Capítulo 24
¿Pero qué cosa hice?! ¿Cómo se supone que lo veré ahora? ¡Papá, ¿por qué lo invitaste a vivir en nuestra casa?!
Dejo caer mi cabeza contra el escritorio de mi padre. He estado buscando entre sus archivos el expediente de la misión a la que fueron Alex y Luis, pero no he podido concentrarme. ¿Por qué tuve que besar a Ryan?
—Esta noche no vuelvo a casa — murmuro sobre la madera.
Y es que tenerlo tan cerca me hizo perder la cabeza. ¿Pero en qué estaba pensando? Seguro ahora cree que estoy loca.
—Un beso en la mejilla no es gran cosa, ¿verdad? — pregunto a la nada — Espero que las cámaras de seguridad no registren esto.
Levanto el rostro y suspiro. Veo la pantalla que muestra un montón de carpetas ordenadas por fechas, o al menos creo que son fechas.
—Esto será más difícil de lo que pensé.
Unos toques en la puerta me ponen en alerta. Cierro las pestañas que tengo abiertas en la computadora antes de ir hacia allá.
—¿Quién es? — pregunto al acercarme.
—Soy yo — contestan del otro lado.
Abro al distinguir la voz de Rubén. Él sonríe al verme, le devuelvo la sonrisa invitándolo a entrar.
—¿Cómo has estado Cristhel? — habla mientras toma asiento frente al escritorio.
Cierro la puerta antes de seguirlo.
—He estado bien, ¿y usted?
Me acomodo frente a él, apoyándome en la mesa.
—Igual bien. Las cosas en el laboratorio marchan a la perfección, hemos estado trabajando en algunos prototipos — comenta sonriente.
—Eso es bueno, me alegra que las cosas vayan con un poco de normalidad.
—¿Has hablado con Daniel? — cuestiona de repente.
—No he hablado con ellos últimamente. ¿Y usted?
—He hablado con él en algunas ocasiones, pero más con mi esposa y con Karely. Ellas se encuentran muy bien.
—Me da gusto saber eso.
—No he mencionado los acontecimientos de los últimos día — dice suavemente — Pero hay algo que me inquieta.
—Dígame — pido, prestando atención.
—Es momento de contarles todo, Cristhel. No sé si mi hijo te lo comentó, pero esta semana regresan a casa. Me parece mejor que se enteren cuanto antes de lo que está sucediendo, y no que se lleven una desagradable sorpresa.
¿Los chicos vuelven? Había olvidado que eso debía pasar.
—¿Regresan ya? ¿Cuándo?
—El torneo entra en receso por Navidad y año nuevo. Este viernes todos deben regresar a casa, aunque varios equipos ya se han retirado.
—El viernes están de vuelta — aseguro, más para mí que para él.
—Sí. Aurora me dijo que ya compraron los boletos, se estima que estarán aquí el viernes en la tarde.
Llegan el viernes. Y se supone que Alex debe estar aquí.
—Deberíamos decirles — menciona.
—Pero... Y si ellos si tienen un partido esta semana, no jugarán bien por la noticia, terminarán perdiendo y...
—Cristhel, calma — me interrumpe.
—Lo siento, pero es que... — guardo silencio, bajando la mirada al piso.
No creo ser buena para dar esta clase de noticias, tampoco sé si hacerlo por medio de mensajes sea la mejor opción. Pero lo que más temo es su reacción, no sé cómo vayan a tomar esto.
—Mañana es su último partido antes de volver. No recuerdo la hora, pero en la tarde ellos estarán libres — me informa.
Asiento ante sus palabras, sin ganas de hablar.
—¿Quieres que lo haga yo?
Niego rápidamente. Si de algo estoy segura es de que debo hacerlo personalmente.
—Lo haré yo — digo levantando la cabeza — Quiero y debo hacerlo.
—Bien, entonces hablaré con Aurora y Karely.
Afirmo moviendo la cabeza. Él sonríe.
—Tengo algo para ti — recuerda poniéndose en pie — Tu padre me dijo que te la diera, pero con tantas cosas lo había olvidado.
Veo que de su bolsillo saca una pulsera idéntica a la que perdí.
—El rastreador de la otra estaba intacto, pero Jorge insistió en cambiar la pieza completa — comenta entregándome la pulsera.
—Muchas gracias — digo, colocándola en mi muñeca.
—Tengo una pregunta.
—Dígame.
—Si tú tienes un localizador, ¿tu padre también tiene uno?
Sonrió ante su declaración, asintiendo como respuesta.
—¿Y por qué no lo usaron para rastrearlo? — cuestiona interesado.
—Se supone que ambos dispositivos están conectados — cuento lo que mi padre me dijo hace mucho tiempo — Cuando activo el botón una señal le llega a mi padre, lo mismo sucede cuando él lo hace. Pero su localizador está en su reloj; yo no tenía la pulsera, y su reloj quedó abandonado en el auto.
Rubén medita en mis palabras.
—Nunca noté el reloj de Jorge — murmura.
—Siempre lo llevaba debajo de su camisa y saco — explico.
—¿Y lo usaba diariamente?
—Claro, solo se lo quitaba para dormir y bañarse.
Recuerdo que cuando me dio la pulsera me prometió siempre tener el reloj consigo, dijo que estaría ahí cuando lo necesitara, y nunca rompió su promesa. Si pulsara ese botón, ¿él vendría por mí?
—Si Jorge siempre tenía su reloj, ¿por qué estaba en el auto? — inquiere Rubén.
Y ahí es donde me doy cuenta de que quizás estoy hablando de más.
—No lo sé — contesto encogiendo los hombros — Tal vez se lo quitó un momento. Quizá se iba cambiando, su saco estaba en la silla del copiloto.
—Puede ser — dice con un deje pensativo. Me temo que no creyó mis palabras.
¿Pero qué más puedo decir? No tengo idea del porqué mi padre dejó el reloj en la silla.
—Entonces confiaré en que hablarás con Daniel — cambia de tema.
—Con Ángel y Chase — completo.
Él sonríe.
—Debo regresar al trabajo. Nos vemos luego.
Camino detrás de él hacia la puerta, pero antes de salir voltea hacia mí.
—Puedes confiar en mí Cristhel — menciona en un susurro — Lo que te dije ese día sigue en pie. Cuenta conmigo para lo que necesites, sin importar lo que sea.
—Se lo agradezco.
Rubén sonríe nuevamente y sale de la oficina. Cierro la puerta con una sola cosa en mi mente: algún día tomaré su palabra.
Después de buscar por varias horas entre los archivos de mi padre, al fin pude encontrar el expediente de la misión. Y aunque me dice más de lo que ya sabía, todavía me quedan dudas sobre el asunto.
En el archivo se especifican los nombres de los agentes que debieron ir a la misión, se encuentra la fecha de partida, el avión que utilizarían, todo lo necesario para ser llevada a cabo. Y aún así, debajo de toda esa información, se puede leer en letras grandes la palabra: CANCELADA. Así, sin decir más.
En el mismo documento encontré la información que le fue proporcionada a Alex y su padre. Mi mejor amigo me había contado un poco sobre ella, y todo estaba allí, tal y como él dijo. El vuelo asignado era uno comercial, ellos debían abordar y llegar a Madrid donde Sara los estaría esperando.
No hay cambios anexados. En ningún lugar dice que el vuelo fue cambiado de última hora, ni siquiera el nombre de Carlos figura entre la información. Lo único extraño es que la misión está catalogada como información clasificada, la que fue cancelada no decía eso.
Cierro los archivos y apagó la computadora. Por la ventana de la oficina puedo notar como el sol comienza a descender. No puedo creer que me pasé la tarde entera buscando información.
Esta semana comenzó llena de investigaciones, pero es que no puedo dejar que esto se siga prolongando más y más. Tengo que darme prisa si quiero encontrar al anónimo y llegar al fondo de esto. Pensaba lograrlo antes de que los chicos regresaran, pero creo que fallé en ese objetivo.
Una semana. Es todo lo que me queda si quiero pasar navidad con mi padre.
Guardo mis cosas en mi mochila y salgo de la oficina, cerrando la puerta detrás de mí. Saludo a los pocos agentes que encuentro en mi camino hacia la salida. Estoy a punto de abandonar la agencia cuando una voz me llama a lo lejos.
─Cristhel, necesito hablar contigo.
─Claro, Azucena. ¿Qué se le ofrece?
─Estuve intentando todo el día que alguien fuera a recoger un pedido a la tienda de Margarita, pero nadie ha tenido tiempo hoy. ¿Podrías ir a buscarlas tú? Las guardaré en la bodega de la agencia, pero necesito que alguien las recoja.
─¿Y usted...?
─No puedo. Todo el día estuve trabajando y justo ahora voy a una cena. Pero confío en ti linda, nos vemos luego.
Diciendo eso, suelta un beso al aire y sale casi corriendo de la agencia.
─Fantástico ─ murmuro cuando ya no está cerca.
Miro hacia los lados dándome cuenta de que no hay nadie por aquí. El sonido del ambiente y un auto pasando en la calle es lo único que se escucha.
─Supongo que deberá perder su confianza en mí.
Acomodo mi mochila dando un último vistazo para ver si alguien aparece, pero nada cambia en el entorno. Así que sin pensarlo mucho me voy de la agencia. La noche ya ha caído, pero aún tengo tiempo para ir a aquel lugar, donde la próxima nota debe estar esperándome.
Me mezclo entre las personas que caminan por las calles hasta que veo un pequeño local con un letrero sobre él: Decoraciones Margarita. En el aparador puedo ver las luces de colores brillar, iluminando sobre algunos muñecos inflables y otros artículos.
Abro la puerta y una campana anuncia mi entrada. Una leve música navideña resuena por el lugar. Aprovecho que no hay nadie y me cuelo hasta el sitio indicado, el último estante de aquella tienda. Recorro su contenido, apreciando los diversos estilos de esferas y adornos que se exhiben.
Si algo caracteriza a este lugar es que siempre se encuentra lleno de decoraciones de temporada: navidad, día de muertos, la independencia, año nuevo, artículos de fiesta y todo lo que te puedas imaginar. Margarita siempre está al día con todo lo necesario para adornar.
Y yo agradezco que en este momento no se encuentre por aquí.
Mis ojos captan el objeto que he estado buscando. Un pequeño pingüino de peluche que se encuentra amarrado al bastidor del estante.
Recuerdo que cuando era pequeña quise que mi papá me comprara ese pingüino, pero la señora Margarita me dijo que no estaba a la venta. Me contó la historia de cómo ese pequeño peluche se lo había regalado su abuela en navidad; era una decoración de su árbol, pero a ella le había gustado tanto que no se lo pudieron negar. Fue gracias a ello que decidió abrir una tienda de decoraciones, y aquel pingüino pasa ahí toda esta temporada.
Cada año mi padre viene a encargar las decoraciones para la agencia y la fiesta, siempre que lo hace me escabullo de su lado para venir a observar el peluche. Me pregunto cómo el sujeto de las notas conoce de este lugar.
Pero ahora mi misión no es ver un pingüino.
Sin perder más tiempo, deslizo mis dedos detrás del bastidor hasta que hago contacto con una hoja de papel doblada. Tomo la nota y la guardo en el bolsillo de mi pantalón, luego regreso hacia la caja, justo al momento que Margarita sale de una puerta al fondo.
─Cristhel, buenas noches. ¿Llevas mucho tiempo esperando?
─No demasiado. ¿Cómo ha estado?
─Muy bien, el negocio marcha a la perfección. Por cierto, una mujer vino la semana pasada a hacer un encargo en nombre de tu padre, creo que se llamaba Azucena, ¿la conoces?
─Si, trabaja con mi papá.
─Se me hizo muy extraño que Jorge no viniera. Pero, en fin, tengo listo el pedido desde la mañana, ¿lo vas a llevar?
─Lo siento, pero justo ahora no puedo. Solo vine para avisar que mañana vendrá alguien a recogerlo. De verdad lo lamento.
─No te preocupes hija. También te aviso que ya contamos con servicio a domicilio, si no puedes pasar a recogerlo solo llama y lo envío ─ explica entregándome una pequeña tarjeta.
─Lo tendré en cuenta, muchas gracias y perdón por las molestias.
─No hay ningún problema. Cuídate.
─Igualmente. Buenas noches ─ menciono antes de salir de ahí.
Margarita me despide con una sonrisa. Afuera del local el frío me recibe haciendo que mi piel se erice. Froto mis brazos con mis manos intentando darme calor, mientras emprendo el recorrido de regreso a mi hogar.
Mañana será un largo día. Entre las investigaciones, el pedido que debo recoger con Margarita y la consigna de hablar con los chicos sobre lo que está pasando... Suerte que tengo a alguien que me puede ayudar con todo esto, aunque en este momento no quiera encontrarme con él.
Hola, hola. Emocionada de estar aquí después de mucho tiempo, pero se lo prometí a Sarabigallardo así que...
He aquí un nuevo capítulo.
Muchas gracias por seguirme apoyando a pesar de mi poco compromiso con la historia.
Además... En este capítulo he dejado un mensaje para ustedes *guiño, guiño*. Quién me diga cuál es el mensaje, le daré... Eh... Una lluvia de votos si tiene historia *se pone a pensar*
¡Mención especial y dedicatoria en el próximo capítulo! Y si gusta, ¡su nombre puede aparecer como extra en el libro!
Así que inserten sus teorías conspirativas sobre el mensaje aquí:
Nuevamente gracias por todo. Y no duden en seguirme en instagram, soy más activa por ahí.
Nos leemos pronto.
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