Inquietante preludio
Nota de la autora:
Para conocer algunas jergas peruanas, recomiendo leer las notas al pie de página.
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—Lo... lo dices... ¿lo dices en serio?
Aira no podía dar crédito a lo que sus oídos escuchaban. De pronto, sintió una profunda carga de adrenalina. Tenía ganas de correr y de saltar por toda la habitación. La luz del sol que entraba por la ventana le pareció más brillante que nunca. Todo en la vida ahora era más radiante, más hermoso y más vivo. Y todo gracias a la nueva visión que tenía al saber que hoy conocería, por fin, a aquel joven que invadía sus sueños y sus pensamientos, Rodrigo, quien, con solo un par de palabras la hacía chillar de emoción, a tal punto que no se pudo aguantar más cuando él le dijo ‹‹Sí, lo digo en serio››, para luego preguntarle si se encontraba bien cuando la escuchó gritar...
—Claro que me encuentro bien... —se apresuró en decir para luego volver a soltar otro chillido de felicidad.
—Entonces, ¿por qué estás gritando? —le preguntó Rodrigo muy preocupado.
—¿Eh?
—Pareciera que te hubieras golpeado o caído...
—No, nada que ver —habló Aira echándose en su cama y abriendo los brazos. Tenía unas ganas inmensas de abrazar a alguien, ya sea a Rodrigo o a su hermanito menor, para así descargar toda la felicidad que la embargaba. Como no pudo hacerlo, optó por soltar otro chillido de alegría, que solo provocó que su interlocutor se preocupara nuevamente.
—¿En serio todo está bien? —volvió a preguntar.
Aira no pudo evitar soltar una amplia sonrisa al imaginarse el rostro de Rodrigo al preguntarle aquello. El solo escucharlo tan preocupado hacía que dentro de sí las mariposas que sentía cada vez que hablaba con él se pronunciaran más. ¡Esta preocupación sincera por ella era una de las cosas que más le gustaban de él!
Se moría de ganas de observarlo a los ojos cuando le hiciera la pregunta que siempre solía decirle en el chat. Sólo podía habérselo imaginado hasta hoy. Había soñado despierta y dormida decenas de veces con su rostro. Y ahora, estaba a pocas horas de poder de verlo... Estaba a pocas horas de concretar esas ansías locas que tenía de conocerlo... Estaba a pocas horas de ver si el joven de rostro amable que habitaba en sus sueños coincidía con el Rodrigo real, de carne y hueso, quien volvía a insistirle en el teléfono si de verdad todo estaba bien con ella...
—Que estoy bien... —atinó a decir con paciencia. Lo normal hubiera sido que se cansara un poco de la insistencia de Rodrigo y soltara cualquier broma. Pero con lo feliz que estaba, hasta se daba el lujo de mostrar una virtud que no la solía acompañar, tal y como lo demostraría a continuación.
—¿En serio?
—En serio. —Respiró profundamente—. Si quieres, te mando una foto mía para que creas que estoy bien. Aunque...
—¿Sí?
Con una gran idea rondándole el rostro y una sonrisa más amplia que nunca, Aira no vaciló en hablar:
—Estaba pensando en que mejor por qué no me la mandas tú primero.
—¿Eh?
—Claro, sino... ¿cómo voy a saber quién eres cuando llegue a Plaza San Miguel? Hay mucha gente ahí y podríamos perdernos, ¿no crees?
—Bueno... —Hubo una breve pausa que a Aira le pareció una eternidad. Estaba temerosa de que Rodrigo se negara a su petición. Pensó que lo mejor entonces sería cambiar el tema apelando a cualquier broma, pero cuando iba a hablar, Rodrigo la sorprendió—. ¡Tienes razón! Déjame buscar una de mi Facebook personal y te la mando ahora...
Al escuchar lo que le decía, la emoción no cabía en el pecho de Aira, tanto que sintió que le dolía. Los latidos de su corazón eran más nítidos que nunca, retumbando en los oídos y provocándole que solo diera vueltas alrededor de su cama.
Sin darse cuenta, soltó otro chillido que provocó que Rodrigo se preocupara nuevamente por ella.
—Estoy bien, no te preocupes —habló la muchacha—. Estoy bien... MUYYY, PERO MUY BIEEEN. Cambiando a otro tema, ¡MÁNDAME TU FOTO YA!
—Ok.
—Yo espero —se apresuró en decir, para luego de seguir dando pequeñas vueltas en la cama mientras observaba como obsesa su celular, esperando a que Rodrigo le enviara la foto. Como esta no llegaba en los pocos segundos que había pasado desde su espera, se apresuró en decir—. ¿Qué pasó? ¿No decías que ibas a enviarme tu foto?
—¿Eh? ¡Espera! Que no ha pasado ni cinco minutos... Estoy buscando entre las fotos de mi facebook personal
—¿Estás demorando porque quieres escoger la foto en la que salgas más "chenchual"? —dijo casi muriéndose de risa. El solo imaginarse a Rodrigo en esa situación, le provocó que casi se cayera de su cama.
—¿"Chenchual"? —Rodrigo no sabía a qué se refería. Luego recordó que así se refería Aira a la palabra "sensual" en sus conversaciones de chat—. ¿También hablas así de mal por teléfono?
—¡Pues claro! ¿Acaso crees que uso esa palabra solo en el chat?
—Pensé que solo lo hacías para molestarme... Hablas mal...
—Oh, vamos. No empieces, Poetín, tin tin. ¡Relax!
—¿Relax?
—¡Claro, 'pe, "causita(1)"! —comenzó a hablar Aira a propósito—. Siempre tan formalito tú. ¿Cuál es tu cau cau(2)?
—¿Cau cau? ¿Te refieres a la comida? No me gusta ese platillo...
—No, 'pe. Me refiero a cuál es tu cau cau, 'pe. Cuál es tu problema, 'pe, "cuñao"
Le pareció escuchar un breve resoplido a través del teléfono. Se imaginó a Rodrigo meneando la cabeza y levantando la mirada al cielo, como rogando por su alma para fuera admitida a pesar de sus jergas. Al igual que en el chat, ella solía usar lenguaje coloquial, pero ahora exageraba recordando a cómo hablaba Xico y su grupo de amigos.
Como Rodrigo no le contestaba, decidió seguirle fastidiando más.
—¿Qué pasa, "choche(3)"? Parece que te comieron la lengua...
Ya no pudo continuar seguir hablando más. Cuando menos se lo esperaba, su teléfono le avisó que tenía un mensaje. Esto bastó para que todo el relajo que tenía minutos antes desapareciera y Aira se levantara de su cama. ¿Sería posible que Rodrigo ya le hubiera enviado su foto?
Antes de poder abrir su servicio de mensajería, con las manos temblándole de la emoción junto con las mariposas que amenazaban con enviarle al hospital de tanto estrujar su estómago, el muchacho confirmaría sus sospechas:
—Ya te envié la foto. —Aira sintió un nudo en la garganta que le imposibilitaba pasar saliva—. Me estaba demorando porque no tengo muchas fotos en mi facebook. Quería tomarme una, pero no creo que haya mucha diferencia—. La joven experimentó que sus piernas le flaqueaban, así que optó por sentarse en su cama—. Esta que te he enviado es la foto más actual que tengo. Aunque ahora me ha crecido un poco el pelo desde que me la tomé y...
Ya no escuchó más. En menos de un santiamén, y aunque sus manos le temblaban, digitó un par de botones y lo que aparecía en su pantalla de teléfono la dejó sin habla...
Lo que tenía frente a ella parecía ser una foto de un DNI o carné. El joven tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha. Vestía una camisa blanca y un chaleco crema. Su estilo de ropa podía clasificarse como formal, tal y como ella se lo había imaginado. De facciones varoniles y de expresión seria, a Aira le pareció que era, incluso, mucho más guapo de lo que había pensado. Pero lo que la terminó por dejar embobada eran sus grandes ojos verdes.
Aquellos eran grandes y brillantes. Ella pensó que eran los ojos más preciosos que alguna vez hubiera visto en su vida. Y si bien se parecían a la imagen cortada de ojos que Rodrigo tenía como avatar en su Facebook y en Wattpad, al ahora verlos en el rostro al cual pertenecían, era como si el rompecabezas mental que había armado en su cabeza fuera completado, por fin, de una manera tan sublime que Aira solo pudo sentirse, más que nunca, atraída por ese chico.
Esos grandes y brillantes ojos, que se habían interesado en Aira al leer sus más íntimos poemas, a diferencia de cientos de usuarios que también los habían leído, pero que no habían puesto la mayor atención en ella, cambiándole la vida por completo... Esos grandes y brillantes ojos, que le parecían destilar un aura de bondad y de energía sin igual, y que provocaba que todos los vellos se le erizaran por la atracción que sentía por su dueño... Esos grandes y brillantes ojos, que observaban fijamente a la cámara y que parecían contemplarla a ella, a su alma y a su corazón, provocando que este alcanzara un récord Guiness de palplitación...
—¿Te ocurre algo malo? —habló Rodrigo.
—¿Ah?
—Digo si te ocurre algo malo. Como enmudeciste de pronto. No sé... ¿No te gustó la foto o qué? Sé sincera, por favor.
Aira esbozó una pequeña sonrisa. Luego exhaló fuertemente. Sentía que sus mejillas estaban acaloradas a la vez que todavía le era imposible controlar el temblor involuntario en sus manos.
—¡Wow! —pudo finalmente decir para calmar la espera inquietante de Rodrigo.
—¿Wow?
—S... sí. ¡Wow!
—¿Y eso qué quiere decir? —preguntó ansioso el muchacho.
—¿Cómo que qué quiere decir? ¿Acaso no lo sabes? No me digas que un estudiante universitario no sabe el significado de "Wow".
—Claro que lo sé —habló Rodrigo un poco ofendido—. Puede implicar sorpresa, pero no sé si para bien o para mal. ¿Fue una mala acaso?
—No, ¿cómo crees? —dijo Aira negando con la cabeza—. Me gustó tu foto, Poetín...
—¿En serio?
—En serio —contestó Aira asintiendo con la cabeza varias veces, como imaginándose a Rodrigo frente a ella.
—Me alegro mucho. —Pudo escuchar un timbre que se escuchaba al otro lado del teléfono—. Espérame un momento... Parece ser que alguien ha venido.
Luego de breves minutos, en los que a Aira le pareció escuchar una conversación entre Rodrigo y quien parecía ser un compañero de la universidad hablando sobre un trabajo grupal, el joven volvió a hablar con ella:
—¡Discúlpame por la espera!
—No hay problema.
—Me había olvidado de que había quedado con unos amigos en reunirnos para hacer un trabajo hoy en la tarde...
‹‹¡Genial!››, pensó Aira a la vez que sentía que una espina se le clavaba profundamente en su corazón.
Rodrigo seguía excusándose de que ese día debía reunirse a las cuatro de la tarde con unos compañeros para planificar la entrega del trabajo final antes de una materia, pero Aira ya no quiso prestar atención a sus disculpas. Sólo se repetía en su mente ‹‹¡Era demasiado bonito para ser real!››, para luego hablar en voz alta lo que sus pensamientos le dictaban:
—¡ERES UN HUEVÓN!
—¿Eh?
— No podía creer en tus palabras....
—¿De qué estás hablando? —La voz de Rodrigo era más adusta y grave que nunca.
—Sabía que me dejarías plantada... —Aira dijo con la voz entrecortada. Las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos, pero se contuvo. Su orgullo no le permitía mostrarse débil ante quien creía que la estaba ninguneando—. ¡Lo sabía!
—Pero, ¿de qué hablas? ¿Quién te va a dejar plantada?
—Tú, pues. ¿Quién más? Me estás metiendo un "cuentazo" de que tienes una reunión con tus amigos por un trabajo y...
—¡Espera!
—Sí, claro. Ahora trata de justificarte bien, huevón...
—¡Hey! Te estaba diciendo lo de mi trabajo grupal porque no nos vamos a poder reunir a las 5:30 pm como tenía pensado. Sino mejor a las 6:30 pm.
—¿Ah?
—Sí, a esa hora voy a estar libre. De la universidad me pasaré por ahí. ¿Te parece bien?
—Síiiiii, me parece genial — habló Aira con una sensación de profundo alivio. Y se sintió culpable de haber juzgado a Rodrigo antes de tiempo.
—Bien. Y... ¿podemos vernos en el Starbucks de Plaza San Miguel? Como me voy a pasar de la universidad, estaré avanzando unas cosas de mi trabajo y quiero llevar mi laptop, así que...
Aira asintió la cabeza miles de veces. Rodrigo podía atrasar la hora de su encuentro, podía cambiar el lugar de ello, podía llevar su laptop, ¡podía hacer todo lo que quisiera! Por la gran felicidad que le producía y le cabía en su pecho, le permitía hacer todo lo que deseara.
—Genial. Entonces, discúlpame que ahora te corte, pero debo salir a hacer unas cosas y ya luego nos vemos en donde quedamos, ¿ok?
—Ok... —dijo Aira obedientemente. Pero, antes de poder despedirse, una duda se le cruzó por la mente—. ¡Espera!
—¿Sí?
—¿Cómo...? ¿Cómo me reconocerás? No tengo ahora ninguna foto en mi celular para enviarte...
—Oh, eso. Pues... —Hizo una breve pausa—. Tú ya me conoces por foto, ¿sí?
—Así es...
—Como te dije, no he cambiado mucho desde que me tomé esa foto. Será fácil que me reconozcas. Y puedes ubicarme en una mesa cualquiera. Llegaré antes de lo indicado porque iré avanzando mi trabajo con mi laptop... y te estaré esperando. ¿Te parece bien?
La joven sintió un estrujón en su estómago. ¡Rodrigo estaría esperando antes por ella! ¿No podía ser más maravilloso o sí?
—Es... está bien —dijo antes de tragar saliva.
—Ok. Te estaré esperando.
—Bien...
—Bueno, nos encontramos a las 6:30 pm, ¿ok?
—Ok.
—Nos vemos.
—"Chau" —dijo Aira tristemente al tiempo que se quedó pegada al teléfono, experimentando un gran vacío de tristeza en su estómago cuando escuchó el clic de cortar la llamada.
Quería seguir escuchando la voz cantarina y cálida de Rodrigo... Quería seguir sintiendo la felicidad de saberse conectada a través del hilo telefónico... Quería seguir experimentando la sintonía de ambos en sus sentimientos... Pero, cuando se dio cuenta, faltaban solo seis horas para poder ver en persona a aquel joven que invadía sus sueños y pensamientos, día y noche.
Gotas de sudor bañaron sus sienes, a la vez que una sensación de ahogamiento comenzó a invadirla. Soltó el celular al suelo, a la vez que se agarró el pecho derecho para aliviar el dolor que sentía debido a que le parecía que su corazón se saldría de su caja torácica.
¡Por fin vería a Rodrigo! Sí, lo haría... pero, el solo dejarse llevar por sus impulsos la hizo darse cuenta de que era muy tarde para remediar las consecuencias de ello... ¿O no lo era?
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(1) Causita: amigo
(2) Cau cau: Es un plato típico peruano. Cuando se usa la frase "¿Cuál es tu cau cau?" se refiere a "¿Cuál es tu problema?".
(3) Choche: amigo
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