• Kang YeoSang •
Nos lastimamos y destrozamos.
Es una montaña rusa demasiado rápida.
Y nunca creí poder llegar a sentir tanto.
Y esa es la manera en la que te amaba.
The Way I Loved You - Taylor Swift
Habían salido un par de meses, compartido besos en el asiento trasero de un taxi, en un restaurante e incluso en la oscuridad de su habitación.
SeongHwa le había confesado un par de secretos a orillas de sus labios, a cambio de los suyos por igual.
SeongHwa le temía a la soledad. A quedarse completa y absolutamente solo. Solo. Con él mismo y un océano de pensamientos. Pensamientos que de a poco se tornaban turbulentos. Lo comían vivo.
Temía ahogarse en sus propias desilusiones por las noches, en la penumbra de su habitación con la única luz de su teléfono iluminando el cielo raso de aquel lugar.
Y su principal razón de buscar placer nocturno derivó en la soledad de sus pensamientos.
Odiaba tener que pasar una noche pensando en cómo había sido abandonado de pequeño, y cómo seguía solo al pasar los años. Porque aquella herida estaba lejos de sanar.
Buscar placer era mucho mejor a deprimirse. Así que las noches que difícilmente no eran ocupadas con trabajo, eran desperdiciadas en besos de desconocidos. No era idiota y no se arriesgaba al elegir con quien acostarse, siempre sabía algún dato de más.
HongJoong atinó a reír después de insultarlo un par de veces. Lo rodeó entre sus brazos y acarició su cabello revuelto. Aún no comprendía como actuaba de manera tan distinta frente a él, aún así, volvía a usar una máscara emocional frente al mundo, siendo solo ellos dos ante la sinceridad de la oscuridad, la vulnerabilidad de la noche y la calidez de dos corazones que de a poco buscaban piezas para recomponerse.
En susurros le explicó que le temía a la compañía. Tras un largo suspiro, hundió su rostro en la concavidad del mayor ocultando el sonrojo de sus mejillas en el cuello de piel desnuda.
Irónico y sencillo. Ambos tan distintos y complementarios como la cara de una moneda. Aquello no era física elemental, solo simples personas buscando consuelo y amor. Y al parecer, lo habían encontrado en los brazos contrarios.
SeongHwa le había preguntado la razón, él anhelaba la compañía mientras que su actual pareja se rehusaba a compartir sus noches al lado de alguien más.
Y entre ligeros sollozos le habría explicado que en algún momento le agradó la compañía. El recuerdo de su madre y su hermano pequeño riendo ante un almuerzo mal hecho, o la vez en la que HongJoong había huido de la escuela solo para poder pasar más tiempo con su madre, esto y aquello, recuerdos que dejaban un mal sabor en su memoria. Al final siempre dejaba un vacío, lágrimas y el sentimiento de plena soledad.
Porque las personas eran trascendentales, nadie estaría siempre para él, se irían algún día y no quería soportar compartir la mitad de su corazón con alguien que pronto lo abandonará. Pasó con su hermano pequeño, después con su padre, y últimamente con su madre.
SeongHwa se aferró más a él cuando le dijo que pasaría lo mismo entre ambos.
"Tonto, no me iré aunque quisiera"
Demasiado pronto para saber que aquello sería otra promesa disuelta en el viento. Duraría lo mismo que duraron aquellas lágrimas en sus ojos, dolería tanto como volver a romper lo que difícilmente construyó. Un "nosotros" que, para empezar, nunca fue real. Como los cuentos de niños, en alguna realidad existían, en el suyo no.
[•••]
-Te lo dije, primero el tapiz y después los discos.
-No mencionaste nada respecto al horario de cierre -HongJoong refunfuñó. -Aquí dice cinco y ya son las nueve.
El peligris maldijo entre dientes, se había ilusionado tanto con la idea que SeongHwa le habría dado.
"Necesita ser más tuyo" habría dicho viendo las paredes blancas. Su habitación necesitaba color, emoción y un poco de su propia marca personal. SeongHwa haría lo mismo con la suya. Aquel día había empezado a hacer bocetos, buscar ideas y hacer un listado de lo que necesitaría. Discos de mayor gusto, papel tapiz marrón y un par de pinturas coloridas. Pósters, libros y grullas de papel.
-Lo siento, pensé que no tenían horario de atención -el mayor se abrazó con sus propios brazos. Con frío, sin abrigo y vestido con la tela fina de su camiseta, temblaba ante las posibilidades del reciente cambio de clima.
HongJoong sonrió, ver a su chico vulnerable y temblando frente a él no era algo de siempre. Avanzó unos pasos, atrapó ambas manos contrarias entre las suyas y acarició lo suficiente para disolver la frialdad de estas. Acercó ambas manos a sus labios y depósito suaves besos que de a pocos derretía el corazón del mayor. Un par de minutos más y sus manos volvían a estar cálidas como de costumbre.
SeongHwa no podría estar más convencido de lo enamorado que estaba del peligris, y que no tan difícilmente era correspondido por el mismo.
-Olvidalo, Hwa, podemos volver mañana -miró sonriente al pelinegro antes de entrelazar ambas manos -Vayamos a casa, tengo hambre.
-No iremos a tu casa, porque eso no es casa, es una jodida mansión.
-Exageras.
Caminaron juntos tal cual dos adolescentes perdidos en sus propias emociones.
-Y tu madre me mata con la mirada. Siento que me odia.
-Ella odia a todo el mundo.
-Y ese guardia, el que la semana pasada me pidió identificación por décima vez.
-Hwa... -detuvo su andar.
-Iremos a la mía, cariño.
-No, la últi...
Casi pega un grito del susto, estaba a punto de darle las razones necesarias a SeongHwa del porque era mala idea ir juntos a su apartamento, beber algo de licor y terminar enredados entre sábanas y sudor.
-¡HongJoong! -esbozó una bonita sonrisa un castaño de mediana altura.
Parecía muy amigable, y la sonrisa que el peligris le devolvió provocó ternura en la mirada de SeongHwa. Uno de sus amigos, pensó.
-¿No es un día agradable como para que me lo arruines tan pronto? -bromeó levantando su mano a manera de saludo.
-Creí que nunca te vería con alguien que no fuera MinGi -le mostró una sonrisa acogedora, mejillas rosadas y ojos a media luna-Soy JongHo, mucho gusto.
HongJoong observó como su compañero de clase inclinaba la mitad de su cuerpo haciendo una reverencia al mayor, quizá por respeto o por costumbre. Era exasperante. El chico nunca se había dirigido hacia él por sobrenombres o diminutivos, siempre era HongJoong, o Kim HongJoong.
-Park SeongHwa -extendió su mano antes de agitarla suavemente.
-Es amigo de San.
El menor no pudo evitar formar una pequeña "o" con sus labios, sabía el tipo de persona que creían era San a base de rumores, lo extraño era ver a HongJoong con aquel tipo a su lado. El peligris se pasaba la vida ignorando el mundo a su alrededor, ese era el HongJoong que conocía hasta ahora. El peligris que le sonreía cómplice al chico a su lado no era el mismo ermitaño que logró conocer tiempo atrás.
-¿Vienes solo? -HongJoong no sabía qué preguntar realmente. ¿Debía despedirse ya?
-¿Oh? No, Yeosang fue al baño a lavarse las manos, no creo que tarde mucho.
-No es necesario que me cuentes todo lo que hacen-No es como si no me importe en lo absoluto, pero no importa en lo absoluto.
-Lo siento -el menor sonrió apenado, ¿Por qué tardaba tanto YeoSang?
-Tampoco tienes que disculparte.
-Es tan distinto a San-SeongHwa sonrió - Tu hermano es una nube negra con pies, pero tú pareces ser más amable de lo que creí.
-Lo dice todo el mundo -miró el suelo a sus pies, demasiado tímido para decir algo más.
¿Sería prudente seguir a su novio hacia el baño? Algo en aquel chico le intimidaba, y había lidiado con un par de hombres mayores a su edad, los de último año, profesores y algún adulto mayor en la calle. Aquello contaba, sí.
-El de limpieza me hizo esperar hasta que el piso esté completamente seco, un poco odioso para alguien con poca paciencia y demasiado líquido retenido.
Inesperado, pensó HongJoong.
Oportuno, creyó JongHo.
Y SeongHwa, con un par de recuerdos frescos en su memoria, reconoció la cara conocida y poco peculiar además de atractiva.
Incluso si tratara de omitir ese sentimiento molesto en su pecho, la mano de HongJoong seguiría aferrándose a la suya.
-Lo lamento, soy...
Kang Yeosang, SeongHwa lo recordaba a la perfección.
El día de la fiesta, el primer encuentro con el peligris, SeongHwa se había fijado en un rubio en particular, su mente divagando en si podría irse con el premio mayor esa noche. Ignorando la presencia del chico que acompañaba al rubio, en ese entonces no lo sabía, pero acababa de conocerlo, Choi Jongho. También ignoró la advertencia que su amigo le había dado "Los triángulos amorosos siempre terminan mal" pero esa misma noche terminó encerrado con un sonrojado HongJoong. El destino había cambiado su carta, con ello, sus intereses amorosos.
-Park SeongHwa -extendió su mano cálida, tras los ligeros besos que HongJoong le había proporcionado. El rubio sonriente la aceptó.
-¿Irán a cenar? Podemos ir juntos -al parecer, a Yeosang le había agradado la presencia de ambos chicos.
-Me gustaría, en serio, parece un plan genial -sonrió hostigado -pero mi madre necesita mi ayuda en unos papeleos de la empresa.
-¿Tú? ¿Empresa? -el rubio elevó ambas cejas -Creí que lo odiabas.
-Larga historia -codeó al chico a su lado, no sabía que más inventar, no tenía planes esa noche salvo salir junto SeongHwa y pasar el momento, nada planeado -Sábado por la noche, podemos salir los cuatro.
-Llega a ser mentira y no vives para contarlo.
-Confía en mi, Yeo. Nunca te he fallado.
HongJoong le dedicó una sonrisa antes de pensar dos veces las palabras dichas por él mismo. Necesitaría más de una excusa para deshacerse de YeoSang un sábado por la noche.
-Nos vemos pronto.
Ambos jóvenes retornaron por su propio camino, discutiendo sobre el nuevo color de paredes y el cambio de la alfombra gris sin vida bajo el mueble de su habitación.
SeongHwa trató de ignorar la suave punzada de incomodidad en su pecho, sus ojos divisando al peligris en su propio mundo. La punzada volvía a recorrer su pecho, un presentimiento que estaba cerca de hacerse realidad.
"Arruinas todo lo que brilla en tu vida"
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