Año Nuevo

Otabek nunca puede ocultar su profundo cariño por el pequeño ruso. Y ahora le es imposible, porque tiene a Yuri Plisetsky durmiendo junto a él en el sofá.

El rubio está hecho una bolita, abrazado a una almohada, y Otabek se da cuenta de que este es el único momento en el que Yuri muestra cierta debilidad. Y no quiere despertarlo por nada del mundo. No quiere romper el hechizo que convierte a su pequeño tigre en el hada rusa del que todos hablan, pero ya va a ser media noche, y Yuri no querría perderse por nada del mundo el año nuevo.

Así que Otabek aparta los mechones de pelo dorado que caen sobre el rostro de Yuri y pasa su mano por la mejilla de su novio.

—Yura, ya va a ser media noche —susurra, e intenta aflojar el fijo agarre que tiene Yuri sobre la almohada que está abrazando—. Yura... —repite Otabek, y el menor empieza a moverse en sueños.

—¿Beka? —pregunta aún dormido, y mueve sus brazos en busca del pelinegro.

Otabek ríe y acepta el abrazo de Yuri.

—Aquí estoy.

Cabe decir que el ruso no sólo tiene un gato de mascota y un armario lleno de ropa con diseños de tigre. Yuri actúa como un auténtico gatito, y lo muestra al acurrucarse sobre su novio. Esto lo hace sólo porque sabe que Victor y Yuuri no están en la habitación: están muy ocupados en el cuarto que comparten. Al menos eso es lo que habían dicho cuando le dejaron la sala completa a Yuri y Otabek. Y eso había pasado hace más de una hora.

—¿Por qué me despiertas? —pregunta Yuri con un gruñido, devolviendo a Otabek a la realidad.

—Faltan quince minutos para el año nuevo.

Yuri abre los ojos de golpe y se incorpora en el sillón. Mira a su alrededor y se da cuenta de que la televisión está apagada, al igual que las luces. Seguro se quedó dormido al final de la película que estaban viendo con sus dos amigos.

—¿Victor y el katsudon aún no salen de su cuarto?

Otabek le responde con una sonrisa de lado y niega con su cabeza.

Yuri rueda los ojos.

—Creo que querían dejarnos a solas —sugiere Otabek con voz casual, y el rubio tiene que hacer magia para no sonrojarse.

—¿Y por qué harían eso? —pregunta Yuri, intentando mantenerse ajeno a cualquier intención de los mayores.

Otabek se encoge de hombros y señala hacia el pasillo del departamento con el pulgar.

—¿Quieres que los llame?

Yuri agitó las manos rápidamente.

—¡No! —exclama rápidamente, y carraspea en seguida, cambiando su expresión a una de fingido disgusto—. Es decir, mejor no lo hagas. Quién sabe lo que pueden estar haciendo ahí dentro.

Una risa sale de los labios de Otabek, provocando una sensación cálida en el pecho del ruso. Este se encoge de hombros, dándole a entender al kazajo que ya cometió el error de abrir la puerta del cuarto de Victor y Yuuri sin antes tocar.

—En unos minutos van a empezar los fuegos artificiales —dice Otabek, y señala hacia las puertas corredizas que sirven como ventanas—. ¿Quieres ir al balcón, o no?

Yuri pone los ojos en blanco ante aquella pregunta. Es una pequeña broma entre los dos.

¿Subirás, o no? Le había preguntado más de un año atrás, cuando Yuri huía de sus locas fans. Beka había llegado a salvarlo con su motocicleta.

¿Quieres que seamos amigos, o no? Eso le había dicho la misma tarde en Barcelona. Ese fue el momento que inició su relación.

¿Quieres que seamos novios, o no? Hace unos meses, Otabek le había hecho esa propuesta a Yuri. El menor le había pegado de juego en el hombro, un segundo antes de besarlo.

—No lo creo, Beka —responde Yurio sorbiendo por la nariz—. Sigo resfriado y afuera hace frío. Por eso nos quedamos en casa, ¿recuerdas?

Otabek gruñe y le concede la respuesta a su novio. Iban a salir con Victor y Yuuri a pasar el año nuevo recorriendo San Petersburgo. Más que todo, lo hacían porque Otabek había venido de visita a Rusia para pasar las fiestas con Yuri. Los otros tres ya estaban familiarizados con el lugar, y vivían allí desde que terminó el Grand Prix del 2016, pero Otabek no conocía Rusia.

Volviendo a los otros tres, compartían el mismo departamento. Aunque Yuri no lo admitiera, apreciaba la compañía de Victor y Yuuri.

Un año después, iban a dar paso al 2018, pero Yuri había agarrado un resfriado unos días antes. Aún se estaba recuperando, así que todos decidieron quedarse en casa por él.

—¿Y si voy a traerte una casaca polar? —ofrece Otabek, quien realmente está emocionado por ver los fuegos artificiales. No quiere quedarse sentado en el sillón, donde no tiene la mejor vista al cielo nocturno.

—Beka —lo regaña Yuri—, estamos en Rusia. Una casaca no va a servir para...

Pero el kazajo no le está haciendo caso. Su mirada está puesta sobre el reloj de pared que tienen en la sala.

—Hey, Beka —repite—. ¿Me estas escuchando?

—Faltan 10 minutos para la media noche.

—¿Qué? —pregunta Yuri confundido ante las palabras de Otabek—. ¿Eso que tiene que ver...?

—Ven conmigo —dice el mayor, y toma de la mano a Yuri, levantándolo del sillón y jalándolo a su propia habitación.

—¡Otabek! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estamos yendo a mi cuarto?

Pero él sólo le responde con una sonrisa, y una vez en el lugar, lo hace sentarse en su cama. Yuri frunce el ceño cuando su novio se pone a hurgar en su armario, pero no pone objeción alguna.

La verdad, es que está intrigado por saber qué tiene planeado Altin.

Mala idea.

Cinco minutos después, Yuri está envuelto en capas y capas de ropa. Parece uno de los ositos de peluche que Otabek colecciona.

—¡Otabek! —protesta el ruso—. Con todo esto puesto, estoy más gordo que el cerdo.

—¿A Yuuri no le molesta que lo llames así? —cambia de tema Otabek, mientras abrocha la quinta casaca que ha puesto sobre su novio.

—Bueno, a mí me llaman Yurio. Estamos a mano —bufa en respuesta.

Los ojos de Otabek se fijan en los suyos cuando coloca el último botón de la prenda. Las mejillas del ruso se tiñen de un rosado tenue, y el kazajo sonríe. Acto seguido, planta un beso en su frente.

—Creo que ya podemos salir al balcón sin preocuparnos por tu resfriado —ríe, y Yuri oculta su cara en sus manos, aún emocionado por la muestra de afecto de su novio. No está acostumbrado—. ¿Yura? —pregunta Otabek sonriente, enternecido por la reacción del rubio.

-Sí -responde rápidamente, y se baja de su cama. Ahí descubre un problema: casi no puede moverse por los kilos de ropa que tiene encima.

Otabek suelta una risa fuerte, y antes de que se dé cuenta, Yuri está levantado en el aire, siendo llevado sobre el hombro del kazajo.

—¡Beka! —protesta el menor, golpeando la espalda del chico—. ¡Bájame!

Pero Otabek no puede tomar en serio a su novio cuando lo escucha reír.

Corriendo, por fin llegan al balcón, y es ahí cuando finalmente Altin deja a Yuri en el suelo. Y antes de que pueda quejarse, Otabek abraza a su gatito por detrás, apoyando la cabeza en su hombro y dejando un beso en su mejilla.

Yuri le muestra una de sus raras sonrisas, y entrelaza sus manos sobre su pecho con vacilación. Pero Otabek no duda, y las sostiene con cariño. Sólo se sueltan un segundo, lo necesario para ver la hora en el celular del mayor.

—Las 11:59 —dicta Otabek, y suelta un silbido—. Justo a tiempo.

—¿No deberíamos llamar a Victor y Yuuri? —pregunta Yurio, mientras observa la ciudad, aún en silencio.

Otabek niega, y el ruso siente cómo mueve su cabeza, apoyada en su hombro derecho. Yuri está a punto de decir algo, pero un sonido fuerte lo interrumpe.

Luces doradas estallan en el cielo.

—¡Mira! —señala Otabek emocionado, y apunta con su brazo a la derecha.

El ruso mueve rápidamente su cabeza en esa dirección. Lo que no se esperaba, era que su cara quedaría frente a la de su novio, y sus labios chocaron por un segundo.

Yuri se inclina hacia atrás, sorprendido y con las mejillas sonrojadas. Otabek lo mira con ternura, y es en ese momento en el que el reloj marca la media noche.

Adiós 2017.

El kazajo suelta a su novio y ahora se coloca junto a él. Pasa un brazo por su cintura y lo sostiene a su lado. Yurio se apoya en Otabek, su cabeza reposando en su hombro.

—Feliz año Yura.

—Feliz año Beka.

Y solos en el balcón, acompañados únicamente de las luces en el cielo, los dos jóvenes comparten un beso, y ambos coinciden en que no hay mejor manera para iniciar el nuevo año.

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¡Hola! Es la primera vez que escribo algo de esta pareja, así que sería genial que me dejen su opinión <3

Hasta luego~

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