25. (Des)control
El plato del bacon con las tostadas me dice que me lo coma. Mi estómago dice que si se me ocurre comer me va a dar la paliza toda la mañana. Y yo... me siento entre mis amigos leones para observar mi desayuno con una mueca de duda.
-Nunca te he visto tardar tanto en atacar un plato de comida a las ocho de la mañana.-Comenta Kurt. Lo miro y suelto un suspiro pequeño, negando con la cabeza.
-Quiero comer, pero no me entra nada.-Apoyo la mejilla en el puño y cojo el tenedor para mover un poco el bacon. George suspira.
-Ese es un mal que nunca me ha tocado.-Se mete su tercer panecillo con mantequilla a la boca. Lo observo apretando los labios, con envidia.
-Ya veo.-Parto un pequeño trozo de bacon y me lo meto a la boca para masticar lentamente. Tras unos días de reposo mental más, he vuelto a hacer todas las comidas en el gran comedor y Madame Prince ya se alegra de no verme siempre entre sus libros. Observo la mesa de Slytherin, pasando de largo a Tate y centrándome en Luke. Ha sido raro no haber estado gastándonos bromas diez días, ni siquiera haber cruzado una palabra con él. Me sorprendo a mí misma no apartando la mirada cuando me pilla mirándolo. Ni siquiera me doy cuenta de que lo saludo con la mano como si nada, como si no hubiese sido cosa mía haber estado evitándolo. Sin esperar su reacción mi mirada vuelve al plato y lentamente sigo comiendo. No quiero que piense que le odio, pero ¿y si sigue siendo el "él" de las notas y yo le estoy sonriendo como si nada? Es complicado.
-¿Qué tenhemhohs a primjera hosra?-Pregunta Fred con la boca llena. Nadie le entiende salvo su hermano.
-Defensa contra las artes oscuras.-Responde George. Ruedo los ojos al acordarme del profesor Lucas y la manía que me tiene.- Y por lo que veo...-Nos señala a todos con el tenedor.- todos tenemos unas ganas increíbles para ir.
-Es por las serpientes.-Aclara Kurt, suspirando.- Es de las materias que más me gustan de todo el curso, y va a ser que no disfruto las clases porque las compartimos con los Slytherin.
-O por el amargado ser que se hace llamar nuestro profesor y insulta a todo el mundo sin tener ni idea sobre el tema...-Sugiero, para después beber un trago de té. Fred mastica y traga para añadir:
-O porque no hacemos nada útil, directamente.
-También.-Coincidimos todos al unísono. Nos echamos a reír, restándole algo de mal humor al asunto. Lo cierto es que el profesor Lucas parece no tener ni idea de qué hacer con la varita cuando está frente a un monstruo, algún ente oscuro. La teoría se la sabe de arriba a abajo, y creedme cuando os digo que sus chapas sí que son letales, pero no nos enseña ningún hechizo práctico, ninguna forma de defendernos.
-¿Después tenemos historia de la magia?-Pregunta entonces Lee, mirando el horario con una mueca de fastidio. George se estira con una sonrisa amplía en la cara.
-Dos horas de siesta garantizada.
-¿No había nada que entregar hoy, verdad?-Pregunto yo, levantándome de la mesa junto a ellos. Los gemelos se encogen de hombros, Lee está a punto de sacar la agenda y Kurt niega con la cabeza. Decido fiarme de Kurt.- Bien, pues vamos.
Lee empieza a contar algo sobre el partido de Ravenclaw y Slytherin y junto a los gemelos empiezan a discutir tácticas de quidditch. Me uniría gustosa a la conversación, pero Kurt odia el quidditch, no entiende ni pio de lo que decimos y prefiero darle otro tema para hablar antes de que se me ponga de mal humor. Para nuestra sorpresa (otro dato curioso del profesor: Nunca llega puntual) Lucas ya está en clase cuando llegamos y nos separa a todos, mezclando ambas casas para un trabajo en grupo sobre los doxies. Me quedo mirando a mi compañera con una expresión de espanto estampada en la cara.
-Potter, vaya. Que honor.-Se burla Amanda Avery con una sonrisa de superioridad. Abro la boca con la intención de decir algo, pero decido que lo mejor es quedarme callada y simplemente sentarme. Dejo la bolsa en una esquina y abro el libro, buscando la sección de la bestia conocida como doxy.- ¿Te ha comido la lengua el gato?
-Te la voy a arrancar a ti como no empiezas a trabajar.-Replico, con un tono monótono y sin alzar la mirada del libro. Saboreo con gusto su silencio impregnado de indignación y es música para mis oídos cuando oigo cómo abre el libro. Saco la pluma y el bote de tinta y empiezo a copiar información útil en un pergamino. Todas las demás parejas discuten o al menos intentan dividirse el trabajo, pero Amanda directamente se ha rehusado a hacer nada y yo no pienso perder mi tiempo insistiéndole para que haga algo. Terminaré antes si hago el trabajo sola.
-Potter, Avery, es un trabajo de grupo. No he visto que os hayáis dirigido si quiera una palabra.-Nos dice entonces el profesor. Alzo la mirada del pergamino, abriendo la boca, dispuesta a responder.- Y no, Potter, no valen las palabras del principio que básicamente han sido para burlaros la una de la otra.
-¡Ha empezado ella, profesor, siempre es ella!-Se empieza a quejar entonces Amanda, cruzándose de brazos, haciéndose la dolida.- ¡Yo intento trabajar con ella pero solo me amenaza!
-¡¿Qué?!-Le espeto, indignada. Pero ella ya tiene ambas manos en la cara y finge estar llorando como si de verdad le afectase algo de lo que hago. Miro al profesor.- ¡Está mintiendo! ¡La única que amenaza aquí es ella!
-Antes le ha amenazado con arrancarle la lengua, profesor.-Dice entonces otra serpiente que tengo detrás, una chica de las que seguramente le limpien los zapatos a la falsa que tengo sentada al lado. Miro a Amanda. Me entran las ganas de gritar que me amenazó ella primero hace unos meses, que me odia porque Luke y yo pasamos tiempo juntos, que se lo puede quedar enterito para ella, pero de repente me enfada el mero hecho de imaginarla siendo amiga de Luke.
-¿No tienes nada que decir, Potter?-Lucas me está dando la opción de defenderme por primera vez en meses y siento que no puedo decirle nada sin estallar como una bomba.
-Que le haría un favor al castillo. Así Avery se callaría.-Pincha entonces Fred. Esta alza la cabeza rápidamente, mostrando una cara seca y sin lágrimas y lo mira con odio.
-¡¿Lo ve, profesor?! ¡Todos están contra mí!-Grita. El profesor Heller alza ambas manos, en señal de silencio.
-Potter, te he preguntado a ti.-Me mira con una ceja alzada. Miro a la rubia, y de repente siento como si toda la furia del mundo se concentrase en mis manos. Tengo ganas de hacerle daño, mucho daño. Aparto la mirada de ella al darme cuenta de lo que estaba pensando y me siento sin decir nada, extrañando incluso a Lucas.- Potter, ¿estás bien?
-Yo...-Empiezo, pero aprieto los puños y me muerdo la lengua al sentir las manos arderme tanto que creo que voy a estallar en llamas. Intento calmarme respirando hondo varias veces, pero notar todas las miradas de la clase clavadas en mi nuca me pone más nerviosa que nunca.
-Suele tener mareos.-Interviene entonces Luke, levantándose de su sitio. Evito mirarlo, pero una parte de mi agradece que haya salido en defensa mía.
-¿Mareos?
-Lo mejor será que la llevemos a la enfermería, profesor.-Esta vez es el turno de Kurt de levantarse.- Ya sabe, mejor prevenir que lamentar.
Lucas me inspecciona con la mirada y yo siento que no puedo contener durante mucho más tiempo la bola de fuego que sale de mi corazón. En ese mismo instante, asiente.
-Llevadla vosotros dos.-Señala a las dos únicas personas que saben sobre mi magia blanca, y aunque noto cierta hostilidad entre ellos, no tardan en levantarse y acercarse para ayudarme a salir de clase. No me siento mareada ni mucho menos, pero necesitamos hacer el teatro para que nadie sospeche nada. Cuando noto a Luke acercarse, me arde un poco la cicatriz; una vez fuera, ambos me dejan en una esquina apartada y yo me llevo las manos a la cabeza, sintiendo que me va a explotar del dolor.
-¿Te tomas las pastillas para controlarlo, Annie?-Me pregunta la serpiente agachándose frente a mí. Lo miro, y me dan tantas ganas de pedirle una explicación a mis dolores justo cuando él se acerca pero me trago la pregunta. Asiento varias veces.- Pues entonces se te está yendo de las manos.
-¿Cómo narices sabes tú sobre todo esto?-Le pregunta Kurt entonces. Cierro los ojos con fuerza al notar la mirada algo enfadada de Luke, sin querer que estos empiecen a guerrear ahora.
-¿Y cómo lo sabes tú?-Pregunta con el mismo tono él.
-Soy su amigo.-Le recuerda Kurt. El oji-verde me mira de reojo, como dudando de si decir "yo también". Interrumpo la discusión antes de que sigan hablando.
-Necesitamos ver a Dumbledore, él sabrá qué hacer.-Me levanto y empiezo a andar hacia su despacho con paso acelerado. Necesito alejarme de Luke, al menos por unos minutos.
-¡Annie, espera!-Grita Kurt. Me doy la vuelta para mirarlos.
-Id a clase, puedo sola.-Y echo a correr nada más pronunciar esas palabras. No paro hasta llegar al águila y empiezo a probar un montón de contraseñas absurdas hasta que alguna cuela. Me pongo en el primer escalón y respiro hondo. La cicatriz empieza a calmarse, y mi cabeza no me da tantos martillazos. Esa es una buena señal, dependiendo por dónde lo mires.
-Annie.-La voz de Dumbledore tiene un toque de sorpresa a pesar de su habitual calma. Se levanta, dejando la pluma en el tintero, y se acerca a mí.- ¿Ha pasado algo?
-Yo... casi pierdo el control en mitad de clase y...-De repente siento ganas de llorar y odio sentirme tan vulnerable, e incluso llego a sentirme estúpida por haber venido corriendo a donde Dumbledore.
-¿Te has tomado las pastillas que te dio el profesor Snape?-Asiento varias veces, notando el asqueroso sabor de la cápsula negra en mi boca. Consigo no hacer una mueca de disgusto.- ¿Y...?
-Llevo días, incluso semanas así.-Confieso entonces.- Pensaba que era cosa del tiempo que me pusiese mejor, pero noto que cada vez tengo menos control sobre mis poderes y me da miedo. Hoy... he pensado cosas horribles, director. Me he enfadado tanto, y por una tontería, pero he empezado a sentir como si algo dentro de mí me diese el poder para hacerle cosas que es mejor ni imaginar.
Trago saliva al notar que Albus no dice nada. Tan solo se dedica a observar mi cicatriz, como si supiese algo pero no exactamente el qué. Siento que una oleada de tristeza me invade todo el cuerpo y cómo el frío se instala hasta en las partes más recónditas de mi cuerpo.
-¿Cuántos pensamientos de ese tipo has tenido?-Pregunta entonces. Niego con la cabeza, mirando el suelo.
-Solo esta vez. Lo demás ha sido como notar una guerra en mi interior.-Miro mis manos, con las marcas de las uñas casi invisibles ya.- Como si solo quisiese hacerme daño a mi misma.
-Hablaré con el profesor Snape y veremos si podemos prepararte algo más fuerte sin que sea letal, aunque...-Me mira, y la calma de sus ojos azules está algo enturbiada. Eso me hace sentir algo raro, la sensación de que algo malo va a pasar.-...aunque no prometo nada, Annie. Tu poder quiere salir, y tal vez tengas que vivir con ello.
-¿Y si me mata?
-No lo hará. Solo te hará más fuerte.-Suspira mientras vuelve a su escritorio.- La magia no se puede reprimir, pequeña. Y el don que tienes no es algo... malo. Solo está visto como ello.-Se sube las gafas de media luna unos cuantos milímetros con ayuda del dedo.- La estamos reprimiendo para que no te acusen por lo que otros como tú decidieron hacer en la primera guerra mágica.
-Pero Voldemort les obligó a...-Lo miro, confusa. Este esboza una sonrisa triste.
-No a todos. Pero esa historia es cosa de otro día.-Se pone recto en la silla y me regala otra de sus sonrisas llenas de calma.- No vuelvas a clase hoy, descansa. Para mañana ya tendremos algo para ayudarte para controlarlo.
-Muchas gracias, Albus.-Le digo, con sinceridad en la mirada y gratitud impresa en mis palabras. Doy media vuelta para dirigirme a las escaleras.
-Annie.
-¿Sí, señor?-Me doy la vuelta. Este parpadea dos veces exactas y niega con la cabeza.
-Nada. Ve a descansar.-Asiento varias veces y bajo las escaleras en silencio.
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