Capitulo 32
Janeet...
Pasaron los días y nos encontramos camino a la casa de Adrián. Dónde celebraran él y Spencer sus cumpleaños.
Íbamos en el auto de Zequi - quién curiosamente había dejado que Eduard nos acompañara - y quién se ha mantenido muy calladito jugando con mi Game boy, pasando todos los niveles de súper Marios Bros.
Del otro del asiento estaba Spencer sobre el hombro de Stephanie mientras ella cargaba un libro en sus manos. Lo tenía abierto para ambos pero Spency estaba más interesado en contemplarla que en leer.
Habia música de fondo. Permanent stain de backstreet boys se oía por los parlantes y la estaba cantando junto a su prestigiosa voz. La había escuchado una vez y me encantó desde el primer momento.
Ahora Zequi la coloca cuando me lleva al trabajo. Es muy buena y no cansa, son ese tipo de canciones que tienen algo que por más que lo escuches no te aburren jamás. Something great de One direction y Last night talking de Harry Styles son otras que hemos estado escuchando muy seguido. Pasa lo mismo con la primera.
Me enseñó otras más. Que fueron directo a mí colección aleatoria de canciones. Es de una banda llamada Coldplay y me gustaron dos una titulada Science y Magic. Son muy buenas.
Eduar se quejaba cada vez que perdía. Stef hacia exclamaciones, replicaba y escuchaba un sniff cuando el protagonista de la historia le decía algo hermoso a la chica. Spencer se reía junto a ella.
Habia un ambiente cómodo y tranquilo pero no para mí. Han sido días en los que no he dormido en paz. Fingir que nada pasa es difícil, odio mentir, odio mirarlo a los ojos y sentirme mal al no ser capaz de decirle lo que está pasando.
Después de todo lo que ha hecho por mi siento que hacer esto es como una traición.
Stef sigue aconsejandome lo mismo pero no es fácil y menos con alguien como Zequi. Que es capaz de bajarte las estrellas con tal que te sientas mejor. Pero debo tomar una decisión.
Su mano estaba en mi regazo y mi cabeza apoyada en su hombro. Su dedo hacia suaves caricias en mi piel. Hablábamos de lo que más nos gusta conversar - fórmula uno - y estuvimos riéndonos de los vídeos divertidos que subían los pilotos. Los mas mencionados era Charles, Carlos, lando y Richiardo, quienes en sus cuentas causan mucha risa en el especial Richiardo que era el más gracioso de todos.
Comentamos quién se llevará el subcampeonato este año. Él dijo que Checo Pérez y yo dije Charles Letcrer. Hablar de mi deporte favorito despejó mi mente incluso cuando ingresamos a la casa de los padres de Adrián también me ayudó a olvidar mi dilema.
Es lo que necesito en este momento.
Adrián nos recibe con una abrazo. Tenía una gran sonrisa en su cara, se notaba muy feliz. Fuimos detrás de él mientras yo no dejaba de mirar la casa de arriba abajo.
El lugar de la fiesta era una sala amplía. En el centro había un mueble de color azul oscuro de forma circular. En el centro había una mesa ovalada y sobre ella algunos adornos. Teníamos que bajar una escalerita para llegar a el.
Esta estaba llena de jóvenes por doquier, podía decir que no cabían pero la verdad es que la sala era bastante amplia como para abarcar más. En medio de la multitud y la escasa oscuridad que nos rodeaba pude divisar a Christian -el chico con quién zequi descutió cuando quiso vacilarme - Y también a Daniela. la dueña de calceto, quién al verme desapareció del lugar.
Mis ojos estaban fijos a través de las paredes de vidrio. Detrás de ellas había una enorme piscina de forma rectangular. El azul del agua resplandecia atraves de este.
Adrián rodeo a spencer con su brazo. Él hizo una mueca cuando le informó que eran los anfitriones de la fiesta. Ambos desaparecieron. Eduar hizo lo mismo y se fue directo a la mesa de las bebidas.
Spencer volvió y se llevó a stef de la mano. Déjandome a solas con Zequi a quién le fascinó la idea que nos hayan abandonado.
-¿Quieres bailar? -susurró inclinado a mi oído, lo miré y con una sonrisa genuina hizo señas hacia un montón de chicos bailan libremente.
Asentí, tomando su mano, su sonrisa se ensanchó y antes que me besara delante de la gente bajé las escaleras escuchando su reclamos detrás de mi.
-Que se siente bailar con el tío más apuesto de la fiesta -su manos estaban en mi cintura y mis brazos cruzados detrás de su nuca.
-Es...fino.
Frunció los labios y subió la mirada como analizando mi respuesta.
-Yo diría espectacular, único, lo más increíble que te haya pasado en la vida-rei negando con la cabeza.
-Sifrino.
Carcajeó apretando mi cintura y me besó en la mejilla produciendo cosquillas por todo mi cuerpo. Siguió con más besos hasta que juntó sus labios con los míos y me arrastró hasta dar con su cuerpo.
Su lengua traspasó a mi boca y recorrió mi cavidad bocal con su lengua. Aquello me provocó escalofríos por todo el cuerpo y una sensación indescriptible. La forma que nos besamos ha cambiado de unos días para acá y me encanta. Son más profundos y apasionados.
Te hace vibrar cada termino de tu sistema.
Estuvimos bailando por media hora. Ya había bebido y los chicos estuvieron un rato con nosotros y después desapareción.
En el salón había poca luz. La música seguia. Había gente jugando cerca de nosotros no sé que cosa pero los tenía a todos emocionados. Stef, Samuel y Spencer participaban mientras que Adrián platicaba con una chica muy bonita que tenía el cabello dorado parecía Rapunzel. Eduard la estaba pasando bien. Jugando en las máquinas de juegos que estuvieron muy de moda en los años ochenta o noventa.
¿Y Miguel?
Miguel miraba en una esquina como jugaban lo que me parece al Jenga.
Este era un ambiente al que no acostumbro estar. Pero esto era una experiencia y tengo que disfrutar cada una de ellas.
-Quiero conocer a mis suegros - soltó de repente.
-¿eh?
Encarcó una ceja.
-¿Estas hablando en serio? -asintió y lo miré perpleja -. Es tarde.
-Técnicamente no - sonrió de lado -. Si mis cálculos no fallan, son las nueve de la noche allá, lo que quiere decir que todavía es temprano.
-¿Estuviese investigando?
-Un poco -admitió, me quedé callada, atónita -. Entonces...¿lo llamamos?
Perdí la noción del tiempo y no sé que fue lo que respondí porque cuando regresé estaba caminando fuera de la casa. Zequi me tenía agarrada de la muñeca e íbamos dirección a una de las sillas playeras que están alrededor de la piscina.
El lugar estaba solo. Todos los invitados estaban dentro de la casa. Mis oídos encontraron paz y le costó tan solo unos segundos para acostumbrarse al ruido de la naturaleza.
Grillos, ladridos y el sonido que hacia algo dentro de la piscina era lo más que se escuchaba con claridad sin embargo no era molesto.
El ambiente era distinto y aunque era más frío, me gustó estar más aquí fuera que adentro.
Nos sentamos a la vez en la misma banca. Quedando frente a la piscina. Me di cuenta que mas allá de esta había varios carros de lujo estacionados. Una casa de perro llamó mi atención y no pasó un segundo para que un perro saliera de allí y se viniera hacia nosotros.
Al principio tuve miedo porque la cara del perrito no fue amigable. Luego de un segundo, estaba sobre mi, buscando cariño. Era muy dulce y me hacia reir. Zequi por su parte le gruñia y se ponia como escudo para no dejarse tocar.
Jugué un rato con el hasta que el canino salió expedido por su culpa. Lo espantó y se fue triste, con la cabecita hundida. Traté de hacerlo regresar, pero el regaño fue tan fuerte que no quiso.
-Es molesto, después que te agarra confianza no puedes sacartelo de encima - torci la boca, con los brazos cruzados viendo a Rockie miraba en nuestra direccion con ojos nostalgicos -. En serio Jul, luego vas a querer detenerlo y no vas a poder.
Hago una mueca y solté un gritito ahogado cuando me subió a su regazo. Cruzó los brazos delante de mi y apoyó su mentón en mi hombro.
-Eres muy duro con los animales.
-Nunca me han gustado.
Sacudí la cabeza incomprendida.
-¿Por qué? - quise saber -. ¿Hay una razón?
-La verdad, no - respondió clavando su atención en mi - no me gustan.
-¿Y calceto? - lo miré por encima de mi hombro - ¿como es que está contigo?
-Con calceto fue algo extraño - dijo rascándose la naríz, mirando hacia una parte como si estuviera metido en sus pensamientos -. Él me cautivó de alguna manera y creo que despertó algo en mi.
-Cariño.
-Si, supongo -volvió su mirada hacia a mi - , ¿Lista para conocerte a mis suegros?
Lo miré asustada.
-¿Tu estás listo?
Sus ojos se vibraron y dejó expulsar una risita nerviosa.
-Eso creo.
Reí nerviosa mientras por mi mente pasa la reacción de mi papá. Él es muy... Bueno muy no, demasiado efusivo y aún me trata como si tuviera ocho años. Sin embargo eso no es lo más preocupante, es su apodo, solo espero que no lo use.
Zequi anotó el número de mi papá en sus lista contactos. Antes de llamarlo le mandé un mensaje para advertirle que era yo - ya que no esta acostumbrado a contestar números desconocidos - y menos que sea uno del extranjero, porque ahorita en mi país estan estafando por mensajería.
En estos momentos estoy deseando que no me responda y si lo hace que no me llame por mi apodo.
Apuesto a que te lo dice.
No, no, que no lo haga.
La cara de mi padre hizo presencia luego de unos cortos minutos. Mi corazón estaba por salirse y mis dedos apretaron los cordones de mi suéter.
Al fondo se escuchaba grillos, las sirenas de las ambulancia y música.
-Hoooolaaaa.
-Hola papá - respondí con una sonrisa, sus ojos marrones se desviaron hacia el chico que está detrás de mi - .Bendición.
Zequi me miró de inmediato y escuché que exclamó un ¿Qué? por lo bajo.
-Dios te bendiga mi pichón hermoso de Papi.
Ja ja.
Te odio.
-¿Como estás? -Zequi sonrió maléfico y apretó mi hombro -. ¿Dónde estás mi vida? ¿Me parece que hay música?
-En una fiesta -respondí y sus cejas se elevaron impresionadas.
Escuché de fondo la voz de mi mamá junto a las de mis hermanos.
-En una...-era evidente que lo deslocó . Papá no está acostumbrado a escuchar esto de mi, sin embargo no temo a decirle porque se muy bien que él no me dice nada. Todo lo contrario, se alegra -. ¿Y cómo la estás pasando? ¿La estás disfrutando? ¿Cómo son las fiestas allá?
¿Ven?
Tu papá si es un amor, en cambio doña Rosa es un vinagre.
-La está pasando mejor que nunca - intervino zequi acariciando mi hombro. Papá lo miró y ladeó la cabeza- . Mucho gusto señor. Me llamo Zequi.
Sacudió la cabeza y casi se le caen los lentes.
-¿Zequi? - repitió y soltó una risita incrédula, pero muy dulce -. ¿Eso un es nombre mijo?
-En realidad me llamo Ezequiel pero todos los que me conocen me llaman, Zequi.
-Oh, ahora sí comprendo -lo miró apenado -. Disculpa mijito. Es un gusto en conocerte. Me llamo Juan Benavides. ¿Eres amigo de mi princesa?
-¿Quién es?
¡No!
¡Esa era la voz de mi hermano menor!
Hice una mueca y le pedí a mi papá que cambiara a otro lugar o se saliera de la casa sin embargo él apareció antes que mi progenitor pudiera reaccionar y se pagó a él como una asquerosa garrapata.
-Pero mira quien está aqui - dijo con una risita burlona-. La gafa más más gafa del mundo.
-Estoy hablando con mi papá, vete.
-Janet -me reprendió.
-Que se vaya, no lo quiero aquí - dije cruzando los brazos. Zequi apretó mis hombros para tratar de tranquilizarme. Pero la verdad es que la presencia de mi hermano me irrita.
-¡Pues me quedo!
-¡Eres molesto!
-¡Y tu una fracasada!- apreté los puños -. Se fue a España dónde su amiga y la dejaron botada.
-¡Hijo por favor! - reprendió mi papá -. Anda para tu cuarto.
-Eres fastidioso, ya lárgate de aquí.
-Y tu una llorona.
-¡Que te vayas!
-No, quiero saber la interesante vida de mi tonta hermana.
-Anda a limpiar las salas de los cines mejor.
-¿Quién es ese? -señaló a Zequi.
-¡Que te importa!
-¿Es acaso tu novio? -dijo en un tono burlón.
-Si, soy su novio -respondió Zequi y todos lo miramos.
-Si, Luis - rió mi hermano en forma de burla -. ¿Quien va a querer ser tu novio Jane? No hay nadie quien te soporte. ¡Auch!
-¿Es cierto eso mi pichón? - me volví hacia mi papá.
-Si -respondí, Zequi cruzó su brazo delante de mis hombros
-Mentiraaaaas -rodé los ojos -. Ese tipo no puede ser tu novio, ni en un millón de años. ¿Acaso no te miras? Eres fea, amargada...
Papá tapó su boca y empezó a removerse para que lo suelte.
-¿Y desde cuándo mi amor?
-Hace como una semana -respondió Zequi, sonriente, quién no parecía asustado o incómodo -, y de estar viviendo juntos. Casi un mes.
Él no lo dijo.
Si, si lo hizo.
-Ya va, ya va, ¿como es la cosa? - miré a Zequi fulminante, mientras él pareció disfrutar ver cómo casi se me salen los ojos -. ¿Pichón?
-En el piso que estaba alquilada la casera la echó y yo le ofrecí el mío por un tiempo limitado -me cubrí la cara al ver a mi papá tieso como una estatua -. Pasó el tiempo y una cosa llevó a la otra. Y...somos novios.
Sus ojos iban y venían pero no emitía una palabra. Parecía en shock.
-Bueno -reaccionó al fin -. ¿Y duermen en cuartos separados?
-Detrás de mi espalda y con una pierna en mi cintura, suegrito -contestó Zequi y me cubrí la cara.
Papá carraspeó la garganta y estaba esperando el primer regaño de mi vida.
-Todavia no me hagan abuelo eh - dijo al final, me cubrí la cara. Le di un manotazo en la mano a Zequi cuando senti que acarició mi muslo - . Quiero mis nietos pero ustedes están muy pichones todavia y es muy pronto. Deben disfrutar la vida antes de someterse a esto. Créanme que nos es nada fácil criar dos demonios de Tasmanias y un angelito precioso.
-Pichoncita -se burló en voz baja, y disimuladamente le di un codazo en la costilla.
-No señor -sentí sus dedos entrelazar mis dedos.
-Y cuénteme mijo - mi hermano le hacía señas para que lo soltara -. ¿Qué haces?
-Soy músico. Tengo una banda llamada Yellow -asintió -. También estudio ingeniería de sistema.
-Interesante - aduló -. ¿Y puesto ocupas en la banda?
-Soy el vocalista.
-Mi pichón también sabe cantar - negué -. Tiene una voz preciosa. ¿La has oido cantar?
-Varias veces he tenido el placer de escucharla y concuerdo con usted tiene una voz electrizante.
-Lastima que no pude inscribirla en una academia - hizo un mueca triste -. Pero sé que allá podrá cumplir todos sueños. Porque aquí mijito. Los sueños son difíciles de alcanzar.
-Estoy seguro que ella podrá lograr todo -acarició de nuevo mi hombro y no fui capaz de mirarlo a la cara.
La conversación terminó. Papá le dió la bienvenida a Ezequiel y después colgó la llamada. Hubo un silencio prolongado. Zequi me miraba y estaba esperando sus comentarios malos.
-Cuando me mencionaste como eran tus hermanos no imaginé que fuera tan horribles.
-¿Eh? - sacudí la cabeza.
-Es una mierdecilla.
Ladee la cabeza y le toqué la frente varias veces.
-¿Estas bien?
-Eh...si, ¿por qué?
-A ti te pasa algo -tomé su pulso, metí el dedo en mi boca y lo levanté para medir la densidad del aire. Otra vez traslado mis manos a su frente.
-No me pasa nada -quitó sus mano -. Pareces una loca.
-¿Por qué no te estás riendo? - entre cerré los ojos.
-¿De quién?
-De mi.
-¿Y por qué habría que burlarse?
-Es lo que has hecho desde que nos conocimos.
-Ya no será así - ladee la cabeza, incrédula y lo miré de arriba con sospecha -. Deja de mirarme así, estoy hablando serio.
-Ja -rei falsamente -. Como si esa palabra estuviera en tu diccionario. Anda. Burlate de mi apodo ya que eres muy bueno riéndote de las desgracias ajenas.... bueno de las mías.
Rió cómplice.
-Esta vez no Jul -lo miré poco convincente.
Fruncí los labios.
-Dijiste que era blanco fácil para tus burlas.
-Pues eso ha cambiado - me aseguró seguía sin creerle -...un poco.
Rodé los ojos.
Me levanté de su regazo y me dirigí hacia el orillo de la piscina. Sus brazos me alcanzaron y rodearon mi panza.
-Solo que está noche no me reiré de mi pichón.
Negué pero no dije nada, solo recosté mi cabeza hacia atrás, con la mirada puesta en el cielo.
-Pichon -susurró -. ¿A qué se debe el tan enigmático apodo?
-Burlate.
-Me parece genial - solté una risa falsa -. ¿Por qué mi suegro te llama así?
Suspiré y comencé a jugar con la pulseritas que rodeaban sus muñecas.
-Pues según mi papá nací prematura y era tan pequeña que parecía un pichocito -relaté.
-Pichón -picó mi nariz y fuimos a caminar - . Pero me gusta mi apodo.
Levanté una ceja.
-¿Cuál? ¿Moana?
-No -fruncí las cejas confundida -. Mi esposa.
-¿Ah? -sonrió de costado -. ¿No es muy pronto para considerarme ya tu esposa? -levanté una ceja.
-Hace un mes te consideraba solo mi amiga.
Mis ojos se agrandaron y ya no sentía tanto frío.
-¿Acaso no crees que haya una posibilidad de llegar a eso? -preguntó riendo entre dientes, viendome la cara de notorio susto.
-P-pero es...
-Muy pronto lo sé -me cortó rondando los ojos -. Pero me encanta la palabra esposa en ti.
Expulsé una risita incrédula. Traté de leer su mirada, buscando alguna mentira o broma en sus facciones, pero no la encontré.
Estaba hablando en serio.
Mi cuerpo comenzó a hiperventilar y reír tontamente. Sin embargo mi mente fue invadida. Volvió a recordarme que hay tema pendiente que hablar con él.
-Zequi.
-Mmm.
-Hay que algo que debo decirte - me pongo de pie y le ofrecí mi mano para que me siga.
-¿Por qué tan misteriosa?
-No es fácil -empecé a caminar, no tardó en hacerlo a mi lado.
-Lo que sea suéltalo ya - animó guardando las manos dentro de los bolsillos de su suéter.
-Es...es mejor que lo veas tú -alcancé mi teléfono, busqué el último mensaje que Gina me había dejado y lo estiré hacia él.
-¿Para que me quieres dar tu teléfono? - me miró divertido -. ¿Me vas a mostrar fotos sexys de ti?
-...Si -menti y sus ojos se llenaron de ilusión. Sin vacilar lo arrancó de mis manos. Antes de observar la pantalla me miró.
-Espero que sean en ropa interior.
-Solo mira.
Asintió fascinado, dirigió su mirada hacia la pantalla y aprecié con angustia como lentamente fue borrando su sonrísa.
Oh no.
Era ahora o nunca.
-¿Ah? -bajó el teléfono consternado y quise salir corriendo -. ¿Que-que has decidido sobre esto?
-To-todavia no he tomado una decisión.
-¿Y qué estás esperando para hacerlo?
Retrocedi abrumada.
-¿Qué?
-Por eso has estado tan extraña estos días -mis ojos se abrieron en shock.
-¿Te-te diste cuenta?
-Obvio, vives y duermes conmigo como no iba a darme cuenta que algo te ocurría.
-¿Co-como? - me pareció incrédula, sonrió de lado.
-Mis plantas -señaló, mi respiración se detuvo -. Hace días que no reciben agua.
Tragué lento.
-Asi supe que algo te preocupaba - negaba incrédula -, no quise presionarte, pero yo en tu lugar actuaría de la misma manera.
Da un paso hacia mi.
-Acepta jul - colocó ambas manos en mis mejillas -. Acepta la propuesta de tu prima.
-¿Y-y que hay de lo nuestro? - pregunté atónita ante su reacción.
-¿A qué te refieres? -frunció las cejas.
-Si me voy -pausé para tomar aire, todavia me costaba procesar su actitud, la que por días estuve cuestionando. Juré que reaccionaria de otra manera. Quizás esperaba eso -.¿Qué pasará con nosotros?
-Ya veremos qué pasará más adelante entre nosotros - tomó mis muñecas -. Lo importante aquí eres tú futuro.
Sacudí la cabeza.
-Esto también es importante -remarqué, y de la nada, la voz de Susan apareció en mi cabeza.
-¿Ibas a quedarte? -me miró cauteloso. Parecía asustado. Como si no le hubiese agradado la idea -. ¿Eso ibas hacer jul?
-Pensé que te iba alegrar que me quedara -mis palabras quedaron en el aire.
-¿Y dejar tus sueños por mi? -me soltó de las manos y se las llevó a la cabeza, hundiéndolas entre su cabello -. ¿Estás loca?
-¿Y que hubieses hecho si te digo que elegí irme? -le pregunté indignada.
-Es demasiado -negaba renuente -. Más para alguien como yo.
-¿Por qué? -no comprendía -. Eres un hombre increíble, ¿por qué no habría de quedarme por alguien quien desde el primer momento que pisé este país me dio su mano?
-¡Porque no Jul! -bramó y acunó mi rostro entre sus manos.
-Solo dime.
-No.
-Dime por qué no -llevé mis manos hasta su cuello.
-Porque primero están tus sueños -musitó -. Y antes que todo, antes de mi o de cualquier jodida cosa estás tú, jul y solo tú.
Iba a decir algo pero siguió hablando.
-Estas oportunidades se representan una puta vez en la vida -me dice -. Una vez Juliet.
Bajé la vista y subió mi mentón entre sus dedos. Mis ojos se inundaron de lágrimas, él tenia una sonrisa ligera y se acercó para besarme pero lo rechacé.
-Pensé que me querías a tu lado.
-Por supuesto que te quiero a mi lado, como a nadie en este mundo pero no soy egoísta, no puedo serlo y menos contigo-apoyó su frente con la mia y cerré los ojos -, Acepta jul.
-Zequi.
-Hazlo -pidió, negué -. Hazlo o lo hago yo.
Abrí los ojos y antes que pudiera reaccionar se alejó. Hizo algo en mi teléfono y luego me lo enseñó.
-¿Qué hiciste?
-Cumpliendo tus sueños, Jul.
-Zequi.
Ezequiel...
Juliet volvió dentro de la casa y yo me quedé afuera. En mi bolsillo había un cigarro y no dude en sacarlo para fumarlo. Me dejé caer sobre el pasto y noté como Rocky caminaba en mi dirección. Solté el humo por la boca, me levanté de prisa y me dirigí a otro lugar donde nadie me molestara.
Estuve caminando solo alrededor de la casa. La imagen suplicante de sus ojos no la podía sacar de mi mente.
Le di una larga colada a mi cigarro tras negar. Mi cabeza no asimilaba lo que Juliet estaba a punto de hacer. Estoy atónito y asombrado. Jamás creí que alguien fuera hacer algo así. Siento que no soy suficiente para que alguien se arriesgue de esta manera por mi.
Di varías vueltas más hasta que siento que me siguen. Miré por encima de mi hombro precavido y ví que era spencer. No le di importancia y seguí caminando hasta que se colocó a la par mía.
-¿Que hacéis solo aquí?
-Camino.
-Eso ya lo sé .
-¿Y para qué preguntas? -pregunté malhumorado, se detuvo y no me molesté en mirar atrás.
-¿Qué pasa chaval? -colocó su mano en mi hombro -. Me extraña que no estés sobre janecita espantando todos los tíos de la fiesta.
Lo miré de soslayo y volví la mirada hacia al frente. Apretando los puños, controlando mis impulsos y le di otra calada largo a mi cigarro antes de continuar. Me había parado justo en frente de la casa.
-¿Qué te pasa? - le di una patada a la pelota de Rocky.
-Es jul.
-¿Dónde? -rodé los ojos -. Aquí no hay está janecita solo estamos dando vueltas como unos gilipollas.
-Se va.
-¿Qué? - rasqué mi nuca y lo miré, exhalando todo el aire retenido, que me tenía presionando el pecho -. ¿C-como que Janet se va? ¿Cuándo te lo dijo? ¿Por qué se va? Ella había decidido quedarse.
-Le...
-¿Qué le hiciste? - lo miré ofendido.
-No le hice nada.
-¿Y por qué decidió irse? -cuestionó -. ¿Por qué de repente cambio de parecer? Tu fuiste. Seguro la dejaste plantada como aquel vez.
Puse los ojos en blanco.
-Su prima le consiguió un cupo en una universidad en los Estados Unidos - dije exasperado y el manotazo que iba para mí hombro se detuvo en el aire -. Estuvo a punto de rechazarlo por mi.
Parpadeó.
-¿Por ti?
-Si, por mi.
Sacudió la cabeza.
-Hay que estar bien loco para dejar algo por ti -dice con horror y lo miré mal. Spencer se ríe y cruzó su brazo por encima de mis hombros. Lo quité en el acto.
No estaba de humor y menos para sus tonterías.
-...¿y qué pasó?
-Le dije que aceptara la propuesta.
-¿Le dijiste eso? -me miró asombrado - . ¿Y ella lo aceptó?
-A regañadientes.
-Ostias -se llevó las manos a la cabeza -, ¿y como te sientes mal?
-Como la mierda - confesé sintiendo mi pecho apretado -. Pero es lo mejor para ella.
-¿Y qué hay de ti Zequi?
-No puedo permitir que se quede y menos con algo tan importante -digo con dificultad, mi garganta estaba hecha un nudo -. Allá tiene algo seguro en cambio a aquí...
-Te tiene a ti -expulsé aire pesado, barrí las lágrimas que con las mangas del suéter -, y veo que para Janet eres lo más importante.
-No soy tan importante.
-Para ella si lo eres Zequi.
-Es una tonta y está loca.
-Ojalá yo tuviera una tonta y que este bien loca y que fuera capaz de dejar todo por su amor -vaciló y se me salió una carcajada -, me da tristeza que Janecita se vaya pero tienes razón. Esta oportunidad no la puede dejar pasar y menos por un tío tan feo y amargado como tu.
-Imbecil -esquivó mi golpe y levantó las manos rendición.
-¿Te vas a quedar aquí o vas dejar a Janet sola?
-Ella está enojada conmigo, no creo que me quiera ver.
-Yo la vi muy feliz - lo miré de reojo -. Se le veia muy cómoda hablando con Miguel, pero no el Miguel que tú y yo conocemos . El otro Miguel. El que se parece a Henry Cavill.
Cinco minutos más tarde llevaba a Juliet en mi hombro. Ella chillaba y me golpeaba el culo para que la soltara pero la ignoré hasta que llegamos a mi coche.
-¡Quiero volver a la fiesta!
-Iremos a un lugar mejor - aseguré, aunque no tenía la más mínima idea a dónde ir.
-Estas borracho - pataleó .
-Si estuviera borracho ¿haría esto? -empecé a correr de arriba abajo. Mi mano inocentemente se posicionó en su redondo trasero y miré por encima para ver si hacia algo.
-¡Ezequiel!
Entre cerré los ojos y corrí mas rápido.
-Deja de decirme ezequiel.
-Estoy molesta contigo por eso te lo digo.
-Y yo estoy molesto por haber dicho mi nombre entero, nicole.
Bramó.
Rei vengativo.
-Quiero regresar.
-¿Para qué? - mascullé.
-Es la fiesta de tus amigos -negué -. ¿Vas a dejarlos botados? ¿Cómo me dejaste a mi?
Rodé los ojos.
-Eres mi novia.
-Tus amigos son importantes.
-Tu también lo eres - le recordé -, ¿si les aviso que me voy contigo aceptarías ir conmigo?
-Es su cumpleañ... -removí mi hombro -. A dónde vamos a ir.
-¿Aceptáis?
-Si me dices a dónde vamos.
-Si me dices que aceptas, te digo - resopló.
-¿Que vamos hacer allá? - comenzó a ceder. No contesté y me devolví hacia mi coche, caminando con mi mano tranquilamente posada en su nalga.
-¿Te dormiste?
-Auch - tosió -. ¡Me vas a sacar el hígado!
-Habla porque puedo durar toda la noche así -le digo mirando divertido mi mano en su nalguita. Segundo después apareció el manotazo. Rei a grandes carcajadas.
-Es que ...- masculló entre dientes y hago un impulso de correr -. ¡Está bien! Diles, diles.
-Me encanta hace tratos contigo moanita.
-Gafo.
Rei y mientras le escribía en el grupo de la mala influencia que nos retiramos de la fiesta.
-Ahora si me vas decir a dónde va...- la callé con un beso y las pagué a mi cuerpo. Sus labios estaban rígidos necios de besarme pero lentamente fueron correspondiendo, hasta fundirnos en un suave beso.
Mis manos apretaron su trasero y las suyas mi cabello. Los vellos de mi nuca se erizaron y cada partícula de mi ser vibró.
-Tu solo disfruta del viaje -digo entre cortado, sonriendo grandemente cepillando sus mejillas -. ¿Venga?
Accedió con un asentamiento.
-Conduce con cuidado -sonreí sobre su frente tras asentir con la cabeza -, y no me hagas cantar.
-Amo escucharte cantar y está noche cantaremos.
Abrió los ojos notablemente asustada.
-¿A-A dónde?
Lamí los labios y no respondí, abrí la puerta del coche y la inste a subir.
-No quiero cantar Zequi, me da pena y yo canto ho...- cierro la puerta y trato hasta el otro extremo. Di un leve vistazo alrededor sin poder retener mi sonrisa y me subi.
-¿Qué? -me hice le inocente, viendo su cara enfurruñada. Estiré mi brazo hasta aplastar su cara con mi mano y la empujé hacía atrás, me incliné para colocar el cinturón de seguridad y me quedé estético frente a su pechos.
Solté una risita maliciosa y me apoyé en ellos tal como hizo Tarzán con Jane. Su corazón era una máquina andante que me distrajo un momento hasta que sentí que tocó mi hombro.
Luego cambié de posiciones. Ahora ella está aplastada en mi pecho. Siendo testigo como mi corazón palpita tan rápido como el de ella.
-Es una casualidad que te llames Jane como la chica de Tarzán.
-Es Janette -corrigió - . Pero si es parecido. Muchos en mi colegio me lo decian y me echaban vaina.
Entrelacé nuestros dedos y fruncí las cejas.
-¿Vaina? - repetí -. Traductor por favor porque hasta donde se, vaina es donde se guarda la espada.
-Eso significa...
-Espera, espera - saqué rápidamente mi teléfono del suéter y coloqué la grabadora lista para escuchar su explicación -. Ahora sí.
Se le tiñeron las mejillas antes y se pronunciaron los hoyuelos.
-Eso quiere decir broma - asentí -, fastidio.
Le doy a grabar.
-Vaina significa broma o fastidio - terminé de grabar.
Suspiró.
-Cuando me vaya... Por favor no vayan.
-¿Cómo?
-Las despedidas no me gustan - confesó -. Son muy difíciles.
-Eso va a ser imposible.
-Trataré que me entiendan.
-Jul..
-Por favor Zequi -acunó mis mejillas -. Es horrible tener que despedir a tu familia. No tienes idea lo que se siente.
Negué.
-Por favor -suplicó.
-Bien -mascullé, con disimulo.
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