• No rompas mi corazón •

Sabes que hay muchas maneras diferentes en las que puedes
matar a la persona que amas.
La forma más lenta es
nunca amarlos lo suficiente.

Taylor Swift - High Infidelity

Al abrir la puerta del apartamento tuvo la ilusión de encontrarse a su chico esperando por él sobre el sofá. Un ceño fruncido y ropa una talla mayor sobre su cuerpo.

SeongHwa tendría sus brazos cruzados, una taza de café sobre la mesilla y algún tonto programa televisivo de su agrado.

Se enojaría con él. Trataría de ignorarlo sin poder hacerlo realmente. Al final, terminarían enredados bajo las mantas suaves de su habitación con una única luz iluminando el lugar.

Pero aquello se esfumó al encontrar vacío el sofá. La idea de él durmiendo plácidamente fue desmentida al confirmar la soledad de la habitación, las mantas deshechas y un ligero olor a perfume.

¿Había ido con JongHo y YeoSang? A esa hora ya habría regresado, pero aún se encontraba fuera de su apartamento.

La sensación de interminable, agobiante y tortuoso vacío asechando su solitario corazón. El sentimiento de extrañeza y frialdad recorriendo su ligero cuerpo. ¿A dónde había ido SeongHwa? ¿Y por qué aún no volvía junto a él? Incluso si pensaba en una posible variante entre ellos dos y un sábado a la medianoche, aquello siempre perdía credibilidad. Sus amigos no le agradaban lo suficiente, no hay razón para que siga con ellos. Tenía el día libre, se lo había dicho repetidas veces.

Entonces, ¿Por qué no estaba junto a él?

Se dispuso a llamarlo un par de veces sin recibir respuesta alguna. Al tercer timbre, lo enviaba directo al buzón de voz.

SeongHwa~

¿Dónde estás?

Saldré a buscarte, solo dame tu ubicación.

Responde, por favor.

¿Pasó algo? ¿Estás bien?

SeongHwa, por favor...


Suspiró antes de tumbarse sobre el sofá. La culpabilidad abrumando su ligero peso. Quizá si hubiese llegado antes estaría junto a él. Si hubiese tardado menos..., si tan solo él...

Un impulso cruzó su mente. Antes de pensarlo dos veces y arrepentirse en el acto, tomó su abrigo y salió del apartamento con el mismo apuro que lo acompañó al entrar.

Le costó minutos tomar un taxi, y unos cuantos más llegar al punto de encuentro entre las dos parejas.

Estaba más oscuro de lo que creía, aún siendo un lugar elegante, no le quitaba el aura de club náutico avalado por su reputación.

¿Era una mala idea? Por supuesto que no. Era una idea basada en el impulso del momento. Sí, era una mierda de idea.

"Lo buscas, lo encuentras, y a casa" volvía a repetir HongJoong entrecerrando los ojos en cada pelinegro que lograba parecerse a SU pelinegro.

Era imposible, todos tenían la misma cara de ebrios calenturientos con ansías de sobredosis etílico, y SeongHwa era el claro concepto de ello.

Su corazón se detuvo, la música e incluso las personas parecieron desaparecer a su alrededor. Y solo una cosa era palpable. A una corta distancia de él, dos siluetas danzaban en la lentitud del momento, un rubio ruborizado y, para su mal juicio, un pelinegro de cabello sedoso, muy parecido al de SeongHwa.

-Disculpe -susurró HongJoong al darse cuenta que había derramado la bebida de un hombre.

Sus ojos aún puestos en la pareja misteriosa, no lograba verles el rostro con claridad, solo debía acercarse un poco más. Un poco mas cerca de su perdición. Un poco más cerca hacia su verdad.

Lo siguiente que pudo ver, fue el claro dolor plasmado en su propio rostro. Lo habían tomado al desprevenido y ahora alguien había golpeado fuertemente su pómulo.

-¡Es tu culpa!

Fue entonces donde cayó en cuenta de todo el gentío a su alrededor. Y de la enorme mancha de vino en el lindo vestido de seda plateado de una dama a punto de llorar. ¿Él había hecho eso?

-Lo lamento, no fue realmente mi intención...

Otro golpe.

Las personas razonables solucionaban sus problemas con palabras. El cavernícola de mente poco evolucionada creía que un par de golpes arreglaba unos cuantos daños.

HongJoong retrocedió al ver las intenciones del hombre. Aún con el reciente golpe, su mente divagaba en la figura sobre la pista de baile, y para su mayor tortura, ambos jóvenes habían desaparecido.

-Estás sangrando de la nariz...

SeongHwa no podría estar con uno de sus amigos más cercanos en ese momento, no de esa forma. Su imaginación lo engañaba nuevamente. Y su mente no dejaba de recrear escenas tortuosas de ambos chicos.

-¡Te estoy hablando, niño! -reprendió el mismo hombre.

-Lo siento -volvía a repetir, con la única diferencia del dinero en su mano. Si algo querían, eran un par de billetes de más -Esto es por el vestido. Realmente lo siento.

Dejó el recinto con una pareja contenta y un par de miradas encima suyo. ¿Qué tenía que no lo dejaban de mirar? sea lo que sea, en ese instante no le importaba.

Creyó haber visto a SeongHwa, pero quizá y solo sea una paranoia suya. No había comido en lo que va del día, las dietas de su madre y la empresa de aquel hombre terminarían por llevarse su cordura completa, a tal grado de imaginar personas en donde no las hay.

El cansancio nubló parte de sus pensamientos. Ahora, impulsado por la simple idea de llegar a casa. Estaba seguro de encontrar a SeongHwa, esta vez sí.

Caminó un par de pasos, y un par más, la noche guiando su andar. Y pensó, en lo que su vida se había convertido últimamente. Un traje pulcro, clases en línea, gente desconocida y risas falsas. No era ni de lejos lo que quería para él, se estaba arrepintiendo de su decisión, aquello lo estaba consumiendo y no encontraba motivación suficiente para confrontarlo.
"Debes darle a mamá lo que quiere" Sí, esa mujer se había esforzado lo suficiente por él, debía recompensarlo de algún modo. YeonSoo pensaría igual, él no se habría alejado de las decisiones de su madre, habría sido leal hasta el final. Debía resistir un poco más, al menos hasta lograr lo que ella quería para él.

-¿HongJoong?

Elevó la mirada ante la reciente voz. Lo reconocía, aquella agradable voz. ¿Por qué aparecía en el momento exacto? Justo a tiempo, antes de desvanecerse por completo.

-Jay... -suspiró, en un último intento por permanecer de pie. Se apoyó en los brazos del castaño aligerando su propia carga y, cuando creyó que la había conseguido, alejó su cuerpo del de su compañero de clases. "Realmente odio la cercanía" pensó, encontrando incómoda la poca distancia entre ambos.

-Dios, Hong -lo sostuvo un rato más, casi como si aquel rencor de niños no existiera. Y por un corto tiempo olvidó los pesares del pasado, aquello que mantenía una arruga constante en su entrecejo ¿Qué era? Solo veía a HongJoong lastimado, y por alguna curiosa razón, sentía la necesidad de arreglarlo -Tienes el pómulo hinchado y sangre en la nariz. ¿Te peleaste con alguien? ¿Quién fue? Déjamelo a mí...

-No -trató de recomponer su postura anterior. Retrocedió un par de pasos, los suficientes para sentir menos incómoda la cercanía. -Solo tuve un simple mareo y... últimamente me siento muy cansado. Solo eso.

Eso además de las noches en vela, y las miles de actividades por el día y miles más por la noche. Odiaba las cenas familiares, solo tres personas hablando de empresas y política. Su madre sonreía más, no creía que el costo de aquella línea curva fuera su libertad por completo. Los halagos eran más constantes, al igual que las pastillas en la mesita de noche.

Y aquel vacío, lúgubre oscuridad expandiéndose dentro de él, parecía que nunca lo dejaría por completo. Aunque su mente se mantenía ocupada en una y mil actividades, lograba encontrar una pequeña grieta en la cual infiltrarse. HongJoong los llamaba "Problemas Respiratorios", aunque sabía que era algo más que solo eso. Dejaba de importar cuando la pequeña píldora sobre su boca lograba disolverlos por completo, y su mente dejaba de divagar en una espesa oscuridad.

Necesitaba cafeína, un baño y la calidez de unos brazos rodeandolo. A él sonriendole en el sofá, con buena música de fondo y sin ruido mundano que logre perturbar su pequeño hogar.

Nunca llegas a tiempo

SeongHwa volvía a desaparecer de su vista, solía hacerlo cuando más lo necesitaba. Se preguntaba si era eventualmente trivial, o si el destino estaba hecho para ignorarlos, corriendo en círculos que nunca conducían a nada en específico.

HongJoong volvía a estar solo en un fin de semana.

-¿Cómo has estado sobrellevando todo? -le mostró una sonrisa agradable -Te ves horrible.

Jay no quería reprocharle la falta de color en su rostro, ni la notoria pérdida de peso. Se limitó a extender la palma de su mano y limpiar el hilillo de sangre a medio secar sobre su nariz.

-Gracias, es la adultez en su máximo esplendor.

-Creí que en ti luciría como un artista desempleado. -reprimió una ligera risita recordando al HongJoong de sus tiempos, lápices y pinceles por todo el suelo, pintura en su ropa y manchas de carboncillo en las mejillas.

-Es más como un raro reprimido tratando de encajar en sus propios estándares.

-Nada nuevo.

-Ahora recuerdo por qué te odiaba tanto -levantó la mano mostrando el dedo de mayor longitud, una sonrisa reacia y una maldición a susurros.

-Invito la cena, no es de todos los días encontrarse a Kim HongJoong en traje y oliendo a cigarrillos baratos.

-Gracias pero... -señaló su propio cuerpo -No puedo con esto, debo dormir o me desmayaré en cualquier momento.

-Te cargaré. Conozco donde vives.

-Realmente no aceptas un no como respuesta ¿verdad?

Su noche iba de mal a peor. A penas tenía energía para gesticular un tonto saludo, tener que lidiar con Jay por el resto de la noche es... atenuante tortura.

-Camina y dime qué te pasó en la cara.

-Nací simplemente.

-No seas idiota, tienes morada la mitad de tu cara -miró con desagrado la reciente mancha bajo su pómulo, el tono iba cambiando a uno más oscuro con toques de lila a los bordes.

-Exageras, es un poquito menos.

-¿Hablarás?

-Creí que lo estábamos haciendo -respondió sarcástico. Seguía caminado cuando se percató que el más alto había detenido su andar.

-HongJoong, llamaré a tu madre si...

Jay sostenía su teléfono con un único número brillando en la pantalla. A solo unos pasos de él, una corta distancia de diferencia en la que podía arrebatarle el aparato de sus manos.

-Hazlo, pero tú lidias con ella.

-Entiendo -el castaño suspiró para después presionar el ícono de llamada.

-Estuve en un bar ¿Contento? -HongJoong refunfuñó, suficiente tenía con Jay a su lado. Su madre era completamente un caos. No la quería en ese momento, ya tenía el dilema con SeongHwa -Corta la línea. Ella es un completo dolor de cabeza.

-Aún no llegas a la parte en la que te estampan media bandeja en la cara.

-Me distraje y derramé bebida sobre el vestido de una chica -rodó los ojos, como si tirar vino en vestidos de jovencitas fuera lo mas irónico de la vida.

-¿Y la cara de aceituna?

-Bien, te estás pasando.

-¿Cuál fue la razón? -Jay no tenía una explicación completa. No entendía qué hacía HongJoong en un bar, sin compañía y sobrio.

-¡Te lo dije! Manché el vestido de alguien por buscar a Seong...

-¿A quién? ¿Seong... SeonGi... Seungchul... SeungMin..?

-SeongHwa -dijo, sintiendo el nombre agridulce en sus labios.

Jay tardó un par de segundos para reconocer a quien le pertenecía aquel nombre. Lo había escuchado, en algún sitio o algún lugar, le resultaba bastante familiar. Seong-SeongHwa... ¡BINGO! El chico que se les había cruzado en su huida, el mismo que se ofreció en llevar a HongJoong a su casa, y por si fuera poco, el posible interés amoroso de Kim HongJoong.

-Supongo que fuiste al bar solo a buscarlo a él. Entre tu notable distracción, manchaste un vestido e hiciste enojar a un hombre. Te dieron un golpe en la mejilla, y otro en la nariz. ¿Y dónde queda ese tal SeongHwa?

-Lo perdí de vista -disimuló su malestar mirando hacia el suelo. Si lo decía en voz alta, quizá lo crea -No era él.

-¿Cómo estás tan seguro?

-Lo conozco lo suficiente como para saber que...

No, no lo conocía lo suficiente, o quizá sí. Y ese era el gran problema. Aquel golpe de realidad en la que tantos logran ver su epifanía, él la acababa de tener.

Conoció a SeongHwa siendo un jugador de corazones. Buscando noches de placer y caras bonitas que lo puedan satisfacer. Nada de compromiso o ataduras a algo serio. Bastantes eran los rumores que había escuchado de él, y habían docenas de nombres, chicos y chicas con los que Park SeongHwa había tenido algún tipo de contacto físico, un simple beso o revolcones en camas de hotel.

¿Por qué pensó que con él sería distinto? No era la excepción, nunca lo fue.

El recuerdo de un rubio abriendo la puerta de su apartamento, y al mismo SeongHwa apareciendo detrás con pinta de haber tenido la mejor noche de su vida, confirman la mayoría de sus pensamientos. Nunca le preguntó por aquel chico, no quería saberlo, además, en ese tiempo no estaban en nada serio. Una pequeña cicatriz no era nada comparado con un corazón roto. Pero aquella cicatriz empezaba a doler. Se estaba convirtiendo en el famoso corazón roto al cual todos temían. HongJoong lo comparaba con un paracaídista, sin paracaídas, cayendo hacia un precipicio oscuro.

Y no creía que la caída fuera a ser tan dolorosa.

-¿Qué?

-Olvidalo, me das dolor de cabeza.

-Yo creo que es del golpe.

Ambos chicos caminaron por un par de minutos más. Jay logró sacar carcajadas de una cara malhumorada.

Entre tontos comentarios, casi olvidaba el agujero en su corazón. Era fácil de sobrellevar si tenía a alguien a su lado, y no estaba solo todo el tiempo. Pero le gustaba su soledad, y aquello no duraría por tanto tiempo.

La noche dio fin con dos adolescentes comiendo pollo frito y brindando con soju a la luz de la luna. HongJoong seguía teniendo en mente a SeongHwa junto a alguien parecido a uno de sus amigos más cercanos, YeoSang.

Agradeció a Jay por la comida, y aceptó que lo llevara a casa de su madre. No quería volver al apartamento de SeongHwa sin SeongHwa, no podía con los pensamientos taladrando en su mente. Su noche no tan perfecta terminó con él tomando un par de pastillas para el estrés, pijamas y sueños parecidos a pesadillas.

•••

Siempre odió la luz del amanecer por las mañanas, no le permitía dormir unos minutos de más. Odiaba la luz colándose por su ventana, una vez aparecían, no lograba conciliar el sueño otra vez.

HongJoong había cambiado las cortinas, las nuevas no dejaban rastro de sol, así sus mañanas eran más agradables.

Entonces, ¿por qué le caía el sol directamente a la cara?

Estaba a punto de llamar a su amante. "HongJoong" quiso decir al abrir los ojos.

"No" pensó al ver un rostro completamente distinto al habitual, aquella delgada mano rodeando su cuerpo, aparentemente desnudo.

"No" volvió a repetir la vocecita de su cabeza trayendo los recuerdos de la noche anterior. "No No No"

-YeoSang -susurró lividamente.

El rubio permanecía abrazado a él, con la boca entreabierta y los mechones rubios pegándose sobre su frente. Era inevitable pensar en lo atractivo que le parecía el chico, piel pálida acentuada con ligeras marcas rojas ¿Eso había hecho él?

El menor se removió entre sus brazos, pegando su cuerpo más al suyo. Parecía no tener conciencia del mundo real aún, y tenía miedo de despertarlo y pensar en lo que posiblemente podría pasar. SeongHwa se limitó a sostener su cuerpo, abrigar la piel desnuda y esperar a que despertara por su propia cuenta, lo cual no tardó mucho en pasar.

SeongHwa escuchó sollozos seguido de un llanto descontrolado. YeoSang había despertado.

-Lo siento, realmente lo siento -más sollozos -No quería... Yo no... No quiero hacerle esto a JongHo... a HongJoong.

El nombre de su chico le provocó punzadas al corazón, sentía repulsión hacia sí mismo. E inevitablemente, odiaba la forma en como YeoSang seguía sosteniendo su mano.

-No lo sabrán -sentenció -Ni tu ni yo diremos lo que pasó.

Ocultaría la verdad, era un excelente mentiroso manipulando verdades a su antojo. Lo había hecho cientos de veces, pero era la primera vez que le mentiría a HongJoong.

No quería perder al único chico que veía luz en la oscuridad. Al que sostenía su mano tímidamente cuando alguien los estaba observando. Inevitablemente, estaba enamorado de HongJoong.

-Lo conozco -el rubio seguía sollozando -Lo sabrá tarde o temprano.

-No lo hará -"HongJoong tampoco lo sabrá" -Será nuestro secreto, Yeosang. No quiero perder a HongJoong, me costó demasiado hacer que sonría.

-Me costó más conquistar a JongHo -murmuró levantándose de la cama y recogiendo su ropa tirada en distintos sitios de la habitación, reprimió el llanto melancólico, no solucionaría su error pasional -Cubre tu rostro al salir.

-Dirémos que cancelaste a última hora. No encontré a nadie en el bar así que pasé la noche con YunHo, lo pondré al tanto después -imitó al rubio, vistiéndose antes de salir primero.

-Consigue una mentira creíble.

Aquello fue lo último que escuchó antes de salir de la habitación dirigiéndose directo a su apartamento.

No sabía si encontraría a HongJoong allí, si seguía durmiendo, o si habría despertado ya. "Dormí en casa de YunHo" "No llegó nadie al bar, y YunHo llamó por compañía" "Estuve con YunHo"

No hay razón para estar asustado, solo debía relajarse y relatar mentiras para cubrir un par de errores. HongJoong le creería, siempre lo hace. Habían tenido discusiones anteriormente, peleas triviales de cosas insignificantes. Llegar tarde a un lugar, una llamada rechazada, una cena mal hecha. Pero siempre era él quien ganaba.

De camino a su apartamento no dejaba de idear una manera para cubrir su error, incluso cuando las pruebas relucían al sol, aún podría controlar la "situación".

Temía volver a convertirse en un perfecto desconocido para él, retroceder sobre sus propios pasos y volver al punto en el cual era difícil si quiera charlar con HongJoong, traer todo el odio que el menor le había lanzado como veneno en sus inicios.

Temía, sobre todo, romperle el corazón. Había sido SeongHwa miles de veces quien susurró aquello en situaciones realmente cotidianas, envueltos en sábanas, o en un desayuno al mediodía.

"No rompas mi corazón, por favor"

HongJoong sonreía, diciendo en broma: "Lo harás tú primero"

•••••••••

Feliz Navidad uvu

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