CAPITULO 51
Manuel.
La cara desconcertada de todo mi equipo al ver los trozos, —porque eso no era ropa— del vestido que Annie cargaba la primera noche me da tanto asco y a la vez tantas preguntas que no se por donde comenzar.
—A ver,—intentó razonar Frank—: Eso llevaba puesto la víctima, ¿Correcto?—asentí—: Está mal hecho en primer lugar.
—No lo hizo una mujer,—habló Jerry, él fué el que nos sacó la mayor calidad posible de todas las fotos de la tela que tenía el forense—: Las mujeres por instinto tienen ese don de querer todo de una manera específica, bonita. Por decirlo de una forma.
—¿Conclusión?—pregunté.
Jerry me miró sorprendido, alzando los hombros.
—Primero,—movió la silla para ponerla cerca de la primera foto en la pantalla—: Jefe, mire las costuras.—hizo zoom—: Están tan mal hechas que puedo jurar que lo hicieron rápido.
—Además,—con la taza de café en mano, Frank se acercó a una de las últimas fotos de Annie ya impresas en la pizarra del fondo—: Ella creció, no pudo tener la misma ropa por tantos años.
Jerry suspiró.
—Jefe, si me lo permite..—alzó la mano para que lo viera, asentí—: La fábrica donde estaban, o bueno. Estaba la víctima no estaba en condiciones para mantener una higiene, tampoco una vestimenta. Todo eso fué improvisado.
—¿Pero la misma prenda?—intervino Frank.—: ¿Dónde está la demás? Incluso,—dejó la taza a un lado mientras yo me movía hacia la pantalla—: ¿Hay más?
Con esa pregunta rodeando por mi cabeza, le hice zoom a todas las fotos que se presentaron frente a mis ojos. Debió haber un punto donde creció tanto que como es tela, se estira. O si bien, se rompe.
Esté último no parecía tener mucho tiempo por lo que deducía que se la pusieron hace poco.
—La víctima presentaba signos de desnutrición, a pesar de que el cuerpo siga creciendo, las probabilidades de que haya aumentado de masa muscular están entre un mínimo más de la mitad.—habló Jerry de nuevo, tomando los resultados médicos de Annie.
Andrew ya se estaba tardando, le había llamado para que trajera a Annie hace ya una hora. Estar nosotros tres aquí mientras los demás están de turno, y sin víctima, ni pistas... Ésto estaba siendo imposible.
Unos toques en la puerta nos interrumpió.
—Oficial Green,—habló Amelia—: Lo buscan allá afuera.
Asentí mientras ella se despedía. Solté un suspiro deseando que fuera Annie, esperaba que después de haber estado allá se le hayan desbloqueado más recuerdos como los últimos. Haber descubierto la fábrica fué un gran indicio pero, aunque tengamos eso parecíamos como sino tuviéramos nada.
Mi ceño se contrajo cuando lo primero que ví fue a Annie señalando disimuladamente a una de mis colegas, cuando detallé era a Christina, la oficial que la había atendido la vez pasada.
Andrew asintió y se metió las manos a los bolsillos, cuando me vió levantó el mentón en forma de saludo. Sin embargo, su acompañante sólo me saludó con la mano.
—¿Lista?—al punto.
Ella me miró con duda.
—¿Para qué?—miré a Andrew pero no parecía impresionado, como si ya supiera—: ¿Las preguntas?
Asentí haciéndome a un lado para que ella pasará primero hacía el pasillo de aquella vez. Andrew se le iba a pegar atrás pero lo detuve colocando una mano en su pecho.
—Aquí por favor ninguno de tus showsitos de sobreprotección.—dije entre dientes, el rubio apretó la mandíbula—: Quédate aquí y ahora regreso con ella.
Quitó mi mano de su pecho y asintió, señalando una de las sillas que estaban frente al primer escritorio. Le di una última mirada antes de seguir a Annie que se encontraba en toda la puerta, sin pasar.
Cuando estuve a su lado la abrí y con un leve empujón la hice caminar hasta la sala de interrogatorios de la otra vez.
Frank ya me esperaba en ella cuando entramos. Annie lo reconoció dándole un leve asentimiento y sentarse del lado donde había una única silla.
Estaba cabizbaja.
—Bien, Annie, ¿Me recuerdas?—habló Frank.
—Si.
—Bien, te vamos a preguntar unas cosas que se nos están haciendo muy larga la espera para finalizar el caso.—sin sentarse tomó una de las carpetas, sacando fotos recién impresas del vestido que traía el primer día.
Annie tragó grueso cuando lo vio.
—¿Lo reconoces?—ella dijo que si—: ¿Es el primero que usas?
—¿Eh?—por primera vez alzó la vista.
—Annabelle, por lógica no podías traer la misma prenda de ropa tanto tiempo. La forma en la que no está tan rasgada nos hace pensar que te lo pusieron hace poco.
Por más que no me estaba gustando la forma en la que estaba llevando la conversación, estaba yendo directo al punto que era lo que me interesaba.
—¿Es posible que llevarás por más de una década el mismo vestido?
—No se, no..
—¿Hay más?—se enderezó completamente, Annie se tensó en la silla—: ¿Haz usado más de estos?—señaló la foto.
—Frank..—advertí, él me interrumpió.
—Puede-e ser, —tartamudeó—: No recuerdo que..
—¿Qué te hace recordar?—parecía molesto—: ¿Eh?
Annie se removió incómoda.
—No lo sé, estar en aquel lugar ayudó mucho pero...
—¡Ah! Bueno,—sonrió con ironía—: ¿Vamos de nuevo?
—¡No!—gritó Annie de una vez.
—¡Frank ya basta!—esto no estaba saliendo bien.
Él me miró con asombro.
—¿Basta de qué?—miró a Annie, desde la puerta podía ver cómo apretaba la tela de sus pantalones con fuerza—: ¿Qué te ayuda a recordar? ¿Estar a solas con tu querido protector?
Annie palideció.
—¡Andrew no tiene que ver!
—¡Si tiene que ver!—gritó, haciendo que ella lanzara un chillido de susto—: ¡Las respuestas están en tu cabeza pero no quieres colaborar para quedarte con él!
—¡Ahora sí, basta joder!—me lancé contra él empujando la silla metálica a mi paso. Annie gritó al mismo tiempo que Frank forcejeaba por liberarse de mi agarre en el cuello de su camisa—: ¡¿Qué te pasa pedazo de imbécil, está es la forma de tratar a una víctima?!
—¡Ella nos está impidiendo avanzar!
—¡Deja de decir estupideces que más de una vez dijo que ella no vio nada!—grité golpeando su espalda contra la pared.—¡Así jamás vamos a conseguir que hable!
Cuando quise voltearme a intentar calmarla, Annie ya no estaba. Miré para todos los lados antes de salir vuelto un rayo hacia la entrada donde había dejado a Andrew.
Una parte de mi se tranquilizó al ver que él tampoco estaba. Supuse de inmediato que se habían ido. Sin embargo, cuando veo al rubio de mi amigo salir de unas de las oficinas con un papel en mano y Christina a su costado la bilis me inundó la boca.
Tuve el descaro de hablar primero esperando que supiera la respuesta.
—¿Y Annie?
Él rostro de Andrew se descompuso por completo, mirándome con confusión.
—Green, estaba contigo.—por su tono, parecía que hasta él quería convencerse a sí mismo.
Mis manos fueron a dar a mi rostro y negué, sintiendo como todo el caso se me venía a abajo.
—No, salió corriendo. —miré a los costados de la comisaría—: Y no sé a dónde fué.
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¡Buenos días, tardes o noches! perdonen la demora.
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Un beso, recuerden que son lo más bello de wattpad❤
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