19. Godric's Hollow II
Parpadeo lentamente y me doy cuenta de que, una vez más, estoy de vuelta en el mundo real. La cocina sigue destruida y oigo los pasos de Luke por el salón. Frunzo levemente el ceño, ya que le he dicho que él buscase por el piso de arriba. Termino restándole importancia y observo de nuevo la cocina. Me quedo quieta, mirando los muebles, las paredes, lo que sea, pues quiero saborear ese recuerdo aunque sea unos segundos más. Respiro hondo.
Tras acariciar la mesa donde se solía reunir mi familia me dirijo al piso de arriba. Las escaleras crujen bajo mis zapatillas e incluso me entra el miedo de que se vayan a romper bajo mi peso. El piso de arriba tiene peor pinta que el de abajo; el techo, al estar roto, tiene un agujero enorme por el que entra de todo: Ramas, hojas, polvo, incluso veo nidos de pájaros alrededor del agujero, aunque eso no ha sido el viento. Esquivo las cosas con cuidado, queriendo llegar a la habitación de mis padres. Por el camino veo otra puerta que hay al fondo: El despacho de papá. Miro alternadamente tanto una como la otra puerta de blanco desgastado y termino decantándome por el despacho. Rodeo más vigas, ramas y demás obstáculos. Giro el pomo de la puerta y entro sin hacer ruido, como no queriendo molestar al silencio, que lleva más tiempo que yo aquí dentro.
-Bien... papá, dime que sabes algo del libro de la vida.-Murmuro para después empezar a hojear en sus cajones. Encuentro papeles viejos, facturas y recibos que no me van a ayudar en nada. Estoy segura de que mamá y él, al ser aurores, tuvieron que tener alguna ficha de un misterioso libro llamado el libro de la vida. Aunque, mientras más lo pienso, menos sentido tiene. YO tenía la esperanza de que hubiesen tenido algo relacionado con el libro de la vida para justificar mi visita a Godric's Hollow, cuando simplemente quería volver a casa.
Lo has admitido, ¿eh?
¿En serio, Richard? Ahora no es el mejor momento para aparecer.
Cierro el cajón y observo el escritorio. Sonrío al ver una foto enmarcada de nuestra familia, junto a Remus, Sirius y Peter, y otra chica rubia que ahora no consigo ubicar. Sería alguna amiga de mamá. Acaricio el cristal, asombrada de que no se haya roto durante todos estos años, expuesto a las peores condiciones posibles. Observo el despacho. Lo cierto es que, a pesar de una grieta o dos y el polvo acumulado, esta habitación es de las que en mejores condiciones está entre los de toda la casa. Mi mirada vuelve a la foto. La saco del cuadro y la meto en mi mochila, en el diario de Lily, de forma que no se arrugue. Vuelvo a dejar el cuadro en la mesa y me acerco a las estanterías. Frunzo un poco el ceño al ver una caja de pinturas al lado de libros antiguos. Uno, o a papá aun le encantaba dibujar o dos, pertenecía a Harry o a mí. Lo dejo estar y centro la atención en los libros. Los hojeo de forma distraída hasta que encuentro uno que pesa menos que los demás. Una mueca se apodera de mi cara. Lo analizo desde todos los ángulos, confusa. Si el libro fuese fino, entendería que no pesase, pero lo cierto es que este tiene pinta de tocho...
-¡Potter, ¿has encontrado algo?!-Me grita Luke desde abajo. Alzo la mirada, acercándome a la puerta.
-¡Eso cr...-Todo el cuerpo me falla y caigo inconsciente al suelo. Bueno, mi cuerpo está inconsciente porque mi mente sigue funcionando y más rápido de lo normal. Intento moverme pero parece que haya perdido el control de mi propio cuerpo y...
-Pa...pá.-Mis ojos al final se abren de golpe, encontrándose con una luz más cálida, con un ambiente de ensueño y con mi padre sentado tras el escritorio, ceño fruncido, pelo desordenado y gafas de botella incluidos. Parpadeo lentamente y miro alrededor. Mi yo de tres años juega con un libro para colorear. Y digo jugar en vez de pintar porque está arrugando todos los papeles y no veo pinturas por ninguna parte. James alza la mirada al oír ese "papá". Se levanta del escritorio y se acerca a su lado, sentándose en la alfombra.
-Mi princesa, así no.-Coge el libro y pone bien las hojas. La pequeña mira con la boca un poco abierta. El hombre tan solo ríe al verla sorprendida.- Ahora, creo que necesitas unas cuántas pinturas.
Le da el libro al bebé mientras tanto y va a por una caja de pinturas que tiene encima de la estantería; la misma caja de pinturas que yo he visto antes solo que en condiciones óptimas. No puedo más que sonreír llena de tristeza al ver este recuerdo. Parece que mi mente quiere restregarme que nunca más podré sentarme a colorear con mi padre. James vuelve y se sienta para luego sentarla en su regazo. Pero noto como frunce el ceño. Agarra mis manitas y el avellana de sus ojos se llena de preocupación.
-Estás muy fría, princesa.-Se levanta con la pequeña en brazos. Pero ya es demasiado tarde. El hielo sube por la portada del libro, congelándola. Y no solo la portada, también la mano de papá al estar agarrando el libro. Mini Annie empieza a llorar al ver a James ponerse cada vez más pálido. Y yo solo puedo pensar "yo le hice esto a papá. ¿Quién me asegura que no lo vaya a volver a hacer a gente que quiero?". Retrocedo varios pasos, sintiendo algo en mi pecho que se expande cada vez más rápido. Miedo.- ¡Lily!
Oigo el ruido de las escaleras. Alguien subir a zancadas, a alguien abrir la puerta. Y al contrario que al principio, una especie de negras me traga poco a poco, de forma que pueda ver como el hielo sigue congelando a mi padre. Y para cuando me traga del todo, no sé si lo que he visto es real o tan solo producto de mi imaginación.
-¡Annie!-Grita Luke, sacudiéndome con fuerza. Y aun así su voz suena tan lejana...- Annie, por favor, no te mueras.
Empiezo a toser, como notando ceniza en mi garganta, algo arder dentro de mí.
-No me voy a morir.-Consigo articular. Me sorprendo al oír mi voz ronca y rasposa. Tengo la boca y los labios secos y aún me pesan los párpados.- Agua, por favor.
-¿Y de dónde saco yo agua?-Me pregunta en pánico. Yo toso otra vez.
-¡La mochila, idiota!-Suelto un gruñido, sintiendo que me arde aún más la garganta al intentar forzar la voz. Este asiente varias veces y sale pitando en busca del agua. Intento reincorporarme pero no puedo. Un calor agobiante me está llenando de nuevo. Tengo miedo de morir así.
Piensa de forma positiva, Annie. No vas a morir.
¿Desde cuándo eres el positivo de los dos, Finn?
Oigo a Luke correr por el pasillo, y no pasa más de un minuto para cuando lo tengo agachado al lado poniéndome la botella de agua en los labios. Doy varios tragos y tal vez sea mi imaginación, pero oigo como si el agua estuviese apagando las brasas de algún gran fuego.
-¿Qué ha pasado?-Empiezo a toser, soltando un montón de ceniza. Me quedo mirando el polvo cubrir mi ropa.- ¿Qué...?
-Sí, estás pelirroja.-Me corta él, ahora que al confirmar que sigo viva se ha calmado un poco.- La magia blanca...
-¿Te he hecho algo mientras...?-Dejo la pregunta en el aire. Este me mira y me enseña la mano, con la marca de la cicatriz impresa en la palma, aun al rojo vivo.
-Te he puesto la mano en la frente al ver que sudabas tanto, a ver si era fiebre o algo. Y pues sí que estabas ardiendo... pero de una forma algo más literal.-Vuelve a bajar la mano y me mira a los ojos. El verde de sus ojos aun tiene un punto de preocupación. Al verlo herido recuerdo cómo se congelaba mi padre y tengo que bajar la mirada para que no vea las lágrimas de mis ojos, aunque no sirve de mucho.- Hey, Annie, no pasa nada, ¿vale? Se me curara. Ahora puedo decir que la gran Annie Potter me marcó como el elegido.
Sonríe burlón pero con cariño y eso me hace reír un poco, negando con la cabeza. Me seco las lágrimas y suspiro hondo.
-Estás loco.-Me limito a decir. Este ríe un poco y se encoge de hombros.
-Las mejores personas lo están.-Me sonríe. Me quedo mirándolo.
-Eso es de un libro muggle. Alicia en el País de las Maravillas.-De repente Luke se pone muy nervioso y mira a la puerta.
-Deberíamos llamar a Cam. Se nos ha hecho tarde y debemos volver antes de la cena.-Me ayuda a levantarme y yo lo agarro del codo.
-Luke...-Empiezo a decir. Este me corta, otra vez.
-¿Al final has encontrado algo?-Su pregunta me hace recordar el libro tocho que no pesaba. Asiento lentamente y algo tambaleante me agacho y cojo el objeto, que ha caído unos metros más allá al haberme quedado inconsciente. Este lo mete en la mochila.
-Pesa poco para la pinta de tocho que tiene.-Comenta, frunciendo el ceño. Me encojo levemente de hombros.
-Por eso me hizo sospechar.-Miro la caja de pinturas, aun en la estantería. Parpadeo varias veces tras observarla detenidamente varios segundos y vuelvo la mirada a Luke.- ¿Nos vamos?
-Las damas primero.-Me dice, dejándome paso. Ruedo los ojos y salgo del despacho. Aun me cuesta un poco andar, por eso, una vez que hemos salido de la casa, Luke me pasa el brazo por la cintura y me ayuda a andar. Suspiro.
-Gracias, nariz torcida.
-Algún día admitirás que te gusta mi nariz.-Rueda los ojos. Sonrío levemente, observando su nariz con detenimiento. Hago una mueca. La acaricio.
-No, no creo.-Suelto una risita burlona que él responde con un bufido. Ambos esperamos a Cam en el cruce de antes, y a pesar de sus ojos abiertos en exceso, su sorpresa y su interrogatorio, conseguimos guardar el secreto de mi magia blanca. O eso creo, pues tengo la sensación de que él sabe desde que me ha visto con el pelo rojo y estos ojos naranjas que tengo algo que él ya había visto antes. No tardamos mucho en llegar al pequeño pueblito de Hogsmeade y yo me separo un poco de ellos para observar el libro bajo una de las farolas.
-Se parece a Fate.-Le susurra a Luke, cuando ambos creen que no los puedo oír. Algo en ese tono melancólico me hace saber que Fate es la difunta hermana de mi amigo.
-¿Por la magia blanca? Annie no la tiene.-Se limita a decir Luke.- Tienen sospechas de que sea metamorfaga.
-Venga ya, Luke. Eso colaría con cualquiera, pero no conmigo.-Cam lo mira tan fijamente que este aparta la mirada. El primero suspira y mira al frente.- Cuídala, hay mucha gente que aun los considera un peligro.
-Lo sé, Cam. Pero nunca me dejaría cuidarla. Prefiere apañárselas sola. Y es capaz de hacerlo.-Dice él con una risa. Pero no hay burla, tan solo sinceridad. Empiezan a andar, dando por hecho que los seguiré. Bajo la mirada a la portada, encogiéndome un poco. No soy tan "dura" como parezco. Aunque prefiero que crean eso a que me pueden aplastar como a un bichito.
-Incluso las personas más duras necesitan algo de ayuda.-Aunque la voz de Cam suene lejana, puedo entender esa frase con toda claridad gracias al silencio que reina en el pueblo. Alzo la mirada para observar a ambos alejarse. Empiezo a andar para no quedarme sola, pero tampoco lo suficientemente rápido como para cortarles la conversación. Aunque tampoco debería haberme preocupado mucho por eso: Tras las sabias palabras de Cam, nadie dice nada más hasta que llega la hora de despedirse y acabar con el pequeño viaje a Godric's Hollow.
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