Capitulo 33


Janette...

Recorrimos la cuidad entera. Escuchamos música en todo el trayecto y luego ingresamos a un Kareoke. ¡Un Kareoke! No me había percatado que era un lugar de esos hasta que, en una pared, ví un anuncio hecho con bombillas fluorescente color verde.

Los nervios invadieron mi sistema y desee no haber aceptado la invitación de Zequi. Estábamos a punto de pasar a la tarima y yo quería desaparecer. Después de la pareja que estaba cantando - borracha por cierto - íbamos nosotros y no he encontrado ninguna pretexto huir de esta pesadilla.

Una cosa es haber cantado en casa y otra es un establecimiento público.

—Zequi —supliqué viendo que ya está por terminar la pareja borracha. Mi corazón estaba mil y en cualquier momento voy a morir.

—Relájate Jul, la mayoría ya están borrachos. Mira por ti misma — se echó hacia atrás para que pudiera ver pero yo no veía a ninguno. Todos parecía mas sobrios que nunca — , cantes bien o mal a nadie le importará. Este es un lugar para pasarla majo.

Mordí mi labio ansiosa y sentí que mi cuerpo se congela cuando es nuestro turno.

Zequi me llevó arrastrada hasta el escenario. Mis amenazas de aplicarle la ley de hielo o que dormiré en el sofá no funcionaron. Nada de lo que diga impedirá que cante delante de toda estas personas.

—¿Cuál escogemos? —dije tomando el micrófono, mirándome muy animado.

Miré hacia el público y luego a él.

—Sabes que no me sé muchas canciones.

—¿One Last time de Ariana grande? —levantó las cejas —. ¿La recuerdas?

Negué aterrada y se echó a reír. Despareció de mi vista para ir a colocar la canción y volvió a para movilizarme — en contra de mi voluntad —al centro del escenario.

—Un aplauso para Zequi y Juliet — hubieron algunos aplausos y entonces la canción comenzó. Detrás de mi había una pantalla de televisor enorme, dónde mostraba el título de la canción con la imagen de la artista.

Al principio me quedé en silencio, paralizada de miedo, viendo cómo todas esas miradas extrañas recaían sobre nosotros.

Zequi cantaba sin problemas y me amino para que empezara a cantar. Tenía el micrófono en la mano y miré la pantalla nuevamente con dudas. Luego bajé la vista al sentir un calidez envolvente. Su mano estaba alrededor de la mía y su dedo pulgar acariciaba mi piel, dándome la tranquilidad que necesito.

Regresé mi mirada y me acerqué el micrófono a la boca con menos miedo, sin embargo mi cuerpo temblaba.

Apreté los ojos y con el corazón palpitando en mis oídos empecé a cantar a la par.

Cuando mi voz se integró a la suya, pensé que no iba a poder pero luego de escuchar como el público exclamó enloquecido entre aplausos y silbidos. La tensión sobre mi cuerpo fue desapareciendo hasta que pude cantar junto a Zequi sin ningún temor.

Pero todavía seguía temblando.

La gente parecía encantada y no dejaban de expresárnoslo con sus miradas positivas y sonrisas. Por un momento creí que lo estaba haciendo horrible pero luego de ver el gesto encantado de Zequi sobre mi, supe que todo marchaba bien.

En toda la canción mantuvimos muestras miradas conectadas. Me encantaba porque me hacía sentir mucho más segura. Su mirada te brindaba seguridad, serenidad. Nadie me había hecho experimentar algo parecido y no creo que encuentre otra persona que te haga sentir...cómodo.

La adrenalina corría por mi cuerpo. Éramos solo los dos cantando la primera canción que cantamos juntos. Cuando entré más en confianza, empecé a caminar a su alrededor y él sonreía quizás maravillado con mi actitud extrovertida — que me sorprende — se me acercó y medio de todos me dio un beso. Sentí mi mejillas enrojecidas y casi me aparto pero su mano se aferró detrás de mi espalda para impedirlo.

Terminamos la canción y quise hace algo diferente. Sinceramente me quiero llevar lindos recuerdos antes que me vaya. Me acerqué al chamo que colocaba las pistas y este me miró con cara de que mierdas le estoy diciendo, no me importo y le pedí que por favor lo hiciera.

 Cuando aceptó me acerqué a Ezequiel quien miraba distraído algo en el suelo, su cuerpo se sobresalto y me dedicó una suave sonrisa. Esperé atenta a su reacción y aprecié como sus ojos vibraron de emoción.

—¿Tarzán? —mencionó arrugando la cara, su cara se tiño de rojo y soltó varios risitas nerviosas.

—Y lo mejor es que la podemos cantar en un solo doblaje y sin discutir cual es mejor —se quedó pensativo y cinco después lo captó, soltando varias carcajadas genuinas.

—Seré en lo único que estaremos de acuerdo — avisó.

—Es porque todavía no has visto las películas.

—Antes de irte la veremos todas y te diré mi opinión, que por cierto hay una apuesta.

—¿Cual? —me hice la desentendida, obvio la recordaba, solo espero no perder. 

Volvimos a nuestra mesa después de nuestra última canción. Fue divertido haber cantado lo extraño que soy de Tarzán aunque no muchos lo aprobaron. Zequi fue abordado por un pequeño grupo de fans que lo reconocieron y esperaron que terminara de cantar para pedirle autógrafos.

Me emociona que lo estén reconociendo más personas. Honestamente canta increíble y tengo fe que su banda será reconocida en todo el mundo. Mientras firmaba no podía apartar mis ojos de encima, lo detallé de abajo hacia arriba con una sonrisa ladina.

A mí mente llegaron todos los momentos que hemos vivido juntos y mi corazón se llena de emoción y de tristeza. Mis ojos se humedecen y cuando quedó solo, me lancé sobre su cuerpo y lo abracé tan fuerte como puede dar. Su cabeza estuvo sobre mi hombro y nos quedamos así hasta que alguien me tocó el hombro insistentemente. Me aparté y me llevé una mano al pecho al ver a todos detrás de Ezequiel, mi sonrisa se amplió y fui bordada por los brazos de mi mejor amiga.

Tenía los ojos enrojecidos y no hubo necesidad de preguntar que les pasaba porque todos estaban igual. Ezequiel sonrió de manera significativa y llevó su cabello hacia atrás con sus manos.

Mi mano quedó estirada sobre la mesa, sintiendo como sus dedos cálidos sobre los míos.  Los siguientes segundos había sido rodeada por los demás, así que perdí el rastro de su hermoso rostro.

Parece que hoy será una noche memorable.

Ezequiel y Adrián subieron otra vez al escenario a cantar. Eligieron no sé que canción y los demás empezaron a reír cuando ambos se colocaron de espaldas y empezaron a cantar.

Todo el mundo cantaba menos yo me sentía fuera de onda. Stef me dijo se llamaba We never ever getting back together de una cantante llamada Taylor Swift me explicó de que trataba la canción — de no volver con su ex — y no pude evitar enfocar mi atención en Zequi pero no la tenía en mi, si no en lugar en específico, me guie y un escalofrío recorrió la espalda.

Cerca del escenario estaba Susan. Sus manos estaban sobre este y miraba a Ezequiel con una profundidad mientras él no dejaba de cantar.

Adrián la miró con recelo y no era el único spencer estaba igual. En un parpadeó se le acercó. Ella miraba la tarima y luego lo miraba él, quién le seguía cantando con rencor.

—¿Me acompañas al baño? —susurró stef en mi oído, mordí los labios dudosa viendo cómo Zequi aún mantenía su atención en ella, mientras Spencer le hablaba —. Tranquila dolzzella no pasará nada. Confía en Zequi.

—No deja de mirarla.

—Le está dedicando la canción —comentó Eduard —,y si no entiende la indirecta. Se está obsesionando.

—Ven amiga — steff me llevó del brazo y no pude dejar de mirar hacia atrás. Lo último que pude ver fue a Zequi terminando la canción y acercándose a ella.

Traté de mantener los pensamientos tranquilos. Confío en las palabras de Ezequiel, confío que él está conmigo por una razón y no por consuelo.

Hago una inspección de mi aspecto mientras stef está dentro del cubículo. Con estos lentes me veo patética y mi cabello no luce tan genial como el de ella.

Estoy segura que si ellas lo usará no se le veían tan mal como se me ve a mi.

Estuve desestimando hasta que escuché el chirrido de la puerta. Hice la simulación que me estaba lavando. Stef llegó a mi lado dando saltitos, abrió la llave para la lavarse las manos y le di un mirada cautelosa, solo para sentirme peor.

Salimos del baño. Mi vista estaba enfocada en la mesa y en el escenario. Busqué con la mirada a Zequi y noté que no estaba y Susan tampoco.

Quizás fue al baño.

Pero por desgracia, Spencer me dijo que ambos habían salido del establecimiento y tenían ya varios minutos a fuera. Me llené de pánico y cabeza se enfrascó en las palabras de Susan.

Estuve a punto de salir corriendo para ver a dónde se habían ido. Literalmente me estaba muriendo de angustia. Pasaron varios minutos más. Ya todos empezaron a darse cuenta que se está a demorando más de lo previsto, todos se miraron y parecían algo nerviosos, tensos.

Los ojos empezaron a humedecer y luché contra mis sentimientos. Agarré lo que tenían en la mesa para beber y me lo bebí, no sé que era pero creo que me estaba ayudando a calmar la angustia que me está quitando el aliento.

Sé fue con ella, es lo más seguro, vi como la miraba, como se miraban. Ellos aún se quieren. Yo...solo soy su consuelo, solo está olvidándola conmigo.

Cuando decidí irme apareció después de no se cuánto tiempo. Iba por mi tercer o quinto trago perdí la cuenta en el cuarto. No sé si eran alucinaciones o en verdad era él. Porque miré tantas veces hacia la salida que mi cerebro ya había tenido alucinaciones.

—¿Cuántas ha tomado?

—Unas cuántas —respondió Spencer, era el único que estaba conmigo y Eduard. Los demás fueron a la tarima cantar no sé cuál canción pero tenía a todos muy animados.

—Escúchate jul —no lo miraba mi atención estaba en los chicos —, ¿no la pueden cuidar bien unos minutos?

—Ella no es una niña Zequi.

—Es cierto —apoyé a Spencer sin atreverme a enfrentarlo.

—Pero la estoy cuidando.

—Y yo también —intervino Eduard, que de repente se colocó a cantar y no quedarse quieto en la silla —. Ella ha quiso irse pero no la dejé.

Rodé los ojos.

Me sentía como niña con ellos dos.

—Es peligroso que ande sola.

—Ooooh, finalmente le aportas algo bueno a la sociedad —dice falsamente impresionado.

—¿Por qué eres tan odioso con tu hermano?

—Si, cierto ¿por qué? — dijo herido.

—Tu sabes muy bien —sentí su mano rodear mi cintura, y el calor de su cuerpo  por mi costado. El olor de su fragancia llegó antes que se pegara a mi completamente — . ¿Cuántas has tomado esta noche?

Fruncí los labios cuando me quitó el vaso que estuve a punto de llevar a mi boca.

—¿Quieres que te despidan?

Subí y bajé los hombros sin importancia.

—Me voy en un mes.

—¿Desde cuánto tan despreocupada? — no respondí y gruñí cuando vuelve alejar el vaso  que me iba a servir —. Basta Jul.

—Quiero beber.

—Tu no lo haces.

—Hoy me provocó — traté de alcanzar la botella. Spencer y Eduard decidieron dejarnos solos y unirse al grupo que estaban ajenos a todos. Quise ir también pero su mano me lo impidió, haciendo que volviera a sentarme.

—¿Qué te pasa? — solté una risita irónica y negué. Mantuvimos un silencio prolongado hasta que decidió romperlo—, ven.

No dije nada y de un momento a otro nos encontrábamos fuera del establecimiento.

Había perdido el equilibrio por el cambio de temperatura. Zequi me sostuvo en sus brazos e impidió que me diera contra el suelo. Se rió como siempre de mi poca estabilidad y se colocó como muleta para evitar que volviera a caer.

—¿De qué te ríes? — dije en tono molesto.

—Mírate.

Me miré y no entendí.

—¿Y qué se supone que debo ver?

—Lo hermosa y desastrosa que te ves — no contesté —. ¿Qué tienes?

—A mi no me pasa nada — dije, reteniendo el impulso de preguntarle que pasó con Susan —. Quiero volver.

—¿A qué?

—A lo que se suponen que hacen allí — se rio, mi voz salió tan diferente a la que suelo escuchar.

—Tu voz —no dejaba de reír y eso me estresaba, porque no me decía nada y tampoco quería preguntar aunque lo deseaba.

—¿Qué pasa con ella? — soné un poco a la defensiva, espero que no lo note.

—¿Estas molesta?

Sii, estamos muy molestas.

—...eh no.

Carcajeó y maldije por mis adentros.

—¿Por qué estás enojada? —no respondí y escuché como chasqueó la lengua, como si hubiese entendido que corría —, ya.

Todo quedó en silencio y sentí su mirada clavada en mi rostro. Lo miré de soslayo. Sus labios estaban fruncidos y asintió varias veces, pensativo.

—¿Todavía la quieres? —se me escapó no pude evitarlo. Verlos como se miraron me derrumbó por dentro.

—Jul, eso no importa ahora.

—¿Cómo que no importa? — protesté.  Lo miré sus me enfocaron. Parecía tenso —. Te fuiste con ella y te tardaste más de lo que hubiese querido.

—No es importante —repitió y en mi cabeza se recreó la forma en que ambos se miraron.

—Si lo es.

—No, jul.

—¡Si! —me enfrasqué y como pude me aparté de él, mi cabeza dió vueltas y logré sostenerme de un árbol que estaba cerca —. Para mí si lo es Ezequiel. Los ví. Vi como se miraban y... siento que todavía la quieres.

—Estas muy tomada.

—Solo me tomé unos cuantos de esa cosa. Sé de que estoy hablando y lo que vi.

Mis ojos no se despegaban de los de él y soltó una aire exasperado por la boca mientras se alejaba.

—Esto es ridículo.

—¿Eso crees?

—Si —asintió, abrí la boca perpleja —. Me parece estúpido y no entiendo por qué me haces estas preguntas.

Sacudió la cabeza incomprendido moldeando una casta sonrisa, mirándome como si mis palabras no tuvieron ninguna sentido.

—¿Por qué no me respondes?

—¿Qué? —apreté los puños al ver su actitud indiferente y me alejé de prisa, escuché su voz y no me detuve.

No sabía dónde estaba. Tampoco pasada un carro para poder huir y si lo hubiese no tendría dinero con que pagarlo.

Estamos jodidas.

Caminé sin rumbo fijo por una acera que era totalmente desconocida. El suelo sobre mis pies no era tan estable y como consecuencia de al alcohol me enredaba con los pies.

Estaba a punto de cruzar una calle cuando siento que me agarra de la mano y rodea mi abdomen. Impidiendo que siguiera caminando. Me apresó y no me dejó seguir, su barbilla la apoyó en mi hombro y me arrastró hasta pegar su cuerpo al mío.

—Voy hacer honesto —susurró y me pongo rígida —. Todavía hay sentimientos.

Cerré los ojos. Ya no quería escucharlo. Ella tenía razón. Solo soy consuelo.

¡Dios!

¿Qué mal te he hecho para que me hagas esto?

¿Por qué todo me sale mal?

—July escucha —me removía para soltarme, olvidando que detrás de mi hay un boxeador que me triplica la fuerza —, pero no son tan fuertes.

—Igual la quieres.

—No.

Solté una risita irónica y me apretó fuerte entre sus brazos.

—No como antes, te lo juro —aseguró y la forma que lo dijo que me hizo sentir tranquila, sin embargo me aturde la idea que todavía lleve sentimientos por ella.

—¿A dónde fueron? 

—Caminamos.

—¿Por tanto tiempo?

—Solo fueron diez minutos — respiró mi cabello.

—¿Hicieron algo? — guardó silencio, eso hizo que mi corazón se hundiera y que la voz de ella volviera aparecer —.Mira yo así no puedo.

—¿Qué? —se despegó  lentamente de mi.

—No puedo seguir con alguien que aun siente cosas por su ex —me di vuelta torpemente y me limpié las lagrimas con las mangas del suéter — , me siento como un barco a la deriva ¿sabes? y yo no quiero que cada vez que se encuentren tu salgas corriendo detrás de ella.

—No corrí tras ella.

Di un paso hacia atrás.

—¿La besaste?

Vi como tragó con dificultad y sus orbes vibraron con horror, ahí esta mi corazón hundiéndose y la realidad pegándome duramente. 

—No significó nada.

—No la hubieses besado si no significara nada —y me dio la razón cuando no fue capaz de contradecir. — Yo...pienso que es mejor dejar las cosas así.

—No —pegó un salto, sacudió la cabeza — . ¿Por qué? todo ha ido bastante bien entre los dos.

—Si pero hasta que no aclares bien tus sentimientos esto no puedo seguir —negó suplicándome con la mirada —. podemos ser amigos.

—No.

—Ezequiel.

—No podemos ser amigos y tampoco quiero que me dejes.

—No lo hago —me miró irónico —. solo te estoy dando un espacio para pensar, para ordenar tus emociones...que es lo que quieres.

—No necesito ordenar nada, no necesito nada de esas tonterías —me acercó hasta su pecho —. Nunca aceptaría que fueras mi novia si no sintiera nada hacia ti jul. No estoy loco. Joder, sé lo que es que te rompan el corazón o te decepcionen no me atrevería a esto si no me importaras, si no sintiera nada.

Junto su frente a la mía y me aferré de sus brazos para no caerme. Estaba mareada. Pero consiente de sus palabras y de los latidos de su corazón que golpean su pecho.

—Por favor no me dejes —suplicó —. no lo hagas antes que te vayas. Me romperás el corazón dos veces.

Tragué grueso y se me hundió el pecho.

—Sabes que yo quiero quedarme.

—Y tu sabes que es lo que más deseo.

—Entonces me quedo.

—No Juliet —subió mi mentón entre sus manos y lo miré con molestia. Quiso besarme pero eché la cara hacia atrás. Negó —. ¿Si estuvieras en tu lugar me dejarías quedar? ¿Me dejarías echar todo mis sueños para estar contigo?

—No, por puesto que no. Jamás permitiría que abandones tus sueños por mi — dije enseguida y me di cuenta que me trataba de decir.

—¿Lo ves? —acarició mis mejillas con sus pulgares —. Ninguno de los dos lo hubiese permitido.

Suspiré y hubo un silencio en el que solo nos mirábamos a los ojos. El viento despeinaba nuestros cabellos dejándolos desprolijo.

—Tu estás claro con tus sentimientos...

—Muy claro —casi no me deja terminar —, y si no lo estuviese no estaríamos aquí. joder, jul no te hubiese dicho nada.

Respiré hondo y froté mis manos ansiosa, él las tomó y les dio calor con su aliento. Lo detallé en silencio mientras miraba entretenido mis manos. Sus palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza.

—Zequi —dejó de calentar mis manos para levantar su mirada. Me acerqué hasta quedar tan pegaditos que no nadie podría separarnos. Coloqué mis manos en sus mejillas y lo incliné hacia mi.

Lo besé y él me respondió con suspiro que agitó mi corazón. Sentí su sonrisa y no pude evitar sonreír también al sentir sus manos en mi cuello.

Ezequiel....

A la una de la mañana todos ingresamos al apartamento. Todos y casi corro la mitad si no fuese porque July me pidió que no lo hiciera, ya que no teníamos bien los sentidos.

Ni siquiera recuerdo cómo ostias llegué a aquí pero debo suponer que fue Miguel y stef que hicieron el horrible trabajo de traernos.

Mientras ellos discutían como iban a dormir, me dirigía a la habitación con Julie tomados de las manos. Hace un par de horas tuvimos un pequeño altercado. Pero me alegra que lo hayamos arreglado. Casi me muero cuando dijo que quería terminar conmigo, el mundo se me vino abajo.

Y lo peor es que casi hecho todo a perder por desaparecer. Me fui detrás de Susan. Pero lo hice para hacerle entender de una vez por todas que lo nuestro no tiene reparo y jamás volveremos. Eso la  enloqueció. Me agredió físicamente y verbalmente cómo nunca me hubiera imaginado, luego ensañarse conmigo diciendo que era un maldito, quiso ir por Juliet.

Estaba completamente fuera de control y me besó a la fuerza, con dureza y sé que no debí dejarla pero me permitió darme cuenta, que mis sentimientos por ella, ya no eran tan fuertes, como los que sentía cuando tan solo me rozaba los labios.

Existe algo pero es tan débil, que no alcanzaría para hacer vibrar mi corazón.

Ella lo notó, volvió a golpearme haciéndose la ofendida, la herida, olvidando que el afectado en esta maldita relación fui yo. Finalmente logré que una de sus amigas de la secundaria se la llevara y me fui a buscar a mi Juliet de nuevo al local.

Me quité toda la ropa con algo de torpeza, las cuencas de mis ojos y mis labios formaban una estúpida sonrisa.

Estaba en mi lado de la cama y del otro lado jul. Podía escucharla desvestirse y bostezar tan largo como puede. Di un vistazo llevado por la ganas de verla y en la poca oscuridad, pude captar su figura en ropa interior.

Aprobé su culo, sus piernas, sus caderas y la linda curva de su cintura. Un espectáculo que me alegra ser el único invitado.

Me hice el loco y volví a echar otro repaso. Suelto una exclamación, no hay nada más sexy que ver una chica poniéndose un pantalón. Mola muchísimo.

Cuando me percaté que iba a girarse actué rápido. Hice como si no hubiese estado detallando cada parte de su cuerpo y me desvestí delante de ella dándole la espalda.

Pude percibir que me miraba la espalda y las nalgas, sonreí en medio de la tenue oscuridad y terminé de ponerme el pijama.

Subimos a la cama los dos al mismo tiempo. Nadie de dijo nada durante un corto momento. Giré mi cuello y sus ojos se encontraron con los míos a la vez. Me arrastré quedando sobre su pecho y adoptamos una posición más cómoda.

Su dedos hacían rizos en mi cabello mientras mi visión se perdía en la oscuridad y mente se despegó de este mundo, no sé por cuánto tiempo.

—¿Janet? — pegué un brinco y fruncí las cejas  —. ¿Zequi? ¿Están despiertos? ¿Chicos?

—¿Es Spencer? — musitó soñolienta.

—No, duérmete, has sido un loco de la calle. Duerme bella durmiente.

—Me quedé sin dónde dormir —tocó la puerta y el sonido martillaba mis oídos —. ¿puedo pasar? Os prometo que no molestaré. Pero estos morros me dejaron sin cama y no puedo dormir en el sofá porque es muy incómodo. ¿Me dejan pasar? Está haciendo mucho frío aquí afuera.

—Es Spency.

—No, es un gato.

—¿Chicos?

—Si es él.

—Es otro gato — busqué su boca para callara y la cubrí —. Duérmete ya, mañana debes trabajar y yo debo ir a la universidad.

—¿Chicos? — ahogue un grito cuando me mordió.

—Hay que dejarlo pasar.

—No.

—¿Por qué?

—¿Dónde va a dormir?

—Hay bastante espacio aquí.

—¿Estas loca? — la miré incrédulo —. No compartiré mi cama con él y menos si estás tú.

—Chicos se me congela el culo — lloriqueó —. Por favor abran, no sean malitos.

—Es tu amigo.

—¿Y?

—Yo puedo dormir en el sofá —negué rotundamente —. He dormido allí.

—Es... Que ¡no!

—Es solo una noche

—Venga hombre no sean así. Estoy escuchando que susurran. Sé que están despiertos.

—Que duerma en el piso.

—Zequi — protestó.

—No jul — brame en desacuerdo — Que duerma aquí y nosotros nos vamos al sofá, ¿si?

—Como quieras — mi corazón se emocionó y besé su mejilla muy feliz pero mi cara cambió al ver al idiota de Spencer.

—¿Están haciendo cochinadas?

—Gracias por interrumpir —protesté de mala gana.

—Yo...no quería interrumpiros.

—Es mentiras, Spency— miré a juliet, estaba colorada.

—Mientras no lo hagan en frente vuestro no hay problemas. —Jul soltó una risita y hizo un ademán para que no siguiera pero idiota siguió.   —, y si lo hacen no hagan ruido, después tengo pesadillas.

—Basta — protestó y la habitación se llenó por un momento de risas, hasta que spencer empezó a silbar llamando nuestra atención.

—¿A dónde van? —nos detuvimos casi saliendo de la habitación, july y yo nos giramos al mismo tiempo —. ¿Me van a dejar solo?

—Estas con Charles — apunté al Funko que reposaba sobre la mesita de noche. Spencer lo miró y luego se volvió a nosotros. 

—Muy gracioso.

—Hasta mañana, que sueñes.

—¡Esperen! —ruedo los ojos y empujo la puerta para abrirla —. Aquí cabemos los tres. Yo puedo ir en el medio sin problemas.  Claro cuando tengo pesadillas, me gusta abrazar lo que está a mi izquierda.

Solté una risita falsa y le saqué el dedo del medio, cerré la puerta y me giré hacia jul que seguía agarrada a mi como un pequeño koala. Atravesamos el pasillo hasta el salón y escuché risitas de su parte cuando hizo traspié por suerte la tenia agarrada e impedí que se cayera.

Nos dejamos caer sobre el sofá al mismo tiempo. Su cabeza se apoyo en mi hombro y lentamente enredamos los dedos. Eran suaves y cálidos. Recosté mi cabeza en la suya mientras nos abrigábamos.

—Buenas noches juli.

—Buenas noches zequi — suspiró —. Descansa.

—Tu también.

—Jamás había estado en un karaoke —susurró asustándome.

—Te falta conocer el mundo — bromee y recibo un pequeño golpe en el estomago que me hizo sacar una pequeña risilla — . ¿Cómo estuvo?

—Increíble.

Rei.

—¿A dónde mas te gustaría ir?

—No lo sé —bostezó — . No conozco esta ciudad y la verdad tampoco es que he investigado mucho. Solo se que hablan catalan.

—Stef y yo habíamos planeado llevarte a los sitios mas turísticos de Barcelona para que te enamoraras y no tuvieras que irte —mantuvo el silencio —,  y es lo que pienso hacer. Ya no será para que te quedes si no para que te lleves el mejor de los recuerdos.

—El más bonito eres tu.

—Lo sé, no hace falta que lo digas.

Me doble de la risa cuando me golpeo.

—Te irá muy bien en los Estados Unidos.

—Gracias — susurró despacio — . A ti también te ira bien con tu banda. Van a ser la mejor del mundo.

—¿Irás a mis conciertos?

—Nunca me perdería uno —sonreí genuino.

—Espero verte en la multitud.

Asintió y se quedó dormida casi a instante, a los segundos lo hice yo, recostado a su cabeza. 




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top