18. Godric's Hollow
Me quedo mirando el cuadro del cesto de frutas unos minutos. Luke no se digna a aparecer (a pesar de que ya sean las siete y diez). En ese mismo momento el cuadro se abre de tal forma que termino de culo en el suelo, con las risas de nariz torcida como música de fondo.
-¡Idiota!-Suelto un gruñido, llevándome la mano a la frente. Un quejido se escapa de mis labios.- Jo, Luke.
-Perdona, perdona.-Va a ayudarme pero para de repente. Se me queda mirando con los ojos entrecerrados.- ¿Acabas de decir Luke y no un mote de esos que me hieren el corazón?
-No.-Contesto, algo seria. Me levanto sin su ayuda y termino sonriéndole.- ¿Nos vamos, nariz torcida?
Este alza una ceja pero yo empiezo a andar sin asegurarme de que me sigue. Observo el mapa del merodeador disimuladamente antes de guardarla de nuevo en el bolsillo de la chamarra. Miro a Luke, que sigue reorganizando su mochila mientras caminamos. Este, ni poniéndole el mapa delante de las narices, se enteraría de algo.
-¿Qué haces?-Le pregunto al ver su ceño fruncido. El chico no alza la mirada de la mochila.
-Buscar mi... varita... no la encuentro.
Intento aguantar las ganas de darle un sopetón al ver su varita detrás de la oreja. ¿Tal cual como algunas veces se ponen el lápiz los muggles sin darse cuenta? Pues así. Doy unos pasos hacia él, le quitó la varita con algo de fuerza y se la pongo delante de las narices. Su cara de desconcierto me hace hacer unos esfuerzos increíbles para no estallar en risas delante de él.
-Oh... se me había olvidado.-Lo coge, sin ser muy brusco, mientras noto sus mejillas tintarse de rojo. Meneo la cabeza con suavidad y empiezo a subir las escaleras para llegar al cuarto piso. Una vez hemos llegado allá, me acerco a un espejo que está medio disimulado en la pared izquierda y apoyo la varita en el cristal. Murmuro unas palabras que hacen fruncir el ceño a Luke y le dejo paso.- ¿Qué quieres que haga?
-Cruzar el espejo, obvio.-Sonrío de oreja a oreja. Este mira mi sonrisa, después el espejo, y así sucesivamente hasta parar otra vez en mi sonrisa.- Oh por dios, nariz torcida, no me digas que te da miedo.
-¿Cómo sé que esto no es una broma?-Me mira con desconfianza. Suelto un suspiro lleno de aburrimiento.
-Me estás ayudando para ir a Godric's Hollow. ¿Por qué narices te haría una broma ahora?
Mi argumento lo convence lo suficiente para acercarse al espejo. Va a tocarlo, pero su dedo se hunde en el cristal, que ahora es alguna sustancia entre líquido y sólido que podemos traspasar. Me mira con los ojos muy abiertos, pero yo simplemente lo agarro del brazo y lo arrastro dentro.
-Menos mal que eres nacido de magos, chaval.-Le suelto con evidente sarcasmo. Murmuro de vuelta las mismas palabras a la pared y doy tres toques para asegurarme de que ahora está solido como una roca. Apunto la varita al lado contrario y murmuro un lumos para alumbrar el camino.- Vamos, tenemos una hora y algo hasta llegar a Hogsmeade.
-¿Por qué te sabes estos pasadizos?-Me pregunta Luke, ya saliendo de su estado de shock.
-Porque una merodeadora siempre tienes sus trucos, pequeña serpiente.
No decimos mucho más en el camino. Él me da parte del desayuno que ha cogido en las cocinas, comemos en silencio y nos agradecemos sin decir palabra si uno de los dos tropieza y el otro lo agarra, o si la sed nos seca la garganta y nos tendemos la botella de agua. Tampoco es un silencio incómodo, todo lo contrario, se me hace extraño que pueda caminar junto a él sin discutir a cada estúpido detalle sin sentido. Cuando llegamos a la puerta de la bodega de las tres escobas, oímos que el bar ya ha abierto. Luke mira su reloj y me doy cuenta de que hemos tardado media hora más de lo habitual en llegar. Maldigo por lo bajo.
-¿No has dicho que el bar estaba cerrado?
-Hemos llegado con media hora de retraso.-Le explico, con una mueca. Cuando los ruidos cesan fuera abro la puerta con mucho cuidado y salgo al ver que no hay nadie. Nariz torcida me sigue en silencio. Conseguimos, aunque por poco, salir sin que nos pillen. Corremos por las calles vacías, por el asfalto que, extrañamente, no está cubierto de nieve. Nos escondemos en un callejón y respiramos hondo, intentando recuperar el aliento.- A partir de aquí es tu trabajo, Luke.
-Lo sé. Sígueme.-Salimos por el lado contrario del callejón, donde la calle se vuelve algo más oscura. Observo el alrededor con una mueca pequeña.
-¿Nuestro ayudante misterioso no será por casualidad una sombra?-Luke me mira con cara de póquer. Le sonrío levemente, burlona.- ¿Un espectro del más allá?
-Cállate, Potter.-Me medio gruñe. Voy a reír pero la risa se me atraganta al oír pasos. No dudo en ir a esconderme rápidamente hasta que me doy cuenta de que Luke va al lado contrario, justo de donde viene la figura. Me quedo mirándolos a ambos.- ¡Cam!-Exclama mi amigo (¿amigo?), corriendo rápidamente a donde él.
"Cam" es un chico que ronda los veinte años, tiene ojos azules y pelo negro desordenado, abundante. Abraza a Luke con fuerza y este no tarda mucho en corresponderle. Me acerco a ellos. El chico es más alto y delgado desde cerca.
-Pequeño Luke.-Le revuelve el pelo con mucho cariño, y para mi sorpresa, Luke no le mata por haberle destrozado su peinado. Y yo pensando que cualquiera que tocase ese pelo castaño sedoso y elegante (le estoy citando, antes de que nadie se precipite con sus conclusiones) terminaba en un agujero bajo tierra.- Me alegro de verte, chaval.
-Yo a ti, pequeño poeta.-Frunzo el ceño al oír ese mote. En ese mismo momento Luke y él centran la atención en mí. Alzo la mano como saludo.- Esta es Annie. Annie...-Mira a su amigo con cara de PREPARATE QUE VIENE ALGO GORDO.-...Potter.-Pronuncia mi apellido con una voz más grave de lo normal. Lo miro con cara de póquer.
-Un honor, Annie. Yo soy Cameron.-Me regala una sonrisa amable (¡tiene hoyuelos!) y me doy cuenta de que, debido a su cara redondita, tiene aspecto de niño si te paras a mirarlo bien. El castaño parece decepcionado por la poca sorpresa en la reacción de su amigo.
-Un placer.-Sonrío de forma amable.- Gracias por ayudarnos. Sabes que esto de ayudarnos no es exactamente...
-...legal...-Murmura Luke sonriente.
-... muy apropiado.-Termino yo. Cameron suelta una carcajada que me hace sonreír. Tiene una risa contagiosa.
-Sin problema. Siempre estoy dispuesto a ayudar a Luke y a sus amigos.
-¿Te ha dicho que soy su amiga?
-¿Podríamos ir ya, por favor?-Luke corta la conversación suspirando. Cameron nos indica como debemos agarrarnos a él de forma que la aparición no nos descuartice a ninguno de los dos. Gracias a dios, llegamos a Godric's Hollow sin problema, tras lo cual nos despedimos de Cameron y emprendemos la marcha.
Hace frío y se respira el ambiente navideño. Hay un gran pino decorado en medio de la plaza; las luces están apagadas porque es de día, pero la estrella, colocada como siempre en la punta del árbol, brilla muchísimo. Observo la estrella, el árbol, la plaza y las personas: Padres jugando con sus hijos en los trineos, a pesar de que este año no haya nevado y el sol caliente como si estuviésemos en otoño. Todo se me hace tan familiar... y no alcanzó a entender por qué, pues aunque quisiera, nunca he celebrado navidades parecidas al escenario que ahora mismo tengo ante mis ojos.
-Annie.-La voz de Luke me hace dar media vuelta y prestarle atención. Me acerco a él y observo el obelisco con los nombres de los caídos de guerra que está señalando... o al menos juraría que hace unos segundos lo era, pues ahora es una estatua. Una estatua de una familia. Un hombre de pelo revuelto con gafas que tiene en sus hombros a una niña pequeña riendo (esta también tiene gafas). A su lado, una mujer con melena y una cara hermosa y amable, con un bebé sentado en los brazos de su madre. Una sonrisa triste me surca la cara.
-Somos nosotros.-Murmuro. Nunca había visto esta estatua a pesar de haber pasado por la plaza un par de veces para ir a Godric's Hollow. No me sorprende mucho, la verdad: iba tan perdida que no estaba como para mirar estatuas. Los dos seguimos caminando, guiándonos por mi sentido de la orientación.
Sonrío levemente al ver la casa, la cual sigue en ruinas. Tiene peor aspecto que el año pasado. Me acerco al edificio con Luke al lado. Para acceder a la casa necesitas cruzar la verja que la separa de la calle; un pequeño jardín, ahora lleno de zarzas y otros tipos de flora salvaje se expanden alrededor de mi hogar, que cuenta con dos pisos (y el camarote) y que tiene el techo destrozado. Pisamos el deteriorado caminito de piedra y abro con suavidad la puerta de madera de roble de la entrada, que chirría y cruje al tenerlo todo tan oxidado y podrido. Debido al extraño sol que azota el día de hoy, los rayos se filtran por las ventanas de cristales rotos, dando algo luz al lugar. Aun así sigue teniendo un aire triste, melancólico. Falta vida en ella.
-¿Por qué sigue destrozada?-Pregunta Luke con delicadeza, cerrando la puerta (aunque no sirva de mucho).
-Porque Harry y yo somos, al menos cuando cumplamos dieciocho seremos, propietarios de la casa. Esto es, nadie puede tocar o alterar nada sin nuestro permiso.-Le explico, moviendo algunos trozos de cristal con la punta de la bota.- Pero nosotros no podemos decidir nada sin el permiso de nuestros tutores.
-¿Cómo sabes todo eso?-Me acuerdo del día en el que Remus se tomó una mañana entera de las vacaciones para explicarme el tema de la propiedad de arriba a abajo.
-Tengo mis fuentes.-Me limito a responder. Seguimos curioseando con cautela por la casa, como si tuviésemos miedo de molestarla.
-Exactamente, ¿Qué quieres encontrar?-Dice unos minutos más tarde. Miro alrededor, negando con la cabeza.
-Lo que sea relacionado con mis padres. Necesito algunas explicaciones que no creo que haya en ningún otro lugar.-Siento que tengo que ser sincera con Luke y lo odio mucho. Es mi enemigo de guerra, no un amigo... o eso creo porque ya dudo de todo.- O con el libro de la vida. Mi padre era auror, algo tendría que saber respecto al tema.-Luke se tensa unos segundos al oír el libro de la vida. Pero vuelve a relajarse, así que lo tomo como una paranoia mía. -Yo por abajo, tú por arriba.
Los dos nos dividimos. Me acerco a la cocina con cuidado, me apoyo en el marco de la puerta, y observo como todo está destartalado, roto. Me entra una tristeza al verlo todo así... pero algo interrumpe mis pensamientos. Parpadeo al notar como trozos rotos del suelo empiezan a alzarse en el aire, como si la cocina, por si sola, se estuviese reconstruyendo.
-¿Qué...?-Me pongo recta mientras todo se mueve rápidamente a mi alrededor, mientras las piezas vuelan a mi alrededor como si estuviesen poseídas, armando un estruendo increíble. Me cubro la cara con ambos brazos al sentir que algo me va a dar en la cara, pero no sucede. El silencio se apodera del lugar. Bajo los brazos poco a poco; la cocina no está destrozada, todo lo contrario, está tal cual como supongo que se construyó años atrás. Hay otro tipo de ambiente, siento esa vida de la que tanto carecía la casa cuando hemos entrado. Es entonces cuando oigo unos gorgoteos de bebé y una risa tan suave que casi me hace llorar. Me doy la vuelta rápidamente, encontrándome con una escena que me rompe el corazón. Mi madre (sin duda, es ella) tiene su pelo pelirrojo en una coleta y sus ojos verdes están clavados en un cuento infantil que le intenta leer a la patata que es el bebé que tiene en el regazo. Parpadeo varias veces, intentando ahuyentar las lágrimas.
-¿Ya ha conseguido entender lo que es un jobberknoll?-Pregunta un hombre entrando en la cocina.
-Papá.-Susurro, acercándome más a ellos. La pelirroja alza la vista.
-No, sigue fijándose en los dragones.-Suspira. Entonces entran otros dos hombres que no tardo en reconocer: Sirius, con el oscuro cabello tapándole los ojos grises, y Remus, quien se revuelve su cabello castaño con una sonrisa amable. Dios, que jóvenes. Sirius se acerca a Lily.
-¿Cómo quieres que se aprenda una criatura con un nombre tan raro, Cornamenta?-Se sienta en la silla de en frente y empieza a hacer muecas que le sacan risas al bebé.
-Si no lo hace, entonces sabremos que ha salido a James.-El comentario de Remus hace que mi padre lo mire ofendido y con la boca algo abierta, como un divo. Lily suelta una risa mientras deja que Sirius me coja en brazos.
-El padrino soy yo, Sirius.-Comenta lunático con una mueca. Este le sonríe burlón.
-Pero me prefiere.-En ese mismo momento, suelto un eructo e incluso algo de vómito. Black cierra los ojos y suspira, entre las carcajadas de Remus y James.- O eso creo.
-¿Dónde está Peter?-Pregunta mamá, cogiendo al bebé de nuevo en brazos. Sirius, mientras se limpia la chaqueta de forma distraída, mira a sus amigos, pues él tampoco lo sabe.
-Lleva desaparecido unas cuantas semanas.-Comenta Remus con aire algo ausente. Papá niega con la cabeza, suspirando.
-Espero que no se meta en líos.-Se limita a decir. Cuando noto que la temperatura empieza a bajar en la sala, miro directamente al bebé, lo mismo que los otros tres. Mamá lo abraza con ternura.- ¿Está bien?
-Sabes que cuando tiene ganas de llorar le sale el hielo.-Murmura ella. Se levanta y empieza a andar por la cocina, meciendo y dándole besos al bebé con cuidado. Con cariño. James se revuelve el pelo, en un gesto reflejo.
-Lo controlará, Cornamenta. Es normal no hacerlo cuando es un bebé.-Le tranquiliza Sirius, de forma amistosa. Pronto me doy cuenta de que se refieren a la magia blanca. Bajo la mirada al suelo, concentrándome en mis zapatillas. ¿Y si alguna vez les hice daño sin querer?
-Y si no, le ayudaremos nosotros.-Remus le pone una mano en el hombro a papá. Este le sonríe con cariño.- Tal como vosotros me habéis ayudado siempre a mí.
-Esto va a parecer una película disney.-Comenta mamá al ver a Sirius levantarse e ir a abrazarlos. Es entonces cuando el bebé se echa a reír, sacándole una risa a la pelirroja.- Entiende mi sentido del humor.
-Entonces está claro que no ha salido a James.
-¡Lunático, para!-Dice el aludido, suspirando de forma excesivamente dramática. Sonrío con nostalgia. Poco a poco el recuerdo empieza a convertirse en algo borroso, los ojos me pesan y por mucho que lucho para quedarme en esa realidad paralela, la inconsciencia me gana sin que pueda a hacer nada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top