsó aire pesado — nunca había vivido esto.
—Y yo tampoco — digo empático, sonriendo animado —. esto también es nuevo para mí y es fascinante. Es como esos libros de amores prohibidos.
—Oh, si.
—Cierto tu no lees libros — hice una mueca y sacudí la cabeza— bueno si has escuchado algún cliché de amores imposibles o prohibidos. Así es nuestra historia.
—¿Y esos tienen un final feliz?
—Algunos — dije pensativo.
—Y... Habrá felicidad entre nosotros.
—Hasta el final de nuestra existencia — dije con afirmación y me incliné para besarla —. ¿vamos?
Su cuerpo vibró.
—Vamos.
Ingresamos a la casa después de batallar contra los perros que querían lanzarse sobre nosotros. Bueno yo, porque Jul dejo que esos babosos, la abrazara. Tuve que sacarla de allí o nunca íbamos a entrar a la casa.
—Perdón me gustan los perros.
—Oh, ¿de verdad?
Rió tímida.
—Yo nunca tuve uno así que me emociona cada que veo sus caritas peludas — negué con ternura y a la vez pesar, ahora comprendo su emoción.
Pero aún así, para mí es ..
—Que horror.
—Claro que no, ellos son la cosa más hermosa del mundo.
Solté una risita falsa.
—La única perfecta y hermosa en este mundo soy yo.
Arrugó la cara en desacuerdo.
—Ay, no, tu tienes los ojos torcidos — me vaciló y mi boca se abrió ofendido. Acerqué mi mano para despeinarla pero me aguanté.
Ella se veía muy bonita como para estropearla.
—Ja ja ja — es lo único que suelto antes de ingresar a la sala dónde, parte de los familiares y amigos de mi abuela — que no son muchos porque ya la mayoría están con dios — ya estaban allí.
Todo el mundo estaba entretenido, nadie parecía notar nuestra apreciada presencia, pero no iba a durar mucho ya que....
—Mi bolita de azucaaaar — mi abuela lo notara.
¿Se acuerdan que dije nadie nos prestaba atención?
Ahora todos tienen su atención dirigidas hacia nosotros, en especial a July y mi cabello, porque claramente anoche después de perder contra la venezolana tuve que pintarme el cabello...de amarillo.
—Como estas mi bolita de azúcar — volví a la realidad, mi abuela me tenia tan apretado que sentía que iba a partirme los huesos. — ¿pero que te hiciste en esa cabeza? — preguntó entre risas viendo mi nuevo estilo.
—Una apuesta — dije y negó, sus ojos se dirigieron a mi chica y se agrandaron de una forma particular .
—Oh — la escaneo de arriba abajo — ¿y tu eres niña?
Baje la vista hacia su mano temblorosa y la entrelace con mis dedos.
—Ella es mi novia abu — hizo inclinación de incredulidad — . Se llama Janette.
—Eres... — la seguía escaneando — por dios santo, eres bellísima.
Y como si tuviera años de conocerla y la tiro hacia ella y la abrazo con todo el cariño que una abuela, puede expresar.
Ja, lo sabia.
—Es un gusto conocerte — le dice — Me llamo Emma.
—El placer es todo mío.
—Me parece o mi oídos me están fallando, pero me parece que tu no eres de aquí — jul se tensó y se sonrojo.
—No abu — contesté — Jul viene de Venezuela.
Asintió sorprendida e interesada.
—Ahora entiendo su acento como caribeño y su hermoso color — colocó una mano en su hombro, sonreí orgulloso, lo sabia, sabia que mi abu iba a quedar encantada con ella — ¿y hace cuando estas aquí? ¿Cuándo llegaste? ¿Cómo te ha tratado el pais?
Hice una negación con la cabeza y las deje un momento para que se conocieran y me acerque hacia mis padres, que no parecían molestos. Sus ojos estaban dirigidos a mi cabello, y creo que puede ser por eso que no me están cagando la vida.
—Cada día mas patético.
—Gracias papá —sonreí con los labios apretados.
—Sabia que la ibas a traer ¿por que no me sorprende?
—Porque es mi novia —los miré a ambos — .Les guste o no ella estará conmigo a donde quiera que vaya.
—A mi no me vas obligar aceptarla —refutó mi padre.
Subí y bajé los hombros indiferente.
—No es necesario que lo hagas.
—Cuando te estrelles con esa muchacha después no vengas arrepentido —me miró y le advertí que no fuera a molestarla mas a su trabajo y que no le dijera mas nada — . Simplemente es la realidad pero si tu no las quieres ver, no lo hagas, ya te lo advertí.
Dejé a mis padres con sus prejuicios de mierda y me reuní con mi abuela y mi chica, quienes estaban en el mueble hablando, parecían cómodas. Las tres amigas de mi abuela y mis tíos, las escuchaban con atención. Mis primos estaban también allí y no le apartaban los ojos de encima.
Aclaré mi garganta para llamar la atención pero ningún volteo a mirarme, quise hablar pero me mandaron a callar. Me cruce de brazos y me tocó que sentarme cerca de pablo, mi primo el cual tenemos la misma edad.
—Yo conocí a varios pilotos —hablaban de formula de uno — y disfrute varias cerraras, por supuesto los autos de esa época era muy distintitos. Hasta bien feos.
Juliet sonrío sin despegar su mirada de ella.
—Ahora son mas bonitos y mas seguros que antes— sonreí viéndolas —y los pilotos, una barbaridad. ¿Has conocido alguno de ellos?
—Todavía no he tenido el privilegio de hacerlo pero tengo la esperanza que algún día conoceré a todos ellos —contestó — en especial a Charles.
—El amor platónico de todas las tías —se quejó pablo y lo miré — solo porque el tio es lindo y sexy, nada mas, por eso. Como se ve que no sabe nada del deporte. Seguramente lo vio por la serie de netflix.
—Cállate tío, no hables bobadas — negué — esa chica sabe mas que tu y yo juntos, y no, no sigue a Charles por ser lindo. Lo sigue porque sabe que tiene potencial y además, ella apoya a todos y no, no es fan de formula uno por la serie, lo ha sido toda su vida. No habléis si no sabes.
Pablo ocultó sus labios e hizo un gesto de no decir una palabra más. Solo intento averiguar dónde la había conseguido, le expliqué más o menos sin entrar a detalles.
Después de escuchar varias historias de la abuela pasamos a cenar. Eduard llegó justo en el momento que la comida estaba servida — aclaro que a mi abuela no le gustan así que prefiere tomar, dice que la hacen llorar — él se sentó al lado de mi abuela y Jul quienes seguían hablando sobre circuitos y premios e ignoraba por completo porque mi atención estaba en mis tíos y mi primo Pablo que no dejaban de mirar de forma prejuiciosa.
Como si quien estuviera sentada a mi lado era una delincuente.
—¿Y cuéntanos jóven a qué has venido a vuestro país? — levanté la mirada hacia mi tía Gloria — ¿de dónde eres exactamente?
Toda la atención se posó en ella.
—Yo — aclaró su garganta y Eduard le pasó agua enseguida —. Gracias Edu. Yo...soy de Venezuela.
—¿Venezuela? — Gloria repite mirando a todos perdida —. ¿Y eso dónde queda?
Eso...
Negué.
—En América.
—¿Norte? — intervino Pablo.
—No, en el sur, idiota — le reviró Eduard —; Venezuela, uno de los país con mayores reservas de petróleo en todo el mundo.
Todos exclamaron con asombro, menos mi madre y mi padre.
—Donde hacen las mejores arepas y empanadas del mundo, la cascada de agua más alta del mundo. — siguió Eduard —. Y...tiene más mujeres más lindas del planeta y las más dulces.
Lo miré fulminante pero no dije nada, quería que siguiera hablando. Al menos está haciendo algo productivo y bueno.
—Con el peor sistema de gobierno que ha llevado al país a la miseria y marginalidad — cortó mi madre intencional — desatando una ola imparable de emigrantes de la peor calaña arruinando la paz de otros países con sus malas costumbres.
—¡Rosmery! —reprendió mi abuela —. ¿Qué barbaridades estáis diciendo? ¿Acaso no te dais cuenta que la niña está presente?
—Estoy hablando de la realidad de ese hermoso país —dijo utilizando un tono sarcástico mientras la miraba con inocencia y volteó a mirar a Jul — ¿o no es cierto querida?
Jul aclaró su garganta.
—Si, bueno, el pais esta pasando un situación difícil.
—Donde no tienen ni para comer, ni para bañarse, ni para limpiarse el culo, los servicios son pésimos, la seguridad una mierda —la cortó mi padre abruptamente — . y el sueldo otra total mierda. Por eso hay una ola masiva de emigrantes de ustedes regados por el mundo. ¿Es verdad?
—No le respondas — le susurré en el oído y eduar hizo lo mismo pero papa siguió con sus palabras denigrantes y presionándola para que hable.
El abuelo lo mira con el ceño fruncido, mientras él no dejaba decir cosas horribles de los paises de Latinoamérica y burlarse de ellos, mientras mi tía gloria miraba con horror y mis tíos con cierto interés particular.
La cena se volvió en un interrogatorio y por mas que intentamos Eduard y yo evitarlo, no pudimos entonces decidimos irnos, irnos antes que perdiera el autocontrol y me fuese contra mi propio padre.
Mi abuela estaba apenadísima y mi abuelo que apenas cruza dos palabras con la familia, miró a mi madre de manera desaprobatoria y la mando a callar pero ella siguió con sus comentarios racistas. Todo salió del asco, quería darles en la cara pero resulté bofeteado. Mis tíos e incluso mi propio primo se unieron a hacer comentarios denigrantes sobre Latinoamérica. Me sentía tan avergonzado que no era capaz de mirar a jul a cara, quería que la tierra me tragara.
—¡Esperen niños! — exclamó la abuela llegando hacia el coche junto con mi callado abuelo, sus ojos estaban llenos de lagrimas, detengo el auto pisando freno y espero que se nos acerque —. Por favor mi niña disculpaos, por favor, que vergüenza dios mío de mi vida.
—No...se preocupe sra Emma.
Me abuela tenia las manos en la frente.
—Pasad mañana por mi casa y les recompensaré el desastre de hoy ¿si?
—Vengan mañana — añadió el abuelo tan corto y precioso.
—¿A qué abuela? — dice Eduard en la parte de atrás del coche, su voz era ilógico y yo estaba igual — Eso no va a remediar lo que hicieron ellos. Es tan...horrible y vergonzoso, que a mi me da pena que ellos sean mi familia.
—No hables así...
—Por primera vez estoy de acuerdo con est...— me corté así mismo — .Con Eduard.
—Es que se van sin comer y quiero compensar —miró a jul — , mi reina linda, que pena, perdonaos. Acepta mi invitación como muestra de perdón.
Dirigí mi mirada hacia jul, quien no ha dicho una sola palabra.
—¿Tu quieres ir?
Subió y bajó los hombros como respuesta, tomé ese gesto como una respuesta positiva y le di un abrazo corto antes de girarme hacia mi abuelita.
—Mañana pasamos por ella, abu.
—Los esperamos —otras palabras precisas de mi abuelo, no pude evitar mirar a Eduard por el retrovisor del coche. Él estaba igual de asombrado que yo.
—De acuerdo — digo para despedirme — buenas noches.
Arranque en el auto y en el camino se formo un silencio aplastador, cortante que me resultaba agotador respirar.
—¿Quieren ir a cenar? — propuso Eduard en medio del silencio — . ¿Qué les gustaría? ¿Jane?
Le di un repaso rápido antes de volver la mirada hacia la carretera.
—¿Y si vamos al midnight club para pasar esta noche de mierda? — sugerí — . Alli podemos comer, solo los tres ¿vale?
—Si no me quieres en el grupo no impor....— levanté la vista y lo miré por medio del retrovisor — ¿que? me estas..
—Si, idiota te estoy incluyendo — sacudió la cabeza, perplejo — pero tu pagas ¿eh?
Rodó los ojos.
—Lo hare si Jane acepta — ahora soy yo rodeando los ojos.
Ella nos mira ambos después que nos quedamos callados esperando que responda.
—¿A esta hora?
—Todavía es temprano jul...
—Y hay que disfrutar los días que te qued— Eduard se fue silenciando así mismo. Pasé despacio y di un largo suspiro — . Vamos a disfrutar y ya. ¿Venga? ¿Qué dices?
—Si, bueno esta bien — dijo convencida y se recostó sobre mi hombro, miré a Eduard y le regale una sonrisa, él hizo lo mismo y alborotó mi cabello como lo hacia antes.
—Pareces un pollo — se animó a decir, Jul rio a mi lado — .Mejor dicho, un BTS.
Las carcajadas de Jul incrementaron, yo por mi parte sonreí con los labios cerrados y solo me dedique a escuchar sus burlas. Lo que me hizo meditar que es momento de enfrentar a eduard y sacar todo lo que llevo acumulado desde años.
Si es momento ya.
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