5. ¿Besos a medianoche?
Abro los ojos con lentitud, aunque es como si no los hubiese abierto. Todo a mi alrededor sigue oscuro, y cuando empiezo a palpar el entorno con las manos, empiezo a acordarme de lo que ha pasado. Me he desmayado... estoy en un pasadizo. Un pasadizo del... ¿Qué piso era? Mi cabeza sigue con semejante dolor que no me puedo concentrar. Saco mi varita desde el interior de mi túnica.
-Lumos.-Susurro. Una leve chispa se enciende en la punta de mi varita e consigo iluminar el alrededor. Me observo con detenimiento.
Si antes de por si estaba mal, imaginaos ahora.
Tengo las rodillas llenas de raspazos y heridas, por haberme caído de golpe contra el suelo de piedra del pasadizo. Mis manos siguen el mismo camino que las rodillas, y mi uniforme no puede estar mas sucio. No puedo verme la cara, pero estoy cien por cien segura de que estará horrible con la cantidad de golpes de hoy. Suspiro, cojo la bolsa, y al andar, noto un pinchazo en el tobillo. ¿En serio me lo he torcido? Esto no me va a ayudar en las pruebas de quidditch. Me muerdo el labio, y medio cojeando, sigo el pasadizo hasta la otra salida, que es en el piso cuatro. Miro alrededor; está todo vacío, oscuro y silencioso. ¿Cuanto tiempo llevo inconsciente? ¿Me habrá buscado alguien?
Mas preguntas sin respuesta que se unen al club.
Tomo una gran bocanada de aire. Ahora tendré que subir tres pisos coja, con dolor de cabeza y el uniforme destrozado sin que Filch me pille. Dios mío, que ilusión.
Tu sarcasmo es bastante palpable.
Voy a ignorarte porque ya tengo suficientes voces en la cabeza, ¿sí?
Empiezo a andar en silencio hasta las escaleras, pero entonces oigo un ruido en la biblioteca. Me doy la vuelta y miró en dirección al ruido.
-Em...-Susurro. ¿Qué hay que decir en estos casos? ¿Manifiéstate, ser malevolo?
Meh, tampoco quiero invocar a Snape en pijama. Otro ruido me saca de mis patéticos pensamientos, haciendo que me ponga en alerta y murmure un 'nox'. Me escondo detrás de una columna y guardo silencio, esperando otro ruido o señal de vida. Tras unos minutos en silencio, miro en dirección al ruido de nuevo; en ese mismo instante, una mano se posa en mi hombro, haciendo que suelte un grito.
-¡SOY SONAMBULA!-Chillo abriendo los ojos en pánico. Sonrió nerviosamente al ver al pato Lucas.
Ay Merlin, voy a morir aquí mismo. Recordadme como alguien que quería a todo el mundo, era amable, generosa, para nada torpe, preciosa, inteligente... modesta mas que nada.
-Potter, ¿Qué hace por los pasillos a esta hora? ¿Y con esas pintas?-Dice haciendo una mueca mientras señala mi cara. Ruedo los ojos, a pesar de estar nerviosa, y miro el suelo, intentando encontrar alguna excusa.
-Iba a la enfermería, profesor.-Digo entonces alzando la vista de nuevo. Hace círculos con el dedo alrededor de mi cara.
-¿Cómo te has hecho eso?
-Me he caído, profesor.
-¿Te has caído y te has roto la nariz?
-A la mañana me he dado contra una columna, señor.-Digo de nuevo, con un tono monótono.
-¿Y por qué vas ahora a la enfermería, si has tenido todo el día? Es mas, ¿Por qué has faltado a mi clase, hoy a la mañana?
-He tenido un accidente. Me he quedado inconsciente y me acabo de despertar.-Medio miento. Él me mira burlón y yo suelto un gruñido.
-¿Y donde has estado metida todo el día sin que nadie te encuentre?-Dice con una ceja alzada. Miro el suelo, intentando pensar una excusa realmente buena. Pero no se me ocurre nada.- ¿Potter, vas a responder o el gato te ha comido la lengua?
-Em... verá... yo...-Empiezo a titubear, sin excusa. Si le digo lo del pasadizo, tendré que decirle lo del mapa y adiós al secreto. Pero si miento y digo que he estado todo el día fuera de clases, mis puntos de comportamiento irán a pique, mas mi tiempo libre sin castigos.
-¡Annie, aquí estás! No sé por qué te has movido si te he dicho que volvía ahora.
-¿Walker? ¿Que hace usted despierto a estas horas?-Dice el pato, alzando ambas cejas. Miro a Tate, que esboza una sonrisa educada y me abraza del cuello.
-He encontrado a Annie antes inconsciente. La estaba llevando a la enfermería, pero ya ve. No para de escaparse ella.-Dice el con su típica sonrisa ladeada. Lucas nos mira a los dos, con bastante desconfianza. Entonces me fijo en el bulto de su túnica, de forma de libro. Me muerdo el labio.
-Profesor, he escuchado un ruido en la biblioteca, por eso me he movido de donde tenía que esperar a Tate. He sentido miedo y me he escondido.-El profesor se pone pálido, mirándome con los ojos bien abiertos.
-¿Un ruido...? ¿En la biblioteca?-Pregunta. Asiento ligeramente con la cabeza, haciendo que suelte un bufido.- Serían tus imaginaciones, Potter. La biblioteca está cerrada a estas horas, y no creo que nadie haya forzado la entrada.
-Pero profesor...-Me interrumpe, alterado.
-¡Nada de peros! ¡Iros ya a la enfermería y dejadme dormir en paz!-Y con un giro dramático, se da contra una columna y cae hacia atrás. Me llevo una mano a la boca para que no oiga mi risa desquiciada. Se levanta en seguida, se sacude el polvo de la túnica, nos mira y con una pose arrogante, empieza a andar por el pasillo. Entonces parece darse cuenta de que su dormitorio está al otro lado, así que da media vuelta y apartándonos del empujón, se va con su dignidad por los suelos (si es que tiene algo de dignidad ya). Miro a Tate, y este empieza a reírse a los pocos segundos. Sin darme cuenta yo también estoy riendo al final, disipando durante unos segundos la neblina de dolor que invade mi cabeza en estos momentos.
-¿De donde has aparecido?-Le pregunto guardando la varita en la túnica. Pongo los brazos en jarra y alzo una ceja.- ¿Y como sabías nada de lo del desmayo?
-Estaba dando un pequeño paseo, porque estaba haciendo los deberes y me estaba agobiando. Entonces he oído tu grito, he venido e he escuchado la conversación, para entrar en el momento conveniente. Te he salvado, Pottercita basurita. Estás en deuda conmigo.
-No sé si me gusta la idea de estar en deuda con una serpiente, colmillos venenosos.-Digo burlona. Él me coge en brazos y chasquea la lengua.
-A la mañana te he dicho que no te dieses mas golpes. ¿Sabes lo mal que está tu cara, Annie?-Me pregunta andando a la enfermería. Mi postura es algo incómoda y tensa, ya que muy de la nada me ha cogido como una princesa y me lleva como si nada, a las tantas de un martes a la enfermería.
Todo muy normal.
Lo miro. Quiero preguntarle por qué ha desaparecido así hoy a la mañana, como es que siempre aparece en los momentos de apuro que tengo y me salva; si en realidad es un acosador o algo por el estilo, porque ahora lo encuentro probable. Pero se ve tan en paz, con los leves reflejos de la luna entrando por las ventanas en su pelo, sus ojos oscuros serenos y su sonrisa torcida en la cara...
Oh oh, estoy describiéndole con demasiado... ¿detalle?
Las descripciones así son cuando te interesa la persona.
Ya, pero es que no me interesa, Ethan.
Oh, lo hace. Sí que lo hace, te acabas de sonrojar.
¿Qué dices tu ahora, Alex?
-Annie, te has puesto roja. ¿Estás bien?-Me pregunta Tate parando de andar y mirándome. Lo miro y asiento lentamente. Maldito Harry.
Me amas.
Cállate de una vez, Nyde.
Él se encoge de hombros y sigue andando. Dirijo mi mirada al suelo, mientras pienso en las palabras de mi subconsciente. ¿Es posible qué...?
-Mañana nos vemos. Espero que te cures y que no te des mas golpes.-Me dice Tate dejándome en una camilla. Oímos a Madame Pomfrey acercarse. Suelto un suspiro.
-Gracias de nuevo por salvarme.-Digo con una sonrisa pequeña. Niega con la cabeza, restándole importancia. Nos miramos unos segundos, mientras él se acerca poco a poco. Contengo la respiración- esto no puede estar pasando. A cada que se acerca una sonrisa aparece en su cara, e inevitablemente, también en la mía. Pero... dios me odia.
-¡Potter, dios mío! ¿Habrá algún día que no pases encerrada aquí?-Dice la enfermera apareciendo y haciendo que Tate se aparte de golpe. Suelto un pequeño grito ahogado. Tate me mira y esboza una sonrisa sincera.
-Mañana nos vemos, Annie. Cúrate pronto.-Dice para después irse con paso rápido, mientras se desordena el pelo, nervioso. Lo miro alejarse y algo dentro de mí se da cuenta de algo.
Si no hubiese sido por Madame Pomfrey... Tate me hubiera besado. Y una voz irritante que odio, pero que a pesar de todo sé que tiene razón, me dice que no me hubiera importado.
***
A pesar de los intentos de curarme todo lo que me he hecho de la enfermera, mi aspecto alicaído no se ha desvanecido del todo. Llevo como tres clases con profesores que me lanzan miradas de pena de soslayo, haciendo que me revuelva incómoda en el lugar. No he visto a Kurt, está desaparecido y eso no es muy buena señal. Tampoco he visto a Lea en toda la mañana, por lo consecuente, las preguntas aun están sin respuesta. Y Tate.
Por desgracia, tampoco lo he visto.
Suspiro y hago el movimiento de varita que hace Flitwick como por quinta consecutiva vez. Al principio de la mañana no estaba tan triste, pero ahora mis emociones me están jugando una mala pasada y me estoy asustando de verdad; no puedo ponerme extremadamente triste o las canas aparecerán de nuevo.
-Lady Potter.-Me susurra entonces George. Doy media vuelta y lo miro; alzo una ceja preguntando '¿qué?'.
-¿Qué te pasó ayer? ¿Estás bien?-Pregunta con una cara de preocupado que me sobrecoge el corazón. Hago un movimiento con la mano, restándole importancia.
-Yo tan perfecta como siempre.-Hago un intento de sonrisa que termina en mueca, lo cual no ayuda en nada a disimular mi mal humor. Vuelvo mi vista al pupitre y suelto otro suspiro.
-An, no estás bien. Que no sonrías o bromees no es algo bueno.-Dice él. Me encojo de hombros y juego con la varita entre los dedos.
-Supongo que no estoy como para sonreír.-Murmuro. George mantiene silencio y cada uno vuelve a su trabajo. A los pocos minutos, noto un toqueteo en el hombro. No me giro, hasta que el toqueteo se hace insufrible.- ¡¿QU... JAJAJAJAJAJAJA.
Empiezo a reírme como desquiciada al ver a George poner cara de dinosaurio. Al poco rato cambia esa cara prehistórica para sonreír de oreja a oreja.
-Verás, Annie. O sonríes, o yo te sacaré esa sonrisa. Te lo prometo.-Dice él dándome un abrazo. Le doy un beso en la mejilla.
-Gracias.-Digo sin soltarlo. Me abraza fuerte y una tos falsa nos hace separarnos.
-Señorito Weasley y señorita Potter, no es el congreso del amor y la felicidad, ¿quieren volver al trabajo?-Dice el profesor con un toque de enfado en la voz. Los dos asentimos, medio riendo medio burlones y volvemos al trabajo. Saco el libro de encantamientos y en ese momento un papel cae de la bolsa, seguramente atrapada entre los libros. Con una mueca de sorpresa, lo cojo y lo desdoblo. Leo las cuatro palabras, y juro que me cuesta procesarlas durante un buen rato.
Él se la llevó.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top