CAPÍTULO 25

Manuel.

El humo de mi café poco a poco se fue desvaneciendo en el transcurso de la mañana. Mínimo al día necesitaba 2, ahora con unos archivos imposibles necesitaba más de 5.

Mañanas, tardes y noches podría pasarmelas aquí sin preocupaciones, eso es lo que pasa cuando adoras lo que haces. Sin embargo, últimamente estoy aquí con la excusa de que tengo mucho que hacer.

Y es así, pero no tan exagerado.

Llevo unos días sin recibir alguna llamada de Andrew, tampoco un mensaje y mi orgullo no me deja romper esa tensión que se formó. Lo hago por su bien y no lo entiende.

Más de 20 hombres hemos estado moviendo cielo mar y tierra por tener noticias o indicios de como ocurrió, cuando exactamente y porqué le hicieron eso a una criatura menor de diez años. Todos los días veo a gente que no merece el título de ciudadano, sino de basuras ambulantes. Horas de mi vida han sido dedicadas a interrogar bastardos que no saben que hacer con su vida más que robar.

Annie se ha vuelto un caso grande desde que apareció con tantas magulladuras en su cuerpo, y peor aún, siendo menor de edad. Me pican los dedos por firmar la orden que me haga llevar al animal tras las rejas, pero eso no será posible hasta que haya más de dos datos personales.

Las prendas que cargaba encima ese día fue dada a los perros de busqueda, se han encargado de recorrer Nueva York de pies a cabeza, días y tardes de búsquedas en vano.

«Si ella corrió y escapó de su captor, ¿Dónde coño estaba?»

—Green—alcé la vista rápidamente al escuchar la voz de Frank.

—¿Diga?

—Al laboratorio—tras una rápida mirada supe que era urgente, me levanté de la silla y lo seguí.

Rezaba por tener algo bueno de los análisis que le habían hecho a Annie hace unos días hayan tenido frutos, algo bueno que nos diera alguna pista más.

Pero no.

Aquellos sólo revelaban lo obvio, desnutrición, falta de azúcar, las defensas bajas, informacion inútil.

—¿La drogaron en algún momento?—mi compañero le preguntó a la mujer que estaba de guardia en el laboratorio.

—No encontré algún indicio de toxinas extrañas en el exámen, es difícil saber a ciencia cierta que hay en su estómago o en su sistema no teniendo el cadáver aquí.

Fruncí el seño—: Ella no está muerta.

—¡Oh, lo sé!—una sonrisa de disculpa le adornó el rostro—: Es que es mucho más fácil con cuerpos que puedo analizar, no por una hoja de papel.

Asentí metiendo en mi chaqueta una copia de los resultados.

—¿Alguna pista sobre el residuo entre las uñas?

Frank alzó una ceja.

—¿Cuando se hizo esa recolecta?—me preguntó dejando con la palabra en la boca a la mujer.

—A la mañana siguiente de ser encontrada.

Sino daba muchos detalles mejor.

—Oficial Green...—habló la forense antes de ser interrumpida de nuevo—: De eso por los momentos no tenemos nada.

—¡Pero ya pasaron días!

«¿Cómo era posible que trabajaran tan lento?»

—Su compañero nos pidió que le dieramos importancia al examen.

Mi mirada se endureció rápidamente volteando a ver al castaño a mi costado. No dijo nada, sólo asintió estando conforme con aquella respuesta.

«Señor, dame paciencia»

—Por favor, necesito para hoy la respuesta a esos estudios—ordené antes de abandonar la habitación.

Regresé a mi escritorio deseando mandar todo al piso, pero no podía. No estaba en mi armar un escándalo por no poder resolver un caso en días, muchos de mis ex compañeros han tomado años en mandar a prisión a los culpables de muchas atrocidades, yo no sería la excepción.

Más horas de mi vida fueron utilizadas en tomar una foto de Annie y compararla con la primera lista que había sacado de posibles desapariciones en la cuidad, pero nada. Me estaba costando vidas asociar rostros, tomando en cuenta que pasó hace más de una década.

Cuando quedé sólo en el centro de información, suspiré y tomé mi chaqueta de la silla. Regresé mis pasos hacia el casillero y una vez con mi bolso en mano salí al estacionamiento, miles de dudas tenía en la cabeza y más de una sin resolver, no era de llevar los problemas a casa, pero éste caso me estaba consumiendo.

Mi fidelidad al comando estaba en juego.

Mi esposa estaba consciente de que no tenía un trabajo fácil, de que era alguien que había estudiado para esto y que estaba capacitado para esto y mucho más. Desde que no conocimos me ha dicho que soy un exasperante, un necio y un intenso, pero aún así no dudo en decirme que si al momento que me arrodillé con el anillo en mano.

No estamos esperando hijos por el momento, no quiero ser un mal padre y darle la visión de que nunca podré estar con él o ella en estos asuntos que me retienen de mi vida personal. Me casé joven, mis hermanos no estuvieron de acuerdo pero al ver que mi mujer de ganó el título de llevar nuestro apellido, la amaron.

Podré no ser padre, pero soy tío. Mi casa nunca está sola gracias a eso y, aunque sé que no es lo mismo, Elena, con el que estoy felizmente casado; me lo agradece. 

Dejándome caer en el asiento del piloto, cerré los ojos unos segundos para enviar toda inquietud hasta el fondo de la conciencia. Una vez con el auto encendido, estaba a punto de dar retroceso cuando mi teléfono sonó.

Estaba resignado a no querer hablar mientras conducía, no me podía dar el lujo de morir y que mis asuntos sin resolver le cayeran a otro. Así que lo tomé.

Mi entrecejo se arrugó cuando ví la pantalla iluminada.

"Llamada entrante de Rosalva..."

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Un beso, recuerden que son lo más bello de wattpad❤

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