CAPÍTULO 23
Annie.
Me habían traído ropa, no recordaba haberla visto en el bolso que había traído Manuel consigo al piso de Andrew, supongo que la habían sacado de otro lado. El pantalón de algodón gris que cubría mis piernas era bastante agradable con el frío de la habitación.
La camiseta del mismo material color blanco, sin embargo no era muy caliente. Mis pies estaban al descubierto por recomendación del doctor.
—Tus magulladuras tienen que cicatrizar por completo antes de poder cubrirte el pie con algún zapato—me había dicho el mismo del principio.
Tras una fuerte discusión por mi parte contra las enfermeras, terminaron llevándome a dónde me encuentro.
A mí costado estaba un librero, enorme para una habitación tan pequeña. Frente a mi estaba un gran escritorio de madera del mismo color oscuro que tenía el librero.
Estaba sentada en un sofá de cuero, sóla con las piernas juntas.
—Buenos días, cariño—saludó una mujer no más de 30 años mientras entraba a la habitación—: Te llamas Annie, ¿Verdad?
Asentí sin mirarla.
Colocó sus cosas sin decir media palabra más en el escritorio, agradecí que respetaba mi silencio.
—Bien, comencemos de cero, ¿Te parece?—arrastró la silla de detrás de su escritorio para ponerla frente a mi—: Mi nombre es Rosalva, trabajo para el estado específicamente en el área de servicios sociales,—se inclinó un poco a la izquierda para intentar conectar con mis ojos—: ¿Sabes lo que es?
Negué jugando con un hilo que sobresalía de la tela del pantalón.
—Bueno su definición es muy grande—dejó salir una pequeña risa—: Te puedo hablar de lo que vengo a hacer aquí, para lo que me llamaron para conocerte,—aclaró—: ¿Te parece si lo hacemos así?
Sentía que no tenía más remedió así que dije que sí.
Se aclaró la garganta—: Annie, el oficial Green es muy buen amigo, colega y lo conozco desde hace años,—juntó sus manos en sus rodillas—: Soy de confianza, no quiero que conmigo te sientas presionada.
Levanté la mirada con duda.
—Yo estaría en contacto contigo constantemente, podemos hacernos amigas si gustas,—«No, gracias»—: Mi trabajo está en no dejarte sin atención, por lo que pude leer acabas de salir de un.. —divagó, buscando la palabra adecuada—: Suceso muy lamentable.
No tenía nada que decir, tampoco que quisiera hacerlo. Ella lo notó.
—Te buscaríamos techo, un sitio donde puedas estar cómoda y te puedan alimentar, ayudar..—su tono transmitía confianza—: Incluso educar si gustas, ya que eres menor de edad.
En el poco tiempo que tenía libre, toda persona que se me cruzaba pretendía saber lo que es mejor para mí. Suponían que lo que yo quería iba más allá de lo quiero ahora.
No recuerdo muchas cosas, lo más fresco en mi memoria son los últimos días. La ansiedad, el miedo, el dolor y el pánico es lo más latente que tengo en la mente. Cuando intento recordar lo único que aparece es el color negro, en su mayoría muchas veces llegué a pensar que mis ojos quedarían sin ver nada, negros. Ciegos, a distancia gran parte de las cosas llegan a ser borrosas pero digo que es parte de lo mismo.
Por años quise volver a sentir calor, volver a sentir tranquilidad. Y cuando la tuve, sólo me duró dos días.
—¿A dónde iría?
Ella pareció sorprenderse con que le hablara, no esperaba que lo hiciera.
—Hay que buscar, al día de hoy hay muchos centros abiertos ahorita,—respondió rápidamente—: No es lo habitual pero, podemos ir a algunos y ver dónde te sientas más cómoda.
«Cómoda»
—Ya yo estaba cómoda—dije colocando una mano junto a la otra en mis rodillas.
—Cariño, los hospitales no son cómodos..
Negué, interrumpiendola.
—No hablaba de aquí—mi garganta la sentía seca.
De mi boca habían salido muy pocas palabras desde la última vez que ví a Andrew. Aquella mañana después que salió, no entró más.
Sólo Manuel iba y venía.
Le preguntaba y preguntaba por Andrew cada vez que lo veía, parecía cansarle pero siempre me respondió lo mismo.
—Está ocupado, Annie—dijo una y otra vez hasta que me cansé de preguntar.
Me costaba dormir, me costaba comer y lo único que me sentía que mantenía de pie era el suero que me inyectanban diario. Esta mañana me desperté y el doctor llegó con una bolsa con está ropa, me pidió que acompaña a las enfermeras hasta una habitación, que es donde me encuentro.
No ví más a Manuel.
—¿Y dónde?—creo que se hacía la tonta.
—Debe saberlo—aclaro antes de que pregunte nuevo.
Estaba segura que sino fué Manuel quien le dijo, en las fotos y papeles que había escuchado que tenían de mí debía decir dónde estaba.
Rosalva me miro recelosa, y lo supe. Ella sabía.
—Con el joven Reyes,—asentí de nuevo—: ¿Qué pasa con él?
Miré a mi alrededor sin saber que responder, tal vez si veía que no tenía palabras se resignaría y preguntaría otra cosa.
—Te haz sonrojado—murmuró pero como estábamos solas, lo escuché—: Annie quiero que me seas sincera en algo, ¿Está bien?
Asentí deteniendo mi atención en el librero, como si buscara alguno.
—De mujer a mujer, debemos estar claras y conscientes de que no podemos permitir de que algún hombre nos toque sin nuestro consentimiento..¿Él lo hizo?
Me giré hacia ella con los labios entreabiertos. Por primera vez hoy, busqué sus ojos.
—No,—reuní toda la seguridad que pude—: No me ha tocado.
—¿Segura, cariño?—preguntó pausadamente—: Créeme que me lo puedes decir, y hacemos algo...
—Señora,—la corté antes que siguiera diciendo lo que no es—: Andrew no sólo me ha encontrado y dejado quedar en su casa, me ha dejado saber que sólo quiere que sane,—no hacía falta que hablara duro, me escuchaba—: No me ha dejado sola y no espera nada de mi.
—Annie..
Negué, sin querer dejarla hablar.
—No me ha tocado,—dije con un hilo de voz—: No me ha hecho nada malo, sólo estar ahí,—apreté la tela del pantalón con mis dedos—: Para él no soy un objeto que nació para que le hagan exámenes o fotos de sus cicatrices—alcé los hombros—: Para Andrew soy una persona, una persona herida.
Cuando me concentré de nuevo en sus ojos, ella se mantenía en silencio. Atenta a mis palabras.
—Todo el mundo habla de la comodidad que necesito cuando lo único que yo quiero es estar tranquila,—el llanto amenazaba con salir—: Que me dejen de estar presionando.
—Es ayuda—comentó rápidamente.
Negué sintiendo las lágrimas caer.
—No la que necesito.
Instagram: heroscot_
Twitter: heroscotw
Tiktok: heroscot
Un beso, recuerden que son lo más bello de wattpad❤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top