Capitulo 11

Pocos fueron los días en los que tuve que acostumbrarme a estar sin Richard, a diferencia de cuando estuvimos en París y de repente se fue a Suiza. Siempre era la misma rutina. Me estaba acostumbrando a estar sin él, y es que debió ser así desde un principio, porque me volví codependiente emocionalmente de Richard. Para ser honesto, ya ni siquiera me dolía no tenerlo, y no porque no lo amara (de hecho, era lo contrario), sino porque realmente esperaba que a Richard le fuera bien y siempre quise que siguiera adelante, con o sin mí. Él tomaría el lugar de su padre en cuanto él dejara este mundo, creo que tal vez esa es una muy buena excusa para no distraerse de su empleo.

Me pidieron seguir escribiendo nuevas canciones, mi público target seguía siendo el mismo; jóvenes de entre dieciséis y veintitrés años, también me pidieron que escribiera sobre otros temas como depresión y drogas (bueno, yo elegí hablar sobre eso, y me dijeron que podía, pero que tenía que controlar mis palabras; y elegirlas sabiamente, porque eran temas bastante delicados). Así que mejor decidí seguir hablando de amor y desamor. Un día; hablando con mis productores musicales, mi agente y todas las personas con las que trabajaba, pregunté cuántos años tendría que estar en México (en parte me quería ir porque mi público target no eran cien por ciento de habla hispana, a pesar de que yo podía hablar tres idiomas con mucha facilidad), estábamos en una cafetería muy conocida en la Ciudad de México, comiendo unas botanas y tomando unas bebidas (en su mayoría, estaban bebiendo alcohol, mientras que yo, yo estaba bebiendo un jugo).

—Firmaste contrato por dos discos con nosotros en México, ¿ya te quieres ir a Estados Unidos?

—A pesar de que sé hablar bien el inglés y el español, siento que mi público objetivo son las y los estadounidenses, ¿sabes?

—Un disco más y ya.

—No, no solo es un disco más; falta la gira, promoción, grabar un par de videos musicales y la versión deluxe de dicho último disco -habló mi agente, solo esperaba que no estuviera enamorado de mí, como David juraba que lo estuvo, pero al final todo fue un plan de Marcus y David para poder mantenerme a salvo-. Ya tenemos el título, tu nuevo disco será llamado "Eclipse".

—¿Lo ves? —hice un pequeño puchero, ya quería ser libre de eso—. No solo es un disco más y ya; hay mucho más por hacer y creo que lo sabes. Además de que ni siquiera me dejaron elegir el título de mi nuevo disco, "Eclipse" es un título aburrido. ¿Hablaré de los fenómenos naturales y será como un capítulo de Discovery Chanel?

-Así es la vida de un artista —mi agente no se dirigió a nadie en particular, aunque sí sentí que el comentario iba dirigido hacia mí—. Ha habido gente que simplemente renuncian a seguir porque es muy difícil.

—¿Es la única razón por la que la gente renuncia? —miré mi comida.

—También está el hecho de que sacan un mega smash hit y se vuelve un éxito; pero en el disco les va muy mal y tienen que pagarle al productor, al compositor de las melodías, al escritor y hay una larga lista de etcétera.

—¿Un ejemplo? —dejé de ver mi comida y me volví hacia ellos.

—No podemos decir nombres por proteger su privacidad y tenemos contrato legal; además de su integridad como personas.

—¿No pueden decirme sus nombres porque se meterían en problemas legales con quienes fueron los cantantes que en su momento tuvieron éxito y después cayeron en el fracaso? Se me vienen a la mente un par de nombres, pero no puedo decir nada por eso mismo —me removí un poco en mi asiento, mostrando incomodidad.

—¡Lo que acabas de mencionar! —Rosa, mi compositora de canciones, exclamó con emoción.

—Ni hablar de ello —me rendí, tal vez algún día sabría quién o quiénes eran esas personas que fracasaron en su carrera musical. A pesar de que había un par de nombres rondando en mi cabeza.

—Nos da gusto que puedas entenderlo, Gerald —nuestras botanas estaban a punto de terminarse, así que decidieron comprar otros tragos como los que ofrecían en la cafetería, preguntándome si no deseaba un trago de adultos.

—Les juro que no quiero beber alcohol ahorita —todos me miraron con gran decepción en sus rostros—. De acuerdo, un trago y ya.

—¿Margarita o Piña Colada?

—Se ve que eres algo especial y que no consumirías cerveza mexicana como la cerveza que se acostumbra a beber aquí, una que cuenta con un nombre bastante cuestionable.

—La verdad es que no se me antoja mucho la cerveza -hice una mirada tierna como de niño que no rompe un plato; era mejor conocido como «mosca muerta».

—Sí, es algo especial y no va a consumir una cerveza; pídele su Margarita, Esteban.

—Si quieren creer que soy algo especial por no tomarme una estúpida cerveza mexicana y preferir una deliciosa Margarita o un mojito, pues sí, lo soy —no debí decir eso último porque todas las cosas se tergiversaron y quedé mal, ya que tal vez lo dije muy fuerte y me grabaron cuando lo mencioné. Todas las personas presentes me echaron una mirada furtiva y sus mandíbulas tocaban el piso de lo abiertas que les dejé las bocas.

Los titulares de las noticias estaban repletos de mi escándalo y decían cosas horribles acerca de mí, por ejemplo: «¿No consume lo mexicano?, Louis Gerald extraña el extranjero, ¿quién es realmente este chico que, con su voz, nos cautivó a quienes lo escuchamos?»; esos solamente eran algunos ejemplos de varios encabezados que había en revistas de chismes sobre farándula.

—Espero que realmente estés feliz —mi agente y manager; Jair, estaba bastante molesto conmigo por no querer beber una cerveza—. ¿Cuántas polémicas más quieres? —y tenía razones para estar tan molesto como quisiera estarlo.

—Solo me defendí de cómo me estaban atacando —no era justo.

—Pero eso no te daba derecho a decir lo que dijiste, ¿ok?

—¿Cuántos seguidores perdí? —sí me aterré bastante, nunca quise perder tantos seguidores y las cosas se malinterpretaron muchísimo cuando dije que no quería beber una cerveza mexicana y prefería una Margarita o un mojito.

—Ya estabas a punto de llegar a un millón de seguidores y perdiste unos cuantos miles.

—Sí, tenía 9,996 seguidores, ¿ahora tengo 9,976? -él solo rio por lo bajo por lo que mencioné.

-¡Ay, mi vida! Tan tierno —se volvía a burlar de mí, mirando hacia abajo y negando con los ojos—. ¡Perdiste dos mil seguidores!

—No he checado mis redes desde que subieron el video donde supuestamente estoy rechazando un producto mexicano por tomar otra bebida alcohólica, ¿no pudieron dejarme en paz con mi juguito de naranja? En serio, esto es absurdo.

—¿«Supuestamente»? —asentí con la cabeza con el rubor subiéndome a la cara por un rato—. Déjame mostrarte —y me mostró un video, en Twitter, donde estaba yo, reclamándoles a las personas que me acompañaban en una cafetería acerca de que no quería tomarme una estúpida cerveza mexicana y una deliciosa Margarita—. Creo que lo peor que pudiste haber hecho fue cómo te referiste a la cerveza, en especifico a la cerveza mexicana —en ese momento me dispuse a revisar mis redes sociodigitales, solo para encontrarme con lo peor.

—Ya perdí dos mil seguidores en Instagram, unos mil quinientos en Twitter y apenas novecientas personas dejaron de seguir mi página en Facebook; ¿es muy grave?

—Sí, ya van 3 días y no has pedido una disculpa o hecho un anuncio; te desapareciste de tus redes sociodigitales y esto también me afecta a mí o a quienes trabajamos contigo: no eres el único afectado.

Tomé mi celular en cuanto dijo esto e hice un en vivo por la red social de Instagram para intentar arreglar las cosas.

—¡Hola, mis Trainers, ¿cómo están? ¿Qué tal los trata la vida?! —les ofrecí un cordial saludo a mis seguidores mientras vi cómo se iban uniendo a la transmisión en vivo—. Hace un par de días fui invitado a comer a una exquisita cafetería e hice un comentario que se pudo denotar un tanto ofensivo, no fue con esa intención, la verdad es que yo ya me encontraba cansado porque simplemente no quise una cerveza pero sí quise una Margarita —mi agente negó con la cabeza y los brazos, diciéndome que todo estaba mal—. Lo cierto es que me encanta estar en México; es uno de mis países favoritos y me encanta su gastronomía, sus museos; tiene una de las siete maravillas del mundo, su historia, su arte; todo aquí me encanta. Entiendo que mis palabras se malinterpretaron bastante y les quiero pedir una disculpa por ello; en ningún momento quise referirme así de la cerveza mexicana.

Mi agente subió el pulgar y pensé que iba bien, así que comencé a leer los comentarios que me iban dejando mis seguidores e iba respondiendo sus preguntas (eran bastantes, no contesté todas), mucha gente estaba decepcionada, porque no creían que yo fuera así de peyorativo con respecto a un producto que fuera mexicano como la cerveza. Al poco rato me dijeron que estaba bien y que me perdonaban (los que seguían en la transmisión).

—Cuídense mucho, gracias por perdonarme y gracias por seguir aquí conmigo, estimo y aprecio mucho a las personas que se quedaron aquí a escuchar mi versión de la historia; ¡hasta luego, mi gente! —lancé un beso y terminé el live stream—. ¿Qué tal salió eso, Jair? ¿Ya recuperé la pérdida?

—Tú dímelo, solo tienes que checar tus números en cuanto a seguidores —¡mis seguidores iban en aumento!, poco a poco iba recuperando los dos mil seguidores que me habían dejado de seguir en Instagram. En serio, muy lentamente iban en aumento.

—Creo que voy bien, por lo menos en Instagram, en cuanto al aumento de seguidores.

—Eso es bueno, ahora haz un Giveaway, ¿quieres? —más que un favor, fue una orden.

—¿De qué?

—¿Un disco autografiado, una guitarra? ¡Yo qué sé! Solo regala algo y ya -me gritaba molesto.

—Bien, regalaré algo —mi comentario pareció ser del agrado de Jair porque me ofreció una hermosa sonrisa—. Oye, cuéntame un poco de tu vida, ¿tienes hijos? ¿Estás casado o algo por el estilo, Jair? —comenzó a reír

—Sí, tengo novia, no soy casado y no tengo hijos; no me siento preparado para tener ahorita, aunque sí me gustaría tenerlos algún día.

—Excelente — era excelente, Jair era un joven muy apuesto de apenas unos treinta años de edad y con un cuerpo bastante trabajado—. Entonces ¿eres cien por ciento heterosexual? —ahora lo tomé por sorpresa, ya que hizo una mirada sorprendida.

—¡Un segundo! —levantó sus manos en señal de disgusto—. ¿Estás intentando coquetear conmigo?

—¡Absolutamente no! —me levanté de mi asiento, no quería volver a tener algo con alguno de mis futuros agentes.

—¡Qué lástima! Porque yo sí lo estaba haciendo —le pregunté por qué era una lástima que yo no me haya decidido a coquetear con él—. Me considero una persona heterocuriosa.

—Sigo sin entender por qué es una lástima que no te esté coqueteando, Jair; explícame eso, por favor —se lo pedí, ya que sí era cierto que no tenía idea de lo que Jair hablaba.

—¡Te dije que estaba coqueteando contigo! Al ser heterocurioso, siento curiosidad por saber qué es lo que se siente estar con otro hombre y me gustan así como tú lo eres.

—¿Cómo? —es que esa situación ya la había vivido antes, los mismos diálogos y todo; parecía que nunca tendría fin, era una coincidencia bastante enorme que hubiera habido sentimientos por mí con mis dos managers que tenía, aunque sí estaban en diferentes países y uno fue por un favor que mi mejor amigo le pidió por cuidarme.

—Estás muy bonito —se lo agradecí—, eso no es todo: también eres muy blanco y no sé por qué me da el presentimiento de que eres pasivo y muy obediente. Eso es algo que me prende.

—Tengo novio.

—Lo sé, su nombre es Richard, respeto eso, es por lo mismo, y porque tengo novia, que no he intentado tener algo contigo. Ni siquiera un revolcón.

—Ojalá mi último agente hubiera sido así de educado como tú lo estás siendo en este momento —y es que sí deseé que David hubiera sido un Better Man conmigo, porque fue un poco incómodo todo lo que pasamos (y fue muchísimo más incómodo cuando me enteré que David era un hombre casado con otro hombre llamado Michael).

—Respeto que tengas novio y me rendí de inmediato cuando los vi cantar la canción que le escribiste, aunque es una canción un tanto triste.

—Se la escribí cuando aún estaba en París y pasábamos por un mal momento que tuvimos.

—Y cantaste en el Palacio de Buckingham, cinco canciones para tu exnovia, la chica Marie Wilson —sí, él no sabía que realmente se las canté a Richard.

—Fueron para Richard, pero todavía hay muchísima homofobia, todo eso de que fueron para Marie en realidad is bullshit: me obligaron a esconder para quién eran las canciones —se lo expliqué.

—Ya llevas un buen rato siendo novio de Richard, ¿no? —lo gracioso era que nosotros ni siquiera éramos una pareja real, solo eran suposiciones de parte de los tres (Jair, Richard y yo); pero no se lo dije porque sentí que no tenía derecho a saberlo.

—Sí, años, en verdad.

—Dicen que después de siete años, ya es para toda la vida.

—Llevo menos de siete años con él, no ha sido tanto tiempo el que llevo con Richard que con mi exnovio antes de él. Con él duré mucho tiempo. Bastante en verdad.

—Logan.

—¿Cómo sabes su nombre? —me preocupé un poco.

—Emmm —empezó a titubear—. Está en Google.

—¡Cierto!, olvidaba que toda mi vida privada está en Google, bravo, genio; lo olvidaste y recién lo recuerdas -dije para mí mismo.

-Es el precio de ser famoso —al mismo tiempo no me gustaba tanto ser famoso, parecía que ya no podía tener algún secreto o algo así.

—Al mismo tiempo no me gusta tanto ser famoso. Aunque me hubiera gustado más ser actor, ¿sabes?

—¿Te la rifas actuando?

—No entendí —ya me estaba acostumbrando a los regionalismos y modismos mexicanos; sin embargo, no entendía algunos.

—Quise preguntarte si lo haces bien, decirle a alguien que se rifó es como decirle que lo hizo bastante bien. Es un modismo mexicano.

—Entonces , me la rifo actuando.

-¡Eso es todo, chingá!

—¿Perdón?

—Es una expresión, es igual a como ustedes dicen el “oh, yeah!”.

—Entendido — entendí lo que quiso decir en cuanto a la expresión después de que me explicó.

—Bien —se acomodó su camisa—. Y oye, una cosita más.

—¿Qué pasa?

—Ni una palabra a nadie acerca de lo que te dije.

—Como si tuviera algo de malo ser heterocurioso, bisexual o lo que sea que seas tú —puse los ojos en blanco—. Por Dios.

—No, Louis, el problema es que quienes trabajan aquí saben que tengo novia y sí saben que soy heterosexual; pero me da algo de pánico que se enteren, soy algo paranoico.

—Mi boca es una tumba.

—Eso espero que así sea.

—Tu secreto está bien guardado.

—Y si alguna vez cambias de opinión, sabes dónde encontrarme.

—¡Claro! —aprendí de mis errores y supe qué táctica implementar—. Una vez que termines con tu novia, hablaremos de eso, ¿quieres?

—Y una vez que tú termines con el tuyo, también podemos hablar —touche!

—Pues a ver quién termina a quién primero, ¿no? —encogí los hombros, aunque por dentro supe que realmente Richard y yo ya no teníamos nada por culpa de su padre, ya que tuvo que irse a vivir a Suiza; pero ni así me quise entrometer con Jair porque le guardé cierto tipo de respeto a Richard—. Me voy, adiós, Louis Gerald —caminó unos pasos.

—Es tu estudio —regresó, caminando de reversa—. Y aún tienes cosas que hacer. ¿Me equivoco?

No, no te equivocas.

—Creo que quien se va soy yo -tomé mis cosas y caminé un par de pasos delante de él.

Wait a minute! —me tomó con poca fuerza por el brazo-. ¿Me llamarás cuando ya no estés con Richard? -golpe bajo, escuchar su nombre me hizo soltar un respingo y reírme entre dientes.

—Eso depende, ¿tú me llamarás cuando ya no estés con Heather? —dije esto sin pensarlo.

—¿Quién rayos es Heather? -puso cara de confusión-. Mi novia se llama Sandra Mariana.

I'm so sorry —sentí cómo el rubor subía a mi cara-. No quise decir eso, en serio fue un error.

—Da igual, te llamaré cuando ya no esté con Sandra.

—Entonces yo también te llamaré cuando ya no esté con Richard —aunque quizá para ese momento ya no estaba con Richard—. ¿Te importaría mucho engañar a Sandra?

—No lo sé, ¿te importaría engañar a Richard?

—La verdad es que no.

—Te veo en mi auto —¡qué rápido planeó todo!—, es el rojo que está en el estacionamiento.

—Claro, ahí te veo, guapo —me despedí de él y bajé al estacionamiento, encontré su auto en seguida ya que era el único que estaba ahí.

Llegó a su auto después de un par de minutos y me pidió que entrara en él. Poco después, me llevó a su casa; no había nadie ahí.

—¿Estás seguro? —susurró después de que pasamos a su departamento—. No quiero tener problemas por esto después.

—Seguro, estoy seguro —respondí y se lanzó a besarme, no lo detuve en ningún momento, después tuvimos sexo.

Nos encontrábamos sobre su cama: desnudos, a su vez cubiertos por su cobija y con mi cabeza reposada sobre sus hombros.

—Ponte la gorra de tu sudadera cuando salgas —me dio un pequeño besito en la frente—. No quiero que Sandra se entere de lo que hice.

—¿Algo más? —me pidió que bajara la vista cuando saliera para que nadie pudiera reconocerme—. Una pregunta: ¿por qué diablos voy a ponerme la gorra? —lancé mi pregunta ya que eso no tenía sentido alguno.

—Por si algún vecino te ve salir —fue verdad todo esto estaba volviéndose muy raro por todo lo que me pedía.

—Está bien, acepto —sentí venir una pequeña lágrima en mi ojo derecho, pero la ignoré—. ¿Cuándo será la próxima vez que lo haremos?

—Ten algo por seguro —me acercó más a él para abrazarme—. No será la última vez que esto pasará.

—De acuerdo —por dentro me llenaba de excitación saber que volveríamos a repetir este momento tan placentero-. Aunque pudimos ir a mi departamento desde un inicio, ¿sabes?

—¿No vives con alguien?

—su cara era de deseo y un poco de excitación.

—¡Qué excitante que hagamos lo mismo que hicimos en mi departamento!

—Vivo con mi gato, se llama Hades y está hermoso.

—Por un lado es excitante que no vivas solo y por otro lado es aún más excitante que vivas solo —me dio un beso mientras aún tenía el humo de su cigarrillo en la boca y me lo terminó pasando para que, al final del beso, yo lo sacara por la boca; me gustaba eso.

—Eso fue lo mejor de lo mejor, me encantó y creo que ni con Richard lo hice antes.

—Y hablando de Richard… ¿en dónde está ahora?

—En Suiza —tuve que contarle la historia de por qué Richard estaba en Suiza; trabajaba para su padre y él llevaría la empresa que tenía el apellido de su antecesor (el señor Zachary Vallaj).

—¡Vaya dinastía la de la familia Vallaj, ¿no lo crees?!

—¿Por qué lo consideras una dinastía?

—Sencillo —quité mi cabeza de sus hombros para quedar frente a frente—. Su papá es como si fuera el rey de la empresa y esta a su vez es un reino, una fantástica empresa. En cuanto a Richard, él, al ser hijo único, es el futuro heredero de la empresa. Lo cual lo convierte en príncipe y una vez que su papá se muera, él será el futuro rey de la empresa.

—Pero Richard no es hijo único —aunque sí parecía.

—¿Hay más hijas o hijos?

—Una más y se llama Cindy Vallaj, ahora es Montgomery; Cindy Montgomery, se casó y tiene un hijo de nombre Mike Montgomery Vallaj.

—Bueno, es como si la Princesa Cindy se hubiera ido a vivir a otro reino y ahora solo queda el Príncipe Richard Vallaj como único heredero al trono.

—Hasta que su madre, Alexandra, también fallezca, ¿no?

—Porque ella es la Reina, sí, se podría decir.

—Nunca lo había visto de esa manera —sí, Richard se comportaba como un verdadero príncipe (y yo conocí a varios príncipes y varias princesas cuando di un concierto por una obra de beneficencia en el Palacio de Buckingham).

—Es una dinastía, próximamente los descendientes de Richard serán los nuevos príncipes o princesas; no sé la cantidad exacta de descendientes que tendrá, él o ella gobernará su pequeño reino el cual es la empresa de Richard —me imaginaba a Richard con una corona y un traje de rey; pero después pensé en que Richard ya era un príncipe por ser como era y muy pronto sería un rey. Richard recibió toda la educación que un príncipe recibiría. Richard era un príncipe, en sentido figurado, literalmente, tal vez sí lo era también, solo que nadie lo había pensado como Jair lo pensó en apenas un rato.

Literalmente, tuve que vestirme un par de segundos después de terminar la plática acerca de la familia Vallaj y su dinastía, porque Sandra, la novia de Jair, ya iba a su casa, salí de su departamento con la gorra de mi sudadera puesta y la mirada baja (como en illicit affairs de Taylor Swift). Tal vez vi a Sandra cuando iba en camino a la avenida, para pedir un Uber y que este me llevara a mi departamento, ya que vi a una chica; era pelirroja, y no estaba completamente seguro si era o no era ella (o eso creí porque su cabello era anaranjado como las zanahorias).

«Gracias por lo que pasó el día de hoy en mi casa, Louis, no respondas este mensaje, ya que Sandra podría verlo; pero gracias por lo que pasamos».

«Y gracias a ti por darme otra visión acerca de Richard, su familia y su dinastía; una visión que jamás lo vi de esa forma», no lo escribí pero sí estuve a punto de hacerlo; salvo que recordé que Jair me comentó que ahora él estaba con su novia y que no podría seguir hablando conmigo por respeto a Sandra. Mis días tenían la misma rutina: escribía algo para mí nuevo álbum, me cansaba, veía televisión, pensaba en Richard (en lo mucho que lo extrañaba y me hacía falta), alimentaba a Hades, me iba a dormir, fin del día. Fue un día muy ajetreado

¿Y si descargaba Grindr o Tinder? Lo recapacité bastante y luego me dije a mí mismo «¡NO! Eres una figura pública ¿y qué van a pensar de ti si se enteran que tienes una cuenta de Grindr y Tinder?». Haría quedar mal a toda la disquera y todo por un pequeño capricho mío; no me convenía para nada. Mejor decidí usar el tiempo perdido, ¿cómo? Escribiendo, de repente se me venían ideas realmente buenas para escribir una canción, pero entonces pensé: «¿Taylor Swift alguna vez pasó por lo mismo de sentirse bloqueada y no saber qué escribir?».

Un par de semanas después (julio/2022) Jair no se presentó a trabajar y era raro porque él siempre iba a trabajar; al día siguiente tampoco fue y comencé a preocuparme por él. Le mandé muchos mensajes por WhatsApp (según la hora de última vez que abrió la aplicación fue un día antes de que decidiera faltar a su trabajo) y tampoco le llegaban los mensajes.

Jair básicamente había desaparecido de la faz de la Tierra y en primera instancia no supe el porqué de su desaparición. Así que, un día después de que terminé de trabajar en el estudio, decidí ir a buscarlo a su departamento, ¿alguien por favor quiere decirme que deje de ser tan chismoso? Al otro lado de la puerta de entrada al departamento de Jair. Algo no olía bien; y lo dije en serio, porque, de su departamento, se emanaba un aroma un tanto peculiar, como a podrido o algo así.¿Qué pasaba?

—¿Quieres entrar a ver al joven Jair? —un vecino llegó a la puerta de entrada de Jair a hacerme compañía.

—¿Sabes lo que pasó con él? —volteé a verlo—. Ya van varios días que no va a trabajar y realmente estoy un poco preocupado.

—¿Es normal que se ausente a su trabajo por tantos días?

—No, hasta donde sé es un hombre bastante trabajador, y el aroma aquí afuera es horrible —cubrí mis orificios nasales con mi pulgar y mi dedo índice; no aguantaba ese hedor—. ¡Espero que tengas una excelente razón para que esté aquí afuera de tu casa aguantando ese olor a putrefacción, Jair! —grité pegado a su puerta, con bastante temor de que ese aroma tan peculiar entrara en mi boca (llevaba mi cubrebocas puesto y este, a su vez, estaba perfumado). Era un mal olor.

—¿Putrefacción?

—¿No puedes oler o algo por el estilo? —le pregunté al señor.

—Estoy enfermo de la garganta, los cambios de clima han sido algo que me ha tenido enfermo las últimas semanas.

—Sí, vi que muchas personas estaban quejándose del calor de hace un par de meses; el cual estuvo infernal.

—¿En América hace más calor que aquí, jovencito? —tuve que detenerme a explicarle la diferencia entre América y Estados Unidos; sí, ¡qué horrible tener que lidiar con una persona así que te corregía a cada rato! Dios, a veces en serio me odiaba a mí mismo.

—Es casi el mismo clima allá que acá, básicamente —concluí.

—¿Qué hacen afuera del departamento de Jair? —el vigilante del edificio nos interrumpió.

—Huele asqueroso y mi agente no ha ido a trabajar en un rato —su expresión cambió a una más seria y de nuevo volvió a la entrada del edificio sin decir nada—. Sí, adiós y gracias.

Sin embargo, hubo mucha gente que al parecer le interesaba lo que pasaba con Jair. Fue una cantidad inmensa de gente la que se reunió al final a la puerta de Jair para investigar qué es lo que pasaba y por qué carajos olía tan mal ahí dentro. ¿Qué pasaba?

—Opino que deberíamos llamar a la policía, ¿no creen, jóvenes? —sugirió una dulce señora de la tercera edad, ella nos comentaba que también conocía a Jair y que ya tenía un rato sin verlo, pero de igual forma le preocupaba saber si estaba o no estaba bien.

—Como si la policía se tomara su trabajo en serio —un chico algo joven, ¿24 años, quizá? Bastante guapo, sí lo era, pero fue por educación que no quise preguntar su nombre, mencionó que la policía no se tomaba en serio su trabajo y eso era bastante triste para mí, porque yo juraba que toda la justicia, en cualquier lado del mundo, era la misma.

—Tienen que hacerlo, Fernando —ah, así que «Fernando» era el nombre del joven que estaba ahí. Pero ahora fue una chica morena con cabello rizado y peinado en una trenza bastante coqueta con un listón que lo sostenía al final de la misma—. Hay un olor a putrefacción dentro del departamento del señor Jair y no lo hemos visto en semanas, yo estoy bastante preocupada por él.

—Tampoco ha ido a trabajar en un rato —les comenté.

—¿Qué fue lo que dijiste? —estuve a punto de hablar.

—Que no he ido a trabajar en un rato —de la nada salió Jair de su departamento y al abrir la puerta de su departamento, se desprendió un olor más terrible a putrefacción, huyeron del lugar la mayoría de las personas que estábamos ahí esperando saber qué era lo que pasaba con el «viejo Jair».

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top