Amanecer
ANOMALÍA
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel, Tierra 3490-MCU.
Parejas: Stony.
Derechos: a contar locuras nada más.
Advertencias: muchísimo angst, humor, violencia y escenas que pueden herir sensibilidades. Que sobre aviso mininesco no hay engaño felinesco.
Gracias por leerme.
***
Amanecer.
Oh, won't you stay with me
'Cause you're all I need
This ain't love, it's clear to see
But darling, stay with me
Stay with me, Sam Smith.
Enfrentar a Steve en su taller era una escena más que conocida para Natasha, no se sorprendió de que llegara a preguntarle sobre el estado de su reactor, el por qué no podía repararlo y que consecuencias traería aquello. Afortunadamente la experiencia lidiando con capitanes necios le ayudó para sortear todo el histérico interrogatorio hasta que pudo llevarlo a planear la llegada del resto de los Vengadores. Obviamente cuando estuvieron frente a la máquina cuántica de Pym, Rogers volvió a preguntarle, pero Logan estaba de su parte interviniendo para decirle sobre la promesa de ayudarles pues ahora que los demás héroes estaban por arribar, guiados por Richards y Susan, la presencia del Skrull debía ser revelada. Con una sonrisa de agradecimiento, la castaña miró a Wolverine, este a un lado del Capitán América.
-Creo es mejor que se ponga ese escudo en la espalda, se ve muy agresivo si lo tiene en mano.
-Cierto, gracias Logan.
-No me agradezcas aún.
-¿Logan?
-Buenas noches.
Steve no fue lo suficientemente rápido para esquivar el ataque del cañón propulsor que Stark le lanzó, ayudada por Logan quien dio una zancadilla al otro, empujándole con fuerza para estamparlo contra una pared y dejarlo noqueado por al menos los siguientes minutos. El campo cuántico se activó, con Viernes anunciando la llegada de los Vengadores.
-Gracias, Logan.
-Este hombre es bipolar, no quiero que me estorbe cuando decida que siempre no quiere que alguien muera.
-Seguro lo haría. ¿Listo?
-Adelante.
El portal se abrió, los Vengadores entrando uno a uno, con Natasha dando súbitos abrazos que anteriormente había rechazado y que los demás tomaron como un gesto de emoción al verlos regresar sanos y salvos. Ninguno notó los pequeños chips que puso en sus espaldas, mientras esperaba a que al fin el equipo saliera. Logan levantó su nariz, señalando a quien era el Skrull con sus fosas nasales dilatándose al detectar el inconfundible aroma de un espía extraterrestre. Richards como Susan no tuvieron chips porque de inmediato reaccionaron, separando a los Vengadores de quien se hacía llamar Natasha Romanoff y a quien el mutante saltó, enterrando sus garras en su pecho para atravesarlo, cortando su corazón ante la vista horrorizada de los demás quienes cayeron inconscientes en el acto mucho antes de poder levantar un dedo para pelear. Reed los atrapó para que no cayeran tan rudo en el suelo, con Susan examinándoles por si acaso mientras Logan y Natasha observaron ese cuerpo cambiar a uno de piel verde y arrugada con orejas puntiagudas.
-Su peste era evidente -comentó Logan, gruñendo y sacudiendo sus garras.
-Sospeché de ella por su cambio de cabello, la auténtica espía rusa jamás escondía su color de cabello, usaba pelucas todo el tiempo porque el color rojo era el que adoraba su amante.
-¿Qué le dirás a los demás?
-Yo hablaré con ellos -dijo Richards, mirando a todos los Vengadores inconscientes por el disparo de somnífero- Suficiente ha pasado Toni para continuar con esto.
-Gracias, Reed.
-De nada, linda. Sabes que siempre contarás con nosotros. Aunque se deba hacer esto.
-Es lo triste, no debería pasar así.
-Vamos, todos estamos juntos, ahora debemos tomar un descanso -animó Susan, llamando a la castaña para entrar al complejo.
Cuando los Vengadores despertaron y exigieron respuestas, Toni casi no dijo una palabra, resistiendo con estoicismo todos los ataques, quejas y maldiciones que le fueron proferidos por haberlos engañado de forma tan ruin. Le reclamaron su falta de confianza, el que siempre los estuviera usando como si fuesen sus lacayos robóticos. Hubo todo tipo de insultos a los que ella no respondió, cruzada de brazos bajando su mirada a su regazo mientras todos alrededor de la mesa soltaban su rabia contra ella. Solamente Reed, Susan y Logan la defendieron, entrando en una pelea de argumentos que no iba a llevar a ningún lado, más los ánimos se encendieron demasiado como para tratar de aligerar el pesado ambiente. Stark solo suspiró, apretando sus manos entre sus piernas y cerrando sus ojos. Ese no era su mundo, no era bienvenida y al parecer, todas las decisiones que tomara ahí estaban condenadas al escarnio.
-Suficiente -tronó la voz de Steve, callando a todos en la sala de juntas- No vamos a pelear entre nosotros. Aquí a un lado tenemos el cadáver de un Skrull, del otro un guantelete con las seis Gemas del Infinito. Son dos problemas en los que me gustaría que enfocaran sus energías.
-Pero...
-No, Clint. Ya está bien de todo esto, de continuar peleando entre nosotros terminaremos muertos como el resto, ¿es lo que desean?
-No, Capitán -corearon los demás.
-El mundo nos necesita, Toni nos necesita. Puedo decir que incluso el multiverso nos necesita. Necesito que comiencen a trabajar ya, el cadáver, el guantelete. AHORA.
Logan bufó, volviendo su mirada a la castaña quien se levantó para ir a su taller sin decir nada, también se pondría a trabajar para ayudar al resto si bien de momento no tenían pensado dirigirle la palabra. Steve fue tras ella, cerrando las puertas al entrar.
-Toni, no hagas caso.
-Era su amiga, yo la maté.
-Era un Skrull, no nuestra amiga.
-Gracias por... defenderme, me supongo.
-¿Puedes mirarme al menos?
Toni respiró hondo, girándose sobre sus talones para verle. -Dilo, Steve.
-¿Qué debo decir?
-Traicioné tu confianza.
El rubio negó, jalando una silla para sentarse. -Escucha, estoy sorprendido y quizá enfadado por la manera en como me noquearon, pero lo entiendo. Eres una mujer de ciencias, hechos. Todas las evidencias sobre mí apuntan a que no sé mantener mi palabra, ¿cierto?
-Yo...
-Hiciste lo que tenías que hacer para asegurarte de que no hubiera fallos. Aceptaste el riesgo de ser insultada como lo fuiste en la sala de juntas con tal de que nosotros siguiéramos con vida. Ellos ahora no lo pueden ver, pero lo harán cuando sus cabezas se enfríen.
-A veces me da la impresión de que no son conscientes del peligro real al que se enfrentan.
-Nos falta pericia, y buenos consejos.
Toni se mordió una mejilla por dentro, soltando sus herramientas que habían estado pasando de una mano a otra y que dejó sobre su carrito. Caminó hacia donde Steve, buscando también una silla de ruedas que llevó hasta donde el capitán para sentarse frente a él. El rubio le miró unos minutos en silencio, ese rostro angustiado, adolorido. No le dijo nada en espera a que ella hablara y quizá por fin le contara lo que en realidad le estaba sucediendo.
-Lo siento, ¿de acuerdo? -murmuró Natasha con voz quebrada y ojos húmedos- Yo... hay algo que debes saber.
-Adelante.
-Steve, esto que ha ocurrido, lo de Kang y mi llegada... es mi culpa.
-Toni, no, esto no es tu culpa.
-Lo es -sonrió ella, limpiándose una lágrima y jalando aire- Yo soy la anomalía.
-¿Qué?
-Soy la anomalía -la castaña rió con más lágrimas- Cuando Kang invadió nuestro mundo, traía consigo un dispositivo que manipulaba el espacio tiempo y le proveía de una energía que por nada estuvo a punto de matarnos a todos. Yo descubrí como romper esa fuente de alimentación, pero no tenía algo tan poderoso para robar esa energía más que mi reactor, así que fui directo a esa máquina, enlacé mi reactor con ella para desequilibrarla. Hubo una burbuja de explosión plásmica que se tragó a Kang, yo creí que estaba muerto como yo... porque caí desde el cielo al suelo de manera nada suave. Steve me abrazaba llorando por mí. Cuando volví a abrir mis ojos me encontraba en este universo sin saber cómo o por qué. Lentamente, gracias a Reed Richards, descubrí que mi reactor alteró aquel dispositivo y que cuando este Thanos chasqueó sus dedos en ese preciso momento, se creó una fisura entre multiversos, específicamente tu universo con el mío. Un error. Que sigue gracias a mí.
-Toni, espera, no me gusta lo que estás implicando con eso.
-Por eso no puedo estar en el reino cuántico ni tampoco viajar por el tiempo, soy una anomalía espacio tiempo.
-Toni, por favor...
-Para que tu universo vuelva a lo que era, necesita desaparecer la anomalía. Kang lo sabe, pero no va a matarme, así como así. Necesita mi reactor que seguirá proveyéndole cuantas anomalías necesite para ir de universo en universo y conquistarlos. Y si el ingenuo Thanos de este mundo llega a darle el Guantelete del Infinito, creará un bucle del que nunca saldrán vivos, nadie en el multiverso.
Steve negó con fuerza, alcanzando las manos de la castaña que apretó entre las suyas.
-No puedes morir, no quiero. Debe haber otra salida.
-No la hay.
-¡Siempre la hay! -exclamó el capitán con sus ojos rozándose- ¡Tiene que haberla!
-Steve -Toni le sonrió, dando un apretón a sus manos- Si mi plan resulta, puedo rehacer el daño que el chasquido de dedos hizo. Devolver a todos.
-Y tú morirás.
-Ya estaba muerta, Steve.
-No, no. Me niego.
-¿Por qué siempre tienes que ser tan necio, incluso aquí?
-Ya no quiero perder a nadie. Menos a ti.
Natasha bufó apenas, acercándose más y liberando una mano que llevó a la mejilla húmeda de Rogers al estar llorando por ella. Limpió con cariño su rostro mientras le hablaba.
-Sé que me quieres, pero no es a mí a quien realmente buscas. Es a Tony. Tu Tony. De la misma forma que sé que no eres mi esposo. Steve Rogers de Tierra 3490. Y sin embargo... no podemos evitar el querer estar cerca uno del otro, protegernos. Llorar por el otro.
-Esto no es justo. Así no.
-Tenía una idea original sobre este plan, sin embargo, luego de conocerte, de pelear entre nosotros. De escucharte... cambié por algo más. Me atreveré a ser un poco más egoísta, aunque no tan kamikaze como pensaba serlo.
-¿De qué hablas?
-Quiero pedirme un enorme favor.
-Pídelo.
-¿Podrías hacerme una de estas tartas de queso que te salen tan bien?
Steve le miró como si le hubieran salido dos cabezas en ese momento, echándose a reír luego al mismo tiempo que la castaña quien besó su mejilla que luego se tiñó de rojo.
-Está bien.
-Necesito descansar, iré a dormir un poco.
-Gracias por salvarnos, Toni.
-Mmm, siempre lo haré, no importa qué versión sean.
Llegó una extraña noche donde todos volvieron a reunirse, esta vez en el comedor para cenar tranquilamente con un postre que el mismísimo Capitán América había cocinado. Los Vengadores le pidieron disculpas a Natasha por los gritos anteriores, tal como le había dicho Steve -aunque éste tuvo una charla con cada uno a solas- una vez que se les enfriara la cabeza todos recuperarían la sensatez y entenderían el por qué de su acción. A mitad de la cena llegaron los Richards con un poco más de comida que Thor agradeció igual que Rocket. No era nada agradable pensar que habían confesado secretos personales, sentimientos y esperanzas a un Skrull al que creyeron era su amiga espía rusa cuyo paradero se desconocía. Toni los animó diciendo que probablemente estaba viva, aunque presa en alguna base Skrull, repartiendo rebanadas de tarta de queso que saboreó entre bromas de los demás. Steve observó a la castaña, suspirando apenas. Un codazo de Nébula lo hizo levantar su mirada hacia ella.
-Dile lo que sientes y ya.
-¿Qué...?
-Si ella llega a morir, te habrás arrepentido. Lo está esperando, o lo necesita. No sé bien.
Cuando todos se retiraron a descansar con esa extraña comezón propia de la inminente batalla que estaba por comenzar, Steve fue a la recámara de Toni para hablar sin sorprenderse de encontrarla despierta, cruzada de piernas a mitad de la cama mirando las pantallas holográficas que Viernes había desplegado para ella sosteniendo una taza de café en la mano. El capitán se sentó en silencio a su lado, observando su perfil serio al estar tan concentrada en todas esas fórmulas, ecuaciones y gráficas que iban cambiando conforme tecleaba algo. Al fin la castaña desapareció las pantallas, recostándose contra la cabecera de su cama mirando a Steve fijamente con su taza sobre su estómago, ya vacía, pero bien sujeta por sus dos manos.
-Me gustas, Toni.
Natasha bufó, aunque sus ojos se rozaron. -Lo sé.
-¿Yo no te gusto?
-Claro que sí, desde el principio.
-Entonces, ¿por qué...?
-Desde el primer instante en que me viste pareció que deseabas matarme. No iba a llegar a colgarme de tu cuello y besarte con amor diciéndote "hola, querido esposo de otro universo".
-Bueno, eso lo entiendo -el rubio torció una sonrisa, jugando con la sábana entre sus dedos- Es que... bueno yo...
La taza salió rodando por la orilla de la cama a la alfombra cuando Toni la soltó para jalar de la camisa al capitán y estamparle un beso en los labios. Steve al principio pareció desconcertado, pero enseguida entendió el mensaje, abrazándola hasta pegarla por completo a su cuerpo. Todas las prendas fueron cayendo igual que la taza de café, a veces entre pequeñas risas por las torpezas de uno o por las prisas del otro. No hubo palabras mientras sus cuerpos desnudos se entrelazaron desesperados, revolviendo las sábanas. Solamente se escucharon jadeos y gemidos cuando el rubio embistió a la castaña con un gruñido escapando de sus labios, ella tirando de su rostro para besarle de nuevo como si deseara olvidarlo todo, al menos así lo sintió el capitán. Una ansiedad por borrar el dolor que inundaba sus ojos, que callaba sus labios.
Para Toni era todo eso y más, no queriendo pensar en lo que estaba sucediendo, enfocándose más en lo que su cuerpo estaba sintiendo. El fuego de la pasión que al fin encontraba una salida luego de tanta tensión. Mordió y lamió esa piel que era tan distinta, pero al mismo tiempo le hizo sonreír con tristeza por la calidez tan idéntica a aquella dejada atrás. No se reprimió para llamar entre quejidos de placer el nombre de Steve, perdiéndose en sus ojos azules que reflejaron los suyos. Ella lo giró, quedando arriba para moverse a plena libertad, rasguñando ese fornido pecho. Las manos del rubio sujetaron sus caderas con tanta ternura para evitar que estuviera lastimándose que estuvo a punto de llorar, prefiriendo ahogar esos sollozos con un nuevo beso. Fue una mezcla entre cierto salvajismo de Natasha y la cariñosa paciencia de Steve adorando su piel hasta que terminaron exhaustos, piernas entrelazadas, cuerpos sudados descansando hasta el amanecer.
Toni prácticamente escapó de la recámara en cuanto despertó para huir al edificio Baxter donde habló con Susan de lo que había hecho, paseándose de un lado a otro cual bestia enjaulada y moviendo sus brazos en el aire con frenesí hasta que Susan le detuvo, obligándola a sentarse en el sofá donde tantas veces le consolara y fuera confidente de esos secretos que solamente la esposa de Richards sabía. La mano gentil de la rubia peinó sus cabellos descompuestos que no había tomado la molestia en cepillar, mirándole con una media sonrisa en el rostro.
-Es que no has hecho nada malo.
-Solo le puse el cuerno a mi viudo.
-Toni, quisiera encontrar una palabra correcta que decirte a toda esta situación, pero...
-Es imposible en mi estado.
-De verdad, si pudiera hacer algo. Lo mínimo que fuera, lo haría sin dudarlo.
-Me escuchas y eso ya es mucho para mí.
-Tienes que volver, Steve se sentirá mal de no encontrarte.
-No sé como voy a verlo a la cara.
-Como lo has estado haciendo todo este tiempo, linda -Susan picó su mejilla con tristeza- Voy a llorar mucho, ¿lo sabes?
-Lamento eso. Pero todo va a estar bien, te lo juro. Como que soy Natasha Stark.
-Por eso entristezco.
-Susan -la castaña buscó sus manos, apretándolas- Dime un nombre para una niña, el que más te guste. Valeria no. Ese te lo puedes quedar.
La rubia rió y luego sollozó, limpiando su rostro. -Emma. También me gusta.
-Okay, bueno sí tengo que irme porque siento aquí en lo profundo de mi reactor que este día no terminará sin una feroz pelea por el bien del multiverso. Los veré luego, ¿verdad?
-Te quiero, Toni. Y Emma será...
Natasha le sonrió, besando su frente y despidiéndose aprisa de ella antes de que terminara la frase, corriendo de vuelta al cuartel de los Vengadores donde ya el Capitán Rogers le esperaba con ansiedad y algo ofuscado al despertar en una cama solo. Ella solamente le hizo señas sin sentido explicando que Reed le había llamado con la complicidad siempre silenciosa de Viernes. Logan gruñó a sus palabras, preguntando mejor por el desayuno al cual se unieron el resto en una charla mezclada entre datos que habían recopilado del cuerpo del Skrull espía y lo que habían estado trabajando tanto con las gemas como el reino cuántico. Así les alcanzó el mediodía en el jardín principal con Carol instruyéndoles sobre las habilidades de los Skrulls mientras que Toni hizo lo propio sobre las capacidades de Kang.
-¿Qué ha sucedido entre el capitán y tú? -preguntó Thor a la castaña, mirándole con picardía.
-Nada -un traicionero sonrojo apareció en las mejillas de Stark, igual que una tos.
-Esa nada ha cambiado cosas.
-¿Cambiado? ¿Para bien o para mal?
-Entonces sí pasó algo.
-No estoy afirmando ni rechazando nada.
El Asgardiano rió de buena gana, levantando una de sus fuertes manos para despeinarla y seguir entrenando. No fue el único con esa mirada sospechosa. Nébula y Rocket parecían haber entrado en una apuesta sobre ello. Toni les ignoró por el bienestar de su mente aunque en cierto momento un quejido por cierta molestia en su cadera hizo que todos se quedaran callados unos segundos, que a Steve le diera un ataque de tos y después Logan se carcajeara, provocando una oleada de risas entre los Vengadores cuya respuesta de la castaña fueron maldiciones en cuanto idioma conociera antes de que los brazos del capitán vinieran a detenerla de golpear al descarado de Logan rodando en el pasto como si fuese un niño pequeño.
-Tranquila.
-¡Es tu culpa!
-¡Ja! ¡Lo sabía! -Rocket alzó un puño al aire.
-¡Cállense! ¡Cállense!
-Es imposible -negó Clint, señalando la playera que Stark traía.
Por las prisas de huir del rubio y hablar Susan Richards, Natasha no se percató de la prenda que se había puesto. Era la playera de Steve, esa gris que tanto le gustaba usar cuando entrenaban y que todos ellos sabían que era del rubio. Thor se encogió de hombros cuando Toni le miró acusadora porque no le dijo nada al respecto cuando fue el primero en verla regresar. Carol se limpió lágrimas en los ojos, aplaudiendo luego para devolver la concentración a donde debía no sin antes mofarse de la castaña cuando le aconsejó que descansara un poco porque estaba "adolorida". Los colores en el rostro de Steve jamás dejaron de aparecer, aunque hubo un momento, sentando en una banca junto a Natasha que observó aquel momento con un alivio en el corazón. Todos parecían felices y sin preocupaciones, no angustias por lo que venía ni tampoco el rostro sombrío por las pérdidas. De manera accidental ambos habían ayudado a que sus amigos y familia tuvieran una alegría.
No fue solamente eso, Steve mismo se percató de lo bien que se sentía al verlos así, y no era una sensación desconocida que estuviera experimentando por primera vez. No. Ya lo había sentido antes cuando había trabajado codo a codo con Tony. Al fin comprendió las palabras que la castaña había estado repitiéndole desde que se conocieron de forma tan atropellada, realización que se manifestó en su expresión. Natasha se dio cuenta, sonriendo con algo de tristeza y ojos temblorosos. Quizá una de sus misiones estaba ya completada, no tenía más que hacer en ese universo, salvo el ayudarlos a que todo volviera a ser como antes. Darle una oportunidad a ese Steve que no era su esposo, pero se sentía como él a que reconociera y pudiera recobrar lo perdido con el Tony real, no ella usurpando un sitio. La mano de Toni buscó la del capitán para entrelazarla, apretando sus dedos con fuerza para darse valor a sí misma si bien el rubio al volverse a ella no lo vería de esa manera.
-Vamos a ganar, Steve.
-Juntos -le sonrió este.
-Te he pedido muchas cosas en estos días, soy algo exigente lo reconozco. Habré de pedirte algo más, una sola cosa más.
-¿Qué es?
Natasha tomó aire, mirándole fijamente. -Cuando llegue el momento, no lo dejes ir.
-No comprendo.
-Lo harás cuando lo tengas enfrente. Por favor, hazlo por mí, ¿quieres?
-...okay.
-Gracias.
-Sabes que no lo hago como un favor o deuda, Toni.
-Ni yo tampoco, Steve.
-¡Uuuuuhhhh! ¡Son novios! ¡Se besan! ¡Se abrazan! -canturreó Rocket y Clint al mismo tiempo.
-¡USTEDES DOS ESTÁN BIEN MUERTOS! -rugió la castaña, levantándose para ir a perseguirlos.
El Capitán Rogers solamente negó sin ir a detenerla, ya sabía que eso no tenía caso. Se quedó confundido por sus palabras tan enigmáticas, sin embargo, por esta vez y por primera vez, se dio la oportunidad de confiar en un Stark de ojos cerrados. Haría lo que le había pedido, aunque no supiera exactamente a qué se refería. Lo haría por ella, por él, por los Vengadores, por el universo.
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