• Maybe a Kiss... •

Sabes que eres
mi fantasía favorita.
Una trágica historia
de amor.

5SOS - Wildflower

[•••]

-Paso por ti dentro de veinte minutos -advirtió moviéndose fuera del sofá y del alcance de la TV -Deja de quejarte, es bastante tiempo para que te vistas.

Una llamada telefónica que al principio HongJoong se negaba a responder, al final, la insistencia de SeongHwa sí tuvo resultado.

-Debo ducharme, SeongHwa, eso no toma veinte minutos -protestó.

-No. Diez minutos con jabón. Cinco siendo sólo agua -sonrió sabiendo que llevarle la contraria al menor provocaría un sin fin de groserías bajo un tono chillón que, particularmente en él, era agradable e incluso lindo de escuchar.

-Te caíste al nacer ¿verdad? -Resopló -Aparte de gánster, es idiota.

Escuchó como sus pies eran arrastrados con pesadez, seguido de un portazo y un grito grave en algún punto del departamento.

-Aceptaste salir con ese gánster e idiota- la sonrisa no desaparecía de su rostro, incluso parecía una patética colegiala hablando de huir a escondidas con su novio.

-¡Arréglatelas solo, mingi. No estaré en casa hoy! -gritó, aún con el móvil a su alcance -¡No, idiota. Si fuera una cita simplemente hubiera cancelado!

-Aún te escucho.

-Ese es el punto. -otro portazo se hizo audible a través de la habitación, un gruñido de molestia y un insulto a media voz -Una hora está bien. Nos vemos.

Como era de esperar, ni siquiera le dejó despedirse, solo finalizó la llamada y cortó la conversación entre ambos dejando al mayor con un "Nos vemos pronto" a orillas de sus labios.

SeongHwa se preguntó si podría cumplir lo que de su boca había suelto.
"No querrás huir esta vez" le habría dicho sobre el puente, su mirada puesta en él y en el cigarrillo sobre sus rojizos labios.

Era verdad que estaba dispuesto a llevarlo al lado "divertido" de la vida, a su lado caótico, al frenesí de un fin de semana. Estaba dispuesto a compartir su pequeño mundo deteriorado.

Pero ¿Habrían consecuencias? ¿Alguno de los dos podría resultar herido?

No lo había pensado estando junto a él, el simple hecho de ver vida en su mirada nublaba aquel otro sentimiento. Pero, justo allí, solo en su habitación, la idea no sonaba tan atractiva como pensaba. Aquello podría, de alguna u otra manera, escaparse de sus manos.

[•••]


-¿Qué llevas puesto? -cuestionó, el pelinegro, observando los jeans sueltos con un pequeño dibujo sobre ellos.

-Ropa -contestó cortante -¿Tú no?

SeongHwa esperaba reclinado sobre su motocicleta. Sabía de memoria el camino a su departamento, incontables veces había llevado de vuelta allí al peligris. Pequeños encuentros fortuitos que marcaban un comienzo en algo no tan incierto. Sí, era algo más que una ilusión efímera.

Su aspecto no perdía los aires de libertad y frenesí que, en un principio, el menor habría confundido con superioridad y arrogancia. No era tan malo como parecía.

-Vamos a un club nocturno no a un picnic -lo observó de pies a cabeza, lo suficiente como para darse cuenta que mordía su labio inferior de nerviosismo y jugueteaba con sus manos tratando se distraer su mente.

-¿Qué tiene? Si todo está oscuro, nadie verá cómo me he vestido hoy.

-Te ves lindo... antojablemente lindo -acortó la distancia entre el menor y acomodó el mechón gris húmedo que caía por su frente -Aún estamos a tiempo para cambiar de planes.

-Te puedes ir a la mierda, Park SeongHwa -empujó su cuerpo solo para deshacerse de la repentina cercanía que el pelinegro había provocado. —Espacio personal, ¿no conoces esa palabra? No respondas, ni siquiera debí considerar esta idea de ambos yendo a...

-Sube, hablas demasiado.

No protestó, mucho menos se rehusó a hacerlo. Solo suspiró y colocó sus brazos alrededor de la cintura del mayor.

Park SeongHwa olía a tabaco, quizá fumó un poco antes de verse con él. También olía a suavizante de ropa y, para su sorpresa, un ligero olor a perfume envolvía la prenda del mayor. De alguna u otra manera se sentía... agradable, no incómodo y pesado, agradable.

Las luces a su lado pasaban como flashes de fotografías, el bullicio de una noche ajetreada y el olor que desprendían los puestos de comida callejera poco a poco fueron desapareciendo.

El recorrido no fue tan largo como pensó. En un abrir y cerrar de ojos, ambos se encontraban frente a un bar con un cartel neón en lo alto de la puerta.

Dentro, el lugar no era nada más que un espacio dividido en dos niveles. El segundo nivel parecía ser exclusivo, a vista de HongJoong; solo unas cuantas personas lograban entrar allí y las pocas que entraban parecían desaparecer en alguna de las tantas habitaciones. Aquel nivel no era tan interesante, a cambio, el primer nivel tenía todo tipo de atracciones, desde una barra repleta de licor hasta juegos de billar y apuestas.

-No recibas nada que no te ofrezca yo.-advirtió el pelinegro tomándolo de la mano entre el gentío de adolescentes y dirigiéndolo a la barra de licor -Puedes beber lo que sea a mi nombre, bonito, bajo mi supervisión por supuesto ¿no es eso genial?

-No lo es, y supongo que tienes privilegios entre los menos civilizados -elevó la voz por sobre el bullicio de la música. Un gesto divertido para el mayor, lo escuchaba perfectamente bien sin necesidad de gritar.

-¡Mars! -exclamó una chica tras él -Tanto tiempo sin verte por aquí.

-Supongo que encontré un nuevo refugio -su mano se cerró sobre la del peligris provocando que este le dirija una mirada de advertencia.

Muestras de cariño cuando realmente eran dos perfectos no tan desconocidos, le iba mal. Por lo general, era capaz de decir algo lindo si tenía citas. Pero eso era todo. No solía tomar la mano de otra persona ni aunque estuviesen saliendo, quizá eso explicaba las pocas citas que había tenido.

-Oh, ¿Cuántos fueron esta semana? ¿Cuatro? ¿Él es el quinto? -su nueva acompañante se mostraba curiosa por descifrar la mirada del peligris. Quizá ¿Celos? ¿Sorpresa? ¿Decepción?

-Puedo ser el décimo y a ti no te debería de importar en lo más mínimo. Al final decidió acostarse con diez antes que contigo -soltó su agarre y tomó un sorbo de la bebida que el barman había colocado frente a ellos. No le molestaba, era divertido ver los rostros de ambos.

-Fui su novia por dos años, ¿crees que tu relación de una noche me puede superar?

¡Din din din! Lo mejor para un malhumorado y reacio como HongJoong, es otra persona con las mismas variables y siendo él la principal razón de un ceño fruncido.

-Eres tú quien lo busca, dime, ¿Quién no supera a quién, bonita? -bebió otro sorbo de la bebida aún sin sentirse del todo mareado.

-Al final te desechará como a cualquier otro. Acostarse con chicos solo es su pasatiempo -confesó. La mirada incómoda de SeongHwa sobre ella.

Lo sé perfectamente.

No busca amanecer en la misma cama con alguien más, se irá antes del amanecer.

Él y sus promesas.

Algún día se irán.

-Deja que lo anote en mi teléfono, ¿Un recordatorio al día será suficiente? ¿No? ¿Dos quizá? –Fingió una sonrisa amistosa antes de tomar la pequeña copa que el hombre tras la barra volvía a colocar.

-¿Vas en serio esta vez, SeongHwa? -dijo, audible solo para el pelinegro, antes de desaparecer entre el gentío.

SeongHwa también necesitaba un trago, de lo contrario, terminaría besando a HongJoong sin tener una excusa primero. Debía poder enfrascar sus deseos en mentiras de alcohol y crear una justificación creíble.

-¿Cree que puede subestimarme? -protestó mirando la pequeña copa vacía -¡Ni siquiera me gustan los chicos!

Frase suficiente para llamar su atención.

De cierta manera lo sabía, su forma de reaccionar la vez que se encontraba ebrio encerrado en el baño... con esos pantalones ajustados... y la camiseta desabotonada... Sí, necesitaba un trago con urgencia.

-¿En serio no te atraen los chicos? -bebió lo que restaba de la copa que el menor acababa de pedir.

Si bien es cierto, no era suficiente alcohol en su sistema, ni lo más mínimo quizá, pero necesitaba estar tan cerca de HongJoong como se le permitiera en ese instante. Quería hacerle cambiar de opinión y hacerle ver que los besos de un hombre pueden ser mejor que los besos de una mujer, bueno, no de cualquier hombre, los de él sí.

Es el alcohol, claramente lo es, estoy ebrio y estoy actuando de manera mediocre debido al alcohol. Es el alcohol.

¿En qué momento se había acercado a él?, ¿en qué momento levantó su barbilla? y, mucho peor, ¿en qué momento su mano se había aferrado a su cintura?

-No -respondió, un leve arrebol sobre sus mejillas tiñó de inocencia su rostro.

-Puedo ser el primero.

-En tus sueños, Park- trató de deshacerse del agarre del mayor, pero con poco esfuerzo logró alejarse al menos dos centímetros de su rostro.

Genial, acaba de demostrar que mi fuerza nula podría ser ventaja para algún "mente enferma" aquí.

¿Qué licor era ese? se siente como una montaña rusa descompuesta, cae fuerte al final.

SeongHwa no parece tan desagradable, punto para el shot.

Estaba tratando de descifrar que tipo de perfume utilizaba, le parecía... interesante. Y lejos de él, no lo conseguiría.

-Incluso el Ángel favorito de Dios se vio encantado por la tentación, ¿Qué te hace pensar que tú no lo harás?

-Mira tú, sí aprendiste algo estudiando ¿eh? -uno de sus dedos se posó sobre sus labios rojizos, eran sedosos, incluso más de lo que solía recordar -Ahora necesito que hagas silencio.

–Puedo hacerlo con una condición.

–¿Cuál?

-Un beso -la ilusión plasmada en sus ojos azabache.

-O un puñete, quizá -sonrió irónico. No estaba en sus cinco sentidos, mucho menos cuando acercó su rostro y se detuvo a centímetros de sus labios -¿Qué tipo de perfume utilizas? Quiero comprarlo también, es muy...

Ni siquiera le dejó terminar la frase, simplemente sucedió lo que temía que suceda: un hecho que involucre a ambos en algo que iba contra sus principios.

Los labios del mayor envolvieron los suyos en un beso que, al principio, teñía de miedo cada movimiento hecho por alguno de ellos.

Para la sorpresa de ambos, fue HongJoong quien aferró sus manos al rostro del contrario. Las mejillas de SeongHwa ardían bajo su tacto, al igual que sus besos y su cuerpo junto al suyo. Se sentía como tocar el cielo mientras ardía en el infierno.

-No es correcto -susurró en el último beso, luchando contra sus principios y sus deseos, tratando de huir a la parte razonable de su mente y no a la que se deja llevar por un par de tragos en una noche acalorada.

SeongHwa miró confundido al chico que acababa de besar y supo, al ver su rostro, el temor que matizaba de cristal sus ojos oscuros.

Antes de formular algo coherente como justificación, el chico peligris desapareció de su alcance. Con pasos torpes se alejó de SeongHwa tratando de encontrar un sitio donde esconderse, un sitio que le haga creer que aquel chico arrogante no era su nuevo lugar seguro. No podía serlo.

Lo más cercano que sus pies lograron recorrer fue el baño. Agradeció de inmediato al ver absolutamente vacío el sitio.

No está bien.

Sus manos cálidas tocaron el frío metal del cubículo en el que se acababa de esconder.

Es un chico. Besaste a un chico.

Cubrió su rostro con ambas manos antes de soltar una carcajada sobre sus manos.

Y no lo detuve.

Una nueva corazonada se hacía creciente dentro de él. Estaba seguro de que algo malo pasaría, dudaba si era el hecho de que había besado a un chico, o porque el beso le gustó, o simplemente porque a quien besó fue a Park SeongHwa.

-¡HongJoong! -aquella voz resonó como eco entre las paredes de cada cubículo.

Es Park SeongHwa, es aquel idiota y su estúpida manera de manejar mi temperamento.

Si hubiera besado a otro chico, podría ignorarlo, dejarlo pasar como un "Error basado en alcohol" actuar como si realmente no importara y seguir su camino tranquilamente. Pero se trataba de el chico que discretamente se colaba en sus pensamientos y se escondía en ellos buscando el momento más inoportuno para aparecer, justo como ahora.

-¡HongJoong! Te llevaré a casa si es lo que quieres -vociferó mirando debajo de cada cubículo -Realmente lo siento, no quería que huyeras de mí. Solo quería que veas... ¿la vida?... sí, la vida. Quiero que sea divertido para ti, que dejes de ser amargado y malhumorado...

-Ya cállate, parece una confesión y no me gusta la idea de verte decepcionado -suspiró. No lo estaba dudando, era imposible que sus gustos cambien de la noche a la mañana. Quizá era el alcohol.

La última vez que alguien puso sus ideas en duda, terminó llorando en el suelo aferrado a un zapato sin dueño.

No puede suceder de nuevo.

-¿Desde cuándo tienes compasión por mí? -indagó caminando sigilosamente hacia donde provenía aquella voz en particular.

El menor no respondió, se limitó a sacudir su cabeza en un intento fallido de deshacerse de aquella idea flotando en su mente "Probablemente sientas atracción por SeongHwa" "Quizá y te gusta más de lo que crees"

SeongHwa observó como la figura tras el cubículo cambiaba de posición. En cuestión de segundos, la puerta de este se deslizó a un lado y un HongJoong tembloroso caminaba a su encuentro. Era el éxtasis del momento quizá, pero SeongHwa no pudo evitar no envolverlo entre sus brazos, para su sorpresa, fue correspondido.

No era como si nunca nadie le haya dado un abrazo antes, la mayoría de las parejas con las que se acostó le habrían dado muestras de cariño como aquellas.
Pero, se sentía distinto esta vez; las pequeñas manos envolviendo su cintura y aferrándose a su chaqueta, el dulce aroma, el cabello grisáceo cosquilleando en la punta de su nariz, el latido de su corazón e incluso él mismo.
Todo se sentía ridículamente distinto. Y le gustaba la sensación de "calidez", de "hogar" por más efímero que llegase a ser.

-Estoy seguro que dije que no me gustaban los hombres, mucho menos un idiota como tú... Bien, creo que..., mentí -murmuró aún pegado a su pecho -No hagas que te lo explique, no lo logro entender del todo, solo me gusta estar cerca de ti.

Iba a responder, iba a levantar su rostro y acariciar su mejilla de no ser por las tres nuevas figuras apareciendo para interrumpir su tranquila charla.

-Por un segundo olvidé que estamos en un baño público -susurró cerca a su oreja -Te llevaré a tu apartamento...

-¿Qué? ¿Y tú idea de diversión? -el menor logro separarse del pelinegro solo para colocar un puchero en sus labios -Aún no he bebido lo suficiente y quiero jugar al billar.

-Resultas ser demasiado molesto estando ebrio -susurró antes de sostener su mano y dirigirlo al corazón de la fiesta, lejos de los baños y cerca a la pista de baile.

SeongHwa solía ir a fiestas solo para conseguir a alguien con quien pasar la noche. Cigarrillos y sexo en un cuarto de hotel mientras las luces a su alrededor se apagaban por completo, esa era su idea de diversión y placer.

-¡SeongHwa! -llamó la atención el menor -Conseguí dinero gratis. Deberíamos salir más seguido, no tendría que depender de mis padres.

Solo lo descuidé un segundo, ¿Qué estuvo haciendo?

El menor agitó una billetera frente a su rostro mientras sonreía libremente. Otro rostro se coló tras el suyo y, antes de darse cuenta, antepuso su cuerpo entre ambos.

-¡Eh!, ¡Que ese chico ha venido y me ha robado mi billetera! -espetó con enojo.

Rubio y unos centímetros más alto que él, de contextura delgada y rasgos tan finos como la seda. Era un rostro nuevo y, a juzgar por sus rasgos, no era del todo asiático. Si HongJoong no le robaba, alguien más lo iba a hacer.

-Claro que no es cierto, yo la encontré en el suelo -HongJoong apenas alcanzaba a ver tras el hombro de SeongHwa, y cuando logró atisbar un fragmento de la escena, el chico rubio lo estaba mirando fijamente, casi como si quisiera estudiar su rostro.

-Si él dice que la encontró en el suelo es porque la encontró en el suelo -ladeó una sonrisa hacia el rubio antes de entrelazar su mano con la de HongJoong y echar a correr hacia las luces neón que indicaban la salida.

Podía escuchar a HongJoong reír detrás de él, sus pasos chocando contra el asfalto y al rubio insultándolos a unos metros suyos.

Su mano se sentía cálida mientras que todo su cuerpo era golpeado por el aire gélido de una noche de invierno. Fueron segundos los que regresó la mirada hacia el peligris, segundos suficientes para provocar una sonrisa en él.

Sus noches de placer se habían reducido a una sola persona, ¿Cuánto duraría aquello?

-SeongHwa, creo que lo perdimos -confesó en un suspiro.

Disminuyó el ritmo en su andar y comprobó su hipótesis: detrás de ellos no había nadie. Quizá el rubio se cansó, o quizá le dejó de importar su billetera, ambas eran buenas si no tenían a alguien persiguiéndolos.

-Supongo que fue mucho para él lidiar con un adolescente problemático.

El pelinegro trataba de recuperar su respiración mientras contemplaba a su nuevo amante. Cabello revuelto y sonrisa impecable, HongJoong se veía como alguien que acababa de tener una noche de placer.

-Invito la cena -el menor sonrió mirando la billetera en su mano.

Sin esperar respuesta y aún sosteniendo una mano cálida, detuvo un taxi y nombró el restaurante de comida casera que cientos de veces había visitado.

Apenas el auto se colocó en marcha, HongJoong cayó en un sueño profundo producto del alcohol rebasando su sistema. Lo único inteligible en aquel momento fue el hombro de SeongHwa, donde terminó reclinándose; y su mano, aun entrelazando la suya.

Ambos envueltos en la misma calidez que dos corazones rotos podían otorgar.

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No olviden hacer stream al nuevo MV de ateez.

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