Desvelado

Después de dos minutos intentando calmarme y respirar medianamente normal, llega Slenderman, quién de repente me pone boca abajo y me da masajes circulares entre los omóplatos.

—Perdona por esto —Dijo Slenderman mientras sentía cómo algo se incrustaba en mi espalda.

De repente pude respirar un poco mejor.

Él seguía haciéndome masajes hasta que mis pulmones accedieron a recoger todo el aire que hace unas horas no podía.

—¿Te sientes mejor? —Preguntó.

—Sí —Musité —¿Qué era eso?

El susodicho carraspeó.

—Tuve que inyectarte una dosis de... ¿Cómo decirlo para que lo comprendas? Digamos que eso hace que abras los pulmones y tengas más espacio a la hora de respirar.

—Ah...

Nos quedamos callados por unos segundos, nadie se atrevía a hablar.

Slenderman aún tenía su palma en mi espalda.

—Perdonad por interrumpir este hermoso silencio pero, me gustaría inspeccionar a la chica —Dijo una voz desconocida.

—Claro —Respondió el ser alto y quitó su mano de mi espalda. Se sentía fría ahora.

Giro mi cabeza para observar de quién se trataba.

Me asusté, puesto que era un personaje bastante parecido a Slenderman.

Tenía traje, como él, pero en este caso estaba lleno de cintas de colores, en su cabeza llevaba un fino sombrero. La diferencia era que él si tenía atributos faciales, dos ojos negros y una boca.

—¿Cómo te sientes ahora, katrina? —Pregunta alegre.

Hice una mueca al escuchar mi nombre mal dicho.

—Soy Katherine, no Katrina —Corregí.

Él se acercó a mí y me escrutó con su mirada.

—No estás tan pálida como mi hermano me hizo creer. Quizás sea por el medicamento —Dijo y sonrió.

¿Hermano? ¿Slenderman tiene un hermano?

—Entonces, eso es bueno, ¿No? —Preguntó Slenderman.

—Tampoco es para tirar cohetes, pero es un avance. Tiene que estar en vigilancia por veinticuatro horas y bajo ninguna circunstancia tiene que levantarse de su cama —Replicó el hermano de Slenderman.

¿Veinticuatro horas sin levantarme? Me quieren matar...

—De acuerdo —Respondió Slenderman.

Su hermano me dió una rápida mirada, sonrió y observó a Slenderman.

—Es más guapa que como me la describiste, hermano —Respondió y le guiñó un ojo.

Me sonrojé ante sus palabras. Menos mal que nadie me estaba observando ahora.

Slenderman suspiró y echó a su hermano de su cuarto.

—Deberias saludar a los demás, llevas mucho sin venir —Respondió y cerró la puerta, para luego fijarse en mí.

—¿Te sientes mejor, entonces? —Pregunta mientras se acerca a mí.

—Sí, almenos ahora puedo respirar normal—Respondí y sonreí—¿Realmente él es tu hermano? —Pregunté un poco tímida.

Slenderman se cruzó de brazos.

—Es mi hermano mayor. Se llama Splendorman. A veces parece que es el pequeño, pero por su personalidad y su estilo diría yo —Explicó.

Yo estaba con la boca abierta, asintiendo a todo lo que él decía.

—Realmente, creía que era menor que tú —Respondí y me acomodé mejor para observarle con más facilidad.

—Deberías dormir un poco, ya es muy tarde. Te avisaré cuando la cena esté lista y comerás aquí —Dijo y se fue.

La verdad es que no tenía sueño, así que comencé a darle vueltas a la cabeza a todo lo que ha ocurrido en poco tiempo. ¿Cómo es que no vi ninguna serpiente ni sentí ninguna picadura? ¿Realmente son tan rápidas? Por su culpa ahora estoy aquí sin poder moverme. ¿Cómo puedo ser tan estúpida? No, las serpientes son estúpidas.

Estúpidas serpientes.

...

Finalmente Slenderman me llevó la cena y éste decidió ir a comerla conmigo ya que no quería que comiese sola.

Sus palabras hicieron un efecto raro en mi, que me gustaba y a la vez no.

La cena fue tranquila, Slenderman y yo habíamos hablado de temas triviales, nada fuera de lo común, como siempre y una vez que nos habíamos terminado nuestro plato, había hecho su aparición Sprendorman, que hizo que mi acompañante se fuese, dejándonos solos para ver si me encontraba bien.

—¿No has sentido más presión? —Preguntó el "señor alegre", pues siempre se veía contento desde que le ví.

—No, todo va normal —Respondí sincera.

—Eso está muy bien —Sonrió de nuevo, quitó su vista en mí e inspeccionó la habitación —¿La compartes con mi hermano? —Dijo apuntando a la cama.

Me sonrojé.

—No, no, él saca un colchón que hay aquí debajo... Nosotros no dormimos juntos —Me apresuré a decir.

—Oh, pero si te has sonrojado ¡Qué mona! —Exclamó— Pero no te preocupes, no es algo de que avergonzarse... Slenderman no es caracterizado por mostrar su lado bueno y, contigo lo hace por lo que veo. Hace tiempo que no le veía preocupado por alguien que no sea algún chico de la cabaña o, incluso por él mismo. Slenderman no suele visitarme, no le gusta mi compañía, así que, que lo hiciese para salvarte, a tí; una simple humana, me sorprende la verdad —Respondió.

No sabía que decir.

—¿A qué te refieres con eso de simple humana? —Pregunté asustada.

Me observó cómo si fuese tonta.

—Creo que te habrás dado cuenta que no eres como nosotros —Asentí— Por lo tanto no deberías de ser... parte de nosotros. Nosotros odiamos a los humanos.

Esa última frase me dejó en shock, algo se activó dentro de mi.

—¿Nos... Odiais? —Pregunté incrédula.

—Te explico, nosotros antes vivíamos en vuestra dimensión, pero las cosas fueron muy difíciles, ellos nos tenían miedo al ver que éramos diferentes al resto, creíamos que con el tiempo se acostumbrarían pero eso no llegó a suceder, así que como si fuéramos animales, comenzamos a vivir en el campo que estaba pegado a la ciudad. Los niños jugaban con nosotros, eran nuestra única compañía, ellos no nos tenían miedo ni tampoco eran prejuiciosos por lo que no era difícil que nos adaptasemos pronto a estar con ellos —Tan pronto como se le iluminó la mirada, se le ensombreció— Pero aquella diversión acabó pronto puesto que los padres de aquellos niños la enterarse de aquello, comenzaron a propagar historias falsas a sus hijos sobre nosotros; que si éramos criminales, que si éramos asesinos... Aquello causó un revuelo entre los más jóvenes y cada vez menos niños nos visitaban por lo que nos dimos por vencido y decidimos crear un portal en el que nadie, absolutamente ningún humano pudiese entrar. O eso creíamos hasta que llegaste tú —Respondió.

Era una historia realmente triste, no sabía todo aquello por lo que se sometieron estos seres "inhumanos" que resultaban ser más humanos por dentro que cualquier humano del mundo exterior.

—Lo siento... No sé qué decir, no sabía...

—Tranquila, veo que no eres como los demás, tú no nos has juzgado. Quizás por eso Slenderman te tenga aprecio —Dijo y me guiñó un ojo.

Me sonrojé otra vez e intenté tapar mi cara con mi pelo para que no se percatase.

—Bueno... Gracias de todas formas, por todo —Respondí tímida.

—Agradezco mucho tus palabras pero, creo que deberías agradecerle un poco a Slenderman también, al fin y al cabo el fue quien me buscó —Respondió y se fue de la habitación.

Slenderman y su hermano intercambiaron un par de palabras que no pude escuchar hasta que el susodicho entró a la habitación.

—¿Quieres que te traiga algo antes de irte a dormir? —Preguntó.

Sonreí.

—No, gracias. Estoy bien así —Respondí y se fue hacia la puerta de nuevo —Espera...

Slenderman me observó mientras tenía su mano puesta en el pomo de la puerta.

Quería agradecerle y darle un abrazo, pero, mi boca por alguna razón no quería hablar y me sentí paralizada.

—Nada... buenas noches —Respondí finalmente y me insulté mentalmente.

—Buenas... Noches Katherine —Dijo un poco extrañado —Recuerda, no te levantes de la cama por nada en el mundo, llámame si necesitas algo —Respondió y se fue.

De alguna forma sus palabras me hicieron sentir mejor.

...

Estaba durmiendo tranquilamente hasta que unos ruidos me despertaron.

Abrí los ojos y ví una tenue luz que salía por debajo de la puerta. Se escuchaban voces pero no podía adivinar qué decían.

A los pocos minutos me percaté que eran Slenderman y Splendorman. De repente la duda me sobresaltó y quise escuchar mejor qué era lo que estuviesen hablando.

Cómo idiota que soy hago lo que menos debería hacer: levantarme y escuchar una conversación ajena.

Cuando estuve de pie mi cabeza comenzó a doler un poco, pero le resté importancia puesto que, me decía a mi misma mentalmente que solo escucharía un poco y me iría rápido a la cama de nuevo.

Cuando estaba cerca de la puerta me apoyé en el escritorio para no maerarme y pegué mi oído a la pared.

—No podemos dejar que se den cuenta —Dijo Splendorman.

—De momento está bien, confía en mí —Dijo está vez Slenderman.

—Ella ahora está débil y ellos lo saben. He estado buscando por la zona y solo les siento pero no puedo verles, son más listos de lo que creemos. Seguramente al no saber dónde estáis ha esparcido serpientes para debilitar a alguno de ustedes y ser más fácil a la hora de atraparos, pero es a Katrina a quien cazó —Respondió el señor feliz.

—Es Katherine, no Katrina. Además, ¿Crees que no lo sé? Todo se nos está llendo de las manos, le dije que no saliese pero no me hizo caso y ahora, no sé si todo saldrá bien pero haré lo imposible para que no pase nada y pueda ocultar a todos —Respondió Slenderman.

De repente no pude escuchar más, porque mi mente estaba dando vueltas a toda esta desagradable discusión. ¿Ellos? ¿Serpientes? ¿Atraparnos? ¿Que quería decir todo esto? ¿Que nos está ocultando Slenderman? Y lo peor, Saber que por mi culpa ahora estaban en el punto de mira. Ahora entendía el por qué de tenerme encerrada pero soy una idiota y no le escucho, ahora no solo puse mi vida en peligro sino la de todos ellos también y solo porque quería salir un rato de esta cabaña. ¿Ahora que puedo hacer? Sentirme una idiota e inútil. Eso es lo único que puedo hacer...

Cerré mi mano en un puño y quise estamparlo en la pared pero, sabía que eso no ayudaría.

De repente mi cabeza empieza a doler y mi cuerpo se debilita. Me caigo y en un intento de sostenerme con el escritorio, lo que hago es que arrastro una figura que cae conmigo al suelo y se rompe en pedazos haciendo un fuerte estruendo en la habitación.

No tarda en hacerse presente Splendorman y su hermano menor, que al verme en el suelo, me agarra me lleva a la cama.

Mi cabeza dolía a horrores y no sabía si podía soportarlo más.

Splendorman se apresura, le da a Slenderman una jeringuilla y hace el mismo proceso que por la tarde solo que esta vez, fue en el brazo.

Slenderman le dijo a Splendorman se vigilase el lugar y entendía el por qué; yo estaba más débil de nuevo y eso no era bueno a la hora de ocultarme.

Slenderman seguía a mi lado y abrí los ojos cuando el dolor cesó un poco.

—¿Te encuentras mejor? —Preguntó Slenderman.

—Si —Respondí débil por culpa de un nudo en la garganta que se estaba haciendo presente.

—Te dije que no te movieses, que me llamases si necesitabas algo —Respondió intentando parecer sereno pero yo sabía que ocultaba una gran bronca que nunca llegaría.

—No quería... No quería molestarte —Respondí aún débil.

—Me importa una mierda si me molestas, te he dicho que me llamases, pase lo que pase —Dijo esta vez con un tono un poco más alto.

—Perdón —Respondí sin mirarle.

Slenderman se levantó.

—La próxima vez me avisas, no quiero que te levantes más, ¿Entendido? —Preguntó.

Asentí con la cabeza.

Slenderman me dio la espalda, directo para irse por la puerta pero no quería estar sola, estaba aterrada, tanta información, tanto dolor... Tan solo quería sentirme un poco más segura.

Agarré su mano y tiré de él.

Puse mis brazos alrededor de su cuello para formar un abrazo y las lágrimas no tardaron en aparecer.

—Perdón por ser tan inútil, sé que no hago nada bien pero no era mi intención que todo esto pasase, de verdad —Respondí a mitad del llanto mientras comenzaba a hipar.

Slenderman me abraza con más fuerza y de repente me siento mejor, pero no ayudaba a calmar mi llanto.

Empieza a acariciarme el cabello mientras comienza a hablarme:

—Tranquila, no pasa nada, estas cosas no suelen elegirlas nadie, solo pasan porque... Deben de pasar —Respondió realmente preocupado, pero haciéndome sentir mejor.

—No deberías de cargar conmigo de esta forma, al fin y al cabo, no... No soy como ustedes —Respondí con mi respiración un poco más calmada.

De repente Slenderman deja de acariciarme el pelo y todo queda en silencio.

Deshace el abrazo y me observa extrañado.

—¿De qué hablas?

—Tu hermano me lo ha contado todo, deberías de odiarme, lo sé —Respondí aún con lágrimas.

Mi compañero maldice por lo bajo.

—Está bien... Si que odiamos a los humanos, pero eso no significa que odiemos a todos —Respondió secándome las lágrimas y ese gesto hizo que mi llanto se disipa se y mi corazón corra con más fuerza aún.

No sé en qué momento estábamos tan cerca, pero ninguno pusimos alguna queja. Mis manos, por inercia se enredaron en su cuello para atraerlo más a mí, él me agarró por la cintura y acercó su rostro a mío hasta que sus labios rozaron los míos.

No podía creer que esto estuviese ocurriendo en este momento.

Comencé a presionar con más fuerza sus labios pero él fue el que dio el primer paso y lo profundizó.

Pasé de sentirme en la mierda a llegar a tocar el cielo con mis manos.

Lastimosamente nos quedamos sin oxígeno y nuestro beso tuvo que finalizar. Apoyé mi frente en la suya por un buen rato, con mis ojos aún cerrados.

Quería repetir aquel beso, pero justo alguien llama a la puerta y Slenderman se separa de mí.

Splendorman entra en la habitación, se queda mirando un poco dubitativo nuestras caras y le dice a Slenderman que todo se encuentra en calma.

Casi nos pilla.

...

Podéis insultarme de todas las maneras posibles, no pasa nada, lo comprendo. Soy la peor escritora del mundo.

Este capitulo es extra largo; es como si fueran dos capítulos solo para arreglar el desastre que cometí por no haber hecho lo que les prometí.

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