Cuando lo estaba traduciendo al capitulo, esta canción sonaba en ese momento, y yo de sensible que soy llore mientras lo escribía je. (posiblemente la letra de la canción no tiene nada que ver con e momento)
Si quieren escuchar el tema cuando aparezcan (***) esos signos, pueden hacerlo.
Disfruten el capitulo ♡
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Audrey pudo escuchar las noticias en la televisión mientras caminaba hacia la cocina, yendo instantáneamente en dirección a la cafetera. Ella no se dio cuanta de quien estaba en la cocina con ella, murmurando un bien día asumiendo que era uno de sus hermanos, pero la voz que le respondió la dejo paralizada. Colocando la taza en sus manos hacia abajo, giro sobre sus talones para mirar, su expresión se quedo en blanco al ver quien era.
— ¿Por qué diablos estas aquí? — Las palabras salieron de su boca sin ninguna vacilación, sus ojos se entrecerraron en una mirada fulminante.
— Es bueno también verte, Audrey. — John Gilbert asintió, poniendo los ojos en blanco con un suspiro.
— Eso no responde mi pregunta. — Audrey dijo sin rodeos. — ¿Por qué diablos estas aquí? ¿Quién te dejo entrar a la casa?
— Responde la pregunta. — Elena le dijo mientras entraba, luciendo tan poco impresionada de verlo como lo estaba su hermana.
John las ignoro a ambas, levantando su taza hacia la gemela mayor. — ¿Café?
— No vamos a hacer esto. — Elena le advirtió, cruzando los brazos sobre su pecho. — Hicimos eso anoche. No más evasiones. ¿Por qué estas aquí?
— ¿Lo dejaste entrar a la casa? — Audrey se dio cuenta, mirándola con incredulidad. — ¿Has perdido la cabeza?
Audrey estaba convencida de que habían visto lo último de John Gilbert, después de que Katherine le arrancara los dedos a su regreso de la ciudad. Al enterarse de que ella y Elena fueron adoptadas, Audrey trato de imaginarse como se verían sus padres biológicos en su cabeza, y quienes eran en realidad arrojo esas expectativas por la ventana. Para ella, no importaba quienes fueran, nadie podría remplazar a su mamá y a su papá. Ella lo sabía desde el principio. No importa que, Miranda y Grayson eran sus padres, e Isobel Flemming y John Gilbert simplemente afirmaron eso para ella.
— Estoy aquí para protegerlas. — John respondió a las gemelas vagamente. — Eso es todo lo que puedo decir por el momento.
Elena lo miro con incredulidad. — ¿Qué quieres decir con que es todo lo que puedes decir?
— Les contaré más cuando esté convencido de que puedo confiar en las dos.
Audrey soltó una fuerte burla. — ¿Nosotras somos en lasque no puedes confiar? ¿Estas bromeando, verdad?
Antes de que pudiera decir algo, Jenna entró corriendo a la cocina y dejo su bolso sobre la mesa. — Oh Dios, llego tarde.
Alaric la siguió por detrás, riendo levemente. — ¡Eso es lo que obtienes por presionar el botón de posponer tres veces!
Jenna hizo una pausa en sus pasos, mientras sus ojos se posaban en John, sin siquiera tratar de ocultar su disgusto. — ¿Qué demonios?
John miro a la pareja, la misma miraba en su rostro que les había dado tanto Elena como a Audrey. — Buenos días a ti, Jenna. Alaric...
La mujer Sommers lo miro por un momento, antes de mirar a sus sobrinas en busca de respuestas. — Esta bien, estoy confundida, ¿verdad? — Pregunto a las chicas, antes de pirarlo. — Porque no te esperábamos, como, nunca.
— Bueno, llegue tarde anoche. — El hombre Gilbert se encogió de hombros. — Elena me dejo entrar.
— Sabes, probablemente ya me voy. — Alaric dijo después de un momento, intercambiando una mirada con las gemelas por un momento, antes de salir.
— Todavía estoy confundida. — Dijo Jenna.
— Decidí volver y quedarme un tiempo. — John le informo con simpleza.
Jenna rápidamente negó con la cabeza. — No aquí, no te quedaras.
— En realidad, no puedes evitar que viva aquí.
— De hecho, puedo, como tutor legal.
Ante eso, las hermanas intercambiaron una mirada, sabiendo exactamente lo que John estaba a punto de hacer. E instantáneamente, ambas tuvieron el mismo sentimiento de culpa acumulándose dentro de ellas, junto a la ira hacia el hombre que estaba a su lado.
Había un toque de arrogancia en la voz de John mientras hablaba, mirando expectante a las gemelas. — Si, sobre eso... um, Elena, Audrey, ¿quieren que le explique la situación, o les gustaría hacer los honores?
Jenna miro a los tres, claramente confundida y frustrada. — Esta bien, ¿Qué esta pasando? — Ella espetó con impaciencia.
Elena suspiro, mirando hacia abajo por un momento antes d volver a mirar a su tía, con la culpa clara en sus ojos. — Lo siento, Jenna. Beberíamos habértelo dicho antes pero...
— Soy el padre biológico de Elena y Audrey. — John la interrumpió sin rodeos. — Ahí, ahora lo sabes. — Con eso dejo su taza y salió, dejando a las tres mujeres solas en la cocina.
— ¿¡Qué?!
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Audrey estaba enojada.
En este punto loco, se sintió como un eufemismo. Después del abrupto nuncio de John a Jenna, se fue por el día y Jenna se fue poco después de el. No era difícil decir que estaba herida, ahora sabía que Elena y Audrey le habían ocultado esto en secreto, y la forma en que lo descubrió solo lo había empeorado. Al escuchar por que John estaba de regreso en el pueblo, fue lo que realmente hizo que Audrey perdiera los estribos.
Aparentemente, Stefan había pasado ayer tratando de localizar a Isobel, después de que Katherine le dijera que podría tener respuestas sobre Klaus. Su búsqueda los había llevado hasta John, quien aparentemente tenia información que podía ayudarlos, pero aún no les había dicho nada. Stefan había hecho esto a pesar de que Elena le había pedido que no lo hiciera, y a pesar de sus preocupaciones sobre lo que podría significar para el trato con Elijah. Un trato en el que Audrey tenía mucha mas fe que en John Gilbert, quien no era conocido por cumplir promesas.
— ¿Dónde esta John? — Damon preguntó cuando Elena lo dejo entrar, mirando de inmediato alrededor.
— No está aquí, se fue. — Elena le informó. — No sabemos a donde fue. Simplemente le anuncio a Jenna que es nuestro padre y luego se fue.
Damon hizo una mueca ante eso. — ¿Eso es de conocimiento publico ahora?
— Aparentemente. — Audrey murmuro.
Sus ojos azules miraron entre las gemelas. — ¿Están bien ustedes dos?
— Si. — Elena suspiro, tomando un sorbo de su café. — La cabeza de Jenna esta dando vueltas, pero estamos bien.
— Ella esta bien. — Audrey corrigió. — Todavía estoy debatiendo poner su maleta en el patio y arrojarle una cerilla.
— Huh. Tanta ira en una persona tan pequeña. — El Salvatore reflexiono, a lo que Audrey se limitó a hacerle caso omiso. — ¿Dijo que estaba haciendo aquí?
— No. — La mayor negó con la cabeza. — Sabes, Stefan cree que esta diciendo la verdad acerca de querer ayudarme.
Él arqueo una ceja. — ¿Le crees?
— No, no le creemos ni por un segundo.
— Yo tampoco.
Elena se acercó a él, cruzando los brazos sobre el pecho. — ¿Qué vamos a hacer?
— Matarlo. — El Salvatore respondió con simpleza, regresando hacia la puerta. Puso los ojos en blanco ante la alarma de Elena, levantando las manos con inocencia. — Estoy bromeando. Esta bien, hablo un poco en serio.
— ¡Damon!
— no voy a hacerle daño, Elena. — Dijo, ganándose miradas dudosas de las gemelas. — Soy el buen chico ahora, ¿recuerda?
Ella lo miro con recelo. — ¿Qué significa eso?
— Voy a tener una conversación cortés con tu padre. — Dijo, antes de darse la vuelta y salir de la casa.
— Está bien, tengo que ver esto. — Audrey reflexiono, agarrando su chaqueta y siguiéndolo con rapidez.
— ¡Espera, voy contigo! — Elena corrió rápidamente ras ellos, cerrando la puerta principal detrás de ella.
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Cuando los tres llegaron al Grill, Elena y Audrey fueron y se sentaron en una mesa por su cuenta, mientras Damon fue a hablar con John. Accedieron a dejarlo interrogarlo solo, después de fue Damon accediera a no hacer nada estúpido, gracia a las suplicas de Elena. La gemela mas joven se sentó con una mano envuelta alrededor de una limonada, la otra sosteniendo su teléfono, tratando de averiguar donde estaba Caroline. Si Jon planeaba quedarse, Audrey no quería estar cerca de la casa y sabia que podía contar con Caroline como distracción.
— ¿No es Andie Star? — Elena habló rompiendo el silencio en el que habían estado.
Audrey miro hacia arriba, mirando hacia donde miraba su hermana. Ella puso los ojos en blanco cuando vio a Damon sentado en la barra, con un vaso de bourbon en la mano. Claramente, su charla con John había sido breve. Vio que Jenna estaba junto a él y otra mujer a su lado, un rostro que la gemela menor reconoció rápidamente.
— La misma. — Ella asintió. — Ella estaba informando sobre el memorial esta mañana.
— Parece que Jenna se la presenta a Damon. — Elena observo a los tres con atención.
— Pobre Andie. —Musito Audrey, ganándose un giro de ojos de su hermana. Miro a su gemela enarcando una ceja. — ¿Por qué estas tan interesada de todos modos?
— No me interesa. — Elena se sacudió rápidamente. Haciendo que Audrey se burlara. Ella levanto sus manos en el aire inocentemente. — ¡No me interesa!
— Mm, lo que digas. — Audrey asintió, moviendo la cabeza hacia ella.
Elena le dio una pequeña mirada, sacudiéndola cuando el mayor de los Salvatore se acercó a ellas.
— La dejaste por completo. — Dijo la mayor, mirando a una Andie cabizbaja.
— Me estoy alejando de todas las mujeres en este momento. — Damon informó, tomando un sorbo de su bebida.
— Eh. — Audrey parpadeo sorprendida. — Nunca pensé que escucharía esas palabras salir de tu boca.
Damon la miro, pero no discutió en contra. — Créeme, es lo mejor para las mujeres de todo el mundo.
— De nuevo, algo que nunca pensé que oiría.
Elena suspiro, su teléfono sonó impidiendo que la pareja discutiera. — ¿Stefan? — Pregunto ella respondiendo la llamada. — ¿Qué es? — Una mirada de alarma aparece en su rostro, haciendo que Damon y Audrey la miren confundidos.
Al ser una conversación que no se podía tener abiertamente, los tres terminaron en el baño del Grill vacío, donde Elena les explico la situación. Mientras estaban lidiando con John, Stefan había estado tratando de manejas una situación diferente, que ahora había caído en picada. Tyler había descubierto la verdad sobre Mason Lockwood, a pesar de todo lo que Caroline había estado hacinado para ayudarlo, y había perdido los estribos con ella. Mientras Stefan intentaba hablar con el, el hombre lobo que había mordido a Rose había tomado como rehén a Caroline a cambio del chico Lockwood.
— ¿Por qué me estoy enterando de esto ahora? — Damon espetó, paseando por el pequeño espacio que tenían. Elena suspiro. — Stefan estaba preocupado de que tu-
— ¿Qué voy a hacer? — Él la interrumpió. — ¿Qué lo mataría? Por supuesto, es lo que tiene que suceder.
— No, Damon, no Tyler. — Elena al instante descarto el pensamiento, sacudiendo la cabeza. — Haz lo que tengas que hacer para recuperar a Caroline, pero deja a Tyler fuera de esto, ¿de acuerdo?
— ¿Por que? — Damon respondió obstinadamente. — Es un hombre lobo, necesita morir. Estoy dispuesto a matarlo, es ganar-ganar.
— ¡No si le va a costar la vida a Caroline! — Audrey espetó enojada.
— Rey, eso no va a pasar. —Elena le dijo con firmeza, viendo el pánico en los ojos de su hermana. Luego extendió la mano, colocando su mano nuevamente sobre el brazo de Damon, con una mirada suplicante en su rostro. — Damon por favor, ¿de acuerdo? Demasiadas personas están muertas.
Sus ojos parpadearon hacia donde descansaba su mano y la miro con fastidios. — Necesitas dejar de hacer eso.
— ¿Hacer que? — Preguntó, apartando su mano
— Asumir que interpretare al chico bueno porque eres tu quien lo dice.
Elena no se dejo llevar por sus palabras y simplemente se acerco a él, hablando en voz baja. — Se el mejor hombre, Damon.
La puerta del baño se abrió rápidamente y John irrumpió con una mirada entrecerrada y sospecha en su rostro. — ¿Qué pasa?
— Nada.
No se movió, sus ojos parpadearon entre su hija mayor y Damon. — Eso no es lo que parece.
— Bueno, adivina que, John la confianza funciona en ambos sentidos. — Damon espetó, volviéndose hacia él con una mirada dura. — Vete fuera ahora.
— Mira, no tenemos tiempo para esto. Necesitamos recuperar a Caroline. — Intervino Audrey, que no estaba de humor para perder mas tiempo.
— No necesitamos hacer nada. Yo me ocupare de eso. — Damon les dijo a las dos chicas, antes de girarse para irse, mirando directamente al hombre Gilbert. — Primer deber de papá: castigar a sus hijas. Mantenlas aquí. — Con eso, pasó junto a él y se fue.
— ¡Vamos contigo! — Las gemelas protestaron juntas, abriéndose paso para seguirlo.
Pero John rápidamente bloqueo su camino, impidiéndoles salir por la puerta. — No, no, no, no. Estoy con Damon en esto. — Lo ignoraron, tratando de pasar, pero el contiguo bloqueando su camino. — No, deténganse, deténganse. No van a ir a ninguna parte. Solo dime que esta pasando.
Finalmente, John dejo a las dos chicas solas en el baño, después de que se las arreglo para explicar la situación. En ese momento, ambas sabían que Damon se había ido hacia mucho tiempo, por lo que cualquier oportunidad que tuvieran de ayudar se había ido.
— No van a salir de este restaurante. — John apareció en su camino una vez más, cuando las dos finalmente regresaron al restaurante.
— No puedes decirnos que hacer. — Elena espetó, su temperamento ahora tan corto como el de su hermana.
— Si, puedo. ¿Quieres saber porqué? — Argumento. — Porque estoy aquí para asegurarme de que ambas estén a salvo.
— Gracias, pero no. Tenemos eso cubierto. — Audrey le informo en breve.
— ¿Estas hablando del trato que hiciste con Elijah? ¿De verdad crees que va a cumplir la promesa que te hizo? Poner tu fe en él fue una tontería.
Audrey soltó una fuerte burla, dándole una mirada incrédula.
— ¿Estas diciendo que deberíamos poner nuestra fe en ti? ¿Después de todo lo que les hiciste a Stefan y Damon? — Elena le pregunto, mirándolo como si estuviera loco.
Lo cual, en este punto Audrey solo podía asumir que lo era.
— Hemos tenido nuestras diferencias y he cometido errores, pero ustedes dos y yo somos familia.
— No puedes usar esa palabra. ¡Esa palabra esta fuera de tu alcance! — Elena le espetó.
John suspiro. — Bien, pero eso no cambia los hechos.
Lena asintió lentamente, negando con la cabeza a Audrey, quien abrió la boca para decir algo. Por la expresión en su rostro, Audrey sabia su hermana lo tenia cubierto, así que retrocedió. Pero su mirada no vacilo cuando Elena hablo. — Tienes razón. Los hechos son los hechos, así que escucha: puedes ser nuestro padre, pero nunca seremos tus hijas, ¿entiendes? — Elena luego lo empujo a un lado y una Audrey siguiéndola.
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(***)
Audrey estaba sentada con las piernas cruzadas en su cama, su teléfono frente a ella, sus dedos golpeaban sus piernas con ansiedad. Solo necesitaba saber que Caroline estaba bien. Ella era su mejor amiga, y si algo le sucedía, sabia que no era eufemismo decir que se volvería loca. Dio unos golpecitos en la pantalla con el dedo, encendió el teléfono para no ver mensajes nuevos y se dejo caer de nuevo en la cama soltando un suspiro.
— ¿Podemos hablar?
Miro hacia la puerta y puso los ojos en blanco al ver que John estaba allí. — ¿Tenemos que hacerlo?
— Intentaría disculparme por lo de antes, pero se que no quieres escucharlo. — Comenzó, caminando lentamente más hacia el interior de la habitación. — Entonces, te daré esto en su lugar. — Le dijo, ofreciéndole algo.
Audrey se obligo a sentarse, entrecerrando los ojos ante lo que fuera que colgaba en las yemas de sus dedos. — No quiero nada de ti, John.
— No es mío, es tuyo. — Le dijo, sentándose en el borde de la cama a pesar de su ceño fruncido, y colocando el objeto en sus manos. — Algo que le diste a Grayson. A tu verdadero padre.
Ella miró su mano y su rostro vacilo ante lo que vio. Era un llavero, uno que no había visto hace mucho tiempo. Era una pieza rectangular de plata, que tenía grabado un dibujo que había hecho cuando tenía cinco años, con las palabras mi papá garabateado debajo con su vieja escritura desordenada. El dibujo en si era solo una figura de palo, pero tenia su mejor intento garabateado en el cabello de su padre en la cabeza circular, con un gran corazón de amor dibujado a su alrededor. Le dio la vuela y leyó la inscripción que le habían grabado.
Te amo siempre,
Audrey.
Se lo había regalado como regalo de cumpleaños cuando ella tenía trece años. Había estado de compras con Caroline en el pueblo, cuando vio una tienda que hacia los llaveros, e inmediatamente supo que seria el regalo perfecto. Después de eso, paso meses ahorrando para compara, asumiendo tareas adicionales y cualquier otro trabajo que pudiera. Podría recordar la sonrisa que lucia cuando él abrió, y el abrazo de oso en el la envolvió después, diciendo que él también la amaba. Audrey sintió las lagrimas brotar de las esquinas de sus ojos, mientras envolvía su mano alrededor de el, agarrándolo con fuerza.
— Yo... pensé... — Tartamudeo, tragando el nudo en la garganta. — La cadena se rompió un día, él tenía la intención de arreglarlo, pero nunca pudimos encontrarlo para arreglarlo.
— Estaba en una caja de cosas que me dejo tu papá. Debe de haberse perdido. — John le dijo, dejando escapar un pequeño suspiro. — Como le dije a Elena, sé que no soy nada para ti. Miranda y Grayson, eran tus padres, y siempre lo serán. No puedo culpar a ninguna de las dos por odiarme, no después de todas las cosas horribles que hice. Lo que he hecho. Pero cuando perdiste a tus padres, perdí a mi hermano, a mi familia. Perdí el camino. Sé que probablemente nunca arreglare las cosas contigo, pero haré todo lo posible para protegerte a ti, proteger a Elena y proteger esta familia. — John le dio unas palmaditas en la rodilla, se puso de pie y salió, dejando a Audrey sola con sus pensamientos.
En el segundo en que su puerta se cerró con un clic, la chica Gilbert dejo escapar un sollozo que había estado conteniendo, sus ojos vidriosos mirando hacia el llavero. No paso mucho tiempo hasta que un par de brazos la rodearon y Audrey supo quien era y entero la cabeza en el hombro de Elena.
— Lo se... — Elena sollozó, frotándole la escalpada. — Todo va a estar bien, Rey.
— Los extraño. — Audrey soltó, con la voz quebrada. — Realmente los extraño, Lena.
— Yo también. — Elena se aparto y limpio las lagrimas de su hermana con suavidad y le apretó las manos con fuerza. Gentilmente la puso de pie. — Vamos. Se que duele, pero ahora mismo, tenemos a una amiga que realmente nos necesita.
Audrey asintió, y una vez que las hermanas empacaron una bolsa de viaje, se reunieron con Bonnie y Stefan en la casa Forbes. Audrey tenia el llavero guardado en su bolsillo trasero, no quería separarse de el ahora que lo tenia. Las tres chicas se escondieron de la vista, cuando Stefan llamo a la puerta principal hablando con una Caroline que sonaba cansada.
— Estoy bien. — Le aseguro la rubia.
— Bien. — Stefan asintió con una pequeña sonrisa. — Pero por si acaso, traje algo.
Caroline frunció el ceño con confusión, hasta que Elena, Audrey y Bonnie aparecieron detrás de él, agarrando sus bolsas. — Vamos a hacer una pijamada. — Elena dijo con una suave sonrisa.
— No lo hemos hecho en mucho tiempo. — Bonnie asintió.
— Y hace mucho que estamos atrasadas en una fiesta de pijamas. — Audrey añadió.
Caroline les dedico una sonrisa temblorosa, hasta que estallo en lágrimas, y no pasó mucho tiempo hasta que las tres la abrazaron con fuerza.
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Buenas buenas, acá otro capitulo, espero que les este gustando.
si quieren y pueden, me encantaría saber que les esta pareciendo, si los capítulos son muy largos, etc. Pueden comentar.
¡Gracias por leer!
Guadi.
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