Capítulo 10

Me observo en el espejo de cuerpo completo en la oficina de Ana. Llevo puesto un vestido negro de falda suelta, con pequeñas mangas transparentes y unas zapatillas del mismo color. Mi cabello cae suelto sobre mis hombros.

Sin querer, mis ojos observan la puerta a través del espejo, pero esta vez mi papá no está allí. Suspiro y salgo de ese lugar para ir a la oficina de mi padre, ¿o debo decir mi oficina?

Todo se ha vuelto extraño. Personas vestidas de colores oscuros caminan por todos lados. Siempre ha sido así, pero ahora es muy diferente.

Entro a la oficina y cierro la puerta. Me dejo caer en el sofá que se encuentra por aquí, tomo mi celular y busco el número de Rebeca, aún no le he dicho nada, ¿debería hacerlo? Marco llamar antes de arrepentirme.

El teléfono suena aumentando mi nerviosismo. Al final alguien contesta en la otra línea.

—¿Hola? ¿Quién habla? — escucho una voz masculina del otro lado.

Estoy segura de que no es Rebeca.

—Hola, soy Cristhel. ¿Está Rebeca?

—¿Cristhel? — pregunta incrédulo — ¿La hija de Jorge?

—¿Si? — contesto dudosa. ¿Quién es ese sujeto?

—Hola. Soy yo, Felipe.

¿Acaso dijo...?

—¿Felipe? — pregunto confundida.

—Si — contesta conteniendo la emoción.

—No puede ser. ¿En serio eres tú? ¡Santo cielo! Cuantos años sin verte... O, escucharte — corrijo, ya que no lo puedo ver.

Escucho como ríe del otro lado de la línea y no puedo evitar sonreír. Por un momento se me olvida la razón por la que hice esta llamada.

—Ha pasado mucho. ¿Como has estado? ¿Todo bien?

—Sí, todo ha estado bien.

—Me alegro por ti. ¿Sigues en la agencia? ¿Tu padre como está?

—Si, sigo en la agencia. Mi padre... Supongo que está bien — intento no mentirle.

—Ya veo... ¿Y que ha sido de... Alexis? ¿Siguen siendo amigos? — pregunta en un tono que no puedo descifrar.

—Claro, seguimos siendo amigos — menciono intentando sonar feliz.

—¿Está por ahí? — pregunta con cuidado.

—No, él está...

—Cierto, lo había olvidado. Mi mamá me contó — me interrumpe — Y bueno, ¿cuál fue la verdadera razón de tu llamada?

¿La razón? Temo decírtela.

—Solo quería saber como estaba tu mamá, y mandarte un saludo — miento.

—Ella está bien, salió con mi tía a dar un paseo. Y por el saludo, pues, creo que me lo has dado en persona.

—Es cierto. Bueno, tengo cosas que hacer. Fue un placer volver a hablar contigo — me despido de él.

—Jamas pensé que esto sucedería. Saluda a mi hermano cuando lo veas. Adiós Cristhel.

—Adiós — digo y cuelgo la llamada.

Me paro sin ganas y camino hasta el escritorio, tomo la carpeta donde está el discurso que mi padre escribió. Comienzo a leerlo, imaginando que es su voz la que dice esas palabras. Unos golpes en la puerta interrumpen mi lectura.

—Adelante.

Ryan asoma la cabeza a través de la puerta. Sonrío al verlo, él hace lo mismo e ingresa. Lo observo sin poder evitarlo, lleva puesto un pantalón negro, una camisa blanca y una corbata negra, su cabello está peinado de manera que le da un aire formal.

—¿Todo bien? — pregunto cuando cierra la puerta.

Él asiente mientras se acerca.

—Solo vine a ver como sigues — comenta apoyándose en el escritorio. No lo dice, pero puedo ver en sus ojos que está preocupado.

—Estoy bien — contesto sonriendo.

—¿Ya le informaste a los chicos? — cuestiona de repente. Sé a que se refiere.

Me dejo caer en la silla del escritorio, él hace lo mismo frente a mi. Hasta podría decir que es mi primera reunión como jefa de esta agencia.

—No me he comunicado con ellos. ¿Tú lo has hecho? — indago para cerciorarme.

—No he tenido tiempo.

—He pensado que es mejor no decirles nada — Ryan me mira desconcertado — Ellos están lejos, me he asegurado de que esta noticia no salga de la agencia, y estoy segura de que Rubén no le ha informado a Dani sobre lo que sucedió.

—Pero son nuestros amigos, ellos deben saber lo que pasó. Alex también era su amigo.

—Lo sé, lo sé. Pero creo que es mejor que las cosas sigan así. Ellos están en un torneo importante, no quiero que esto los desconcentre, o haga que se regresen. No me gustaría que se preocupen por cosas que ya pasaron y que no pueden cambiar.

—Creí que habías aprendido que es mejor decir la verdad — me recuerda viéndome con decepción.

Y su mirada también duele.

—Ryan...

—No me quieras convencer Cris, ellos deben saberlo, no puedes ocultarles algo así — me interrumpe.

Lo observo por unos segundos, el desvía la mirada hacia el piso.

—Ryan...

Unos golpes en la puerta me interrumpen nuevamente. Resoplo viendo con cierta molestia como la puerta se entreabre, Rubén asoma la cabeza, como si la anterior mención de su nombre lo hubiera llamado.

—¿Están ocupados? — pregunta entrando a la oficina.

—No, solo hablamos — contesta Ryan. Puedo notar una pizca de fastidio en su voz.

—Quería hablar con ustedes — expone cerrando la puerta y acercándose a nosotros — Me gustaría saber si le han contado algo de lo que pasó a Daniel.

Ryan y yo intercambiamos miradas.

—No hemos hablado con nuestros amigos — confieso.

Veo como suspira disimuladamente sentándose a lado de Ryan.

—Me alegra escuchar eso. Yo tampoco le he comentado nada, a nadie. Estoy seguro de que mi familia querrá volver para saber que es lo que está pasando. Creo que es mejor esperar a que se calmen las aguas antes de contarles a ellos.

Volteo hacia Ryan disimulando una sonrisa.

—¿No cree que se pueden molestar por ocultarles esto? — inquiere viéndome seriamente.

—Espero que lo entiendan — contesta Rubén.

—Lo harán — aseguro devolviéndole la mirada.

Ryan solo voltea hacia otro lado.

—¿Ya has hablado con Rebeca? — cuestiona Rubén haciendo que deje de ver a Ryan.

—Si... Bueno, no. La verdad es que acabo de llamarla — digo mostrando mi celular —, pero no estaba, el que contestó fue Felipe.

—Felipe — repite sonriendo — Ya debe ser todo un hombre. Hace mucho que su nombre no es mencionado por este lugar.

—¿Será porque no tiene nada que ver con este lugar? — especulo.

Él ríe poniéndose en pié.

—¿Entonces no dirán nada? — pregunta para estar seguro.

—Puede contar con mi silencio — accedo colocándome en pie.

Rubén sonríe y voltea hacia Ryan, quien tiene la vista sobre un archivero en la esquina de la oficina.

—También con el mío  — dice sin verlo.

Rubén asiente y se despide de nosotros. Lo acompaño a la puerta y cierro cuando sale. Me quedo un rato con la espalda pegada a la pared, viendo a mi amigo, él solo niega con la cabeza.

—Se siente raro que alguien te esté observando — suelta de repente, haciendo que desvíe la mirada.

—No te estaba observando — comento caminando hacia la ventana, dándole la espalda.

—Lo que usted diga, jefa.

Escucho como arrastra la silla y sus pasos acercándose. Siento su presencia detrás de mí, el olor de su perfume llega suavemente a mi nariz, recordándome a aquella noche. Sonrío.

—No me explico como es que estabas justo ahí para atraparme — susurro, pero sé que él me escucha.

—Tal vez sólo estuve en el momento correcto a la hora correcta — dice en el mismo tono.

—Debí escapar mientras pude.

—Que bueno que no lo hiciste — menciona él.

Por alguna razón siento que mi corazón se acelera. Tengo ganas de voltear a verlo, pero no sé si debo hacerlo.

—No debí mentirte, ¿cierto? — pregunto con cierto nerviosismo. Temo escuchar la respuesta, y sin embargo, quiero escucharla.

Él guarda silencio, pero sé que sigue detrás de mí, lo siento, siento su presencia, siento su aroma, siento... ¿Su mano tomando la mía? Una corriente eléctrica recorre mi cuerpo.

Volteo por impulso, lo primero que veo son sus ojos, que me observan de una manera que no puedo descifrar. Me suelta suavemente, dejando que me gire por completo, la distancia que nos separa es casi inexistente. Él sonríe dando un paso hacia adelante, retrocedo por impulso chocando contra el ventanal.

—Quizá si debiste mentirme — susurra como respuesta a una pregunta que vagamente recuerdo.

Alguien toca a la puerta logrando asustarme, Ryan se separa rápidamente, un poco incómodo. Me aclaro la garganta intentando encontrar la voz.

—¿Quién? — pregunto como puedo. Esperando que mi corazón recobre su ritmo normal.

—Soy Ana — apenas escucho debido a la lejanía de la puerta — ¿Éstas ocupada?

—Voy — digo trotando hacia la puerta. Respiro antes de abrir y sonrió al ver a Ana — ¡Hola Ana!, ¿qué te trae por aquí? — pregunto en un tono más alto a lo normal.

Ella me mira con desconfianza.

—Solo vine a avisarte que la ceremonia está por comenzar — informa sin dejar de analizarme con la mirada.

—La ceremonia — murmuro algo desconcertada — No te preocupes, voy para allá — le aseguro intentado sonreír.

Ella asiente y se retira por el pasillo.

—Debemos ir a la ceremonia — le digo a Ryan pasando junto a él

Tomo la carpeta con el discurso de mi padre y salgo de su oficina a toda velocidad.

¿Pero qué acaba de pasar?


Después de mucho tiempo, al fin... ¡¡tenemos nuevo capítulo!!

Y estoy muy feliz por que Misión Cenicienta ha alcanzado los... (Redobles de tambor)... ¡¡¡20k de lecturas!!!

Gracias a todos los que esperan pacientemente a que actualice. Gracias ti, que votas, comentas, lees, y me dejas tus teorías conspirativas.

Y como celebración, aquí les dejó un hermoso dibujo realizado por Kudoji Kudoji. ¡Me encanta!, y lo quiero presumir con todos ustedes. Espero que no los haga llorar... Ok, me pasé.

Tengan un lindo día, y semana. Nos leemos pronto...

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