Capítulo 2
Me estiro en la cama intentando eliminar el dolor que tengo en el cuerpo, pero es inútil. Si alguien me viera pensaría que soy un fantasma, uno bola de sabanas retorciéndose en la cama. Me detengo resignado, por más que me mueva el dolor no se irá.
Pero no estoy tan mal, antes estaba peor, con calentura, dolor de huesos de y cabeza. Soy feliz de solo tener un poco de dolor, pero no tanto si tomo en cuenta de que mañana mi equipo se va al torneo nacional. Solo a Ryan Ramirez se le ocurre enfermarse unos días antes del torneo.
Escucho que se abre la puerta de mi habitación y el sonido de unos tacones en el piso, debe ser mamá. Siento como el colchón se sume del lado derecho y una mano casi imperceptible entre tanta colcha comienza a tocar mi pecho
-¿Ryan? ¿Sigues vivo? - susurra la dulce voz de mi madre.
Golpeo levemente su mano para que sepa que no estoy muerto.
-¿Ya te sientes mejor? - pregunta intentando quitar mi fortaleza.
-Ya - contesto débilmente.
-Entonces saca la cabeza antes de que te asfixies ahí dentro - me regaña suavemente.
-Es que no encuentro la salida - río intentando quitarme todo lo que tengo encima.
Escucho a mi madre reír, y luego suspira. Al fin puedo sacar la cabeza entre el mundo de sábanas y observarla, está vestida con un pantalón formal y su blusa beige favorita, su cabello castaño está amarrado en una impecable coleta alta y sus ojos están fijos en algo sobre mi buró.
-Ya me siento mejor - digo sentándome en la cama.
Ella voltea sus ojos color almendra hacia mí y sonríe.
-Mi niño, me siento mal por dejarte solo así - dice un poco decaída.
-No lo hagas, tengo mi maleta lista, mañana puedo irme con los chicos al torneo.
-Ya hablamos de eso Ryan - espeta poniéndose seria -, tu te vas a quedar aquí, no estás en condiciones para viajar, imagínate si te pasara algo...
-Pero no es mejor que quedarme solo en casa - la interrumpo.
Sí, quedarme solo no es algo que quiera hacer. Mis padres se van mañana a un viaje por el África, Samantha se va a un campamento de supervivencia, lo cual no entiendo aún. Se supone que yo también debería irme, pero mi suerte es perfecta. ¡Gracias calentura, serás mi única compañía!
-Ya sé que es la primera vez que te vas a quedar completamente solo, por eso fuimos a la compañía de seguridad que contratamos para poner cámaras aquí la vez pasada, ahí donde trabajas. Le dije al jefe que no podías ir porque estabas muy enfermo y que necesitaba que instalaran las cámaras de nuevo, le pedí el favor de que te vigile, y si ve que estás peor, que te ayude.
-¿Mamá enserio hiciste eso?
-Sí, tu jefe es un hombre muy bueno. ¿Cómo se llamaba?... ¿Juan?... ¿José?...
-Jorge - completo.
-¡Jorge! - repite como si lo hubiera recordado -. Él me ofreció su casa para que te quedes ahí hasta que regresemos.
-¡¿Qué?! - grito sorprendido.
-Así que si gustas puedes mudarte con él.
-¡No!
-Dijo que no había problema, que eras amigo de su hija y un buen chico. Te digo que es una linda persona - completa ignorando mis gritos.
-Mamá no me voy a ir a vivir con Jorge - digo.
-Bien, de todos modos mañana vendrán a instalar las cámaras. Descansa cielo - dice dándome un beso y saliendo de mi habitación.
Me vuelvo a acostar sin ganas de nada. Tomo mi celular y lo enciendo, no lo he visto desde que me enfermé así que no se que ha pasado con el mundo. Una vez encendido comienza a llegarme una lluvia de mensajes y llamadas perdidas. Chase, Daniel, Ángel, Alex... Ninguno de ella.
Ryan: Morí.
Escribo y les reenvío a los cuatro. Alex es el primero en contestar.
Alex: Si hubieras muerto no estarías escribiendo.
Ryan: Soy un fantasma, uhhh...
Alex: Los fantasmas no usan el celular.
Ryan: No soy un fantasma normal.
Mando el mensaje y escucho que suena el timbre de la puerta.
-Samantha ve a abrir - se escucha el lejano grito de mi madre.
Alex: Abre la puerta fantasma.
Espera, ¿qué? Escucho tres golpes en la puerta de mi habitación.
-¿Para que tocas?, entra y ya - dice la voz de Daniel.
La puerta se abre y los chicos entran a la habitación.
-No pues sí pareces un fantasma - se burla Alex.
-No, una momia - le sigue Dan.
-¿Vinieron a burlarse? - pregunto seriamente.
-No, yo te estuve buscando en la agencia - explica Chase -, pero nunca te encontré. Me topé con Alex, que me dijo que su padre le dijo que Jorge le dijo que tu mamá le dijo que estabas enfermo.
-Solo entendimos enfermo - susurra Ángel.
-Y decidimos que nuestro capitán necesitaba verme para mejorar - dice Daniel.
-¿Verte para mejorar? No hermano, si te ve, lo espantas y no mejora. Mejor vete - dice Ángel empujándolo hacia afuera.
-Solo vinimos de visita - comenta Alex observando por la ventana.
-Cuantos recuerdos - dice Chase.
No entiendo de lo que habla hasta que lo veo avanzar hacia mi buró y tomar la zapatilla.
-Creí que ya no la tenías - suelta Daniel.
No contesto, observo como Chase la coloca en su lugar, bajo la luz vespertina del sol que cae suavemente sobre ella. Unos ojos azules parecen observarme desde ella. Tal vez es una alucinación por la calentura.
-¿Y ya estás vivo o aún mueres? - pregunta Ángel rompiendo el silencio.
-Estoy mejor, pero no me dejan ir al torneo.
-No te preocupes, ganaremos por ti - me anima Chase.
-Y te dejaremos a Alex de enfermero para que te cuide. Alex, a partir de mañana ese es tu nuevo trabajo - ordena Dani.
-Enterado jefe - contesta serio Alex.
Los cinco comenzamos a reír.
-Hablando enserio, mañana voy a venir a instalar las cámaras que tu mamá pidió, después de ir a despedir a estos locos - informa Alex.
-Oye, el único loco aquí es Daniel - se defiende Ángel.
-Con estos amigos... - balbucea Dan.
El resto de la tarde nos pasamos hablando sobre el torneo, las jugadas que tienen planeado hacer, los lugares que piensan visitar en su tiempo libre. Lo bueno es que volverán antes de navidad, o mucho antes si los eliminan en la fase de grupos.
Entre planes, bromas y risas la noche llega más rápido que de costumbre. Los chicos se despiden y los acompaño hasta la puerta principal ya que debo salir de la cama. Todos salen menos Alex.
-Ahora les llego - les dice entrando de nuevo -. Ryan debo decirte algo - susurra viendo hacia los lados.
-Dime, no hay nadie por aquí.
Mi familia está en la cocina.
-Los chicos dijeron que voy a ser tu enfermero...
-A no te preocupes por eso, Daniel está un poco... Le gusta hacer bromas - digo para calmarlo.
-Es verdad, pero lo que ellos no saben es que no voy a estar aquí en las vacaciones. Me voy a Argentina, no se cuando volvamos - explica.
-¿A Argentina? - pregunto sin entender.
-Sí, vamos a visitar a... mi hermano - contesta un poco raro -. Nadie sabe esto Ryan, y te pido que no lo menciones.
-Claro ¿pero por qué?
-Cosas de familia - dice caminando hacia la puerta -. Pero no te preocupes amigo, aún me queda una semana. Que te mejores - se despide corriendo para alcanzar a los chicos.
Cierro la puerta y me recuesto en ella. ¿Todos se van? ¿Eso significa que estaré solo en las vacaciones? Al menos sé que puedo ir a al agencia a entrenar. Unos ojos castaños aparecen en mis pensamientos. Mi mente hace cosas raras, pero que no sueñe con seguir recordando a esos ojos.
¡Charly!, hoy vengo inspirado.
¿Como están?
¿Los trata bien la vida?
¿El colegio?
Hoy empieza lo más pesado de mi semana, ¡quedarme hasta tarde, casi noche! ¡Pero aún así me emociona! Y por eso les entrego un nuevo capítulo recién salido del horno.
Espero que les haya gustado. No olviden sus votos y comentarios, que amo contestar y alegran mi día, tarde, noche, madrugada...
Nos leemos pronto... Eso espero, no se acostumbren por que ya conocen mi lentitud. Aunque intentaré que no pase (pero aveces me da flojera intentar).
Nos leemos algún día :)
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