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Una sensación molesta y rasposa le impedía llegar a su objetivo; los dientes de la bragueta eran duros y ásperos, con la yema de sus dedos la abrió. Era la primera vez que hacía algo así en un recinto tan sagrado para él, la base.
Lo extrañaba. Habían pasado dos semanas desde el hecho, y algo había cambiado en él. Las imágenes de Sehun en sus primeros encuentros alimentó sus movimientos, friccionaba y apretaba en los lugares adecuados. Se vino con un alarido reprimido y se limpió con unos pañuelos húmedos. Sí, era algo mucho más urgente.
- ¿Dónde estás? - se repitió, otra vez.
Aún recordaba como la doctora Lee fue llevada a Corea; no había soportado la pérdida. La pobre mujer, o así quería verlo, comenzó a tener comportamientos extraños y muy peligrosos. Su ex-esposo exigió información sobre su hijo y ella amenazó con matarse; no hubo una respuesta comprensiva del otro lado. Una comitiva, y un comunicado especial, decidieron que ella debía abandonar la base y responder por sus actos. Y así se hizo.
Él por su parte no sé atrevió a contar nada, las consecuencias estaban sobre la mesa. Pero, como era de esperarse, no pudo estar tranquilo sabiendo que Sehun estaba allí, afuera, en algún lugar.
Se levantó, necesitaba beber un poco de agua y distraer su mente. Era increíble como la noche y el día eran similares en ese lugar, el salón estaba igual de abandonado durante el día y durante la noche.
Un sonido molesto y reiterativo llegó hasta él. Salió por la puerta de entrada y no se animó a avanzar por temor al terrible clima. Sin embargo, una sombra que se hacía familiar comenzó a correr en sentido contrario a la base, se aterró pero su corazón patio con esperanza y lo siguió.
Lejos de la base y sin el equipo adecuado, se arrepentía de correr tras un espejismo. Movió unos pocos pasos y se rindió; estaba condenado. La tierra de hielo comenzó a temblar y su músculos sin fuerza lo dejaron caer en las profundidades de las heladas aguas.
- Voy a morir. - pensó- Sehun...
La oscuridad se adueñó de todo y no esperó nada.
Abrió los ojos y deseó que fuera un sueño. Sehun lo miraba con confusión y sonrió cuando lo vio despertarse. Chanyeol quiso hablar y de su boca salieron múltiples burbujas que quedaban atrapadas en un techo de hielo.
- ¿Qué? - la burbujas no escaparon y Sehun sonrió.
- ¡Channie! - saltó sobre él.
- Sehun, ¿qué es...
- Eres como mamá y yo. - se alejó, mostrándose y causándole un problema a Chanyeol.
- ¿Yo? Pero...
- Se lo pedí a mami. Ella dijo que eres bueno.
- Tú... - me acerqué a él y lo besé con fuerza; necesitaba sentir. - No es un sueño... - Sehun me miró extrañado.
- No, aunque dormiste mucho. Mami dijo que yo también lo hice. Vamos, voy a mostrarte el lugar... aunque, es muy grande.
- No importa, tengo todo el tiempo del mundo. - besé sus labios y sonreí, él se alejó un poco y lo seguí.
Siempre lo hago y no me gusta que estén cerca de él. Los dientes afilados y la sangre asesina me sacan lo peor.
Deberían cuidarse de los espejismos y de las trampas mortales, también.
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