• Pasado Olvidado ¿O no? •
Siempre una mitad y
nunca un todo.
Te has empezado a
sentir como mi hogar.
The Fray - Look after you
[•••]
-No es cierto.
-Sí, y no dejabas de babear en su hombro. Fue tan vergonzoso, por poco y le roncabas en la cara.
-No es la gran cosa, tampoco quería darle una buena impresión -fingió desinterés mientras alisaba su camisa con las palmas de sus manos.
-Considerando que es la segunda vez que te trae a casa babeando en su chaqueta y oliendo a vomito y alcohol.
-¡Song MinGi! -reprendió el peligris, ya cansado de su constante humillación.
-Trata de ignorarlo. Estaba dormido cuando llegaron.
Yunho no pudo evitar una sonrisa ante el acto de burla de su "casi novio". Suele ser infantil estando cómodo con las personas que lo rodean. MinGi sacó la lengua mientras huía a esconderse tras su espalda.
La noche anterior, Jeong YunHo habría observado la televisión durante horas, encontrando insignificantes los canales que pasaban por sobre otros.
No le entretenían ni en lo más mínimo. Era ridículamente aburrido sentarse frente al sofá a observar cualquier tipo de programa.
Pensaba aquello hasta que el chico de voz extremadamente sexy lo animó a mirar juntos una de sus caricaturas favoritas.
Le había dolido tanto las mejillas de lo divertido y tierno que resultaba ver a MinGi imitar a los pequeños dibujos, de la sonrisa que conllevaba a las carcajadas y las quejas del contrario cada vez que YunHo le robaba uno que otro beso.
Horas después, MinGi había cedido en su constante lucha contra el sueño, su cabeza reposaba sobre el regazo del contrario. No culpaba a las caricaturas, el culpable era YunHo y sus delicadas caricias sobre su enredadizo cabello.
Con MinGi adormecido en sus propios sueños, no tenía por qué mirar más la caricatura, debía apagar la televisión y llevar al menor a dormir a su habitación. Se sorprendió viendose a si mismo disfrutando de la caricatura y riendo levemente mientras algo gracioso le pasaba a los personajes principales, las caricias no cesaron. Aquello se sentía tan cómodo, tan cálido como un hogar... Y hubiera visto por horas la televisión de no ser por los dos cuerpos colándose en la entrada.
"Se te está haciendo costumbre" fue lo único que dijo. Pensó que nunca volvería a ver a SeongHwa en la propiedad de HongJoong, mucho menos al peligris junto a él... o en sus brazos.
-Tengo suerte de no llevar esta clase contigo -comentó HongJoong mientras se despedía del alto con una mano al aire -Pierdete, tampoco quiero verte en el receso.
-Pero...
-Vendré a verte para el receso -se apresuró a decir el mayor -Ahora ve, se te hizo tarde desayunando.
Ambos chicos se perdieron entre el gentío de adolescentes que corrían apresurados por no perder su primera clase.
[•••]
Las horas eran extremadamente lentas, el reloj en la pared tardaba una eternidad en cambiar de minutero, y el aburrimiento en las voz de la maestra le generaba un pesar en los ojos.
Su clase de química tardaba tanto en terminar, que cuando lo hizo, se sorprendió de encontrarse así mismo dormido sobre su cuaderno.
Le vendría bien un poco de agua sobre el rostro. Sii aquello no lo despertaba, dudaba que lo hiciera algo más. Con un poco de energía acumulada, arrastró los pies hasta el baño, se detuvo frente al lavabo y miró su reflejo sobre el espejo salpicado con gotas de agua.
"Me veo de la mierda" Y no era para tanto, pero tenía una marca rojiza que de pocos se convertía en morada, adornando parte de su clavícula. Su cabello cubría sus ojos en mechones despeinados y ¿tenía una herida en el labio? Recordaba poco casi nada de lo sucedido anoche, había bebido de más, ¿qué actos había cometido bajo el efecto del alcohol?
-¡Hey, pequeño marica! -¿Qué diablos...?
Observó como uno de sus compañeros de clase se acercaba más de lo normal, dos más lo acompañaban mientras que otro se dedicaba a inspeccionar con la mirada.
-Cuida tus palabras, no eres tan idiota como para meterte con alguien que no conoces -continuó lavando sus manos intentando parecer menos nervioso de lo que estaba.
Bien, solo rodealos y vete. Rodealos y...
-No he terminado contigo -continuó hablando. Una mano se posó sobre su brazo halando de él hacia el lavabo.
-Ni siquiera te conozco, imbécil -protestó. HongJoong trataba de soltar su agarre, pero le fue imposible al tener a dos chicos mas sosteniendole los brazos.
-¿Cómo aquel cuerpecito soporta tanta rebeldía? -presionó la mandíbula del contrario y obligó a cruzar ambas miradas.
Tardó un poco en reconocer su rostro, pero aquella voz fue difícil de confundir. Mierda.
-¿La pasaste bien anoche? ¿Restregandote en la entrepierna de otro hombre? -Mierda.
-No creo que lo recuerde, solo mira su rostro -el hombre a su izquierda soltó una carcajada de burla -Dejemos que lo vea con sus propios ojos.
Más mierda.
Su amigo de la infancia sacó el teléfono de su bolsillo, tecleo algo irreconocible y colocó la pantalla frente a sus ojos.
El video duraba no más de ocho segundos, segundos en los que HongJoong se nota claramente como besa, de una manera poco ética, la boca de quien supone es Seonghwa, casi insatisfecho, sus manos vagan debajo de la camiseta del contrario. La música cambia y este permanece enredado a su cuerpo como un koala.
-¿Qué crees que pase si hago lo mismo que tú hiciste hace un par de años? -ladeó una sonrisa desprolija de gracia.
-Fue tú culpa por enamorarte de... -no logró terminar la frase, una mano impactó sobre su mejilla dejando un ardor leve sobre su piel.
-Creí que eras homofóbico, pero te andas restregando contra hombres como una puta necesitada -más risas.
Estaba a punto de responderle, pero otro golpe impactó en su mejilla, esta vez más doloroso que el anterior.
No era su culpa creer que el amor entre dos chicos era pecado, eran sus pensamientos de hace tres años. Pensaba que era asqueroso ver como dos hombres mostraban su cariño, porque en primer lugar, no debían tener más cariño que el de amigos. A decir verdad, no lo creía del tanto, pero aquello se lo repetían como pan de cada día. No culpaba a la mujer encargada de él cuando su madre viajó al extranjero, tampoco a su fe inquebrantable por la iglesia. Mucho menos al hijo de la mujer de fe ciega, quien salía con otro muchacho en su escuela.
No iba a decírselo, no iba hacerlo de no ser por la conversación que escuchó a escondidas. "Finge un poco más ser su amigo" "Es muy molesto, tan presumido y entrometido" "Su madre te pagará la beca en la misma universidad que vaya él, solo finge un poco más"
-Me divertí tanto ese día. Tu madre no dejaba de preguntarme por su nombre, la pobre pensó que aquel chico era el causante de tus pecados -su risa se calificaría como la de alguien sin cordura, y de seguro no la tenía.
Lo siguiente fueron golpe tras golpe, uno más doloroso que el anterior. Sintió un hilillo de sangre resbalar de su nariz ¿Tan débil era? Sus costillas quemaban cada vez que hacía esfuerzo por tomar bocanadas de aire. Y el peso de las comidas que lograba saltarse recayó en lo débil que resultaron sus piernas.
-Escuché que... sus padres lo obligaron a ir a misa cada fin de semana -suspiró -Inclusó consiguió... novia.
El tiempo y el espacio se mezclaron entre sí, en segundos pasó de ser retenido de ambos brazos a ser acorralado sobre el suelo. Más de una patada impactaban en su espalda, un par de puños golpeaba su estómago mientras que un flash le dificultaba observar a su alrededor.
Creía que se iba a quedar inconsciente, creía que el ardor en sus pulmones cederían al sueño, y que por fin el dolor se iría.
-No es hora de dormir -consiguió escuchar antes de ser sorprendido con agua fría sobre su rostro. Si antes no podía respirar, ahora era peor.
-Es turno de divertirme -aquella voz de nuevo.
-Y qué harás, ¿me golpearas cada vez que te de la gana? Me importa una mierda. ¿Filtraras el video? Me sigue importando una mierda.
-Quizá no ahora, pero sé cuál es tu debilidad -agitó el móvil en su mano e hizo ademán con su cabeza -Cuida tus espaldas, pequeño marica.
-No soy distinto a ti -suspiro, un último golpe impactó en su mandíbula.
Casi como fantasmas, uno por uno desaparecieron de la estancia sin dejar nada más que sangre y moratones en su cuerpo afligido.
Un último esfuerzo, debía hacer un último esfuerzo por levantarse. La siguiente clase estaba por empezar, el receso había culminado y, probablemente, ya no se encuentre nadie en los pasillos. Y fue tal como lo imaginó. Salió del baño, arrastrando una pierna y apoyándose sobre la pared.
Recordaba donde se encontraba el tópico, solo debía llegar y fingir que se había caído de las escaleras de emergencia, que apenas pudo moverse hasta allí, solo para ver si lo enviaban a casa antes de tiempo.
Faltaba sólo un par de pasos para lograr tocar la puerta, y esperó que alguien le abriera cuando lo hiciera. Para su suerte, una mujer de mediana edad casi termina infartada por su aspecto.
-Me caí de... -las escaleras.
Su vista se nubló de un momento para otro, sus pies cedieron y, como si su cuerpo hubiera estado resistiendo hasta encontrar un lugar seguro, cayó sobre el piso en un sonido hueco y descuidado.
[•••]
Olor a fármacos, una punzada en su muñeca y completo silencio. Que horroroso se sentía estar enfermo, o con el cuerpo mutilado por un par de adolescentes rencorosos, era lo mismo.
Aquel olor le recordaba los días interminables que pasó en un hospital, solo y asustado, esperando a que alguien lo cubra con una manta y lo proteja de la crueldad del mundo.
Antes de que su mente empezara a rebobinar cada tortuoso recuerdo, se levantó de la cama y respiró con dificultad. Su cuerpo dolía peor de lo que recordaba, tantas punzadas en partes que creía inexistentes.
-No deberías moverte. Estás bajo reposo -giró trantando descubrir de donde provenía aquella voz, y se sorprendió al ser rodeado por sus brazos y de vuelto a la camilla incómoda.
-¿SeongHwa? -parpadeó numerosas veces, ¿ahora alucinaba?
-Tengo el informe del estudiante, los análisis serán enviados a su correo cuando los tenga listos -la mujer se dirigió hasta el menor, quitó la intravenosa y limpió la sangre que quedaba en su piel.
-Solo fue un...
-Tiene una semana de reposo como máximo -ignoró sus palabras y siguió verificando en su cuerpo -Y trata de gritar la próxima vez, no eres el primer estudiante medio muerto en llegar aquí.
-Yo... Me caí de las escaleras.
-Eres su tutor ¿verdad? -ahora la mirada reposaba sobre SeongHwa -Seguirá viniendo de esa manera si no le dice sus nombres.
-Lo hará -el tono en su voz fue más grave de lo normal, aquello obligó al menor a bajar la mirada.
-Listo, HongJoong. Puedes retirarte.
¿Así de simple? Podría estar muriendo y aquella mujer solo le daría una píldora para aliviniar el dolor.
Saltó de la camilla y maldijo al hacerlo. El mayor lo tomó de la cintura cuidadosamente, sin presionar de más pero asegurándose de mantenerlo de pie, el contrario rodeó sus hombros con un brazo y trató de moverse fuera de aquel lugar con olor a muestras de sangre.
-YunHo llamó diciendo que estabas herido, pensé que tenías un leve dolor de cabeza, incluso pensé que estaba bromeando -sonrió irónico antes de llamar un taxi y subir con cuidado a este. Le nombró una dirección que de lejos era la suya, y miró despreocupado su mano sobre la del menor.
SeongHwa había vacilado en ir por el peligris, y agradeció haberlo hecho cuando resultaron ser ciertas las palabras de su compañero.
Ver al menor tumbado en una camilla, inconsciente y con sangre en su ropa, solo le hizo un vacío en el pecho. Podía imaginar la sonrisa en sus labios, pero no podía imaginarla en otros labios. Si él lo abandonaba... si él lo dejaba...
-Seonghwa, ya llegamos -susurró el menor sacando de sus ensimismamiento al pelinegro.
Tan pronto como bajó del auto, sostuvo al menor hacia el ascensor. HongJoong lo imaginaba, aquel barrio de mala muerte significaba el lugar en donde el mayor vivía.
Resultaba más agradable de lo que recordaba, habían pequeñas plantas decorando la mesita de estar. Y su habitación olía a aromatizante de flores. Unos cuantos libros decoraban una estantería algo olvidaba y, lo más curioso, unas cuantas grullas de papel reposaban sobre la mesita de noche.
-Descansa todo lo que quieras. Prepararé algo de comer -levantó la manta cubriendo al menor hasta la barbilla.
-No -se apresuró a decir, antes de idear una manera para no sonar tan necesitado -Quiero decir, hay espacio de más en la cama y, tú también te ves agotado.
El mayor sonrió, podía ordenar comida luego, por ahora aprovecharía el espacio vacío al lado del peligris.
-Te ves frágil -susurró a su lado. Su brazo rodeo su cintura con cuidado, lo acercó hacia a él y aspiró el aroma a frutillas que desprendía su cabello.
-No es para tanto, solo son golpes.
-Yo... -vaciló en lo que diría -Yo creí que podrías dejarme. Pensé que...
-Chist, estoy aquí -se acurrucó como un pequeño gatito buscando abrigo -Justo a tu lado.
HongJoong pensó en lo agradable que se sentía ser protegido, en lo cálido que se sentían sus abrazos, y la seguridad que de apoco le hacía sentir incluso estando con el cuerpo repleto de moratones.
☆
Actualizo cada mil años hehe
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