Extra 1. Anónimo


El timbre sonaba en el departamento, Akutagawa salió molesto a recibirlo – su correo y paquetería señor Akutagawa

― Gracias – respondió firmando

Cerró la puerta y suspiro, fue cuando lo vio - ¿Por qué tienes que salir siempre por paquetes? Estábamos en medio del sexo – se quejó el albino con la sabana envolviéndolo.

― Oye, me gustan los paquetes, es emocionante, además pedí algo nuevo

― ¿juguete?

― Si, uno bonito para ti – menciono dejando el paquete en la mesa, Atsushi se acercó para verlo – es un

Atsushi pudo verlo, tomo aquella carta papel dorado – Akutagawa

― ¿mmm?

― Esto es un anónimo

― Debe ser alguna factura

Atsushi inflo sus mejillas y abrió la carta, en correcto, era anónimo.

"tus ojos tan candentes como el sol me estremecen cuando se apaga la luz, tus manos frías como la noche me arropan sin vergüenza por la noche. Solo una noche rodeado de tus brazos me darían vida por mil años, siendo mil años inolvidables"

"Eres demasiado sexy, te dejo mi número telefónico, quedemos en algo. Firma, anónimo"

Había leído Atsushi en voz alta, Akutagawa estaba sonrojado y un poco emocionado de ello, el menor lo miro con furia en sus ojos

― ¡AKUTAGAWA!

― O-oye, tigrecito bonito, yo no he hecho nada, bebé yo solo tengo

― ¡te mandaron un anónimo para que tengas sexo! – grito molesto

― Pero yo solo quiero sexo contigo, y tu colita de tigre

― ¡basta! – grito una vez más molesto. Comenzó a oler la carta y el mafioso le miro confundido

― Bebé... - le llamo de forma amorosa, no quería hacerlo enojar más

― Cállate, busco un rastro

― No eres perro Jinko, eres tigre

― Cállate, encontraré a esta sabandija sin que se dé cuenta y lo pondré en su lugar

Después de aquella discusión por la mañana, Atsushi salió, debía ir a trabajar, se topó en el elevador con el vecino, - buen día vecino – Si, Atsushi se había acostumbrado a ser el vecino de los vecinos del mafioso. Era normal, Akutagawa solía dormir en el día y salir por la noche sin mencionar que solía usar la ventana.

― Buen día – respondió amable pero sinceramente molesto

― ¿pasa algo?

― Solo... un anónimo que llego hoy, estaba algo desconcertado

― Ya veo, deberías ser cuidadoso

― Lo sé, usted es ¿oficinista no?

― Así es, de la empresa de entretenimiento

― Espero que tenga un gran día

― Y tú también

Se despidieron en la planta baja, y el menor fue a trabajar, sus vecinos nuevos siempre eran tan amables.

Atsushi había pasado toda la mañana en el trabajo pensando quien habría hecho aquel anónimo, y odiaba pensar que Akutagawa dormía tranquilamente en su casa. El pequeño agente sabía que el mafioso no llamaría al número pero odiaba pensar que estaban invitándolo a sexo casual. – Atsushi-kun, una vez más pensativo, ¿lloverá?

― Dazai-san ¿usted tiene sexo casual?

Aquello saco de orbita a Dazai sonrojándose – oh bueno... ¿Por qué?

― Invitaron a mi novio a una noche de pasión y sexo casual

― ¿y que dijo él?

― Nada, que no iba a llamar ni nada pero me perturba esto

― Entonces, llama tú

― ¿debería?

― Claro, averigua quien es el suripanto

― Tiene razón Dazai-san. Eso haré.

Atsushi armo su plan, Akutagawa salía a trabajar como a las cinco de la tarde en pleno atardecer o incluso en el anochecer, espero solo un poco después de las seis, cuando vio la sombra negra salir, fue cuando el albino fue al departamento topándose una vez más en el elevador o más bien, antes de entrar al elevador – vecino, buena tarde

― Buena tarde – respondió - ¿tan pronto en casa?

― Por suerte mis jefes tenían pendientes con otra empresa y pude salir temprano –le sonrió – en realidad no he cenado ¿quisieras acompañarme?

― Oh e-es que iba al departamento... - suspiro – claro, le acompaño

― No tienes que sentirte obligado

― No, creo que es mejor así – le sonrió - ¿invita?

― Claro, estoy invitando

― Soy Atsushi, por cierto

― Y yo Nobuko Orihara

― Es un placer Orihara-san

Atsushi sonrió y ambos salieron a cenar.

Habían ido a un puesto cercano donde vendían tazones de ramen, Atsushi lo disfruto bastante y la plática no fue nada mala – entonces así llegue a una empresa de entretenimiento

― Orihara-san es sorprendente todo lo que sabe hacer con números, mi jefe era maestro de matemáticas y solo me lo puedo imaginar gritando. – Orihara reía de ello

― Si, suelen vernos como malhumorados pero las matemáticas son lindas

― No sé mucho de matemáticas, solo lo básico

― No te ofendas, entonces ¿Cómo trabajas?

― Oh, mi trabajo necesita más de ingenio y comprensión; trabajo mucho con eso a diario

― Ya veo... - le sonrió – podría enseñarte matemáticas en las tardes si gustas

― ¿eh? ¿podría?

― Claro, somos vecinos, estamos para ayudarnos

― ¡sería maravilloso! Es tan amable – menciono sonriente.

Había olvidado por completo el anónimo, ambos habían vuelto al edificio de departamentos y se despidieron. La noche siguió avanzando pasando el tiempo y llegando la madrugada. Mientras Atsushi dormía sintió un bulto encima envolverlo, sonrió y le abrazo – Ryu, llegaste temprano hoy – menciono mientras el mayor le abrazaba

― Si, termine rápido ¿Qué tal día?

― Fabuloso, ¿estas herido?

― Ninguna

― Duerme

― Si capitán

Siguió abrazándolo, así era más fácil dormir. Más tarde, por la mañana, apenas salía el sol cuando despertaron, Atsushi bostezo sonriéndole – buenos días

― El tigrecito amaneció contento

― Si, anoche cene un rico ramen de aquí cerca

― ¿de verdad? ¿me comprarás la próxima?

― Si, te compraré todos los tazones que quieras Ryu

― ¿y sabes que quiero desayunar ahora?

― ¿Leche de tigre?

― Y galletitas también.

Sus besos comenzaron y con ello subieron el volumen de ello, una vez más, siendo interrumpidos por el timbre. Atsushi miro molesto el reloj – ¡son las seis! No puede ser

― Solo iré a ver qué sucede – se quejó el mafioso

El azabache se levantó, el timbre sonaba una y otra vez haciendo al azabache dudar de las circunstancias, ¿Qué era aquello tan insistente? Abrió la puerta de golpe con Rashomon a sus espaldas, pero no, no había nada, miro alrededor y nada. Cerró la puerta una vez más y con ello se topó un anónimo. Tomo el papel, si, ni siquiera venía en carta, era una hoja suelta.

"tan existo como un plato, quisiera comerte entero como un ramen en su plato. No te olvides de llamarme, al menos que tu noche pienses en mi". De nuevo el numero estaba escrito, Akutagawa arrugo el papel y lo tiro, no necesitaba que su amante volviera a enojarse. Fue hasta la habitación donde Atsushi acomodaba su ropa – oye que haces

― Me vestiré

― No, tengamos sexo

― No quiero

― No lo hemos hecho en cinco días

― Reclámale a tu cartero - se quejó – ya sabes que me toma una hora ir a la agencia desde tu casa.

― Tenemos... - miro el reloj en su celular – 35 minutos y te quedan 10 para arreglarte. Por fis

― Akutagawa

El azabache lo abrazo y lo jalo a la cama – anda di que si – Atsushi sonrió y le miro

― ¿Por qué te vuelves tan dulces y tierno en momentos así?

― Porque así te convenzo

― Tonto...

La pijama del albino salió volando al suelo de la habitación, su cadera era sujetada por el mayor y sus dedos bajaban rápido, debía ser seguro, rápido y sumamente rico. Pero claro, la historia no terminaría allí. El azabache aflojaba la entrada del menor, sus dedos se abrían y cerraban mientras el joven le acompañaba con movimientos de cadera – está listo Ryu

― Solo un poquito más, quiero que lo disfrutes y

― Ryunosuke, mételo ahora o llegaré tarde

― Si, voy

Saco sus dedos teniendo al menor relajado, su miembro tocaba la punta y claro, el timbre, el hermoso y odioso timbre. Ambos decidieron ignorarlo pero antes de lograr meterlo, el timbre siguió sonando y sonando, era como haber dejado algo pegado.

Ambos chicos salieron de la cama, Akutagawa con Rashomon y Atsushi con la sabana y unas garras de tigre. Abrieron la puerta y no, no había nada. Se miraron entre ellos y volvieron a entrar. Ya no había tiempo. Atsushi fue a tomar un baño con agua fría mientras el mayor vigilaba - ¿Qué harás? – pregunto el menor saliendo del baño

― Estaré vigilando, esto es raro

― Seguro tu anónimo sabe que tienes un amante y por eso no nos deja coger

Akutagawa reacciono sobre la carta que recibió anteriormente, trago saliva y le miro - ¿debería mudarme?

― Nah, estamos bien – beso al mayor en su frente – descansa o no podrás trabajar en la noche, debo irme

― Si me mudará, podría conseguir algo cerca de la agencia ¿no crees? No tendrás que irme tan temprano

― No sé, no creo que mudarse sea la solución – menciono – ya, me voy – se acercó besándolo y le sonrió – te amo

― Te amo

Diablo maulló y el albino lo acaricio. Tomo su mochila y salió de allí, - vecino buen día – escucho. Akutagawa se acercó a la puerta para ver por la perilla

― Orihara-san, buen día

― ¿listo para trabajar?

― Si, aunque quisiera seguir en la cama

― Hablando de eso ¿alguien te vino a despertar? Escuche mucho tu timbre

― No, no lo sé, no había nadie

― Oh ya veo

Aquella conversación la escucho el azabache hasta que ambos entraron al elevador, miro el pasillo y luego a la puerta del enfrente - ¿desde cuándo tengo un vecino? 



...

Pues ya saben como soy, espero que lo disfruten mucho, el extra es bastante divertido 


¡Gracias por leer!

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