Capítulo 8
—Muchas gracias por venir a verme, ¡los amo mucho, fans de Italia! —no hubo necesidad de hablar en italiano en dicho país, esto porque yo pensaba que me entendían (que sí lo hicieron). Así como tampoco hubo necesidad de aprender a hablar chino o japonés cuando me presenté allá, aparentemente, todo el mundo entendía bien mi inglés.
Pero haré un recuento de todas las ciudades que visité:
Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Colombia, Brasil, Houston, New York, New Jersey, Louisiana, Las Vegas, Detroit, Cleveland, Pittsburgh, Detroit, Ohio, Montreal, Vancouver, Toronto, París, España, Italia, Sidney, Tokio y Pekín (en ese orden); estando en Estados Unidos, Europa, Canadá, Australia, Japón y China, se me vio obligado a cantar las canciones en inglés de mi disco. Fueron muchos estados (países y continentes) en donde di conciertos, necesitaba descansar y relajarme un poquito, así que decidí ir a Itaville. No me dejaron ir a Itaville porque después del último concierto en Estados Unidos, me hicieron viajar a Francia.
De nuevo, en L'Olympia, di tantos conciertos ahí unos meses antes de lanzar mi disco debut, que ya lo sentía como mi hogar. Salvo que en esta ocasión no estaban todas mis inseparables amistades, como Lezley, Lindsay, Candy, Ryck, Logan, Dylan y Richard (tuvo que regresar a Suiza por culpa de su padre; otra vez)
La buena noticia fue que durante mi concierto en New York, lo invité al escenario para cantar la canción que llevaba su nombre. Cantamos mirándonos a los ojos y con ambos brazos entrelazados. Algunos me advirtieron que no debería besarlo, argumentando que eso sería poco profesional y que ya habíamos cansado a todos con nuestra relación, e incluso había quienes pensaban que nuestra relación era falsa. Aunque no lo desmentimos, intentamos ser más cuidadosos entre nosotros. También vimos un par de videos en YouTube que presentaban teorías sobre por qué nuestra relación podría ser falsa. Toda una locura, aunque con muy buenos argumentos.
De nuevo, me encontraba solo, sin nadie a quien darle un beso de buenas noches o alguien a quien amar. Escuché que mis amigos; Logan y Ryck, descargaron Tinder (además de que Logan tenía Grindr, Hornet, Bumble y Badoo), mientras que Ryck ya tenía una relación algo estable (que, por cierto, encontró en Tinder). Logan, por otro lado, solo buscaba tener encuentros sexuales con todos los hombres que pudiera tener en su cama, ya que estaba claro que Logan era cien por ciento gay, no bisexual como Richard me había dicho que él era. Al mismo tiempo, no quería iniciar una relación a través de Tinder, debido al reciente documental que se estrenó en Netflix, llamado «El Estafador de Tinder».
Ya no me dejaban cantar covers, porque tenía que pagarles regalías a los artistas por cantar sus canciones, no sabía que tenía que hacerlo, ¿o sea que David les pagó sus regalías a los artistas por permitirme cantar tantos covers en París (y en México no estoy completamente seguro de quién les pagó a las y los integrantes RBD y a Ingratax)?; los artistas no me cobraban, eran sus Community Management. Aunque debía ser parte de sus reglas por parte de su disquera (a lo mejor cuando yo fuera más famoso y los nuevos artistas quisieran cantar covers míos; así empecé, me pagarían regalías por haber cantado una canción cien por ciento original mía).
Después de estar en Francia, también viajé a España e Italia, bastantes lugares; este sí era un Tour Mundial, o sea, no viajé a los cinco continentes; o siete, dependiendo del punto de vista que se viera. Pero sí viajé a muchas partes del mundo (incluso aunque todavía estábamos en pandemia).
—¿Crees que puedo tomarme un descanso de todo esto, Cam? —le pregunté a Camila en cuanto acabé mi concierto en Italia, bajé del escenario en el estadio y me encontraba tras bambalinas.
—¿Te digo la verdad? —asentí con la cabeza, esperando lo peor—. No creo que puedas tomarte un descanso; además de que tú eres como el chico que hace covers, ¿cuántos discos de covers tienes?
—Siete —respondí cabizbajo; avergonzado por tener tantos discos de covers y solo uno original—. Grabé casi un disco por mes con una disquera independiente que, siendo sinceros, sí me explotaba.
—Pues ahora que terminó el tour, te van a pedir que escribas más canciones; debido a que escribiste todas las canciones de tu primer disco, te van a pedir que las grabes y otra vez todo lo que te pidieron hacer para este disco —ay, no, ¿en serio, Camila? Tal vez no sea tan malo. Solo tenía que acostumbrarme a ello.
—¿Photoshoot, promoción, cantar en un Mix Up, firma de autógrafos, videos musicales y otro tour?
—Sí, tal vez no en ese orden y tal vez no sean las mismas actividades, el punto es que sí, volverás a dar promoción a tus nuevos discos —puse los ojos en blanco, porque era muchísimo trabajo, me encontraba cansado y resoplé un poco—. Querías ser cantante, ¿no? Ese es el precio de la fama y el éxito, Louis.
—¿Quieres decir que no puedo tomarme un descanso de toda esta vida de cantante? —puse una mirada de acongojamiento mientras veía cómo mi campo de visión disminuía gracias a una lágrima que estaba por salir de mi ojo derecho.
—¡Oye! —Camila se percató de que iba a empezar a romperme a llorar—. Estoy jugando, es obvio que te darán un descanso, pregúntales cuánto tiempo quieren entre cada álbum; aunque recién es tu era debut, tranquilo. Yo sé que tú podrás con esto.
—¡Te agradezco mucho, Camila! —Camila me preguntó por Richard, una pregunta que estuve evitando que la gente me preguntara. Pero decidí responderle a Camila dónde carajos estaba Richard Vallaj—. Richard… él volvió a Suiza, está trabajando duro para su padre.
—¿Alguno de los dos estudió una carrera? ¿Fueron a la escuela?
—¡Sí, estudiamos en el mismo colegio hasta llegar a la universidad! Por desgracia, ahí nos separamos. Yo estaba estudiando en Juilliard por una beca que me regaló el mismo Richard —«pero no terminé la carrera», pensé.
—Entiendo —Camila bajó la mirada y volteó a ver a su derecha mientras apretaba un poco sus labios, jugando un poco con su brazalete y sus delgadas y largas uñas color magenta—. ¿Y Richard estudió algo? ¿También dejó la escuela?
—Pues —alargué mucho el fonema de la letra "e"—. Eso debió pasar, claro. Pero no. Él tuvo que irse a trabajar a Suiza por culpa de su padre, creo que ahora él se va a encargar de la empresa que le pertenece a su familia y que su padre fundó en primer lugar, por eso es que se va a viajar tanto a Suiza.
—Sí, él nos lo contó, Gerald —si les contó todo eso, ¿por qué me preguntaste por él, Camila?—. ¿Está todo bien?
—Sí —le respondí con benevolencia en mi voz—. Yo solo quiero saber si lo recuerdan bien.
—No te enteraste por mí —ahora Camila iba a contarme un chisme que se suponía que yo no debía saber—. Richard nos dijo aquel día que adora pasar tiempo contigo desde que te encontró en París. Y fue una de las mejores cosas que le han pasado en la vida.
—De nuevo: es como si esta película ya la hubiera visto antes en algún lado, son los mismos diálogos y todo —¿por qué mi vida estaba en constante repetición como si de una rutina se tratase?—. Quisiera que me dijeran algo más, ¿sabes? Todo eso ya lo sé y me lo ha dicho tantas veces que ya empieza a ser un poco tedioso. Ya me harté.
—Ah, entonces ¿también te dijo que se intentó suicidar cuando estuvo en Suiza por culpa de su padre? —no, estaba seguro de que omitió ese pequeño detalle y Camila se dio cuenta de que cometió un error al mencionarlo por mi expresión poco agraciada.
—¿Qué acabas de decirme? —la amargura en mi voz era inminente—. ¿No se le ocurrió que yo también sufrí por él, pero no intenté hacer algo tan estúpido porque sabía del dolor que les hubiera causado a él, a las y los demás cuando se enteraran de mi suicidio?
—¡Lo siento, no me grites! —tenía razón, yo estaba gritándole y ella solo me comentó un secreto que Richard le confió, por algo no quería que yo me hubiera enterado de ello—. Es por esa razón que Richard no quería que te enteraras de ello en primer lugar, él solo me lo contó a mí y no quiso contárselo a Tania; porque le cae mal, o a Daniel; él le da mala espina —sí, eso sí lo sabía.
—Lo de Daniel sí me queda claro —y tal vez a todos les quedaba claro que Richard odiaba a Daniel—. Lo de Tania no sé y no tenía ni idea de que Richard quiso suicidarse estando en Suiza.
—Lo siento, Gerald —Camila se ruborizó un poco—. No debía decirte nada, se supone que se lo prometí a Richard que no te contaría nada; por favor, haz como que no sabes nada.
—Dalo por hecho, Camila, de todos modos no tengo por qué decirle a Richard; si no me lo quiso contar fue por algo, aunque sí me duele que no lo haya hecho. Pero es decisión suya.
—No te lo quiso contar porque él sabía que te preocuparías mucho por «algo de nada», que es como él lo describió, yo sé que esto no es algo de nada.
—¿Qué? —grité—. ¿Richard piensa que intentar suicidarse es «cosa de nada»? ¿Quién se cree que es? —Camila asintió con la cabeza—. ¡No es posible que Richard piense que un intento de suicidio es cualquier cosa!
—¡Deja de gritarme! Lo sé, se lo planteé y me cambió el tema de repente.
—Y eso es muy egoísta porque ni siquiera está pensando en mí; en lo mucho que sufriría por él, lo mucho que me haría falta y no pensó nunca en qué es lo que haría sin él.
—¿Crees que es egoísta el hecho de que se hubiera suicidado? —Camila me estaba entendiendo.
—Sí, solo piensa en sí mismo y no parece que le importe lo que sentí cuando me dejó en París por irse a Suiza; aunque ni siquiera haya sido culpable.
—Pienso lo mismo —ahora me sentía muy estúpido por ello—. Pero él no se fue por gusto, se fue por culpa de su padre; no podemos olvidar ese tema —Camila alzó los hombros.
—Lo sé, aunque parezca que no lo sé y que le tengo rencor.
—Tranquilo, Louis, no importa —con su mano tocó mi hombro derecho—. Lo único que pienso es que reclamas y culpas mucho el pasado, guapo.
—Tal vez necesito ir al psicólogo, me lo he planteado.
—Menos mal no pensaste que ir al psicólogo es para gente loca —sí lo pensé un par de veces, hacía mucho tiempo de eso, ya no pensaba así.
—Jamás, mi estimada Camila, sí necesito ir al psicólogo —lo acepté y estaba dispuesto a ir—. ¿Sabes de alguno?
—Ten —sacó una tarjeta de presentación de un psicólogo, siempre lo he dicho: mujer prevenida vale por mil—. Es un viejo amigo de la familia; recomendado al cien por ciento.
—¿En serio? —vi la tarjeta de presentación con su nombre y un número de teléfono para organizar citas; «Doctor Arturo Eduardo Peralta Aranda»—. Se escucha confiable.
—Es que te mentí, no es un viejo amigo de la familia: es mi papá —wow!; no tenía ni idea de que su papá fuera psicólogo y uno muy bueno—. Disculpa si te molesta o algo; pero él es un hombre sumamente profesional, jamás me contaría algo de lo que ustedes hablen, puedes estar tranquilo por ello.
—Sí, sería un poquito incómodo que supieras todo mi pasado y mis temas más personales y no porque no tenga confianza para contarte; que de hecho no te tengo tanta confianza, sino porque son temas que no se le cuentan a cualquiera, porque ni mis padres saben algo de eso que quiero contar…
—¡Por favor! —Camila me interrumpió sin delicadeza, cortándome la inspiración como un cuchillo—. Créeme que no me interesa lo que pase en tu vida, solo quiero que estés bien y ya.
—Tienes razón, gracias.
—¿De qué? ¡Al contrario! —Camila se escuchaba muy emocionada por conseguir clientes en el negocio de su padre, aunque no deberían faltarle—. Gracias a ti, te lo digo porque le brindarás a mi papá la confianza de contarle todas las cosas que te tienen sin dormir.
Y, básicamente, así terminó mi noche, sabía que no tendría una llamada por parte de Richard, desgraciadamente para él solo era trabajo (y trabajo no pagado porque su papá no le daba algún tipo de remuneración por todo lo que Richard hacía). Pero ¿qué es lo que hacía Richard realmente? Vallaj Company se encargaba de las líneas telefónicas, internet, televisión; todo ese tipo de cosas. Y les funcionó tan bien que pudieron expandirse a todo el mundo. Ahora estaban en Suiza y después se fueron a otros países.
Grabé otro video musical mientras estaba de Tour, para seguir promocionando mi álbum debut y no ser solo una moda pasajera; me hicieron grabar el video musical de la canción “Richard” para que dicha canción alcanzara una mejor posición en el Billboard Hot 100. No llegó al top 100 del Billboard Hot 100. Fue divertido, aunque estaba bajo mucha presión por parte de todo mi equipo, era el precio de ser artista.
Pero ¿a qué se debía mi éxito tan rápido? Haré un recuento, porque lo necesitaba, de todo por lo que tuve que pasar para tener este tipo de éxito:
Unos cazatalentos fueron a ver una producción de teatro musical que hicimos en Juilliard.
El dueño de una disquera independiente habló conmigo y me dio la oportunidad de cantar canciones; pero solo podían ser covers.
El primo de Marcus Miller aceptó ser mi manager.
Di un concierto en un escenario un poco improvisado en la torre Eiffel.
Empecé a dar conciertos con poca audiencia en L'Olympia.
Mi audiencia comenzó a subir una vez que Richard contrató a Taylor Swift (mi cantante favorita) para que fuera mi telonera.
Grabé el video musical de All Too Well (la versión que no le pertenecía a Taylor, porque en ese entonces no había lanzado la Taylor's Version de RED).
Taylor dijo que estaba decepcionada de mí por mi video musical independiente que, sorpresivamente, fue número uno en tendencias en los países de Suiza y Francia; bastante raro.
Taylor también nos ofreció un concierto privado a mi ex, Tom Roux, y a mí cuando él me propuso ser su novio.
Salí con un guapo cantante que era muy conocido en Europa.
Usó mi imagen pública con fines de lucro sin mi consentimiento.
Marcus Miller aún seguía vivo y nunca murió (eso no importa, pero lo quise sacar a relucir).
Descubrí que Marcus le pagó a su primo para que fuera mi manager y no me explotaran; sin embargo sí lo hicieron por mucho tiempo.
Pudo haber estado mejor, y me pude haber evitado un par de reproches, si hubiera dejado la lista en privado, solo para mí. Sin compártirla con absolutamente nadie. Pero no lo hice y aquí están unas cuantas de las consecuencias:
—¿Crees que le debes tu éxito a Richard Vallaj? —les leí la lista a Ryck y a Logan (grave error) por medio de una videollamada por Zoom y Ryck, emocionado por mí, me preguntaba eso.
—Olvidaste que me fuiste infiel con Richard Vallaj —sí, Logan tenía razón, pero eso era innecesario.
—No, Ryck —de verdad no le debía mi éxito a Richard, como Ryck decía—. Y eso no es relevante, Logan —tal vez Logan estaba un poquito resentido conmigo (y tenía razón para estarlo); pero era un poco extraño ya que Logan me había sido infiel primero con alguien más. Aunque sí era cierto que Richard no me interesó al inicio (no me gustaba tanto como ahora), eso era algo que ni Logan ni Ryck sabían.
—Es relevante, porque eres figura pública y porque la gente sabe acerca de nosotros dos, Louis —¿cómo es posible que Logan hiciera ese tipo de suposiciones? Él no sabía nada de nada.
—Está en internet, mi estimado. Ya te dijo Logan que eres figura pública, tu vida privada ya no es tan privada —Ryck se atrevió a interrumpirme.
—Ok, pero ¿cómo sabes que está en internet, Ryck? ¿Por qué yo no estaba enterado de eso? ¿Acaso mi vida ya no es tan privada como yo creí que sí lo era antes de todo?
—Toda tu vida está en internet; tienes cientos de páginas, pero hay una que me llamó la atención y solo nombra que saliste con Logan desde que te graduaste de Apple White hasta el año 2020 que fue cuando tu vida cambió.
—¿Dice por qué terminamos él y yo en el internet?
—No —¡aleluya! ¡Gracias, Dios!, «ja, ja, ja, no cantes victoria tan rápido»—. Pero dice que de un tiempo para acá empezaste a salir con Richard Vallaj y que ellos creen que hubo cierto tipo de coqueteo, así como creen que esa fue la razón por la que rompiste con Logan.
—¿Quiénes son «ellos»? —pregunté con cierto tipo de enfado y recelo, ¿alguien más lo sabía? Bueno, todo el mundo que tuviera poder de entrar a internet sabía acerca de la relación. O sea que casi todo el mundo lo sabía.
—¿Los dueños y creadores de la página? Eso creo —me respondió Logan con un tono de sarcasmo en su voz. Carajo, Logan sí me odiaba a pesar de que creí que las cosas entre nosotros estaban bien.
—No seas tan duro con él, Logan, por favor, ambos sabemos que no lo merece —gracias, en serio, Ryck.
—Me resulta un poco curioso, e intrigante, que nunca haya querido tener sexo conmigo, pero con Richard y el primo de Marcus sí lo hizo y en repetidas ocasiones —Logan refunfuñó.
—¿Que hizo qué cosa?
—No hace falta que sigas culpando el pasado —intervine diciendo lo que Camila me había dicho; pero ya era un poco tarde, porque Logan le contó todo a Ryck sobre lo que pasé con Richard y David (lo cual no estuvo bien).
—Juro que quiero defenderte, Louis Gerald —Ryck sí trataba de defenderme, porque éramos amigos—. Pero no puedo hacer nada si es verdad todo lo que dice Logan.
—En realidad hay algo que no sabes acerca de Logan, él tiene Grindr, Tinder, Bumble y Badoo; ¿querías que le diera mi virginidad anal a alguien que tiene todas esas cuentas?
—Odio ser el intermediario de ambos —y Ryck tenía razón, yo también odiaba ser el intermediario en una discusión, lo entendí a la perfección—. Si se odian o no se odian, es su problema, a mí déjenme tranquilo, ¿quieren? I'll catch you later, guys! —y Ryck se fue de la llamada, dejándonos solos a Logan y a mí. Pensé en terminar la llamada, pero no lo hice porque era más el morbo de saber qué era lo que Logan iba a decirme.
—Espero que ya estés feliz, Logan —al fin puse contraatacar y puse los ojos en blanco.
—¿Perdón? —I think I said something bad y no debí decir eso, pero debía defenderme—. Nunca me quedó claro por qué el afán de mencionarle a Ryck que tengo tantas aplicaciones de citas.
—No sé, siento que iba acorde a la situación. Creo que lo hice por la misma razón por la que tú le comentaste que te engañé con Richard y David.
—Pensaste mal.
—Sí —lo admití: sí quedé como idiota al recordar cuántas, y cuáles, aplicaciones de citas tenía Logan—. Lo siento mucho, no era mi intención, dime la verdad ¿aún las tienes?
—Sí.
—Entonces olvídalo; ya no pienso pedirte perdón, Logan.
—You fucking stupid psycho boy! —tal vez sí me merecía que Logan me insultara porque estuvo mal.
—What the fuck is wrong with you? —tengo que admitir que me enojé.
—No tienes ningún derecho de juzgarme por cuántas y cuáles aplicaciones de citas tengo.
—Pero me engañaste con alguien de ahí y fuiste tan imbécil que tú mismo lo admitiste —se lo planteé claro, al fin le dije lo que me callé por mucho tiempo—. ¿Cuántas veces?
—¿Una y ya? —lo miré desafiante, no creyéndole lo que me estaba diciendo, con cierto tipo de recelo.
—Bueno, dos —lo seguí viendo, sin creerle una sola palabra (y no era porque no le creyera, si no que me parecía difícil de creer)—. Está bien, fueron muchísimas veces: incluso cuando te fuiste a ver a Richard al museo de L'ouvre me cité con alguien de allí, ya sabes, la ocasión en la que te pedí que me pasaras la salsa antes de que salieras, porque ya sabía lo que Richard y tú estaban tramando —golpe bajo, eso sí me dolió. Sin embargo, sí fue un verdadero alivio.
—¿Y al menos lo disfrutaste?
—Sí, fue uno de los mejores sexos que he tenido en mi vida.
—Bueno, no te culpo —no lo culpé, pero sí me sentí fatal al respecto—. Solo he tenido sexo con tres personas diferentes; Marie, David y Richard. ¡Con Richard ha sido el mejor so far!
—Aunque me engañaste con él, debo admitir que me da gusto que te vaya bien y que, por lo menos, él te pueda hacer más feliz de lo que yo te hice alguna vez —eso era lo que quería—. Me da gusto que seas feliz y si no es conmigo, que sea con alguien más y a quien tú sí quieres… —resopló y soltó un largo suspiro—. Porque está más que claro que a mí ya ni siquiera me soportabas.
—Muchas gracias, Logan —no era de extrañarse nuestra extraña y bipolar relación que llevábamos justo desde que fue a buscarme a París, en serio le agradecía. El tema pasó, seguimos hablando por videollamada (mucho más calmados), él y yo seguimos hablando de cómo nos iba en la vida, Ryck se volvió a unir después de un rato (una vez que se calmaron las cosas entre ambos); tal vez jamás tuve una plática tan amena con ambos chicos.
—¿Saben quién falta en esta plática? —hice la pregunta para romper el hielo, porque se quedaron callados de repente, y fue un silencio demasiado incómodo. No le hablé a nadie en específico.
—No tengo idea —Ryck intentaba pensar en quién era la persona que nos hacía falta en aquella videollamada.
—¿Quién? —después de un rato sin respuesta, Logan y Ryck (respectivamente) respondieron a mi pregunta.
—Lezley… Lezley Anderson es quien falta en esta videollamada —me quedé perdido, pensando en que ya tenía mucho tiempo que no veía a Lezley Anderson—. No sé mucho sobre ella ni mensajes o llamadas; nada. ¿Alguno de ustedes sabe algo sobre ella?
—Seguramente está con su novio —¿qué dijiste, Logan? ¿Novio?
—¡No te pases! —Ryck y yo gritamos al mismo tiempo.
—¿Qué acabas de decirnos, Logan? ¿Lezley tiene novio y nosotros no lo sabíamos? ¿En qué mundo? —Lezley no me contó jamás que ella tenía novio (y no lo hizo porque ya llevaba meses sin saber de ella).
—Tiene novio —Logan repitió y nos contó la historia que a mí nunca me contó ella: se llamaba James, era un par de años mayor que ella, se conocieron en un Starbucks en febrero y básicamente fue love at first sight; no me costaba creerlo.
—Ya pasaron muchísimos meses desde que empezó su relación y ella jamás me contó ese pequeño detalle —me sentí ofendido, porque, o sea, tantos años de amistad y jamás se le ocurrió contarme a mí; y se suponía que yo era su mejor amigo. O eso creí.
—Ni a mí me contó.
—Tú no cuentas Ryck —por error denigré un poco a Ryck; ese sí fue un error muy grave y él me miró con cara de pocos amigos, además de tener un semblante peligroso y agresivo, eso me lo merecía—. Creo que entoné mal lo que quise decir, realmente iba a decirte: ¡qué mal que Lezley no nos contemplara ni a ti ni a mí, me duele más a mí porque ambos somos mejores amigos!
—Estoy acostumbrado a los malos tratos, Louis, tranquilo. En especial si vienen de ti.
—No quise decir eso —mi mirada de arrepentimiento lo confirmaba—. ¡Te pido una disculpa, from the bottom of my broken heart!
—Ya deja de intentar arreglarlo, Gerald; ya lo arruinaste todo —de nuevo Logan, con su tono de voz tan lúgubre, jodiéndome la existencia.
—¡Logan, ya cállate! —puedo jurar que nunca antes vi a Ryck tan molesto.
—¿Louis es un santo o qué carajos, Ryck Hummels? —Logan estaba volviéndose agresivo, casi como aquella vez que estábamos en Apple White por última vez «despidiéndonos» de Marcus Miller, cuando me pidió que no besara a Richard, lo hice porque admití que amaba a Richard y Logan admitió que todavía me amaba; así de agresivo se comportó dirigiéndose hacia mí frente a Ryck, su tono de voz y el odio en sus ojos lo delataban—. Porque mira que me engañó muchísimas veces con Richard Vallaj, hicieron miles de cosas que conmigo no se atrevió a hacer; tuvieron sexo, por ejemplo —¿acaso nunca ibas a superarlo, Logan? Porque esa situación ya se estaba volviendo incómoda y aburrida para todos en la reunión.
—¡Es que eso ya lo sabemos! ¿Estás enojado porque Louis tuvo sexo con alguien que no eres tú? —Logan y yo abrimos los ojos como platos, Ryck se caracterizaba por ser una persona neutral: con muchísima paciencia—. Patético, eso es algo patético —boom! Ese comentario bajó los humos tan elevados de Logan y pude verlo en su mirada. Pensaba que era mejor si Ryck se retiraba en ese momento.
—Wow, Ryck! ¿Vienes a hablarme de cosas patéticas? ¿Tú a mí? —estuve a punto de atacar a Logan, pero no lo hice porque me encanta el chisme y quería ver qué le decía Logan a Ryck—. Defiendes a Louis Gerald como si no te hubiera ofendido hace un instante y como si te hubiera correspondido el amor que sentías por él. Eso sí es algo patético, sorry —me volví a quedar con la boca y los ojos abiertos de par en par—. Cierra la boca, Louis Gerald, se te puede meter un insecto; pero no sería lo único raro que ha estado dentro de ti.
«Creo que su comentario nos noqueó, Gerald», me escribió por el chat privado de la reunión.
«Tengo uno más», le respondí, Logan no iba a humillarme de esa manera y salir indemne para salirse con la suya.
—Tanto que me decías esas estupideces de que me amabas, lloraste cuando elegí a Richard Vallaj sobre ti; eso no fue mentira, lo sigo eligiendo sobre ti, y toda la sarta de mierdas que dijiste y actuaste, pero ¿qué pasó al final? —silencio, no hubo más que silencio del otro lado de la llamada, su mirada estaba estupefacta por las cosas que le dije—. Me engañaste, fue el día que te fuiste de regreso a Estados Unidos, no fuiste a mi fiesta de cumpleaños y eso fue lo peor.
—Ay, Jerry —Logan realmente estaba comportándose como una bruja—. ¿No superas que no fui a tus fiestas? ¿Qué edad tienes, perdón? ¿10 o 22 años? Compórtate como alguien de tu edad, ¿quieres? —ese fue un golpe bastante bajo—. Supera que no fui a tu estúpida fiesta de cumpleaños, por el amor de Dios.
—Solo si tú superas que te fue infiel con Richard y con el primo de Marcus, Logan —gracias, Ryck—. Él me contó que con Richard sintió más cosas en menos tiempo que en años de relación contigo —esto sí no te lo agradezco, Ryck.
—¿Cómo dicen en México cuando te das por vencido, de una forma despectiva, hacia una discusión? —algo malo se avecinaba, Logan se echó a reír con una fuerte carcajada cuando le respondí, en forma de pregunta, si no se refería a arrojar la toalla o la bandera blanca de rendición; como la canción—. Dicen algo muy grosero, pero no estoy seguro, ¿qué es, Gerald, tú que estás en México?
—No tengo la más mínima idea de qué hablas, Logan —sonreí sin mostrar los dientes.
—Chingo a mi madre —sí escuché ese verbo, no lo escuché nunca como insulto hacia uno mismo, fue más hacia otros; chingas a tu madre, chinga tu madre, que chingue a su madre; incluso se lo dije de forma indirecta a Logan cuando estaba en París—. Ese es el insulto que buscaba para mí mismo. Gracias por la ayuda, Gerald. Gracias por la ayuda, Ryck.
Seguimos charlando un par de horas, dejamos de discutir en cuanto Logan se automandó a chingar a su madre; lo cual fue divertido.
—Hasta luego, Logan y Ryck —seguimos hablando un par de horas más, los tres éramos tan bipolares que en un momento podríamos estar bien y al siguiente podríamos estar peleando sobre cosas tan estúpidas y sin sentido, era lo mejor de ellos—. Cuídense mucho y descansen, ya es algo tarde.
—Logan —Ryck lo llamó—. Me gustaría hablar contigo, en privado, mándame un mensaje por WhatsApp, ¿quieres?
—¿Todo bien? —preguntamos Logan y yo al mismo tiempo, me ruboricé un poquito, pero ¿por qué lo hice? Pues porque era raro que ambos habláramos al mismo tiempo, era algo que solíamos hacer cuando estábamos juntos como pareja; viejos tiempos, cuando todo iba en serio bien.
—Sí, no es nada malo, Louis. Solo me gustaría hablar con él sobre una cosita que me preocupa un poco de mi trabajo, te prometo que es todo, puedes estar tranquilo. No te preocupes —¿Ryck tenía un empleo? ¿Había dejado la escuela? ¿Qué había pasado? No sé.
—Está bien; I love you, guys, see you later alligator! —y di la sesión por terminada (porque yo era el host, claro).
Esos dos jovencitos tramaban, me ocultaban, algo, no quise ser insistente con el tema. Estaba claro que ellos dos nunca me lo iban a contar. También estaba claro que Logan y Ryck iban a hablar acerca de mí, más específico: a la pequeña discusión que tuvimos un rato atrás ese mismo día. ¿Qué pasaba con nosotros? ¿Por qué éramos tan raros? No era esa la palabra que definiría la relación entre Logan, Ryck y yo. Pero sí fue muy poco común. Poco tradicional. Poco común. Para nada típico. Pero los amaba como un hermano que ama a sus hermanos.
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