1.
En cuanto puse un pie dentro de aquella casa percibí que la música estaba demasiado alta, hasta podía jurar ver los cristales retumbar al ritmo de la canción. Era incómodo sentir mis tímpanos querer explotar, pero era mucho más incómodo tener a Eunbin agarrada de mi brazo.
Las luces salidas de las pequeñas esferas de luces hacían que el ambiente se tornara sensual y cómodo.
Sinceramente, nunca hubiera venido aquí por mi propia cuenta, pero Eunbin se había pasado toda la semana explotando mi oído diciendo que esta fiesta era especial; la fiesta se debía por el cumpleaños de su querido crush, y obviamente ella tenía que estar presente.
—¿No te emociona estar aquí, Taehyung? —preguntó la pelinegra, asegurándose de pasar entre la multitud sin recibir empujones al mismo tiempo que me dedicaba una mirada de soslayo.—Es como un sueño hecho realidad, ¿verdad? —sus ojos brillaron.
—¿Quieres que te diga la verdad, o quieres que te mienta? —le miré con cierta seriedad en mi rostro. Me tomé la libertad de mirar a los alrededores una vez que nos alejamos de la multitud, las paredes de la casa eran de color azul eléctrico, habían vasos rojos por todas partes y personas paseándose de un lado a otro.—Me encanta estar aquí, me encanta mucho más que estar viendo mis películas preferidas un viernes por la noche. Gracias por haberme convencido de venir, querida amiga —sonreí de manera forzada, enseñando mi dentadura.
Ella soltó un bufido.
—Eres tan aburrido, te aborrece todo. Te aborrece salir de casa, te aborrece beber alcohol, y siempre estás cansado... ¿Estás seguro que no eres la reencarnación de un viejito de sesenta años? —me analizó de pies a cabeza con una ceja alzada.
—Está bien, lo admito. Soy un adolescente aburrido, pero al menos yo no estoy tan loco como tú.
—Me acabas de hacer un cumplido —me regaló una sonrisa sarcástica, pero se borró en cuanto observó mas allá de mi cara.—¡Mierda, ahí está mi crush! Mírale y dime si me está mirando, sé lo más discreto que puedas —me advirtió en voz baja, dándome pequeños codazos en el brazo.
Enseguida giro mi cabeza unos noventa grados, no teniendo en cuenta el adjetivo "discreto" y escuchando el regaño de Eunbin por no hacerle caso y haber sido tan obvio.
Os presento su crush, Kim Namjoon. El tipo era guapo, tal vez demasiado torpe, pero guapo. Era uno de los cerebritos de nuestra clase, sinceramente era un monumento de hombre. Me hubiera fijado en él sin problema alguno si no fuera porque estaba demasiado ocupado en olvidarme de una persona.
—¿Es guapo, verdad? —susurró muy cerca de mi oído, provocándome un ligero cosquilleo, me alejé mirándola un poco mal, a lo que ella no le dio importancia. Siguió mirando embalsamada a Kim Namjoon como lo haría un niño con unos caramelos.—Es demasiado bueno para este mundo cruel.
—Siempre dices lo mismo cuando alguien te gusta, Eunbin. Sé más original.
Mi amiga iba lanzar una queja cuando una tercera voz se escuchó a lo lejos. A pesar del alboroto logré escucharla.
—¡Habéis venido! —pude ver a Jimin acercándose a nosotros.—Me esperaba ver a Eunbin, pero no a Taehyung, ¿acaso esto es a lo que llamamos milagro? —el susodicho me observa con una pizca de sorpresa e incredulidad.
—No seas exagerado —rodé los ojos.—Ahora resulta que tengo a dos amigos que son estúpidamente exagerados, perfecto.
—¿No está de buen humor? —Jimin se dirigió a Eunbin, hablando de mí como si yo no estuviera.
—Está molesto porque le he obligado a venir.
El rubio frunció los labios.
—No deberías de haberle obligado.
—No importa, Jimin —aunque Eunbin se las había arreglado para hacerme sentir un mal amigo si no la acompañaba hoy, ella era mi mejor amiga y de todas formas hubiera venido para no dejarla sola.—Una parte de mí también quería venir.
—Bueno... ya que estamos aquí, ¿por qué no nos presentas a tus amigos? —la voz de mi amiga sonó emocionada. Quise quejarme en voz alta y poner alguna pega, pero me topé con la mirada de advertencia de Eunbin, lo cual hizo que me pusiera recto y tosiera un par de veces antes de dar una respuesta afirmativa.
Entre los amigos de Jimin se encontraba Kim Namjoon, y obviamente que Eunbin iría sólo para ver más de cerca a Namjoon, ¿quién no aprovecharía una oportunidad para hablar con su crush?
—Claro —Jimin hizo un ademán con su mano para que le siguiéramos. A regañadientes fui detrás de mi amiga.
Nos acercamos a una especie de círculo que habían formado con todos los sofás de la sala principal, pude percatarme que había una mesa pequeña en el medio con todo tipo de bebidas alcohólicas. Jimin se acercó a su novio al tiempo que le daba un toquecito en la pierna para que la bajara de la mesa, y así poder tomar asiento en su regazo. Su pareja no tarda en rodear la cintura de Jimin y darle un beso en el cuello.
—Hola —dijo mi amiga sacudiendo la mano y mirando a todos, pero su mirada brillosa quedó estancada en Namjoon.—Me llamo Eunbin, encantada de conoceros —en ningún momento apartó la mirada del chico, parecía una psicópata.—Espero que todos podamos ser buenos amigos —los demás asintieron en forma de saludo a Eunbin, pero sin darle mucha atención ya que estaban más enfrascados en hablar entre ellos.
Tiempo después de estar entre aquellas personas, llegué a dos conclusiones:
1. Todos me caían mal.
2. Quería irme a casa.
Agarré un vaso rojo vacío y dejé que Jimin lo llenara de alcohol. Me dijo que no se trataba de ninguna bebida fuerte, era una de las más suave que pudo conseguir. De igual manera se lo acepté, sólo porque no estaba de buen humor como para seguir soportando a los idiotas de sus amigos. Y respecto a Eunbin, me sentía un poco decepcionado, ya que ella seguía con Namjoon y hacía de todo para ganar su atención. No pude evitar sentirme desplazado.
Negué con la cabeza al tiempo que llevaba el vaso a mis labios, intentando alejar aquellos pensamientos conflictivos.
De repente, Jackson se levantó de su asiento y empezó a agitar su mano de manera frenética, intentando captar la atención de las demás personas que estaban sentadas en los sofás.
—¡Hey! —se quejó cuando no obtuvo la atención que quería. Pero se calmó cuando consiguió algunas miradas.—¿Qué os parece si jugamos al juego de la botella?
Aquella inocente pregunta logró que los amigos ineptos de Jimin se inclinaran sobre sus asientos para escuchar más. Incluso el propio Jimin se había acercado, y con él Yoongi, quien era su pareja actual. Y no me extrañé para nada en observar a mi amiga girar la cabeza hacia Jackson, estando interesada por el juego propuesto.
—¿Y cómo se haría? —preguntó Namjoon.
—Muy fácil, amigo —contestó Jackson.—El juego consiste en ponernos todos en círculo y girar una botella en el centro.
—¿Y ya está? —preguntó de la nada Yoongi, con un tono que parecía de cansancio.—Qué aburrido.
—Cada vez que la botella se detenga en uno de nosotros, tendremos que hacer un reto propuesto por la persona que giró la botella —prosiguió Jackson, ignorando las palabras del novio de Jimin.—Entonces, ¿se apuntan?
El grupo de personas con la que me encontraba no tardaron en levantarse de sus asientos y echar la mesa junto los sofás hacia atrás para que hubiera más espacio en la sala. De manera que los objetos quedaron arrinconados en las paredes, dejando un hueco bastante grande en el medio, lo suficientemente para que cada uno se sentara hasta formar un círculo. Parecían que iban a hacer algún tipo de ritual.
Sólo quedaba yo, que estaba de pie. No me había movido ni siquiera un centímetro. Realmente me incomodaba aquella situación por lo que no dudé en dar media vuelta para marcharme, pero no di ni un paso cuando la voz de mi amiga irrumpió en la sala.
—¡Vamos Tae, toma asiento! —me grita con verdadero entusiasmo, el que a mí me faltaba en estos momentos.
—Es que... no tengo ganas —fue lo único que pude soltar.
—¡Venga, será divertido! —me dice Jackson elevando un vaso rojo, el cual estaba hasta arriba de alcohol. Torcí mis labios en una mueca y al instante recordé que había perdido mi vaso, realmente no sirvo para estar en estos ambientes fiesteros.
Para no quedar como el amargado que siempre era, me senté al lado de un chico, del cual no sabía su nombre pero me pareció irrelevante aquel hecho. Y de esa manera empezamos a jugar al estúpido juego de la botella.
Los segundos se convirtieron en minutos y los minutos se convirtieron en horas, a pesar de que el ambiente era realmente llevadero y poco pesado, sentía que el tiempo para mí iba demasiado lento y parecía que nunca llegaría a su fin. Algunos retos consistían en meterse hielo en la boca durante dos minutos, y otros en permanecer en la misma posición después de haber dado unas treinta vueltas sobre su eje.
Eran retos bastantes inocentes y divertidos.
La botella de vidrio seguía girando y girando hasta que se detuvo en frente de una chica pelirosa y tez pálida.
Logré ver que la fémina se sobresaltó al ver que la botella se había detenido delante de ella, sus ojos mieles recorrieron la sala nerviosa y terminó por observar los rostros de cada uno, hasta detenerse delante de la persona que había girado la botella con anterioridad. Realmente se veía nerviosa.
Félix se frotó las manos con efusividad mientras que sus comisuras se alzaban en una sonrisa pícara y maliciosa.
—Querida Sana, te reto... —hizo una pausa bastante dramática.—Te reto a besarte con Jennie.
Casi me atraganto con mi propia saliva al escuchar las palabras salidas de los labios del rubio. ¿De verdad que había dicho eso? ¿Realmente Sana lo haría?
Sana se quedó pasmada por unos instantes, sus ojos siguieron moviéndose hasta que de pronto los fijó en Jennie. Y entonces pasó:
Ambas se pusieron de rodillas, aunque Sana lo hizo con verdadero nerviosismo, a diferencia de Jennie, quien lo hizo sin borrar su sonrisa socarrona y casi con coordinación se acercaron al centro del círculo. Las dos quedan cara a cara, ninguna hace el amago intento de tocar a la otra. Sin embargo, eso se termina en cuanto Jennie toma la iniciativa y agarra la barbilla de Sana con sus delgados dedos, y con brusquedad estampó sus labios con los suyos.
Desde mi posición pude ver lo sorprendida que se había quedado Sana, sus ojos estaban abiertos y no paraban de moverse a los lados con nerviosismo. Sus labios estaban sellados mientras que los de Jennie se movían sobre ellos con ferocidad, no obstante, y lo que personalmente me dejó atónito, es como la castaña mete con descaro su lengua en la boca de Sana y con ese simple movimiento hace que la pelirosa abra la boca y Jennie aprovecha para profundizar el beso.
Agarra con más fuerza el mentón de Sana entre sus dedos al tiempo que ladeaba la cara para tener un buen ángulo y seguir moviendo la lengua, sus dientes incluso, mordían los labios de la pelirosa sin titubeos, sacándole algún que otro jadeo. Entonces Sana termina por corresponder el beso abriendo su boca para que Jennie pueda seguir besándola con descaro.
Las manos de Sana se cuelan en los mechones de la castaña y comienza a jalarlos mientras que junta su pecho con el de ella para que no haya separación alguna entre ellas. La boca de Jennie besa la mejilla de Sana tras darle una lamida y entonces su lengua se cuela en el hueco de su cuello y comienza a succionar la piel. Sana no paraba de demostrar con sus facciones lo mucho que lo estaba disfrutando, cada cierto tiempo mordía sus labios para que los gemidos no saliesen.
La cabeza de la pelirosa estaba inclinada hacia un lado mientras que Jennie besaba, mordía y lamía con fervor lo que parecía ser su parte más sensible del cuello.
Podía ver que algunos de los espectadores estaban realmente disfrutando de la escena pues sus ojos no mostraban más que el morbo y la lujuria brillando en sus pupilas, incluso algunos comenzaron a removerse sin apartar la mirada de las chicas.
El beso empezó a bajar su intensidad al tiempo que se dejaban pequeñas mordidas y lamidas de por medio, tanto Sana como Jennie dejaron de besarse y se separaron, dejando un hilo de saliva entre sus labios.
—Joder....Qué intenso —escuché a Jimin susurrar de manera entrecortada, removiéndose sobre el regazo de Suga, quien le agarró de la cadera para detener los movimientos.
La sala se llenó de un silencio bastante incómodo, todo el mundo parecía estar procesando lo que acababa de ocurrir. Jennie se sentó de nuevo en su sitio mientras que con una sonrisa se quitaba el resto de saliva con su dedo pulgar, sin apartar la mirada de Sana.
Un chico que no conocía alzó la voz al ver que nadie hacía el amago de girar la botella.
—¿Vamos a seguir jugando? —preguntó éste.
—Por supuesto —dijo Sana después de varios segundos, sus mejillas se tiñeron de rojo al ver que por accidente había chocado su mirada con la de Jennie.
—Pues... ¡Es mi turno! —sin previo aviso Soojin gira la botella, haciendo que todos volvieran a silbar y a emocionarse por quién sería la próxima víctima de la botella
Miré a Eunbin, tal vez buscando un poco de consuelo y una mirada tan aburrida como la mía. Me sorprendí bastante cuando la hallé hablando animadamente con Namjoon. Tenía pensado pedirle volver a casa, pero la dejaré disfrutar un poco más con su crush.
Giré la cabeza para ver a quién le había tocado, pero volví a sorprenderme cuando me topé con todas las miradas del círculo.
—¿Qué pasa? —alcé una ceja.—¿Tengo algo en la cara?
¿Por qué me están mirando?
—La botella ya ha elegido.
Efectivamente, la botella de vidrio ya había elegido, y se había detenido justo en frente de mí. Solté un suspiro bastante pesado. Lo último que quería era que la estúpida botella me señalara. Al parecer la suerte no está de mi parte.
—Ponle un reto difícil, Soojin —vociferan algunas personas. Al escuchar aquello no puedo evitar abrir la boca en forma de "O" y fruncir el ceño, claramente indignado.
La pelirroja llevó su mano derecha a la barbilla, pensando cuál sería el reto perfecto para sorprender a todos los presentes.
—¡Ya sé! —ella levantó su dedo índice, dando a entender que había tenido una gran idea. Su dedo señaló a algo que se encontraba en la lejanía.—¡Te reto a besarte con ese desconocido buenorro!
—¿Qué? —enseguida miré hacía donde Soojin señalaba, se me bajó la presión al ver quién era. Él estaba apoyado de espaldas, a pesar de eso pude ver perfectamente como esos pantalones negros se pegaban de forma deliciosa a sus musculosas piernas, no pude ver más allá ya que no podía verle el rostro. Estaba rodeado de muchas chicas, las cuales se ajustaban sus escotes para llamar la atención del chico.
Estaba igual de guapo desde la ultima vez que compartimos palabras. No obstante, me obligué a no seguir mirándole. Me giré de nuevo al grupo y negué:—Ni en tus mejores sueños, Soojin. No pienso hacerlo.
Eunbin se mostró igual de sorprendida cuando lo vio. Me dedicó una mirada que decía: ¿Qué mierda hace él aquí? Yo le contesté encogiendo mis hombros.
Soojin sonrió de manera maliciosa, la misma que realizó Félix minutos atrás. Empecé a tener miedo.
—Si no haces el reto... —dijo despacio mientras me miraba de arriba a bajo en busca de una posible excusa para aumentar mi miedo.—Te quitarás la prenda de ropa que yo diga —la pelirroja se echó hacia atrás inflando su pecho con orgullo, como si su estúpido plan fuera lo suficiente para hacerme dudar. Sus ojos negros pararon en mi torso y ahí mismo me temí lo peor.—Te quitarás la camiseta y nos harás un baile erótico.
¿¡Qué yo haga qué!?
—¡Estás demente, Soojin! —Eunbin salió a defenderme.—¡Cómo le puedes pedir eso!
—A mi no me importaría —suelta Félix mirándome de arriba a bajo.
—No es justo, si Taehyung no quiere hacerlo no puedes obligarle —realmente mi amiga se veía molesta, incluso sus mejillas se pusieron un poco rojas. De alguna forma u otra le agradecí que saliera en mi defensa.
—Es la nueva regla que me acabo de inventar. Si no cumple el reto, se quita la prenda que decida la persona que haya girado la botella —Soojin colocó las manos en su cadera.—Además, Taehyung sabía cómo iba este juego, así que se aguante y que cumpla el reto. Todos estaremos mirando para ver si lo cumple —su vista volvió a la persona que había señalado.—Y parece que lo tendrá bastante fácil. El tipo parece besar a cualquiera.
La mirada preocupada de Eunbin recayó en mí en cuanto me puse de pie. Gracias a eso obtuve las miradas de cada uno de aquellas personas que entraban en mi lista negra. Antes de caminar hacia donde estaba el chico, arreglé mi ropa, sólo para ganar tiempo.
Di la vuelta sobre mis pies y al alzar la vista juro escuchar mi corazón romperse cuando le observé agarrar a una chica y besarla de manera salvaje, justo como él me besaba antes de hacerme el amor. Aquellos labios que una vez fueron míos, estaban siendo besados por otra persona que no era yo.
Por un instante quise acercarme a ellos y tirarle de los cabellos a esa rubia que disfrutaba los labios de mi ex. Fueron tantas emociones en un corto lapso de tiempo que me vi a mí mismo caminar decidido hacia donde estaba la parejita.
A medida que me acercaba dando grandes zancadas y empujando a cada persona que se metía en mi camino, la mirada oscura de mi ex chocó con la mía de imprevisto, provocando que redujera la velocidad de mis pasos hasta detenerme por completo.
El rostro del chico quedó a la vista de mis ojos, estaba hablando con la misma chica que minutos antes la besaba como si no hubiera un mañana. Sus manos descansaban peligrosamente cerca de la figura de la fémina, y de vez en cuando le daba alguna que otra caricia en sus finos brazos. Tragué saliva cuando visualicé cómo una sonrisita nacía en sus carnosos labios.
Me vi a mí mismo fruncir el ceño y preguntarme a qué estaba jugando Jungkook. Si es que se trataba de un juego absurdo creado por él. Sin embargo, mis pensamientos fueron interrumpidos cuando una mano sujetó con fuerza mi brazo y tirándome hacia atrás hasta girarme por completo.
Me sorprendió ver el rostro de mi amiga, sus ojos me devolvieron la mirada con la preocupación brillando en ellos.
—No tienes por qué hacerlo Tae —dijo fijando su mirada en la mía.—Soojin no era consciente de lo que decía, sólo estaba borracha...
Sonreí para tranquilizarla.
—No importa Eunbin. De igual modo el reto es perfecto, creo que lo disfrutaré mucho —sin saber porqué, mi mente ideó una especie de plan que podría salir beneficiado. No sería tan malo después de todo.
—Conozco esa mirada, ¿qué tienes planeado hacer, Tae? —mi amiga aún no me soltaba el brazo, es más, con la mirada me exigía que le contara lo que estaba rondando por mi cabeza.
—Molestar a mi ex.
Eunbin se mostró confundida por mis palabras, su ceño se frunció formando arrugas en su pequeña frente. Pero la sorpresa ganó a la confusión en cuánto me vio dar media vuelta y seguir caminando a lo que sería mi próximo objetivo.
Los amigos de Jimin no tardaron en silbarme y pegar voces al verme retomar el camino, obviamente que estaban esperando un espectáculo de mi parte, además, no hacía falta girarme para ver que Soojin tenía una sonrisa maliciosa plantada en su rostro maquillado.
Los nervios tomaron gran parte de mi cuerpo cuando me vi cerca del grupo de chicas que rodeaban a mi ex, sin embargo, me obligué a estar tranquilo. Aunque tuviera unas tremendas ganas de salir corriendo.
—Jungkook —pronunciar de nuevo su nombre provocó que algunos escalofríos recorrieran todo mi cuerpo. Antes de volver a hablar carraspeo un par de veces, intentando encontrar mi voz, y que ésta saliera sin titubeos—¿Que haces aquí? —cruzo mis brazos para dar más credibilidad a mi mal humor por verle en esta fiesta.
Las chicas que estaban junto a él no tardaron en mirarme con cierto desagrado en sus rostros, incluso vi a una poner una mueca de asco y mirarme como si yo fuera poca cosa. Con esas miradas de repulsión a mi persona me hicieron sentir verdaderamente incómodo y las ganas de salir corriendo aumentaron con creces. Sin embargo, mi incomodidad termina en cuanto veo a mi ex escanearme de arriba a bajo mientras se mordía el labio inferior. No pasé por alto la mirada que le echó en la zona de mi entrepierna y muslos.
Evito perderme en su cuerpo, en sus músculos, en su mirada oscura, en su... ¡Tae, No! ¡Concéntrate!
—Te recuerdo que Namjoon es mi amigo, obviamente que estaría presente en su fiesta de cumpleaños, ¿no crees?—oír su voz ronca y grave me provoca de nuevo calambres en mi cuerpo.
—Podrías haber venido otro día —me crucé de brazos nuevamente, sólo lo hacía para sentirme un poco protegido y tapar mi torso de su penetrante mirada.
—No lo creo.
—Kookie, ¿quién es él? —una de las chicas le agarró el brazo y aplastó su pecho contra él mientras se ponía de puntillas para estar más cerca de su rostro. Un extraño calor me invadió todo el cuerpo, ¿le acaba de llamar Kookie?
—Nadie, querida —el pelinegro le rodea la cintura para acercarla a su cuerpo y plantarle un beso en el cuello. No pude evitar abrir la boca y sentirme indignado por su respuesta, pero sobre todo dolido y aún así no sabía porqué seguía pensando en él.
—¿Ahora soy nadie, no? —furioso le señalé con el dedo índice, tenía tantas ganas de agarrar algo y estampárselo en la cara, en la cabeza, ¡en todo! Mi corazón se encogió al ver su mirada desinteresada, sus ojos oscuros no expresaban nada más que irritación.—Eres un estúpido, JungKook.
Unas tremendas ganas de llorar me invadieron, a paso lento me alejé de él y de sus amiguitas, quiénes no tardaron en soltar carcajadas burlonas al verme alejándome con la cabeza agachada. Apreté mis puños con fuerza sintiendo como el coraje recorría todo mi cuerpo.
Llegué hasta la sala donde me esperaban los demás, antes de cruzar la puerta vi varias cabezas curiosas mirando hacia mi dirección. Ignoré a cada uno pasando por su lado, hasta llegar a un sofá y sentarme.
Al parecer el plan no había salido como yo esperaba, que era básicamente molestar a mi ex. Los papeles se han intercambiado y quien ha salido perdiendo he sido yo. ¿Por qué me ha tratado de ese modo tan despectivo?, ¿por qué no puedo sacarme de la cabeza su mirada llena de irritación?, ¿y por qué mierda me molesta tanto?. Incógnita tras incógnita, no era capaz de responder a ninguna de ellas. Parecía ser un laberinto sin salida.
—Tae, ¿qué ha pasado? —la voz de Eunbin me saca de mis tortuosos pensamientos, alzo la vista y veo a mi amiga sentarse a mi lado a la vez que me agarra de ambas manos.—Te he visto llegar con mala cara. ¿Me vas a decir que ha pasado?
—Yo... —empecé a hablar, pero me vi interrumpido.
—¿Qué ha sido eso? —llega Soojin hasta nosotros con una mueca en los labios y mirándome de mala manera.—No te has besado con él, por lo que no has superado el reto. Sabes lo que eso significa, ¿no?
—¡Soojin! —grita Eunbin levantándose y plantándole cara a la nombrada.—¿No ves la cara que tiene? No está bien para ir cumpliendo retos absurdos.
—El reto era besarle, y no lo ha hecho, por lo que tiene que pagar —Soojin no daba su brazo a torcer, estaba dispuesta a que yo hiciera aquel baile erótico. Es más, casi todos los demás le dieron la razón a Soojin, exigiendo que yo pagara por no haber cumplido el reto.
—¡Esto es absurdo! —siguió quejándose Eunbin, dando un golpe al suelo con su pie.
Y así es como Eunbin y Soojin empezaron una discusión casi a gritos. Eunbin me defendía con cada palabra que salía de los labios de Soojin. Si te parabas a observarlas podrías deducir que se trataban de unas hienas peleándose por un trozo de carne. Seguramente sus gritos se escuchaban más allá de la sala principal, ya que varias cabezas ajenas se asomaron por el marco de la puerta para ver qué sucedía.
Incluso las personas con la que he compartido tiempo en esta fiesta se acercaron a ellas hasta formar un círculo, empezaron a animarlas para que llegaran a los golpes. Incluso vi a Jimin junto a Yoongi alzar sus puños a coro con los demás. También me pareció ver a Namjoon animar a mi amiga.
Me levanté del sofá en el que estaba sentado, miré el panorama de la sala con cierto aburrimiento. En otro momento hubiera intervenido para detener la pelea que estaban formando Eunbin y Soojin. Pero me sentía tan cansado emocionalmente que decidí alejarme del bullicio de gente y sin mirar a nadie me encaminé hacia al baño.
Sin embargo, al no saber dónde estaba ubicado me acerqué a un pequeño grupo de chicas, quiénes amablemente me lo indicaron. Una vez que dije las gracias subí las escaleras que llevaban al segundo piso.
Suspiré con cierto alivio al visualizar el baño, y aún más al ver que no estaba ocupado por nadie. En cuanto me metí en él cerré la puerta. Me acerco al espejo al mismo tiempo que apoyaba las manos en el lavabo y agachaba la cabeza. En mi cabeza me regañaba de cómo he podido ser tan estúpido, y a la vez me avergonzaba por haber tenido otra clase de pensamientos hacia mi ex, y de cómo me perdía en él, ¿acaso todavía no lo he superado? Ni hablar, lo nuestro pasó hace mucho tiempo...
Sin embargo, me vi obligado a dejar de lado mis pensamientos en el momento que escucho la puerta del baño abrirse con lentitud, poniéndome los pelos de punta. Aún seguía con la cabeza agachada, por lo que no sabía quién había entrado a interrumpir mi intimidad.
—Lárgate, ¿no ves que está ocupado? —dije sin ganas de mostrar mi lado amigable.—Si quieres mear o cagar, te aconsejo a que te vayas a otro baño —usé un lenguaje un poco vulgar al dirigirme a esa persona. Fruncí el ceño al escuchar como su respiración se iba acelerando al paso de los segundos.—¿Estás sordo? —ya un poco molesto me giro y me llevo la grata sorpresa de ver a Jungkook apoyado en la pared.
Le veo estirar el brazo hacia la puerta, mi respiración se corta al escuchar el "click" del cerrojo. Trago saliva sin poder apartar mis ojos de su figura.
—¿Qué mierda haces aquí? —fue lo único que pude decir.
—Me encanta cuando utilizas ese lenguaje tan vulgar —pasa su lengua por su labio inferior. En ningún momento dejó de mirarme, provocando que me pusiera nervioso.
—A-Abre la puerta —le exigí.
Niega con la cabeza con una sonrisita maliciosa en sus labios.
—Abre la puerta Jungkook —exigí de nuevo, pero esta vez mi voz salió sin tartamudeos.—Que abras la... —mis palabras se quedaron en el aire cuando le veo dar pequeños y lentos pasos hacia mí, alzando la barbilla y mirándome de una manera tan oscura que me dejó helado.
Mi corazón ya iba a mil por hora cuando los labios de mi ex rozaron el lóbulo de mi oreja, y un gemido salió de mi boca cuando mordió con sus dientes aquella zona. Apoyé mis manos en su pecho para apartarlo, pero en el fondo sabía que las había puesto ahí sólo para tener más equilibrio y no caerme.
—¿Acaso no puedo molestar a mi ex? —sus labios pasaron de mi oreja a mi cuello.
—Jungkook, para... por favor —mi voz salió entrecortada, y luchaba por no gemir al sentir su lengua lamer la piel sensible de mi cuello.
Sentí una punzada en la parte baja de mi vientre, no podía controlar siquiera mi cuerpo, el cual parecía reaccionar con cada toque de Jungkook. Se supone que debo ser fuerte ante él y no dejarme llevar.
—No juegues conmigo —eché la cabeza hacia atrás para poder mirarle a los ojos.—Lo nuestro se acabó, así que no tienes derecho de ponerme un dedo encima —dije en un susurro agresivo. Sus iris se movían por todo mi rostro, como si estuviera analizando cada una de mis facciones.
A pesar de haber utilizado un tono para nada amigable, volvió a aparecer su sonrisa burlona.
—No me has olvidado del todo —soltó una pequeña carcajada, pero ésta carecía de cualquier emoción.—No puedes soportar el hecho que nos hayamos encontrado aquí por pura casualidad.
—¿Te estás oyendo? Lo que dices es absurdo.
—¿Entonces por qué pusiste esa cara al verme basándome con otras?, ¿por qué te fuiste de esa manera? —con cada pregunta que salía de sus labios, más pegaba su cuerpo al mío, de manera que no quedó ningún espacio entre nosotros.
—Aléjate —ordené sin gracia, ¡Estaba tan perdido que no sabia qué hacer! ¡Tener a Jungkook tan cerca hacía que mis pensamientos se volvieran irracionales!
Odié la manera en la que volvió a sonreírme, como si él supiera todas las cosas que pasaban por mi cabeza, como si supiera cómo mi cuerpo reaccionaba al suyo.
—Nunca llegaste a olvidarme, ¿verdad? Seguro que aún extrañas la manera en la que te follaba —se acercó a mi oído lentamente.—Gritabas como una gatita en celo cuando te la metía. Intentaré no olvidarme de las veces que te tuve así de dispuesto.
—Eres un imbécil —me acerqué a su rostro y le solté aquel insulto, casi pegando mis labios a los suyos.—Y te estás confundiendo, eres tú el que aún no me olvida.
—Sólo lo dices porque no tienes argumentos para defenderte —dijo socarrón y con cierta superioridad en su rostro.
Sin embargo, cualquier expresión se esfumó de su rostro de manera repentina, y un mal presentimiento se instaló en mi pecho.
—Te perdiste tantas cosas, Taehyung —escucharle decir mi nombre fue como si muchos elefantes caminaran en mi estómago. Espera, ¿qué acaba de decir? —Que me encantaría enseñártelas ahora mismo.
¿Qué?
Mis pensamientos quedaron en el olvido en el momento que siento las grandes manos de mi ex agarrar mis caderas con brusquedad, al mismo tiempo que me obligaba a separarme del lavabo y ponerme contra la pared. El problema era que yo estaba de cara a la pared y Jungkook detrás de mí, pegando su pelvis en mi trasero.
—¿Qu-Qué estás ha-haciendo? —Jungkook me hizo apoyar las manos en la pared. Mis nervios aumentaron cuando sus manos bajaron lentamente por los laterales de mis pantalones, sus dedos agarraron la tela de éste y de un movimiento rápido me separó las piernas.
Un jadeo salió de mis labios por lo rápido que estaba sucediendo las cosas.
—Jungkook... —su nombre salió como un susurro.
—Adoro cuando dices mi nombre —dijo cerca de mi oído mientras colocaba sus grandes manos en mi pecho. Eché la cabeza hacia atrás, apoyándola en su hombro en el momento que éstas empezaron a bajar por mi torso.—Pero me gusta más cuando lo gimes.
Una de sus manos se cuela en mi pantalón hasta llegar a la liga de mi bóxer.
—Jungkook... —volví a decir su nombre. Todas las pocas fuerzas y el poco autocontrol que me quedaban se fueron cuando su lengua lamió mi cuello, pero esta vez repartiendo besos y mordidas en la zona, al mismo tiempo que metía la mano en mi bóxer y agarraba sin vergüenza alguna mi miembro.—¡Ah!
—Voy a follarte tan duro que no podrás caminar por días.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top