Parecía una pesadilla, todo lo que siempre quiso vivir y soñaba tanto de conocer el mundo, finalmente estaba a punto de encontrarlo y ahora se le había sido arrebatado.

No supo cuánto tiempo estuvo inconsciente, se sintió como si sus músculos hubieran hecho un esfuerzo inhumano. Sentía debilidad y dolor, buscó alguna señal de luz pero donde se encontraba parecía ser un sitio bajo tierra.

Se cayó de la cama de la cual estaba sin darse cuenta por el mareo que sentía, cuatro paredes de un color oscuro se presentaban. Lo último que recordaba era la voz de esa persona que decía conocer a su padre.

Recordó la fotografía, aquella donde salía la familia de su progenitor. Las palabras de su recién descubierto tío resonaban en su cabeza.

—Mi hermano odia hablar de la familia. Pero nuestros lazos de sangre son inevitables, no puede evitar que tú poseas sangre de nosotros. Por más que quiera ocultarlo.

Si de verdad no estaba mintiendo, ¿qué intenciones tenía?

En un diluvio de confusión, se arrastró hasta la puerta que simbolizaba su escape. Pero en ello se percató que su cuerpo no dejaba de arder, como si le dolieran hasta los huesos y entonces pasó.

Terminó vomitando una cantidad de un líquido de color amarillo.

Sus ojos se abrieron de par a par y se tocó la garganta sin poder creerlo.

¡Ese maldito lunático le había hecho beber algo en contra de su voluntad!

Bueno, realmente podía considerarse eso lo de menos. Gon la iba a matar de todas maneras por haberle desobedecido, la primera regla de salir al exterior por primera vez era no hablar con extraños y ya eran dos cosas que tuvo el atrevimiento de ignorar.

El dolor en su cuerpo seguía y la hacía retorcerse sin parar, sudando y quejándose por cómo todo su cuerpo sufría en agonía. Era una tortura insoportable.

Sabía que estaba llorando por el dolor, pero era lo que menos podía prestarle atención. Su estómago parecía estarse comiendo por dentro.

Un gemido de dolor resonó por toda la habitación. Junto con tos y seguido de más gemidos hasta que terminó girando en el suelo con la espalda chocando contra la dura superficie.

Pensaba que estaba alucinando por el posible veneno que estaba asimilando su cuerpo, la misma figura del hombre con sus ojos negros como la noche la observaban desde arriba. Pareciendo una especie de fantasma que la acecha.

—Parece ser que tu inmunidad al veneno está en tus genes pero es más débil que la de Killu. De todas maneras está es la primera dosis. Pronto habrá más.

La oscuridad la acompañó nuevamente, sin saber si se trataba de un sueño o realmente cayó inconsciente.