Capitulo 35
Janette...
Ezequiel se mantuvo apartado del grupo, caminaba a pocos metros con las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones y cabis bajo. A pesar de toda la alegría que nos rodeaba los ánimos estaban casi por el suelo.
Quise acercarme y darle consuelo pero decidí dejarle su espacio, todos necesitamos nuestro momentos a solas y sea lo que esté pasando en su cabeza es mejor que lo haga sin sentir la presión de nadie e incluso de la mía.
Hace un momento apareció su padre y dijo cosas que da la casualidad que se parecieron a las palabras que me dijo mi mamá un día antes de mi viaje. Juro que quise mandarlo a callar pero no fui capaz, el hombre intimidaba y causaba un poco de miedo.
También porque recordé a la señora Sho. Y a ellos no les caigo en gracia y estoy segura que serían capaces de reportarme solo por defender a Ezequiel.
Me sentí entre la espalda y la pared.
Seguimos caminando por las avenidas. Habían adultos y niños disfrazados de cualquier cosa. Desde brujos hasta personajes de ficción. Perdí la cuenta de cuántos niños pasaron por mi lado vestidos spiderman y niñas disfrazadas de Merlinas.
Adrián y stef parecían paparazzi sacándole fotos a todo. Spencer había comprado perros calientes para todos. Samuel contaba los seguidores de sus redes sociales y Miguel que es el más serio del grupo había comprado dulces y le daba a cada niño que pasaba.
Tan lindo.
Poco a poco el ambiente fue subiendo el ánimo. Ezequiel a medida que íbamos a avanzando se iba acercando y minutos después me estaba quitando de mi perrito porque según él era lenta para comer.
Volvió zequi.
Un grupo de adolescentes todas vestidas de diferentes personajes, rodearon a los famosos del grupos, les firmaron sus disfraces y una de ella besó al guitarrista. O sea mi novio.
—Lo siento — antes que pudiera experimentar algo, me tomó de la mano me arrastró con él y me dio un beso en el que todos suspiraron.
Mi cara quedó embarrada de salsa y algunas migas de pan, que Zequi quitó con sus dientes.
—Tengo novia — y no hizo falta aclarar ya que las jovencitas se marcharon algo frustrada. Zequi hizo un gesto de haberse salvado y cuando me miró sonrió como un angelito —. ¿Qué?
—Casi me...
—Te juro que ella fue quién me besó — compartí mi mirada con los chicos y me volví hacia él — Me tomó desprevenido, quise apartarla pero me parece que la chica práctica algún tipo deporte rudo porque impuso más fuerza y yo: ¿Pero que ostias?
—Y tu enojadísimo —dije haciéndome la afectada, para mortificarlo. Adoré verlo desesperado, es tan tierno.
—No, jul...
—Pudiste pisarle el pie.
—¿Pisar un...?
—Yo la hubiese pellizcado —sugirió spencer.
—...O halado del cabello que tenía bastante — prosiguió Samuel.
—...O cosquillas — sostuvo Adrián.
Miguel vino a dar su aporte pero no lo escuché porque ya no estaba en el grupo y me encontraba con Zequi en un callejón — no muy bonito que digamos — acorralada por él.
Parecía angustiado. Su respiración subía y bajaba con dificultad. Estaba enojado y me sacó varios saltos al corazón cuando le pegó a la pared.
—Tu sabes que no soy el tipo de tío — lo aprecié con ternura.
—Lo sé — cepillé sus mejillas con mis pulgares. Sus ojos me miraba fijamente a través de su cabello como esperando que dijera algo más — .Solo te estábamos vacilando.
—Ella...
—Lo se, lo ví y no pasa nada —me acerqué para besar sus labios entre abiertos pero echó la cabeza hacia atrás. Bufé —, ¿qué?
—¿Y si vamos a un lugar más privado? — casi me ahogo con la saliva —, verte con ese disfraz me dan ganas de arrancártelo.
—¿Pero-pero y la fiesta? — me hice la desentendida, para no se tan predecible — , La estoy pasando de maravilla. Como nunca antes en toda mi existencia.
—Conmigo la pasaras mucho mejor — me guiñó el ojo pícaro y mis mejillas se incendiaron al rojo vivo.
No te hagas la tonta, que sé que tu quieres.
—¿Y los demás?
—Los dejamos allá que se diviertan y nosotros nos vamos a un lugar sin que nadie nos moleste —dijo rozando mis labios, con sus ojos fijos en mi y prensando mi mentón con sus dedos.
Pasé despacio, y comencé a reír nerviosa.
—Ya lo hemos hecho varias veces.
—¿Tienes algún conteo o qué?
—Solo digo —carcajeó y sus manos cálidas sostuvieron mis mejillas heladas. Podía sentir el frío de sus pulseras y los anillos —, ¿no es malo?
—¿Te parece que sea malo? —no pude sostener su mirada provocativa.
La verdad es que no, me ha parecido increíble y muy wou, demasiado wou.
Pero como dicen mucho de algo no es bueno, pues...
—Menos para un polvo.
—¿Ah?
—Estabas pensando en voz alta, Moana — bajé la vista y apreté los ojos. Suspiré y volví a mirarlo con una sonrisa de punta a punta, pero roja como un tómate — . ¿Echamos un polvo?
Arrugué la cara.
—No lo digas así.
—¿Por qué? —rodeó mi cintura.
—Se escucha feo — le dije —. Es más bonito decir...hacer el amor. No polvo.
—Es técnicamente lo mismo.
—No lo es.
—Es el mismo ejercicio pero le ponen un nombre diferente.
—Entonces conmigo tienes un polvo — dije indignada —, porque yo lo entiendo como pasar el rato y ya. Así como el polvo. Que se esfuma enseguida.
—Eres mi polvo favorito.
Rodé los ojos pero me sacó una sonrisa.
—Entonces...— enarcó una ceja.
Respondí con un beso y fuimos corriendo de nuevo hacia el grupo.
—¿Van a hacer cochinadas? — adivinó Spencer y yo miré a Zequi que lo miró de mala gana, jure que iba a decir que eso no era lo que íbamos a hacer pero su respuesta me dejó sin lugar donde esconderme.
—Si, vamos a follar.
Hubo un vacío, un silencio incómodo. Todo pareció detenerse en ese instante y mi único deseo era echarme a correr y evitar haber escuchado eso. Sé que todo el mundo tiene sexo.
Todo el mundo, incluyendo tu Charles.
Bueno si, pero no es para que lo ventilé a los cuatro vientos.
Es zequi.
Stef me agarró desprevenida y me llevó a un sitio donde pudiéramos hablar en privado.
—¿Cuándo pretendía decírmelo? — subió las cejas y bajó las cejas divertida.
—Eh... ¿Que?
Carcajeó.
—¿Cuándo fue? — no sabía que responder, nunca había tenido una conversación este tipo con alguien, ni siquiera con Antonella. Bueno ella si conmigo pero yo con ella nunca.
—H-hace unos días.
Se llevó las manos la boca impresionada.
—¿Y como fue? — mordí mi mejilla interna y se me tiñeron los pómulos —, no me digas nada. Se nota que te fue estupendo.
Solté una risita y me abrazó, soltó varias palabras en italiano.
Rei.
—¿Se han protegido?
—¿Ah? — mi cerebro quedó en blanco y traté de recordar pero no veo en ningún momento que Zequi se hayan puesto protección.
—¿¡Han tenido sexo sin protección!?
—No —solté dudosa —. Si nos hemos protegido, creo. Supongo que si.
Se quedó mirando.
—Tienes que preguntarle —asentí decidida y angustiada a la vez — si no lo hizo... Tienes que tomar la pastilla del día después. Ya sabes para impedir que venga una bendición. Aunque yo estaría encantada tener una sobrina o un sobrino.
—Apenas cumplí los veinte y todavía no quiero tener bebés.
—¿Y zequi?
—Él si me había dicho que quería formar una familia —expliqué y sus ojos se llenaron de ilusión —. Es su sueño.
—Pero el tuyo no, ¿no? — negué.
—Nunca estuvo en mis planes, o sea, me gustaría tener mi familia pero todavía no — sentí unas manos rodear mi cintura que me cayeron enseguida. Stef sonrió de punta a punta mirándonos y se despidió de nosotros con un abrazo de oso.
—Los veo después chicos.
—Hasta pronto —me despedí haciendo un ademán y solté un gritito cuando sus manos me giraron en trompo.
—¿Nos vamos?
—Si.
Corrimos de la mano por toda la avenida repleta de gente, esquivando y pasando entre ellas. Mi estómago era un remolino y mi corazón un tren sin control. Tenía la piel de gallina y mi rostro dibujaba una sonrisa que se esfumó cuando Zequi me hizo una propuesta.
—¿Estas loco?
—No hay nadie —me aseguró.
—Tu papá está aquí. ¿Lo olvidaste?
—El prefiere quedarse en un Hotel antes de dormir en la hacienda— mordí mi mejilla interna dudosa mirando el suelo.
—Tu mamá no me quiere ver allí.
—Mi mamá no está aquí — lo miré, tomó mi manos — . Venga, si.
Suspiré.
—De acuerdo —dije al fin y sonrió felizmente.
Los perros corrieron a recibirme pero Zequi me jalo por el codo e impidió que los dos peludos me saludaran. Protesté y estuve a punto de reclamarle. Había sido muy rudo y yo quería saludar a los felinos, sin embargo no pude ya que me calló con un beso y todo mi desacuerdo antes su actitud, simplemente desapareció.
Todo estaba un poco escuro, había silencio y el único ruido existente era el de nuestros pasos subiendo por las escaleras y nuestros besos y risas genuinas.
Estaba nerviosa. El corazón no me dejaba de palpitar y zumbar en los oídos. Me temblaba el cuerpo y sentía un sin fin de emociones recorriendo mi sistema.
Pasamos a la habitación, la puerta estaba con seguro y la única luz existente era la de la luna que entraba escasa por la ventana. Sin embargo podía ver su rostro y sus ojos claro, su sonrisa y su felicidad.
Si felicidad..
Jamás había percibido una mirada así y no sé cómo explicar lo que se siente pero es tan lindo que te miren de la forma que lo hace zequi. Parecía perdido, encantado en mi mirada y yo por mi parte estaba igual de perdida en ese océano azul.
—Me encanta esta Jul atrevida — confesó atajando mi cara entre sus suaves manos.
—La otra no te hubieses fijado — aseguré y me negó —. Te habría encantado Antonella.
Volvió negar.
—Claro que si.
—No.
—Ella era la cool y yo era la callada, la observadora. Siempre fue así— rodó los ojos y negó por tercera vez.
—Hubiese sido la escusa perfecta para estar cerca de ti — levantó mi mentón —. Aunque me encanta esta Jul. La otra no hubiese pasado desapercibido. Me gusta el misterio y no te hubiese dejado en paz.
—Júralo.
—El doblaje español es mejor que el latino — sonreí con el corazón agitado —. ¿Ahora me crees?
—Mucho — asentí y crucé los brazos detrás de su nunca. Me puse de puntita para besarlo y él se inclinó hacia mi rostro para encajar mis mis labios con los suyos.
Los vellos de mi nuca se eriza y sonrió en medio del beso, nerviosa y emocionada al mismo tiempo.
Donde estábamos comenzamos a quitarnos la ropa. Mi gorro voló por los aires chocando contra la ventana, chaqueta junto a su camisa también fueron víctimas, algo cayó al suelo y no pareció importarle, no se despegó de mi boca si no para pelear con mi traje que no se soltaba tan fácil.
—¡Me cago en todo!
—Calma — digo en medio de risas viendo su desesperación.
—¿Calma? — bramó — me pides calma cuando tengo más deseos de estar contigo que tocar mi guitarra.
Enarqué las cejas.
—¿Soy mejor que eso?
—No presumas —gruñó y lo miré intensa —. Si, si eres mucho mejor que tocar mi puta guitarra, pesada. ¿Contenta?
—¿Y como no? — me quité el traje y quedé en solo ropa interior.
Sus ojos se ampliaron con fascinación y se desviaron a mi pecho, abdomen, piernas, otra vez al centro de mis pechos y mis piernas.
—Si nadie me había dicho cosas tan bonitas —crucé los brazos y mordió su labio viendo mi pecho elevado por mis extremidades —. Que te lo digan y en la forma que lo haces. Me hace muy feliz. ¿O no?
—Bueno —rió sin despegar sus ojos de mi medio voluminoso pecho — y que te digan que tienes unos pechos preciosos también vale.
Miré hacia abajo y sonreí sonrojada.
—Todo vale — volvió acercarse.
—Y una sexy cintura.
Asentí varias veces.
—Unas caderas guapas con esas manchitas como rayas de tigre.
—Es válido.
—Y esas piernas que parecen que nacieron para torturar — reí.
—A Zequi — levantó la vista — porque serás el primero y el único que vera mis imperfecciones.
—¿Crees mantener esa palabra? — prensó mi mentón con sus dedos.
—¿Tu?
—Desde luego que si.
—Desde luego que si — repetí acariciando las cicatrices de sus costillas con mis dedos.
Sus ojos cerraron un momento para abrirse de nuevo y a travesarme con ellos intensamente.
Me susurró que lo tocara y creí que era solo su pecho, hasta que mencionó a su amigo y sonrojé casi por completo. Me negué al principio apenada pero minutos más tarde lo estaba haciendo con los ojos cerrados y escuchando como jadeaba cuando lo apretaba allí.
—Una máquina de la tortura eres tu — dijo entre cortado y después de esas palabras que me complacieron de algún modo.
Me encontraba debajo de él. Cómo dios me trajo al mundo y siendo yo la torturada por sus caricias y besos ardientes que me dejaban sin aliento, sin voz, sin latidos, sin nada.
Todo mi cuerpo era un incendio imposible de apagar. Quería acabar ya y que él lo hiciera conmigo. Le supliqué y no tardó en cumplir mi deseo.
—Espero haberle ganado a ese consolador de tu baño.
—¡Ya te dije que no es mío!
Carcajeó malicioso.
—¿Qué te pareció el tamaño?
Negué, no iba a responder a eso, lo decía porque...lo había tocado y mi mano no está muerta.
—Apuesto que el mío es mucho mejor.
—¡No me digas que le tienes celos de un aparato de esos!
—Él podría divertirte más que yo.
—¡Por dios!
—Puede ser reemplazado — rodé los ojos — , igual me voy a encargar que nadie. En esta puta vida, me quite el puesto.
—Es más fácil que tú me reemplaces a mi.
—No creo que eso sea posible —aseguró.
—¿Cómo lo puedes saber?
—Porque se siente —musitó suave mirándome directo a los ojos. Con el escaso brillo de la luna iluminando sus facciones —. ¿Tu lo sientes?
Asentí.
—Estamos hecho uno para el otro aunque nuestros caminos vayan en diferentes direcciones.
—Podemos hacer solo uno si...
—Por ahora estarán separados — pegó su frente a la mía — pero sé que pronto volveremos a coincidir y cuando lo haga te daré el abrazo más grande que una vez haya podido dar.
Mi corazón quedó desecho después de esas palabras y mis lágrimas nublaron mi vista. Me quedé sin palabras, quería decir algo pero no pude así que lo abracé, lo abracé fuerte hasta sentir su corazón latiendo a la vez del mío.
—Tienes que esperar que te vayas primero para después hacerlo. Así no tiene gracia.
—Gafo — dije entre sollozos pegándole en el hombro. Me miró con ternura y junto de nuevo su frente a la mía.
—Me gusta arruinar momentos memorables.
—Casi que no lo noté.
Sonrió maléfico y acaricié sus pómulos, mantuvimos la mirada unos instantes y comenzamos a buscar nuestras boca, para terminar lo que habíamos empezado.
—¡ESPERA!
—¿¡QUE PASÓ!? —miró a todos lados asustado.
Aclaré la garganta.
—¿Te.... protegiste?
—¿¡Tu no lo hiciste!? — mis ojos se abrieron en shock.
—No-no.
—¿No tomas pastillas? — negué — ¿¡como no vas a tenerlas!?
—Pues no, no las tengo — pausé y en ese momento recordé las palabras de stef — , ¿y tú? Te has puesto la cosa esa.
—¿Condón? — me miró extrañado —. ¿Para qué?
Sentí que el mundo se me vino abajo y fruncí las cejas cuando empezó a reírse cómo un loco.
—¿Cuál es la risa?
—¿Debiste ver tu cara? — no dejaba de reírse y yo no entendía nada. Respiró hondo y me sonrió genuino — , por supuesto que me he protegido july.
Respiré de alivio.
—Creo.
—¡Zequi! — rascó la cabeza — . Esto es serio. Si quedo embarazada...— niego con horror.
—Mañana nos hacemos la prueba.
—Entonces — mi mente iba a toda la velocidad — no se hace hoy.
—¿¡Que!? — me miró exaltado, horrorizado — no me dejes así Jul — pidió —. Te juro que estoy protegido. Me coloqué uno de color morado. Tu color favorito.
— En que momento si yo... ¿Mi color favorito? — repetí.
—¿No es el morado?
Negué.
—No tengo color favorito — se quedó paralizado.
—Estas jodiendo.
—Te juro que no — sinceré.
—Tendré que comprar condones transparente — sugiere —, ya que la señorita es selectiva.
Subí y bajé los hombros ingenua.
—Lo siento — solté un gritito cuando pegó mis labios a los míos.
—Sigamos, por favor Jul — rogó.
Mordí mi labio inferior y enrosqué mis piernas alrededor de su cintura.
—Eso es un si — no respondí y sonrió alegre —. Más que un si.
Solté la carcajada.
Ezequiel....
Abrí y cerré los ojos varias veces para acostumbrarme a la luz que ingresaba por la puta ventana. Estiré los brazos y todo mi cuerpo. Escuché unos gruñidos a mi lado e inmediatamente miré hacia abajo, justo en la zona de mi torso. Una sonrisa se dibujó en mis labios de forma automática al ver la pierna de jul y su brazo.
Abrí la boca para decirle algo cuando escuché ruido proveniente de la puerta. Giré en el acto y rodeé los ojos.
Mi madre y mi padre estaban debajo de la puerta. Juzgando a Jul con la mirada mientras ella dormía.
Me levanté de un saltó corrí hasta la entrada y la lancé con fuerza. El sonido por supuesto la despertó. Mis padres del otro lado reclamaron y golpearon la puerta mientras yo me acercaba hasta ella con premura.
—Zequi — coloqué ambas manos en su boca para callarla. Me miró furiosa y comenzó a señalar.
—Calma.
Eso la alteró más.
—Saldremos de aquí como si nada — se llevó las manos a la cabeza y sus ojos me miraron angustiados. Le doy una mirada tranquilizadora y suelto su boca confiado que no va a gritar.
—¡Zequi me dijiste que no vendrían! — protestó en susurro y se llevó al cabello —. Y me vieron.... — se cortó así misma y se ocultó entre sus manos.
—Jul —acaricié sus hombros mirándola con una media sonrisa — relájate...
—¿¡Que me relaje!? — se alteró — ¡Tus padres me detestan! Piensan que soy una porquería. ¿Olvidas lo que dijo papá anoche? — apreté los nudillos —. ¿Y me pides que me relaje? Claro para ti es tan fácil decirlo cuando no es a ti ¡A quien están juzgando!
—Jul — la tomé de las muñecas. Su cuerpo temblaba. Podía sentir su impotencia y molestia — .por favor cálmate.
—No puedo calmarme. ¡Ellos me vieron!
— ¿y que pasa si nos vieron? — iba a decir algo pero no la dejé — Jul...— respire hondo —. Salgamos de aquí ¿si? has caso omiso a lo que piensen mis papás. Ellos no te conocen, ellos no saben nada de ti. Que juzguen lo que sé les dé la gana. Mientras tengas tu mente en paz lo demás que te valga mierda .Tu lo dijiste. ¿Lo recuerdas? Y eso debería ser suficiente para ti.
—Si pero no es lindo...
Besé su frente.
—Entiendo — acarició su mejilla — créeme que me gustaría cambiar sus pensamientos pero eso es difícil. Algún día lo entenderán y mientras eso sucede nosotros seguiremos con lo nuestro. Sin importar nada. ¿Venga?
Suspiró.
—Venga — sonreí y aplasté sus besos con los míos y maldije mil veces .
—¿Que?
—Yo que deseaba verte tocar el piano — mascullé.
—Solo me se una canción.
—Desnuda — sus ojos grandes se ampliaron y comenzó a reír tímidamente.
Sonreí y nuevo la besé.
—Vayámonos de aquí — dije cansado.
—¿Podemos venir otro día? — sugirió y la miré en shock — Esta casa me encanta. Pero más que todo el jardín. ¡Hay unas flores bellísimas!
—¿Me estás hablando en serio? — me llevé una mano al pecho dramatizando.
—Siii — dio saltitos — y me encantaría volver a tocar el piano.
—¡Joder! — exclamé emocionado — por favor dime qué lo harás desnuda.
—Tas loco.
Hice una mueca.
—Aburrida.
—A no si — negó — , La exhibicionista.
—Pero es para mí — rogué uniendo las manos.
—Noooo — se colocó roja.
—Solo estaremos tu y yo — aseguré, me miró dudosa — , ¿crees que dejaría que alguien mire tu cuerpo? Lo mato primero — aseguré.
—Mi cuerpo tampoco es la maravilla, no te preocupes, nadie moriría por verlo.
—Mejor para mí — acorté la distancia entre los dos — así lo disfruto yo solito — mordí mi labio inferior y me subí sobre su cuerpo, quité los rizos de su cara — si no estuvieran aquí te haría mía en este momento.
Sus orbes vibran sorprendidos.
—Pero gritas mucho y no quiero que piensen que te estoy matando — vacilé haciéndola sonrojar y volví a unir nuestros labios.
****
Salimos del cuarto en cuclillas, en silencio y agachado pero fuimos interceptados al final de las escaleras por mi mamá quien no tenia cara muy feliz y miraba a Jul con discriminación. Pidió hablar conmigo y me negué en su totalidad. Sabía para que quería hablar conmigo. Sin embargo me insistió tanto que al final acepté y le susurré a Jul que me esperara en el auto.
Atravesamos la cocina, no tenía ánimos de escuchar la misma mierda de siempre así que hice lo posible por pensar en otra cosa que no fueran su sermón.
Mi mente se sumergió en los recuerdos de anoche. Había una sonrisa marcada en mis labios que la disimulaba con la mano mientras mi progenitora gesticulaba caminando de izquierda derecha.
Solo podía medio escuchar : ladrona bla bla bla bla mulata bla bla vergüenza y todas estas mierdas que repite solo porque lo escucha de los demás.
—Ezequiel te estoy hablando.
—Ya eso lo escuché.
—¿Y por qué demonios la trajiste?
—Queríamos estar solos — respondí.
—Ella tiene prohibida la entrada.
—Esta también es mi casa.
—Pues aquí no la quiero — rodé los ojos con fastidio — , y debes terminar con ella.
—Eso nunca pasará.
—¿La amas? — interrogó —. ¿Estas enamorado? ¿Olvidaste a Susan por completo?
Me quedé en silencio y tragué despacio.
—No la quieres — susurró —. Estas con ella...
—No — la cortó enseguida — jamás usaría a Juliet y si estoy con ella es porque la quiero.
—Pero no la amas.
—Aún no —sonreí seguro y vi como su mandíbula se tensó — es muy pronto para decir que la amo pero lo que si estoy seguro es que no me quiero alejar de su lado. Ustedes van a tener aceptarlo les guste o no, ella es la mujer que me gusta y con quién me gustaría cumplir muchos de mi sueño.
—Jamás será bienvenida a esta familia — determinó — ella no nos representa.
—Pues me vale.
—Y no voy a permitir que manchéis la imagen de vuestra familia por una guarra.
—Vuestra familia ya está manchada cuando Eduard cayó en las drogas y estuvo en la cárcel —le recordé y apartó la mirada — . No somos tan diferentes al resto.
—Solo espero —me detengo a mitad de camino — que no te equivoques. Mira que las apariencias engañan.
Me limité a contestar y sali de la hacienda. Jul me esperaba recostada a mi coche mirando a la nada pensativa. Me coloqué en frente, mis pies llegaron cerca de los suyos.
Eso la alertó e hizo que me miraba directo a los ojos. La miré unos instantes mientras a mi mente pensaba a toda velocidad, no sé por qué estaba muy afincada y no es que desconfíe de Jul. Solo quiero asegurarme que ella no me va a traicionar.
Aunque lo dudo.
¡Joder!
Zequi.
No puedes dudar.
Ella desde el principio nunca quiso aceptar mi ayuda. Se negó que le brindará una pizza, que le prestara mi suéter, que le pegara el piso donde vivía. Estaba pensando en buscar otro apartamento sin siquiera pensar en mi.
Me parece que hay más cosas pero no las recuerdo bien.
¿Entonces por qué dudar de alguien que ha sido sincero conmigo desde el día cero?
Soy un tonto y no debería decir nada de lo que pienso hacer o la cagaré como siempre y es capaz de no hablarme hasta el día que se vaya y eso, me dolería mucho.
Porque Jul cuando se enoja, la ley de hielo que aplica es abrumadora y no quiero que me la aplique, no me arriesgare cuando estoy pasando un buen momento de mi vida y aliviado mis pesadillas.
Anoche después de hacer como...tres veces más el amor. No tuve pesadillas. Soñé otras gilipolleces pero no con mi padre. Porque cada vez que lo veo es una pesadilla tanto despierto como dormido.
—¿Vamos a desayunar? — hablé al fin — . ¿Qué te parece ir a comer empanadas?
Subí y bajé las cejas.
—Con esa cerveza sin alcohol.
—¿Y si mejor vamos a la farmacia?
Fruncí las cejas.
—Allí no venden empanadas — vacilé y recibí un puñetazo en el hombro por hacerme el tonto.
—Quiero hacerme la prueba — susurró, de veía asustada.
—¿Y si sales embarazada?
—¡No! — negó horrorizada, la miré entristecido — ¡Yo no quiero tener niños todavía!
—¿Por qué?
—Porque soy muy joven y además ni siquiera he empezado la universidad, no tengo que ofrecerle..
—Recuerda que el bebé también es mío — levanté el dedo índice — y estarán conmigo y no les faltará nada.
—Zequi recuerda que me voy y si salgo embarazada — se llevó las manos a la cara con preocupación — no podré continuar con la carrera, la dejaría cuando él o la niña nazca para dedicarme a la maternidad y también tendría que trabajar para mantenerlo porque mi prima no me va a mantener...
—Jul — la interrumpí, ella estaba hablando más que una cotorra y ni siquiera nos hemos hecho la prueba para saber — primero tenemos que hacernos la prueba y después veremos.
—Como que des...
—Si, como dije.
—Zequi esto es serio.
—Si lo sé Jul — sostuve su rostro — si sale positivo — no pude contener mi sonrisa de emoción — y si sale niño, prometo que seré el mejor padre y que él decida lo que quiere ser.
—¿Y si quiere ser un piloto de fórmula uno?
—Lo apoyaré siempre en cualquier decisión que tomé — suspiré — dado el caso.
—Y yo seré la mejor mamá y nunca lo apartaré, jamás la haré sentir menos y la apoyaré en todo.
—Así seremos.
—Zequi, no, que estoy diciendo todavía no quiero ser mamá —se dejó caer en mi pecho.
Besé su cabeza suspiré hondo.
—Tranquila, verás que todo será negativo y si no, hay que comprar ropa para el bebé — lloriqueó.
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Hola chamas ¿Cómo están?
Espero que bien <3
Gracias, gracias por estar conmigo en esta historia.
LAS AMO!!!
Y que creen
¿Habrá niño o no?
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